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martes, 23 de junio de 2020

COVID-19 - EL DERECHO DEL TRABAJO Y LA SEGURIDAD SOCIAL FRENTE A LA EMERGENCIA QUE PROFUNDIZA EL COVID-19. - DOCUMENTO FACA


Las relaciones personales y profesionales con América Latina son enormes y fructíferas. En este período, los webminarios que han permitido el contacto y el intercambio de análisis entre los juristas del trabajo de ambos lados del océano han sido numerosos. La intensidad de la protección laboral y social frente a la crisis derivada de la pandemia han sido sin embargo diferentes en los distintos países. Entre ellos, el interés se ha centrado en Argentina, donde el gobierno de Alberto Fernández ha dispuesto una fuerte protección del empleo. La situación actual de la pandemia en este país refleja que el total de casos ascendió a 41.204, en tanto que los fallecimientos suman 992. Se trata obviamente de una situación más favorable que la que tenemos en España, aunque no están todavía en una fase claramente decreciente.

Es frecuente hacer comparaciones entre el marco regulador que se ha previsto en Argentina con el que se ha dispuesto en España. Por eso, ha parecido conveniente traer a esta página, la opinión publicada de un grupo de juristas del trabajo argentino, un colectivo formado por quienes representan desde luego un sector dinámico y progresista de los mismos, compuesto por grandes amigos y admirados colegas. Es un texto interesante que se ha publicado como un dictamen de la sección de derecho del trabajo y la seguridad social del Instituto de estudios legislativos (IDEL) de la Federación argentina de colegios de abogados (FACA), en un frente comú  entre todas las tendencias progresistas de este sector.


EL DERECHO DEL TRABAJO Y LA SEGURIDAD SOCIAL FRENTE A LA EMERGENCIA QUE PROFUNDIZA EL COVID-19.

1.- Las normas excepcionales, sancionadas con la invocación de la necesidad y urgencia motivadas en la pandemia causada por el COVID19, en relación a los derechos del trabajo y de la seguridad social, solo refieren en forma parcial a una realidad que con anterioridad a la declaración del estado de emergencia ya encontraba a las instituciones reguladoras de la cuestión social en una crisis. La economía del país endeudado y dependiente se encontró con este cuadro de situación:
 
- Cierre de empresas, con un creciente desempleo.

- El envilecimiento del valor monetario con particular incidencia en los salarios y su valor alimentario, a merced de una inflación incontrolada.

- El trabajo sin registrar o mal registrado en fraude a la legislación laboral y previsional.

 - Acuerdos de empresa y convenios colectivos a la baja, frutos del estado de necesidad y la extorsión a la que lleva la diferencia negocial de las partes con agravio del principio de progresividad.

- La violación reiterada de la normativa de seguridad e higiene por empleadores y aseguradoras, con consecuencias de enfermedades y accidentes sucedidos en ocasión de las prestaciones laborales.

- El fraude y la simulación en las relaciones de trabajo, operando en forma creciente, favorecidos por la tercerización de la empresa en abuso de la libertad de comercio e industria.

- La inexistencia de mecanismos institucionales de los trabajadores operando a partir de una democracia participativa como consejos de empresa y comités de seguridad e higiene.

- Las falencias del sistema de riesgos del trabajo que no cubre los requisitos de universalidad, solidaridad e igualdad mínimos. Es un seguro social obligatorio, pero no está “a cargo de entidades nacionales o provinciales con autonomía financiera y económica, administradas por los interesados con participación del Estado” como prevé la manda constitucional. - Los trabajadores sin acceso a prestaciones por los infortunios laborales alcanzan a una amplia franja de lo población económicamente activa.

- Las ART cubren daños tarifados referidos a salarios no reales en muchos casos, por cuanto la diferencia de lo no registrado es casi imposible de probar en sede administrativa, en la que se debe resignar derechos para poder percibir magras reparaciones en estado de evidente necesidad.

- Las enfermedades causadas o agravadas por el trabajo que son muchas más que las reconocidas como profesionales y dejan de ser reparadas, llevan a las víctimas a ser expulsadas del mercado de trabajo y rumbo a la marginación.

- La justicia laboral se encuentra rebasada, burocratizada y ha resignado competencias y funciones esenciales para cumplir con su cometido, que son indelegables para las Provincias.

2.- Operando a partir de una situación como la expuesta en el apartado precedente, las normas inspiradas en razones de salud pública (como el aislamiento, la limitación en la circulación, la veda de trabajo en numerosas actividades y el permiso de trabajo parcial y en turnos) impactan de tal manera en los sectores de trabajadores dependientes, que afecta los más elementales derechos humanos y sociales que garantizan los alimentos.

 3.- Este cuadro social agudizado por los efectos de la enfermedad incontrolada y las evitables que hemos dejado desarrollar con pandemias ocultas de acuerdo a una leal interpretación de los informes de la OIT, nos obligan a respetar:
 
a) El rol del Estado Social de Derecho, conforme al modelo constitucional y por sobre la ideología en poderosos países desarrollados inspirada en la llamada Revolución Conservadora.

b) La reconstrucción del sistema de la seguridad social conforme a las expresas disposiciones constitucionales, cesando la intermediación privatizada por medio de sociedades anónimas guiadas por su espíritu de lucro y la ley de la maximización de los beneficios, con respeto del derecho de daños laborales y complementando armónicamente esos derechos sociales fundamentales.

c) Coordinar la sanidad pública y las instituciones de la seguridad social, en un seguro nacional de salud, al que se subordine la actividad de la medicina privada, las obras sociales, las mutuales y las aseguradoras de riesgos del trabajo, priorizando la función de la medicina pública y la formación especializada y universitaria de los trabajadores de la salud.

d) La legislación social, corrigiendo las desviaciones de la misma y la jurisprudencia, realzando el rol de los principios generales del derecho social: protectorio, indemnidad del trabajador, progresividad, estabilidad, irrenunciabilidad, igualdad, no discriminación, libertad sindical y huelga, las reglas generales instrumentales de derecho propias del garantismo: “in dubio pro operario”, de la norma más favorable y el de su aplicación inmediata, de primacía de la realidad.

e) La aparición del Covid-19 ratifica la necesidad de salir del par accidente – enfermedad profesional, según regula el art. 6 de la ley 24.557, para comprender que el infortunio o siniestro laboral es el que obliga a otorgar resarcimiento al trabajador dañado por el hecho o la ocasión del trabajo. Conforme anteriores dictámenes de esta Sección, hechos suyos por el IDEL-FACA, la regulación que recoge esa dualidad favoreciendo una falsa antinomia en la Ley de Riesgos del Trabajo es la que permite en gran medida que las enfermedades laborales resulten desprotegidas.

