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martes, 23 de septiembre de 2025

DEMOCRACIAS CAPTURADAS: EL GOBIERNO DE UNOS POCOS – [C.L.A.C.S.O]

 




DEMOCRACIAS CAPTURADAS: EL GOBIERNO DE UNOS POCOS –

[C.L.A.C.S.O] INTRODUCCIÓN

 

En una democracia, donde el bien común debe primar sobre los intereses individuales, lo último que debería hacer una política pública es aumentar la pobreza o la desigualdad.

 

La función de los Estados es precisamente desarrollar políticas públicas que enfrenten estos fenómenos y que aumenten y mejoren los derechos de la ciudadanía.

 

Solo en un Estado capturado puede ocurrir lo contrario, solo en un Estado que privilegia a unos pocos frente a la mayoría de la población puede ocurrir que las políticas públicas reduzcan o limiten los derechos de la ciudadanía.

 

La política fiscal llega a aumentar la pobreza en seis países de la región 1, es decir después de que el Estado recauda sus impuestos y los gasta en políticas públicas, hay más personas en situación de pobreza que antes de que el Estado intervenga.

 

Una democracia que funcione no puede permitir esto. Oxfam lleva décadas trabajando de la mano de organizaciones aliadas para reducir la pobreza y la injusticia en el mundo.

 

Hemos entendido que la única manera de acabar con la pobreza de forma estructural pasa por enfrentar la desigualdad.

 

Las otras soluciones a la pobreza son por lo general paliativos. Mientras no se reduzcan las desigualdades económicas, sociales, de género o de raza, siempre habrá ciudadanos de segunda y de primera y, por lo tanto, grupos excluidos de los frutos del desarrollo.

 

También hemos aprendido con las comunidades con las que hemos trabajado, que la igualdad y la democracia van de la mano y solo pueden avanzar juntas. El nivel extremo de desigualdad en América Latina y el Caribe solo se puede explicar por la falta de calidad democrática.

 

Las desigualdades de poder o de influencia política permiten a ciertas élites capturar los procesos de decisiones públicas y, eventualmente, capturar al Estado y ponerlo a su servicio y no al de la ciudadanía.

 

Este informe pretende estudiar cómo ocurre la captura de políticas públicas por parte de las élites, qué mecanismos son los que utilizan y qué factores pueden facilitar o reducir su capacidad de instaurar sus privilegios por encima de los demás.

 

Nuestro interés es estudiar el rol jugado por las élites económicas y políticas en el debate, diseño e implementación de políticas públicas y entender si esto ha sido determinante o no en el mantenimiento o reforzamiento de la desigualdad.

 

Para esto, hemos decidido enfocarnos en una de las políticas centrales para enfrentar la desigualdad y la pobreza: la política fiscal. Sin embargo, creemos que las recomendaciones pueden ser aplicadas a cualquier ámbito de la política pública que busque reducir desigualdades (políticas de empleo, productivas, agrarias, etc.).

 

El fenómeno de la captura ha sido estudiado ya por muchos académicos, así como por periodistas de investigación. Los trabajos de Acemoglu y Robinson, Ben Ross Schneider, Crabtree, Fairfield, Durand, Aaron Schneider, Cárdenas, ICEFI, Waxenecker o Segovia dan buena cuenta de que esta práctica es frecuente.

 

El concurso de investigación sobre “Políticas fiscales, élites y desigualdad”, desarrollado en el año 2017 por Oxfam y CLACSO para impulsar la investigación 8 DEMOCRACIAS CAPTURADAS: EL GOBIERNO DE UNOS POCOS sobre la captura, recibió más de 200 propuestas de investigación, premiando seis y dando dos menciones.

 

Este informe recoge los resultados de algunos de estos trabajos. El análisis se basa en 13 casos en los que las élites actuaron para diseñar e implementar la política fiscal en su propio beneficio y a costa del bien común. Los 13 casos han sido seleccionados en base a diferentes criterios:

• Cubrir las principales áreas de debate dentro de la política fiscal, como instrumento de lucha contra la pobreza y la desigualdad, tanto en el ámbito tributario como de gasto.

