EL PODER Y EL DERECHO
POR OSVALDO BAYER
El Poder es el enemigo número uno del Derecho.
Propiedad significa Poder. Más Poder, menos Derecho. Poder es violencia
latente.
El filósofo alemán Alexander Demandt lo explica con un ejemplo histórico. Dice
que en el siglo XVI a.C., durante la guerra del Peloponeso, apareció Alcibíades
con la poderosa flota de Atenas frente a la pequeña isla de Melos.
Melos era una ciudad dependiente de Esparta, pero siempre había
conservado una estricta neutralidad.
Los guerreros atenienses exigieron a los habitantes de Melos
entrar a su favor en la guerra contra Esparta. Los habitantes de Melos se
negaron. El enfrentamiento que se originó lo ha descrito Tucídides en su “Diálogo
de Melos”.
Es la primera discusión fundamental en la literatura europea
acerca de la relación entre Poder y Derecho.
Los atenienses representaron el punto de vista del Poder con
argumentos de la razón de Estado.
Sería ventajoso para ellos mismos tener a los habitantes de
Melos como aliados federales y ventajoso también para los habitantes de Melos
aceptar esta situación, porque de otra manera serían destruidos.
En cambio, los de Melos les reprochaban a los atenienses actuar
como jueces de su propia conducta.
Y que sería indigno para los atenienses destruir una débil
ciudad. Si Melos aceptaba el dictado de Atenas, sería indigno de sacrificar así
su autodeterminación.
Pero –prosigue Demandt–
el Derecho sólo vale entre iguales. Entre no iguales reina el
Derecho del más fuerte. Los habitantes de Melos fueron derrotados y eliminados.
El Poder, en la Historia, eliminó el Derecho cuando lo creyó
conveniente.
Hitler adujo razones de Estado para atacar Polonia y para su
criminal política racista. Bush adujo razones de Estado, de la seguridad de su
país, al atacar a Irak.
Nuestros liberales positivistas del tiempo de Roca adujeron
razones de seguridad para su Campaña del Desierto, mataron a sus poblaciones
originales o las esclavizaron y se quedaron para siempre con las tierras.
Propiedad como resultado final de la Violencia.
Los panegiristas de Roca señalan que este militar trajo el progreso. El
progreso de quién, cabe preguntar.
¿Para el estanciero Martínez de Hoz, que recibió
2.500.000 de hectáreas, y para el propio Roca, que como botín de
guerra recibió la estancia “La Larga”?
¿O para los pampas y ranqueles que
fueron enviados como esclavos a Martín García, o a cosechar el
azúcar a Tucumán, y a sus mujeres como sirvientes de las familias de militares
o del barrio Norte y a los niños indios como mandaderos?
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