4.- La situación particular de los sujetos que tutelan el derecho del trabajo y el de la seguridad social, de natural hiposuficiencia y cuya problemática se ve profundizada por la crisis mencionada en el primer apartado de este dictamen, obliga a advertir acerca de las sanciones administrativas y las normas penales dictadas en función del aislamiento. Los derechos humanos y sociales fundamentales de toda la población, en lo que hace a la preservación de la salud y vida, obliga a priorizar la especial condición de los más necesitados, por su carencia de recursos. La cuestión queda en evidencia frente a quienes no cuentan con una vivienda alguna (los desocupados “sin techo”), los que tienen una vivienda indigna e insalubre (por ejemplo, los habitantes de villas miserias) y quienes carecen de los mínimos medios de subsistencia por hallarse sin empleo o carentes de registración se quedan sin ingreso. Para este sector de la población las normas de aislamiento pueden tornarse de imposible cumplimiento e irrazonables, por razones de imperativa necesidad, viciando las sanciones administrativas y penales que no contemplen esa condición y en especial en relación al derecho al trabajo, cuando de él depende su alimento y el de su familia. Es decir, la subsistencia misma. Ello en un cuadro donde median normas penales en blanco, que no son materia delegable ni competencia asumible para el poder administrador. Teniendo en cuenta esa realidad angustiante, cuando se crean penas que alcanzan a los que cometen infracciones por tener que trabajar para subsistir y tienen cargas de familia, se los coloca en un dilema propio de elegir entre dos males. Si cumplen con las normas sanitarias, dejan de alimentarse y alimentar a su prole. Un orden disciplinario de ese tipo puede derivar en un castigo a la pobreza.

5.- La globalización de la economía en crisis recesiva y la revolución propia de la informatización y las comunicaciones, nos fuerza a probar como posibilidad que la historia nos brinda la validez real de los derechos operativos y programáticos que la Constitución Nacional enuncia en el art. 14 bis y en los Tratados de Derechos Humanos y Sociales (a los que hemos dado rango de supra legales). Siendo el pacto fundamental que nos ha regido, la hora de la crisis es el momento oportuno para dejar de incumplirlo, recogiendo de las instituciones que diseñó el camino de reconstrucción económica y social que no supimos recorrer para construir un auténtico Estado Social de Derecho, con el que estamos en deuda. En su esencia está la posibilidad de intentar superar pandemias y la esperanza de encontrar el remedio y las vacunas que nos faltan.

 Buenos Aires, 13 de Mayo del 2020.

Fdo. Ricardo J. Cornaglia, Juan J. Formaro, Juan I. Orsini, Juan Amestoy, David Duarte, Eduardo Curutchet, Carlos Vasquez Ocampo, Moisés Meik, Rolando Gialdino, Néstor Rodriguez Brunengo, Matías Cremonte, Horacio Meguira, Gastón Valente, Abel Mugni, Guillermo Pajoni, Guillermo Gianibelli y Diego Barreiro. 


(En la foto, dos gigantes del laboralismo argentino: Moises Meik y Pedro Kesselman)
Publicado por  
publicado en el Blogg de Baylos Grau en España



viernes, 19 de junio de 2020

BOAVENTRURA DE SOUSA SANTOS ---LA CRUEL PEDAGOGÍA DEL VIRUS - libro - TELETRABAJO, UN TRABAJO SIN DERECHOS'' ------METÁFORA BÉLICA ---LECCIONES Y ENSEÑANZAS DEL VIRUS ---LA NATURALEZA SE DEFIENDE ---MODELO DE DESARROLLO Y CONSUMO ---PANDEMIA INTERMITENTE ---VIRUS DE LA GLOBALIZACIÓN ---CAMBIAR EL CONSUMO Y ENERGIA QUE USAMOS ---REPENSAR LAS CIUDADES, URBANISMO ---EL ESTADO ES IMPORTANTE ---LA GLOBALIZACIÓN ES INSOSTENIBLE ---CAMPO POLÍTICO ---ESTADOS FALLIDOS ---NEO-LIBERALISMO ---CONFINAMIENTO Y CLASES SOCIALES ---EDUCACIÓN PRESENCIAL ---SOLIDARIDAD ---CAPITALISMO SALVAJE ---DESERTIFICACIÓN ACADÉMICA ---INTELECTUALES COMPROMETIDOS ---LA LUZ VIENE DE LA LUCHA SOCIAL ---NOTICIAS FALSAS

Covid-19, primera pandemia de la globalización”: Boaventura de ...


LA CRUEL PEDAGOGÍA DEL VIRUS - libro - TELETRABAJO, UN TRABAJO SIN DERECHOS''
Por: BOAVENTRURA DE SOUSA SANTOS
 
El sociólogo portugués publica 'La cruel pedagogía del virus', un ensayo en el que trata de dilucidar la dimensión social de la pandemia en un momento en el que el mundo ya daba signos de colapso.-

"El virus es un gran pedagogo", dice Boaventura de Sousa Santos, sociólogo portugués que prepara un ensayo sobre el coronavirus, 'La cruel pedagogía del virus', que edita Akal. 

Desde su posición de retaguardia, la que dice que deberían adoptar todos los intelectuales, trata de explicar su impacto en una sociedad que ya venía con algunas taras.

Boaventura de Sousa Santos está considerado uno de los grandes referentes de las izquierdas altermundistas, colaborador a lo largo de los años con distintos movimientos antiglobalización, organizador del Foro Social Mundial, al tiempo que ejercía de profesor e investigador en universidades como la de Coimbra, la de Wisconsin-Madison en Estados Unidos o la de Warwick, en Reino Unido.

---En líneas generales, ¿de qué nos habla en este nuevo ensayo sobre el coronavirus que está preparando?

--Quería contrastar el discurso de muchos políticos, que han utilizado la metáfora de la guerra, el virus como enemigo y los países en guerra. 

No me gusta ese tipo de metáforas. Primero porque es una metáfora bélica. Después, porque el virus está fuera de nosotros y parece que nos quiere destruir, pero la verdad es que nuestra vida no es posible sin virus ni bacterias. 

La mejor metáfora es la del virus como un cruel pedagogo. Esto nos lleva a que el virus nos da enseñanzas y lecciones, pero de la peor manera posible: matando. 