• Asegurar la representación de países de diferentes zonas geográficas y contextos políticos.

• Asegurar casos que cubren diferentes periodos desde 1990 a 2017.

 

Varios factores se deben tomar en cuenta a la hora de dimensionar los resultados del informe:

• El trabajo se basa, en su mayoría, en el análisis de procesos ya documentados por otros académicos, académicas y periodistas de investigación. Esto implica que los casos han utilizado diferentes metodologías y enfoques en sus investigaciones de la captura.

• Se centra en el análisis del comportamiento de las élites económicas y políticas, por lo que no se ha priorizado el estudio del trabajo de influencia política que también desarrollan otras élites u organizaciones y movimientos sociales como, por ejemplo, agrupaciones sindicales.

• Es importante tomar en cuenta que muchos mecanismos de captura ocurren en la opacidad y son difíciles de comprobar. Por esta razón, el resultado de este trabajo visibiliza prácticas que han podido ser recogidas y comprobadas por sus analistas, pero que pueden obviar otras que ocurren tras bastidores y no son fáciles de evidenciar.

• Este estudio no intenta ser un análisis completo de cada caso, ya que cada uno ocurre en contextos muy específicos y el informe arroja una mirada más macro para entender los principales mecanismos utilizados y factores que facilitaron o limitaron la captura para poder identificar propuestas que la impidan.

 

Desde Oxfam, creemos profundamente en la necesidad de estudiar el fenómeno de la captura del Estado y sus políticas para poder frenarla. Para ello, este informe se divide en 6 secciones incluyendo esta Introducción:

 

• En la segunda, se analizan los vínculos entre democracia, captura del Estado y desigualdad en la región.

 

• En la tercera, se presenta el marco conceptual y metodológico que se utiliza en este informe: definiciones básicas, el enfoque de captura que utilizamos, los factores que la limitan o favorecen, las élites en las que se centra el análisis y los mecanismos que usan para mantener sus privilegios.

• En la cuarta se presenta la política fiscal como una de las principales políticas para enfrentar la desigualdad y los mecanismos que tiene para hacerlo, desde los impuestos o el gasto público.

También se aportan datos del escaso impacto en la desigualdad que ha tenido la política fiscal en América Latina y el Caribe, así como su efecto sobre la pobreza, llegando incluso a aumentarla en seis países.

• En la quinta sección hay una sistematización de 13 casos de estudio, en los que las élites han jugado un rol empujando la regresividad o la baja progresividad de las políticas fiscales y sus efectos

CAPTURA DEL ESTADO - DESIGUALDAD EXTREMA Y SERVICIOS SOCIALES BÁSICOS - ¿QUÉ ES LA CAPTURA DEL ESTADO? - ¿CÓMO FUNCIONA LA CAPTURA POLÍTICA? -¿QUÉ MECANISMOS DE CAPTURA POLÍTICA SON LOS MÁS FRECUENTES? - CABILDEO O LOBBY -OPACIDAD DE LOS PARAÍSOS FISCALES

 

LA CAPTURA DEL ESTADO Y EL AUMENTO DE LA DESIGUALDAD EN LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE

 

Barrio del Bañado, Asunción, Paraguay. Foto: Pablo Tosco/Oxfam

 

DESIGUALDAD EXTREMA Y SERVICIOS SOCIALES BÁSICOS

 

En una democracia, donde debe primar el bien común por encima de los intereses individuales, las políticas públicas no deberían contribuir a aumentar la pobreza o la desigualdad, ni limitar los derechos de la ciudadanía.

 

Esta situación sucede cuando un Estado, en vez de trabajar para la mayoría de la población, privilegia a una élite a través de sus políticas fiscales.

 

Estamos hablando de Democracias Capturadas. ¿Pero qué son, cómo funcionan y cómo podemos combatirlas? Te lo explicamos.

 

¿QUÉ ES LA CAPTURA DEL ESTADO?