El virus es parte de los disturbios que estamos ocasionando a la naturaleza y ella nos manda señales. Esta es una señal de que la vida humana, que es un porcentaje mínimo de la vida del planeta, se está sobreponiendo a todo y la naturaleza se defiende.

--- ¿Cuáles son esas enseñanzas? ¿Qué podemos aprender del COVID-19?

--Son varias enseñanzas. La primera es que este modelo de desarrollo y consumo que tenemos está llegando a su final. 

Ya sabíamos por la crisis ecológica y el calentamiento global que había trastornos en la naturaleza. 

Esta pandemia es por eso, por un cambio brutal en los hábitats de la naturaleza, destrucción de bosques, de especies, explotación de petróleo, contaminación de agua… Eso está realmente llevando a la naturaleza a defenderse. 

La primera enseñanza es que o tenemos más respeto por la naturaleza o vamos a entrar en un periodo de pandemia intermitente. Esto quiere decir que saldremos un poco a la calle, pero vendrá una segunda ola de este virus, o de otros virus. 

Y luego está el virus de la globalización. La mal llamada Gripe Española tardó dos años en expandirse por todo el mundo, este lo ha hecho en tres meses.

---En la práctica, ¿qué tendremos que hacer?

--Lo primero que tenemos que hacer es cambiar la energía que usamos. También el consumo tiene que cambiar. 

Vamos a los centros comerciales como si fueran catedrales, y más de 20.000 personas circulan ahí. Eso son zonas de peligro ahora mismo y lo serán en el futuro. 

Por eso, tendremos que repensar las ciudades, el urbanismo, con comercios de proximidad y con centros comerciales de una dimensión más pequeña.

---Y políticamente hablando, ¿va a haber algún cambio de mentalidad? ¿vamos a repensar qué debe ser o qué debe hacer un estado?

--La enseñanza más obvia para la gente es que finalmente el estado es importante. Hasta ahora vivíamos en un mundo que nos decía que los mercados son los mejores reguladores de la vida social y colectiva. Llega la pandemia y los mercados desaparecen. La gente va a pedir protección al estado, pero no a un estado que reprima, sino a uno que proteja.

---¿Cómo se hace eso con una Unión Europea que sigue apostando por la no intervención?

--El problema es que en Europa no teníamos estados preparados para proteger, debido a todos los recortes de los últimos años en sanidad, educación, en todo. 

La Unión Europea es reacia a las ayudas públicas. La sanidad se ha privatizado en todos los países, en especial en España e Italia, dos países que han sufrido esto ahora con la pandemia. En Portugal, sin embargo, no teníamos esos recortes, y hemos sobrevivido mejor. 

La gran enseñanza es que los estados tienen que invertir en salud pública, porque eso no es un coste, es una inversión. 

Además, esta situación de globalización es insostenible. No podemos seguir así, con países europeos que no fabriquen mascarillas o guantes, que todo venga de China. ¿Y si hay un problema en China? 

Hay bienes esenciales que todos los países tienen que producir para ser autosuficientes. Por no hablar de países que se quedaron sin poder alimentar a su gente porque no producían suficiente. Eso tiene que cambiar, la agricultura tiene que estar protegida, tenemos que evitar la gran agricultura industrial de Andalucía o el Alentejo.

---¿Va a crecer la derecha y la extrema derecha tras esta crisis?

--Hay que repensar mucho las cosas. También en el plano político me parece que hay enseñanzas muy potentes. 

En general, hemos visto cómo los gobiernos más neoliberales están defendiendo peor la vida humana. 

Estados Unidos es un estado fallido ahora mismo, un país de desastres, además con una crisis racial. Brasil es otro. Inglaterra también. 

Los más neoliberales, independientemente del grado de desarrollo que tuvieran, decidieron que la economía era más importante que la vida. 

Empezaron con esa primera fase negacionista, diciendo que el virus era como una gripe y nada más. Murió mucha gente y esas muertes se podían haber evitado. 

Portugal fue muy rápido a la hora de decretar el confinamiento. Suecia decidió no hacer confinamiento y ahora tiene problemas, a pesar de ser un país muy desarrollado. 

Los gobiernos de derechas y extrema derecha son los que han protegido peor a los ciudadanos. India es otro caso dramático. 

Muchos gobiernos han aprovechado el virus para concentrar poder autoritario, es el caso de Hungría, Polonia, Ghana, Colombia... todo esto nos muestra que la extrema derecha es muy buena para destruir y muy mala para construir. 

Me sorprende que en España la derecha siga con una agresividad tan grande, cuando están viendo que en el resto del mundo han salido desprestigiados por eso mismo.

---¿Nos va a llevar el confinamiento a un individualismo mayor o vamos a apostar por la solidaridad, después de los aplausos diarios a médicos y trabajadores?

--Es interesante porque es muy ambigua esta situación. Por un lado, sabemos que la cuarentena fue cumplida por quien pudo. La mayoría de la población del mundo no pudo hacerlo.

La OMS hizo las recomendaciones pensando que hay clase media en todo el mundo, pero no es así.

¿Cómo iban a confinarse la gente de las favelas? ¿O de las barriadas periféricas de las ciudades cuando diez personas viven en la misma casa o barraca? 

Pero es verdad que realmente la cuarentena nos ha protegido del virus, pero ha provocado bastantes peligros. 

Las mujeres han sido víctimas de este confinamiento, porque la violencia contra ellas ha aumentado en la pandemia. 

Francia es uno de los casos más graves, donde más ha subido la violencia. Surge el machismo, la gente convive todo el tiempo en casa y surge el feminicidio. 

Por otro lado, padres más jóvenes que no tenían tiempo para sus hijos, han tenido tiempo para estar con ellos y eso ha sido positivo. También hemos visto que podíamos entretenernos sin ir al centro comercial.

---¿Ha sido el teletrabajo una posibilidad o un regalo envenenado?

--Los peligros son que las empresas están pensando que el teletrabajo es la solución y el teletrabajo es un trabajo sin derechos. 

No sabes cuántas horas extras haces, tienes que dar una atención muy grande y cuesta diferenciar qué es tiempo libre y qué es trabajo. 

Luego está la educación. Las empresas detrás de la educación ya están pensando que será un negocio rentable hacerlo todo por internet, pagando menos profesores, infraestructuras, etc. 

Esto es peligroso, la enseñanza no es solo currículum, también es interacción entre los estudiantes. Necesitamos una educación presencial.

---En cuanto a la solidaridad, ¿es de verdad o ha sido más un gesto pasajero?

--Una de las cosas en las que estoy trabajando es mirar el surgimiento de la solidaridad de las comunidades, sobre todo en las más empobrecidas. También se ha dado de las clases medias hacia las vulnerables. 

Los ricos no, no se hacen solidarios, están preocupados por sus negocios. 

He detectado bastante la reactivación de movimientos sociales, sobre todo en América Latina. Se han organizado los barrios, los vecinos, cuidando de la gente, buscando médicos, distribuyendo comida. 

Hemos visto carteles en las ciudades chilenas de "prefiero morir contagiado que de hambre”. 

Este capitalismo salvaje nos ha traído a esta situación. Este modelo de privatización de todo y de polarización de la pobreza es repugnante. 

Si te fijas en una ciudad, por ejemplo, Sao Paulo, las cifras de mortalidad en una barriada suben hasta el 60 por ciento de los contagiados. Si vas a un barrio de clase media y alta, la tasa de mortalidad es del 2 por ciento. Los vulnerables están muriendo mucho más. 

Este virus está agravando las venas abiertas, no solo de América Latina, sino del mundo, que muestra toda la desigualdad que existe. Pero hemos visto cosas buenas, los médicos, que se arriesgaron a morir por curar a la gente.

---Hace unos años decía que la tragedia de nuestro tiempo es que la dominación está unida y, sin embargo, la resistencia fragmentada, ¿Lo sigue pensando? ¿Hemos podido construir una resistencia durante el cOVID19? ¿O el peligro es que esa residencia la está llevando a cabo la extrema derecha?

--Una cosa que nosotros hemos aprendido, incluso antes de la pandemia, es que la calle y las protestas no son monopolio de las izquierdas. La calle puede ser de extrema derecha. Lo vimos en la India, en Brasil, en Estados Unidos con los supremacistas. Por eso no hay un monopolio. 

Una de las disputas políticas después de la pandemia es la narrativa para ver si la derecha sale fortalecida o no. 

La experiencia de los países está clara, pero la derecha tiene instrumentos muy fuertes de agresividad, de una actitud antidemocrática. Lo vemos en España con Vox, que utiliza lo que sea para ganar votos. 

Las protestas antes de la pandemia también han sido de izquierdas, no en Europa, pero sí en Líbano, en Chile. 

Obviamente, pienso que la resistencia sigue fragmentada, me parece que cuando las cosas son más graves surge un poco más de unidad. 

En este caso esto ha pasado en Estados Unidos, con la crisis racial, que es una crisis de clase, porque en Estados Unidos clase y raza van juntos. 

Teníamos a Bernie Sanders que fue neutralizado por la política americana, hubiera sido un buen candidato, un socialista moderado. 

Lo que está claro es que cuando una pandemia agrava las desigualdades sociales, agrava el racismo y el patriarcado. 

Ahora veremos si aprendemos de esto y unimos las luchas sociales. Es difícil porque los movimientos están muy vinculados a identidades y a temas sectoriales, feministas, antirradicales y los partidos de izquierda han mirado solamente a los derechos laborales, que obviamente son importantes, pero nunca profundizaron en la lucha anticolonial y la lucha de las mujeres. Fue algo secundario en los sindicatos.

Este va a ser un tiempo largo, pero la epidemia debe unir las luchas.

En ese caso, lo más positivo es la propuesta de la asamblea constituyente en Chile, porque es feminista, anticapitalista y plurinacional, porque incluye las protestas de los Mapuches. 

En Europa no veo tan fuerte ahora mismo esa unidad. Ojalá la hubiera porque eso nos daría la oportunidad de encontrar una solución distinta de la que tuvimos a la crisis en 2011.

---Menciona en el libro que hay pocos intelectuales públicos y menciona a dos de ellos, Agamben y Zizek, que se han precipitado en sus análisis sobre la crisis. Lo cierto es cuesta encontrar a intelectuales comprometidos con los problemas actuales...

--Hay una desetirficación de académicos, porque hubo intento de controlar la universidad a través de una infusión de valores de mercado y capitalismo. 

Los profesores tienen una presión por publicar, les dicen que no deben preocuparse por causas sociales, y nos piden que publiquemos en inglés. 

¡Es una locura! ¿Cómo puedes crear intelectuales públicos comprometidos con su país, si ni hablan la lengua de su gente? 

Luego cuando hay intelectuales comprometidos se les lincha, eso ha pasado en España. 

Y hay otros que les gusta mucho lo de las teorías de vanguardia. Se acostumbraron a ser la luz de la humanidad. 

Nosotros no somos luz de nada, la luz viene de la lucha social, nosotros somos sombras que debemos seguir esa luz. 

Yo soy un intelectual de retaguardia, que trabajo con los movimientos sociales, los indígenas. La gente quiere que le hablen en una lengua que entiendan. 

En el caso de Agamben salió con la idea de que el confinamiento era utilizado por el estado para reprimir. Puede que en algunos casos haya sido así, pero la gente en este tiempo excepcional ha buscado la protección en el estado, el confinamiento ha protegido a la gente. Llegó a escribir un primer texto en el que decía que la pandemia era inventado por el estado italiano. ¡Es una locura, no se puede hacer eso! Luego rectificó. 

Y Zizek dijo que la pandemia daba la oportunidad para el comunismo global. Vamos a ver, hay que estar con la gente, que quiere una vida mejor, una salud pública, y es cierto que formulan una forma de comunismo en sus peticiones, pero no teorizan sobre ello. La cultura tiene que ser más responsable y menos elitista.

---¿Y qué hacemos con las noticias falsas? ¿qué pueden hacer los intelectuales?

--Claro, es que muchas veces los intelectuales deben saber que esa gente es víctima de las noticias falsas, una cosa que tendremos que atender en el futuro porque las derechas van a ganar en Europa gracias a las fake news. 

Steve Banon ha creado todo esto, el gran teórico de la derecha americana. Aquí está intentando en Europa hacerse fuerte con los Salvini o los Orban, y ese peligro en Europa yo lo veo con mucha preocupación. No podemos despertar esas fuerzas neofascistas. Nosotros en Portugal y España, que vivimos una dictadura tan larga, tenemos que estar atentos.

Parte del gobierno de España, le han usado como referencia intelectual. No sé si siente cierta responsabilidad, y cómo cree que lo están haciendo

Yo escribí un libro hace un tiempo titulado Izquierdas del mundo, uníos. Es un poco mi preocupación, que las izquierdas no se unan con la derecha, sino entre ellas. El PSOE es un buen ejemplo de esto. Tengo amigos en Unidas Podemos y también en el PSOE. Tenéis a un intelectual como Castells y muchos otros ministros y ministras, muy interesante. Para mí la idea es que nos podamos unir, sin perder la identidad. Hay que ser pragmáticos, pero no vender el alma.