 

La captura del Estado es el ejercicio de influencia abusiva por parte de élites económicas y políticas, para que las leyes y los gobiernos funcionen de acuerdo con sus intereses y prioridades, y en detrimento del interés general de la población. 

 

Estas acciones contribuyen a aumentar la brecha de la desigualdad y perjudican la democracia.

 

¿CÓMO FUNCIONA LA CAPTURA POLÍTICA?

Esquema captura estado

Hay un círculo relacional entre desigualdad, captura y democracia. Cuanto más concentrado está el poder (que puede provenir de la riqueza, pero también de otras fuentes), más capacidad tienen las élites de crear o moldear leyes, políticas e instituciones que facilitan sus privilegios y, por lo tanto, de minar una de las reglas fundamentales de la democracia: garantizar la igualdad de derechos entre todas las personas y la representación igualitaria de los diferentes intereses que existen en cualquier sociedad.

 

¿QUÉ MECANISMOS DE CAPTURA POLÍTICA SON LOS MÁS FRECUENTES?


Campaña mediática - ¿Qué es?

 

Las élites saben que la información es poder y a través de ella son capaces de definir los temas que se tratan en los medios y su enfoque. De esta manera, controlan la agenda mediática y construyen una opinión pública que ayuda a garantizar sus propios intereses.

 

Lo hacen a través de las altas inversiones en publicidad, también utilizan la televisión pública como arma de propaganda gubernamental o, incluso, llegan a cerrar medios que escapan de su control y suponen una amenaza para sus intereses.

 

¿Qué hacer?

 

Entre otras medidas, debería haber más diversidad de medios televisivos y la promoción de nuevos operadores. Es importante fomentar la diversidad a la hora de regular el control y la propiedad de los medios. Además, debe haber pluralidad y diversidad en los contenidos, así como políticas y prácticas para acceder a la información de manera igualitaria.  


REITERAR EL COMPROMISO DE COLABORAR CON TODAS LAS AUTORIDADES PERTINENTES

 

¿Qué es?

 

El flujo de altos cargos entre el sector público y el privado, incluyendo organismos internacionales, parece un tránsito habitual que evidencia los pactos previamente acordados entre élites políticas y económicas.

 

¿Qué hacer?

 

Regular el ingreso, tránsito y regreso de los funcionarios públicos mediante leyes y códigos precisos; que haya códigos estrictos que regulen la conducta en el ejercicio de la función pública para minimizar riesgos; y establecer sanciones, entre otras medidas.


CABILDEO O LOBBY

 

¿Qué es?

 

El cabildeo es una actividad normal en el desarrollo democrático, pero el problema llega cuando la élite empresarial, que es quien tiene mayores recursos, puede acceder más fácilmente a las personas que toman decisiones públicas y, así influir en sus decisiones.

Mientras, los sectores populares, en general, se deben enfrentar a una gran burocracia o buscar otras vías de presión (por ejemplo, marchas o manifestaciones) más lentas y complicadas para que se les escuche.

 

¿Qué hacer?

 

Promover leyes que regulen y transparenten el lobby para frenar esta influencia; tener un registro de cabilderos/as que incluya cuánto dinero dedican a ello; y garantizar que existen espacios formales para que las personas puedan presentar sus intereses y propuestas en el debate fiscal.


OPACIDAD DE LOS PARAÍSOS FISCALES

 

¿Qué es?

 

Con el objetivo de eludir el pago de impuestos u ocultar actividades ilícitas, las personas adineradas crean empresas en paraísos fiscales. De esta manera, pueden lavar dinero y camuflar la transferencia de sobornos a políticos y agentes públicos.

 

¿Qué hacer?

 

Eliminar el secreto bancario, poner en práctica leyes sobre transparencia fiscal y eliminar los paraísos fiscales que cubren las prácticas ilegales y permiten la elusión de impuestos.