En España es buena noticia la aprobación de la renta mínima y me quedo con la idea de que la unidad no hace perder el alma y la identidad de las izquierdas.

La situación es muy difícil. Tienes a una derecha muy agresiva. Además de que vienes de una transición muy mal hecha, basada en el pacto, a diferencia de lo que pasó en Portugal donde hubo revolución, y eso se paga. 

Están los intereses económicos y la gestión de las nacionalidades, que el estado no ha sabido muy bien tratar democráticamente. Evidentemente, hay problemas, que son los que han dificultado la unidad de las izquierdas, pero esa disputa política va a seguir después y ahí habrá enfrentamientos y la derecha pedirá represión, que es lo que quiere. 

Hay otro problema en España que es el sistema judicial, conservador y monárquico, lo que no hace que espere cosas buenas en un futuro, porque creo que el sistema judicial puede ser utilizado para parar medidas de calado en España.


Herramientas para pensar la globalización, el capitalismo y la ...

jueves, 18 de junio de 2020

THOMAS PIKETTY: "UN IMPUESTO A LOS RICOS ---ES POSIBLE REDUCIR DESIGUALDAD SIN MODIFICAR EL SISTEMA ---CAPITAL E IDEOLOGÍA, LIBRO ---DESIGUALDAD Y CAMBIO CLIMÁTICO LOS PROBLEMAS MÁS ACUCIANTES ------CONCENTRACIÓN DE RIQUEZA ---MOVILIDAD SOCIAL ---HIPERCAPITALISMO DE LOS PARAISOS FISCALES ---CRISIS FINANCIRA DEL 2008 ---GLOBALIZACIÓN ---1% MÁS RICO ES CADA VEZ MÁS RICO ---SE PUEDE REDUCIR PROBREZA GLOBAL ---FÁBULA DE LA MERITOCRACIA ---ACUMULACIÓN DE PROPIEDAD ES SIEMPRE UN PROCESO SOCIAL ---VISIÓN MONÁRQUICA DE LA ECONOMÍA ---AL CRECER LA DESIGUALDAD DISMINUYE EL CRECIMIENTO ---PARTICIPACIÓN DEL ESTADO Y LOS TRABAJADORES EN DIRECCIÓN DE LA EMPRESA ---NECESIDAD DE QUE CIRCULE EL PODER Y LAS IDEAS ---PROPIETARIOS DEL MUNDO





THOMAS PIKETTY: "UN IMPUESTO A LOS RICOS DEL 6% NO ES SUFICIENTE, ¿QUÉ TAL UN 90%?"


El economista francés recuerda que reducir la desigualdad es posible sin modificar el sistema. "En Estados Unidos, entre 1930 y 1980, es decir, durante la mitad del siglo, de media, la presión fiscal fue del 82%. Aparentemente, esto no destruyó el capitalismo americano", sostiene.

 

Madrid - 17/12/2019 - 12:14 h. CET


El economista francés especializado en distribución de la renta y desigualdad económica Thomas Piketty presenta su último libro, 'Capital e ideología' en Hora 25 de los Negocios.


---Dice que la desigualdad es el mayor problema global al día de hoy… más incluso que el calentamiento climático ¿por qué?

--Bueno, creo que ambos. El cambio climático y la desigualdad son los dos problemas más acuciantes de nuestro tiempo, y creo que están muy interrelacionados porque no seremos capaces de resolver el problema del cambio climático si no reducimos la desigualdad. 

Creo que la idea de tender a un uso más moderado de la energía sin moderar la desigualdad es una ilusión porque no seremos capaces de pedirle a los que ganan menos y a los grupos de ingresos medios que cambien su forma de vida si los que más ganan siguen consumiendo a lo loco y generando muchas emisiones de carbono. 

Ambos problemas han de ser resueltos a la vez; por supuesto, la desigualdad es un problema anterior, ha sido uno de los grandes asuntos de la historia mundial en todas las sociedades desde la Revolución Francesa, y antes incluso: a lo largo de la historia, siempre ha habido una búsqueda de la justicia, de la igualdad; y ésta es la historia de la búsqueda de una sociedad más justa, y de la organización de una forma mejor de distribuir la propiedad, los ingresos, la educación y la riqueza. Estas son las historias que analizo en este libro.


---Desigualdad ha menguado en el último siglo de manera muy notable… con ciclos de reducción entre 1950-1980, aumento a partir de 1980, contracción hasta 2008 y aumento de nuevo a partir de 2008. ¿No es normal? ¿Por qué debiera preocuparnos esta vez? ¿Por qué es diferente?

--Bueno, lo primero, creo que a largo plazo se va reduciendo la desigualdad. Creo que no podemos olvidar que, a pesar del aumento de la desigualdad que se produce desde los 80' y los 90', al final, hoy en día, tenemos en las sociedades europeas menos concentración de riqueza e ingresos de las que había por ejemplo hace un siglo, en vísperas de la primera guerra mundial, o en el siglo 19. 

Así que hay una evolución a largo plazo hacia una menor desigualdad, y este proceso de reducción de la desigualdad en el siglo 20 ha sido un gran éxito; tenemos que recordarlo: hay más movilidad social, más grupos que pueden acceder a la educación pública y a la propiedad, pese a las limitaciones a la difusión de la propiedad… Ha habido varios éxitos, que además son los que han traído más crecimiento económico y más prosperidad.

El problema es que este movimiento se ha visto interrumpido en los 80 y en los 90, después de que se produjesen dos hitos políticos: el auge del reaganismo en Estados Unidos (y en menor medida en el Reino Unido y Europa), y la caída del comunismo de tipo soviético, que contribuyó a un gran movimiento ideológico en sentido contrario que ha ido demasiado lejos. 

Por ejemplo, los vemos en la Rusia poscomunista y en la China de hoy en día, que se han convertido en los mejores aliados del hipercapitalismo, de los paraísos fiscales y de la opacidad fiscal. Creo que lo que estamos viendo hoy (especialmente desde la crisis financiera de 2008) es que esto ha ido demasiado lejos, y de que está amenazando la aceptación social de la globalización y del capitalismo moderno, y creo que hay formas de continuar con el proceso de reducción de la desigualdad, que en mi opinión no debería de haberse parado, y creo que podemos regresar al camino hacia una sociedad más justa.


---Curva del elefante ¿qué refleja? ¿Qué significa?