 

Hay otros mecanismos habituales que contribuyen a la captura del Estado:

--- leyes aprobadas con urgencia sin pasar por alguna cámara,

--- captura del debate a través de la financiación de Think Tanks o

--- laboratorios de ideas,

--- construcción de regulaciones que impiden una participación igualitaria de los diferentes actores en las decisiones públicas,

--- judicialización de las decisiones políticas, entre otras.

jueves, 18 de septiembre de 2025

THOMAS MANN Y LA LIBERTAD - IRONÍA Y LIBERTAD - AL FILO DEL ABISMO

 

THOMAS MANN Y LA LIBERTAD

ETHIC - 12 septiembre 2025

 

 

Thomas Mann fue un genio. Y supo aprovecharlo. Gracias a su talento y férrea disciplina de trabajo, se consagró prontamente como una referencia intelectual, ganó el Nobel de Literatura con 34 años y se convirtió en uno de los mayores críticos del nazismo en defensa de la libertad.

 

    

 

 

«La civilización occidental está obligada a hacer frente a cualquier enemigo de la libertad».

 

Una afirmación que encaja en los tiempos que corren, como también lo hizo hace más de setenta años. Porque estas palabras las pronunció Thomas Mann (Lübeck, Alemania, 1875 – Zúrich, Suiza, 1955) en una conferencia contra el nazismo en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos en 1943.

 

En esa época, el escritor era ya una celebridad intelectual, contaba con el Nobel de Literatura y tenía innumerables intervenciones a sus espaldas. Nacido en el seno de una familia aristócrata acomodada, pronto desarrolló una fuerte conciencia sobre el mundo que le rodeaba.

 

Durante sus primeros años, defendió el nacionalismo que caracterizó la política alemana de la primera década del siglo XX; pero tras lo acaecido en la Primera Guerra Mundial, cambió su forma de entender la realidad, su pensamiento se volvió más humanista y en 1922 dio una conferencia en Berlín, Sobre la República alemana, en la que instaba a las juventudes académicas —que consideraba el futuro de la nación— a defender la república de Weimar. Se declaraba así a favor de unas ideas democráticas en un acto que le sirvió para despuntar como referente intelectual, además de para ponerse en el punto de mira de un nacionalsocialismo en auge.

 

Cabe destacar que a estas alturas ya había escrito Los Buddenbrock (1901) —que publicó con 25 años y le valió el premio Nobel en 1929—, además de otras obras como Tonio Kröger (1903), Alteza real (1909) o La muerte en Venecia (1912).

 

IRONÍA Y LIBERTAD

 

«El artista es un ser que absorbe todos los movimientos y tendencias intelectuales, […] les da forma y de este modo pinta la imagen cultural de su época», continuaba en su discurso estadounidense.

 

«No predica ni hace propaganda; da a las cosas una realidad lástica, que no es indiferente a nada ni se compromete con ninguna causa salvo la de la libertad, la de la objetividad irónica».

 

Mann era «tremendamente irónico», afirma Isabel García Adánez, profesora de Filología Alemana en la Universidad Complutense de Madrid y traductora al español de incontables obras en alemán, entre ellas las de Thomas Mann.

 

«No en la tradición histórica de caricatura, sino en detalles pequeños, en algo más sutil». Esta destreza literaria le permitía hacer «malabarismos semánticos y lingüísticos» y desplegar una «ironía romántica» que hace que todo fluya en sus novelas con ritmo.

 

«Como gran melómano y buen conocedor de la teoría y la técnica musical [también tocaba el violín], los motivos de sus obras están interrelacionados, todo tiene un ritmo especial y produce un efecto imponente cuando se lee», apunta la traductora. De hecho, decía el propio autor, «para mí, la novela es como una sinfonía, un trabajo de contrapunto, un tejido temático; la idea del motivo musical desempeña un papel muy importante».

 

Mann decía que el artista no se compromete con ninguna causa «salvo la de la objetividad irónica»

 

Junto a la música, la ironía es un recurso retórico que va más allá de su literatura: es un talante vital que utiliza como técnica para analizar las complejas contradicciones humanas que plasma en sus personajes, así como la convulsa realidad que le tocó vivir.