Si nos fijamos en la distribución del crecimiento económico en el mundo entre 1980 y 2018, es muy sorprendente ver que la mayor subida de ingresos se da tanto en la parte de abajo como en la parte de arriba, y no en el medio.

En otras palabras, hay dos evoluciones contradictorias. Por un lado hay una reducción de la desigualdad entre los que menos tienen y los de en medio; y por otro, un aumento de la desigualdad entre los de en medio y los que más tienen.

Esto se produce porque, por la parte de abajo, hay países emergentes como China e India a los que les ha ido muy bien y que han conseguido reducir la desigualdad entre algunos grupos sociales de estos países y los grupos de abajo e intermedios de otros países del Norte. Al mismo tiempo, a los grupos de más arriba en el Norte y a los grupos que más tienen en China, Rusia y Oriente Medio les ha ido todavía mejor que a los de grupos más bajos.

El problema es que, como ambas cosas han sucedido a la vez, cuando se debate sobre la globalización, algunos sólo quieren fijarse en uno de estos hechos, y otros sólo quieren fijarse en el hecho contrario. Así que algunas personas dicen: "fíjate, hay una reducción en la desigualdad por abajo gracias a los países emergentes: esto es en lo que hay que fijarse, no importan los de arriba"; y otras personas dicen: "no, sólo debemos mirar a los de arriba".

Lo que yo creo es que ambas partes del proceso son ciertas, y desde el punto de vista macroeconómico ambas son importantes. La parte de los que más tienen es muy importante: si analizas el porcentaje de crecimiento macroeconómico global en el mundo entre 1980 y 2018 que ha ido al 1% que más tienen, es mucho más (un 27%) de lo que ha ido parar a la mitad de la población con ingresos más bajos (que sólo han recibido un 13%). Es decir, lo que se va al 1% más rico es el doble de lo que ha recibido el 50% por ciento con menos ingresos.

Así que no podemos decir, "esto es una cosa de unas pocas personas muy ricas, es todo simbólico, qué mas da". Nos tiene que importar porque podríamos haber reducido la pobreza global mucho más rápido si hubiéramos conseguido que los que tienen más hubiesen recibido un porcentaje un poco menor. 

Algunos dirán: "no, tendrían que haber recibido un porcentaje más alto los que más tienen para conseguir un crecimiento mayor"; para mí esto no tiene mucho sentido. Si comparas los países entre sí, no está claro que los países dónde los de arriba han conseguido ganar más tengan un mayor crecimiento. En todo caso, los números son muy grandes y muy precisos en la globalización de las décadas más recientes.


---La fábula de los méritos, el relato de los méritos no explica la acumulación de riqueza. ¿Cómo no? Grandes fortunas son las de las .com

---Es siempre muy tentador para los ganadores del juego económico, del juego de la educación, decir que todo depende de sus méritos, de su esfuerzo, etcétera. No estoy diciendo que estén equivocados al 100%, a lo mejor solo un 95%, no lo sé.

Lo que sé es que si miras a la conexión entre los ingresos familiares y la probabilidad de acceder a universidades o instituciones educativas de élite, están muy relacionadas. Yo incluyo una gráfica en el libro que muestra cómo en los EEUU si los ingresos familiares están entre el 20% de los más bajos, tus probabilidades de acceder a una educación superior son de un 20% o un 25%, mientras que si están entre los más altos, son de un 95%.


---Las mayores fortunas no existían hace 30 años. No son herencias esas fortunas, no son un privilegio heredado sino una fortuna construida, conseguida, conquistada… Microsoft, Google, Amazon. No son herencias…

---Sí, tienes razón. Podrías mencionar también a los oligarcas rusos, que no heredaron porque no había propiedad privada en la Unión Soviética hasta 1990. Tienes toda la razón. Pero el hecho de que [su fortuna] no haya sido heredada, ¿implica que es justa o que están en un nivel adecuado? Esto lo vemos claramente cuando hablamos de oligarcas rusos, nadie pensaría que es justo. Pero todo cambia de repente si hablamos de milmillonarios californianos. Todo el mundo dice "oh! Pero no es suficiente, deberían ser aún más ricos". Así que, ¿dónde pones el límite?

El hecho de que seas bueno cuando cumples 30 no significa que debas ser el único que toma las decisiones en una gran corporación con centenares decenas de miles de trabajadores cuando cumples 50 o 70 o 90. 

Hay decisiones muy difíciles de tomar y creo que es un poco ridículo imaginarse a un solo individuo como si fuera un Dios que va a poder tomar todas las decisiones correctas durante toda su vida. 

Creo que vivimos en una sociedad muy educada, en la que mucha gente tiene un alto nivel educativo. Mucha gente ha contribuido a estas fortunas, no es como si Bill Gates inventara un ordenador solo. Hubo muchos científicos informáticos a los que no extendemos un cheque por sus artículos, artículos muy importantes, que sirvieron para el desarrollo de la tecnología informática moderna.

Por lo tanto, la acumulación de propiedad es siempre un proceso social que incluye a muchos actores sociales y grupos diferentes. 

Por eso necesitamos tener una discusión democrática, un debate social, sobre los niveles justos de concentración de bienestar y propiedad. Los milmillonarios deberían de mantener algo de su renta, pero ¿todo lo que tienen hoy? ¿Esa es necesariamente la mejor solución? 

Hoy tenemos fortunas individuales de 1 billones de dólares o de euros... ¿Hasta dónde se supone que pueden llegar? Creo que es increíblemente naif pensar que la mejor solución es que no haya ningún límite. Especialmente en ámbitos como el monopolio energético, los privilegios fiscales y optimización de impuestos que vemos en este nivel de fortunas.


---Hablemos de fiscalidad. Usted ha propuesto un impuesto del 90% ¿No es un incentivo a “no crear”? Si el Estado se queda con el 90% de mi riqueza, ¿no es eso un desincentivo?


--Bueno, primero, si es un 90% de 100 mil millones de euros, aún tienes 10.000 millones de euros para ti, y esto todavía es un gran incentivo para hacerse rico. 

Tienes que darte cuenta de que la mayoría de emprendedores no son milmillonarios y, pese a ello, trabajan muy duro y para hacer innovaciones muy importantes. La mayoría de emprendedores son felices acumulando un millón o cinco millones, que ya es mucho dinero. Es realmente mucha acumulación para la mayoría de los emprendedores y ellos trabajan muy duro.

Creo que la idea de que, para tener una economía eficiente, necesitas concentrarlo todo en un pequeño grupo de milmillonarios que tomen todas las decisiones, es una visión en parte muy monárquica de la economía. No es muy adecuado para nuestro sistema económico moderno, que requiere la participación de un grupo más amplio, formas mucho más inclusivas que un pequeño grupo de héroes.

Además, nosotros ya hemos tenido tasas de impuestos del 90% o del 80% en el pasado. Si tomas el caso de Estados Unidos, entre 1930 y 1980, es decir, durante la mitad del siglo, de media, la presión fiscal fue del 82%. Aparentemente, esto no destruyó el capitalismo americano. Es inteligente darse cuenta de esto. 

Pero la tasa de crecimiento se ha estancado desde la llegada de Reagan. En los 90', Reagan les dijo a los americanos: “hemos ido demasiado lejos en la reducción de la desigualdad, se ha reducido nuestro espíritu emprendedor y nuestro espíritu de lucha contra el comunismo, por lo que vamos reducir progresivamente los impuestos. 

Quizás la desigualdad crezca, pero a cambio tendremos mucha más innovación, mucho más crecimiento y todo el mundo se beneficiará, los ingresos crecerán y tendremos un crecimiento nunca visto”. Pero 30 años después, lo que realmente hemos visto es que el crecimiento económico se ha dividido por la mitad. Por eso, me gustaría que quienes defienden que esto fue un éxito me expliquen qué hay de éxito en que las tasas de crecimiento se dividan por dos o por cuatro.

Creo que, en algún momento, tenemos que mirar a los números y eso es lo que trato de hacer en mi libro, que está basado en evidencias concretas. Mi evaluación es que la alta progresividad de los impuestos en el siglo 20, que llegó a alcanzar niveles del 70%, del 80%, del 90%, fue en realidad un gran éxito, funcionó muy muy bien. Creo que tenemos que revisar la experiencia histórica para tomar decisiones de cara al futuro.


---Toma de posición en los consejos de administración de los trabajadores y de los clientes. ¿No es un desincentivo? Yo creo una empresa… y cuando triunfa… ¿el Estado la gobierna?

--Bueno, en la práctica, funciona bastante bien como el caso anterior. Si miramos a países como Alemania o Suecia donde, por ejemplo, este sistema funciona desde hace ya tiempo, desde los 50. 

Allí, la mitad de los miembros de los consejos de las grandes compañías con más de 2000 empleados, son representantes de los trabajadores, y el otro 50%, son accionistas. Esto significa que si los trabajadores tienen algo de capital, por ejemplo, un 10%, pueden tener mayoría en el consejo. O lo que ocurre en la práctica que es que si hay gobiernos locales, como Länders en Alemania, que tienen un 10 o un 0% de acciones como en Volkswagen donde el gobierno tiene el 20% hay una mayoría de los gobiernos locales y los trabajadores. Y está funcionando muy bien en la práctica en Alemania o Suecia... no es un sistema perfecto pero en general permite tener mayor inversión para los trabajadores, una estrategia a más largo plazo.

En mi país, Francia durante mucho tiempo, los accionistas no querían ni oír hablar de esto y decían “ellos son trabajadores, no tienen que estar en el consejo, no les tenemos que enseñar nuestra contabilidad, no debieran manifestarse en las calles…” pero al final mucha gente dice en Alemania y Suecia parece funcionar. Así que por qué no debemos compartir información, compartir poder... y lo que propongo en mi libro es empezar por el ejemplo alemán y sueco y expandirlo diciendo “De acuerdo teneis el 50% de los asientos para representantes de los trabajadores, pero para el 50% restante, en las grandes compañías, podemos poner un límite a los derechos de voto de un accionista individual. De nuevo, la idea general es que necesitamos una participación económica muy amplia. Necesitamos que circule el poder y las ideas.

Es curioso porque es lo que les gusta decir a nuestros amigos milmillonarios. Que creen en una economía horizontal, que reparten poder, que hacen donaciones de dinero a las fundaciones, salvo que en la práctica les gusta dar a las fundaciones cuando ellos presiden esas fundaciones, sus mujeres se sientan en sus consejos de administración y sus familias enteras están allí para siempre.

Todo lo que digo es que si lo que se quiere es una economía horizontal con reparto de riqueza, vamos a asegurarnos mediante una ley de que eso realmente ocurre.


---Elisabeth Warren ha dicho que el 90% es una locura. ¿Es factible o es una provocación?

--No, no es una provocación. Hace cinco años tuve en Boston un debate público con Elizabeth Warren en el que discutimos si podríamos imponer un impuesto de un 5 o un 6% a los millonarios y por entonces Elizabeth Warren era un poco escéptica. Y 5 años después, Warren está proponiendo y también lo hace Bernie Sanders imponer el 6 o el 8% a los milmillonarios. Esto se está moviendo y lo hace en la dirección correcta.

En casos de riqueza infinita, en los que hay, digamos, "propietarios del mundo", quizá tasas de un 6 u 8% no serán suficientes porque, si uno es dueño del mundo, o de los Estados Unidos, o de un país entero, si hay milmillonarios que tienen fortunas equivalentes a un país, acumularán tanto poder que serán capaces de generar ingresos y retornos de más del 6 o el 8% al año. Así que si queremos redistribuir, hay que ir mucho más allá que eso.

Si lo que queremos es redistribuir, ¿por qué no imponer una tasa del 90%, que ya estuvo vigente tras la Segunda Guerra Mundial en Alemania y Japón? ¿Por qué no repetir el ejemplo de dos países con historias de éxito que recortaron la deuda imponiendo tasas excepcionales del 80 o del 90% a grandes fortunas?

En la práctica, por supuesto, eso sólo lo puedes hacer una vez porque si tasas al 90%, no queda mucho que tasar después. Pero se pueden hacer rondas periódicas, un proceso permanente de redistribución de la riqueza, con tasas del 6 ó del 8% que son ya sustanciales, pero que cuando se han experimentado en países como España, Francia o Suiza -donde los niveles históricos más altos han sido del 2% ó el 3% para esas grandes fortunas- no se ha logrado. En Estados Unidos se debate un 6 u 8% y un impuesto de sucesiones.

Yo creo que esto no es el final de la historia. Creo que este proceso continuará y que nos movemos en la dirección correcta seguro que estas discusiones continuarán en las próximas décadas.


---El posible nuevo gobierno que se perfila para España hable de subir impuestos a quienes cobren más de 130.000 euros. ¿Es esta la idea que usted defiende? ¿Son estos los ricos de los que usted habla cuando defiende esa tasación?