 

Algo que se aprecia con especial claridad en La montaña mágica (1924), su novela por excelencia, consagrada como una de las obras maestras de la literatura universal. Aunque empezó a escribirla en 1912, la aparcó al estallar la Primera Guerra Mundial y la retomó al acabar el conflicto. El Mann que la empezó no era el mismo que la terminó.

 

Es precisamente a lo largo de sus más de mil páginas donde se detecta esta transformación. De hecho, son épicas las conversaciones entre dos de sus personajes más intelectuales, que exponen visiones antagónicas del mundo: la corriente humanista europea, el progreso, la democracia liberal (Settembrini) frente a la más conservadora, intolerante y defensora del totalitarismo (Naphta).

 

Para Mann, «el artista debe ser apolítico, su problema es el arte», según explica García Adánez; pero la guerra le hizo ver que no podía obviar los acontecimientos.

 

«El objetivo del principio crítico no puede ni debe ser más que una sola cosa: la idea del deber y el deber de vivir», se lee en la novela. Afrontar la vida sin apartar la vista de la realidad se volvió una obligación moral.

 

Con su publicación, emergió un Mann demócrata y liberal acérrimo, defensor a ultranza de la socialdemocracia y gran opositor del nazismo, que consideraba una amenaza contra la libertad individual y la democracia.

 

La preocupación por el devenir de su país le llevó a dar en 1930 otra conferencia, Un llamamiento a la razón, también en Berlín, en la que urgía al pueblo alemán a unirse contra el nacionalsocialismo, animando a la burguesía y a la clase obrera a aunar fuerzas para derrocarlo.

 

Mann se convirtió así en blanco de las amenazas nazis y el mismo año que Hitler alcanzó el poder, su hija Erika —secretaria y albacea— le instó a abandonar Alemania e instalarse en Suiza.

 

AL FILO DEL ABISMO

 

Mann luchó siempre por encontrar cosas «a las que agarrarse para no caer en el abismo», afirma García Adánez. La disciplina en la escritura era su antídoto para no «caer en el peligro», que era «entregarse al disfrute del arte y dejarse llevar».

 

La escritura fue una disciplina no solo vital, sino intelectual. De hecho, «el juego intelectual es su anclaje» en el mundo, añade la experta.

 

«La democracia social y el humanismo tienen el valor de distinguir entre el bien y el mal», afirmaba el escritor

 

En 1938 se trasladó a Estados Unidos; primero a Princeton, donde coincidió con Albert Einstein, y después a California. A esas alturas, Mann era ya el mayor representante de la cultura alemana fuera de su país. De hecho, dicen que de esta época es su frase «la cultura alemana está donde estoy yo».

 

En cierta manera, pudiera serlo, pues encarnaba «la otra Alemania», la de los germanos exiliados a los que se dirigía semanalmente a través del programa de radio de la BBC Deutsche, horer! (¡Oíd, alemanes!), expresión con la que arrancaba cada emisión, instándolos con discursos humanistas y antibelicistas a mantener su cultura viva por encima de los nazis.

 

La decadencia moral y cultural de su país le llevó a escribir la que sin duda es su novela más intelectual, Doctor Faustus (1947), una compleja crítica sin piedad a los horrores del nazismo. Supone, además, un cambio en su manera de tratar los temas capitales de su tiempo, más en la forma que en el fondo: el mal y la enfermedad ya no se representan en sus personajes, sino en todo un pueblo y las consecuencias pueden acarrear la destrucción.

 

«Es un espectáculo terrible contemplar la aceptación popular de la irracionalidad», señalaba Mann en su discurso en Estados Unidos.

«Uno siente que el desastre es inminente […] La mente más privilegiada distingue que […] lo que el espíritu vivo está llamado a servir es […] a la democracia social y el humanismo, que lejos de dejarse atrapar por un relativismo cobarde, tienen una vez más el valor de distinguir entre el bien y el mal».

 

Si algo no le faltó nunca a Thomas Mann fue valor: para defender la libertad y la democracia, para denunciar los peligros acuciantes que las ponían en jaque y para mantener una férrea disciplina de trabajo que le permitió publicar incontables novelas, relatos y ensayos hasta el último de sus días.