--Creo que estamos hablando de gente relativamente rica. Por supuesto son menos ricos que un milmillonario. Por eso es necesario hacer ambas cosas, porque si sólo tasas a los que ganan sueldos altos pero no haces nada sobre las grandes fortunas, especialmente sobre los que tienen decenas o centenares de millones o, incluso, miles de millones, será difícil convencer a la gente de que esto es justo.

Así que tenemos que imponer tasas sobre la riqueza en España, en Francia, en Alemania. Habrás observado que el SPD, los socialdemócratas alemanes, han introducido recientemente un impuesto al patrimonio que era impensable hace diez años. Esto demuestra que hay una tendencia en EE UU, o en Alemania, hacia el establecimiento de una fiscalidad más progresiva y hacia la imposición de más tasas sobre la riqueza en el futuro.


---Este no es el fin de la historia. Gana Piketty… pierde Fukuyama

--No. esto continuará. Creo que se cometió un gran error. Hubo gente que tuvo la ilusión cuando terminó el comunismo de que todo terminaba allí, pero se equivocaron. Todo continuará.






miércoles, 17 de junio de 2020

Derechos Humanos, Historia, Racismo&discriminación, Violencia Los negros Jun 16 2020 Por José Blanco –

El policía que mató a George Floyd ya lo conocía en el pasado ...



lunes, 15 de junio de 2020

JOSÉ SARAMAGO --- PANDEMIA DE CEGUERA BLANCA - ENSAYO SOBRE LA CEGUERA - LIBRO - COMENTARIO Patricia Kolesnicov --- LA SOCIEDAD --- LIDERAZGOS TIRÁNICOS --- LA INDIGNIDAD --- NO USAMOS LA RAZÓN PARA DEFENDER LA VIDA, LA USAMOS PARA DESTRUIRLA --- NUESTRA RAZÓN ESTÁ CIEGA --- PROFUNDO EGOISMO


 jose saramago cultura inquieta


Primero es uno y luego casi todos los demás. Un mundo de ciegos que se vuelve brutal, despiadado. Lo que el genial autor portugués José Saramago (Azinhaga, Portugal 1922 - Lanzarote, España, 2010), cumpliéndose diez años de su fallecimiento, quiso decir en su obra más celebrada.

En el principio es el tránsito. Luz amarilla, pies sobre los aceleradores de los coches, tensión, verde por fin. Pero el primero de la fila del medio, ay, no arranca. ¿Problemas mecánicos? Nadie lo sabe. Los peatones lo rodean, golpean los cristales y.. "el hombre que está dentro vuelve hacia ellos la cabeza, hacia un lado, hacia el otro, se ve que grita algo, por los movimientos de la boca se nota que repite una palabra, una no, dos, así es realmente, como sabremos cuando alguien, al fin, logre abrir una puerta, ¡Estoy ciego!"

No ha pasado una página y media del Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago y ya está el planteamiento hecho. O esbozado: como de la nada, el hombre está ciego, "quién me iba a decir a mí, cuando salí esta mañana de casa, que iba a ocurrirme una desgracia como esta", dice el ciego. En este punto de la historia es aún "el ciego" porque es uno, pronto habrá tantos que así no se los podrá diferenciar, una pandemia de ceguera blanca.

Efectivamente, pronto será una mujer y luego muchas otras y otros: los pondrán en cuarentena, encerrados- Después serán casi todos, todos menos una. Atención: la novela se llama "Ensayo". Y es que, bajo la forma de relatos cada vez más crueles, Saramago nos habla de la sociedad, de cómo se forman liderazgos tiránicos, de la indignidad: al primer ciego el mismo hombre que lo ayuda a volver a casa le roba el coche; unos acaparan la comida, algunos la dan a cambio de sexo: las mujeres ponen el cuerpo para que aparezca una sopa.

 

ensayo sobre la ceguera jose saramago

Una portada de Ensayo sobre la ceguera, uno de los títulos más destacados del Nobel de literatura portugués José Saramago

 

"Los personajes de esa novela se han dado cuenta, eso es lo que intento decir allí, que nuestra razón está ciega en el sentido de que no usamos la razón en una forma racional", contaba el Nobel portugués en una entrevista-. Es decir, no usamos la razón para defender la vida, casi siempre la usamos para destruirla."

Saramago solía decir que "la literatura no tiene ninguna función" pero sentía que él tenía algo que decir, que tenía que advertir que el mundo se iba a los caños. Repetía, con amargura, en sus últimos años que su generación -había nacido en 1922- había dejado un mundo peor que el que había encontrado. Por eso, para hacer algo, ya muy mayor salía por pueblos y ciudades a dar charlas en los lugares más pequeños a los que lo invitaban. Quería advertir.

"Estoy comprometido, o sea, vivo, en un mundo que es un desastre. Como escritor y como persona, mi empeño es no separar al escritor de la persona que soy. Me esfuerzo, en la medida de mis posibilidades, en tratar de entender y explicar el mundo", dijo en 2007, tres años antes de morir.

Ensayo sobre la ceguera es el reino de la desesperación -la fealdad de la desesperación- y la ley del más fuerte. No puede ser más triste, diría uno. Pero Saramago va más allá: "Lo que se trata de saber es si han aprendido con lo que han vivido y van a cambiar".

 

 

Ensayo sobre la ceguera (original en portugués, Ensaio sobre a cegueira) es una novela publicada en 1995 del escritor portugués José Saramago, Premio Nobel de Literatura en 1998. Es uno de sus libros más conocidos, junto con Todos los nombres y El Evangelio según Jesucristo. Saramago la definía como «la novela que plasmaba, criticaba y desenmascaraba a una sociedad podrida y desencajada». Es una novela psicológica, contada por un narrador omnisciente que especialmente se centra en el personaje principal, que es la mujer del médico.

El profundo egoísmo que marca a los distintos personajes en la lucha por la supervivencia se convierte en una parábola de la sociedad actual, trascendiendo así el significado de ceguera más allá de la propia enfermedad física.

Algo hace que esta novela sea muy particular. El autor se da el lujo de obviar los nombres de los múltiples personajes. Solo la exhaustiva descripción que hace de cada uno de ellos permite que el lector los identifique claramente, los describe por alguna característica sobresaliente como la mujer del médico, la mujer de las gafas oscuras, el niño estrábico, etc.

En Ensayo sobre la ceguera, José Saramago nos asoma a los límites de nuestra conciencia a través de seis personajes anónimos dirigidos por una heroína (la mujer del médico), que han de hacer frente a una pandemia que se extiende por todo el mundo: la ceguera blanca.

Por Patricia Kolesnicov