ARGENTINA NO SE BANCA PROCESOS DE EMPOBRECIMIENTO SIN REACCIONAR - Por. CLAUDIO LOZANO [07/07/2014]
El diputado nacional aseguró no ver señales de reversión en la profundización de la crisis económica, a diferencia de las de 2002 y 2008.
Entiende que el malgasto de los ingresos extraordinarios obtenidos durante los últimos diez años es proseguido de un ajuste al que el gobierno nacional se había comprometido a no volver.
La salida, para Lozano, está en el diseño de un nuevo esquema de relaciones con el capital financiero y las multinacionales.
¿Cuáles son los síntomas de la economía?
Tenemos diez meses de caída del producto industrial, de la construcción.
El primer cuatrimestre del año indica que la Argentina se encuentra en recesiva, y no hay alguna señal que indique una reversión.
Los últimos nueve meses implican pérdidas de 370 mil puestos de trabajo, y no hay una señal que permita pensar que desde acá a las elecciones de 2015 pueda tener una alteración del cuadro general de recesión con inflación en el que estamos inmersos.
En consecuencia, hay 17 millones de trabajadores con un ingreso promedio 4200 pesos para una canasta que en la región metropolitana para una familia tipo no baja de los 10 mil pesos y 11 mil pesos.
Siete de cada 10 hogares no llegan a fin de mes, y tres de cada 10 hogares es pobre
¿Qué análisis realizás sobre estos datos?
El cuadro social de la Argentina actual está atado con alambre, porque no supone un horizonte con perspectivas de mejoría, como existiera en el período de 2002 ó 2003.
Ahora no hay horizonte donde se vislumbre crecimiento alguno, sino que por el contrario se percibe la destrucción de empleo y salarios que se van deteriorando por la evolución de los precios.
Por otra parte, ante el conflicto sindical abierto, el gobierno empieza a adoptar definiciones asociadas a la criminalización de la protesta social.
Ya no sólo las autoridades provinciales avanzan en la represión del conflicto, mecanismo adoptado hasta ahora por el gobierno nacional para deshacerse de la responsabilidad de las represiones en diferentes jurisdicciones, sino que ahora fuerzas federales como la gendarmería son las que actúan.
El propio FpV planteó la necesidad de regular el conflicto mediante una ley anti piquete, y en el marco de la ley anti terrorista un planteo de esta naturaleza consuma una situación de proceso de ajuste con criminalización de la protesta social
¿Cuál es el origen de la crisis?
Llegamos a una coyuntura de ajuste que el gobierno se había comprometido a no hacer, con devaluación, suba de tasas de interés, retraso de salarios y jubilaciones respecto a los precios, efectos de recesión producto de una caída del consumo como por el incremento de los costos del capital de trabajo y el crédito para el capital de trabajo.
Esto viene acompañado del regreso al mercado internacional de crédito expresado en un acuerdo ignominioso con Repsol, en el inaceptable acuerdo con el Club de París y en el intento de resolución amigable con los holdouts.
Todo esto tiene que ver con resolver el hecho de que a la Argentina le faltan dólares para sostener el funcionamiento de la economía.
Pero la verdad es que ese diagnóstico pasa por alto que, si no tenemos dólares, es porque hemos dilapidado estos recursos de 154 mil millones de dólares de diferencia favorable en nuestro comercio exterior a lo largo de los últimos diez años
El gobierno dice que no fueron dilapidados, sino utilizados en gastos sociales…
Los dilapidaron pagando 63 mil millones de dólares de deuda pública sin lograr que baje de los 250 mil millones de dólares.
También se ha dado un proceso de fuga de capitales de 90 mil millones de dólares, que vuelve a mostrar la lógica de los capitales más importantes de la Argentina: lógica de fuga y des-inversión.
Hubo además transferencias al exterior por pago de utilidades y servicios del orden de los 30 mil millones de dólares en la última década, que tiene que ver con los niveles de extranjerización de la economía argentina y carencia de una regulación publica que establezca límites a las operaciones de carácter transnacional.
Y la Argentina no es que no ha tenido dólares, sino que no puso en marcha cambios de fondo que permitan investigar la deuda pública y replantee las relaciones con los regímenes promocionales y con los principales capitales para que éstos reinviertan y no fuguen.
Los dilapidaron pagando 63 mil millones de dólares de deuda pública sin lograr que baje de los 250 mil millones de dólares.
También se ha dado un proceso de fuga de capitales de 90 mil millones de dólares, que vuelve a mostrar la lógica de los capitales más importantes de la Argentina: lógica de fuga y des-inversión.
Hubo además transferencias al exterior por pago de utilidades y servicios del orden de los 30 mil millones de dólares en la última década, que tiene que ver con los niveles de extranjerización de la economía argentina y carencia de una regulación publica que establezca límites a las operaciones de carácter transnacional.
Y la Argentina no es que no ha tenido dólares, sino que no puso en marcha cambios de fondo que permitan investigar la deuda pública y replantee las relaciones con los regímenes promocionales y con los principales capitales para que éstos reinviertan y no fuguen.
¿Cómo salimos?
La solución al cuadro es asumir que la Argentina tiene dólares en manos privadas; las mismas que fugaron 90 mil millones de dólares, pero tienen en sus cuentas más de 200 mil millones de dólares en el exterior.
Estos infractores económicos deben tener premios y castigos para obligarlos a que parte de esos fondos vuelvan a la Argentina para que no se ajuste a la población
¿Cómo incide la crisis en el proceso electoral de 2015?
Se ha construido luego de las elecciones de 2013 un sistema político que, de algún modo, coincide en que el ajuste es el camino a seguir.
Fuerzas políticas que se presentan como alternativa de gobierno, ya sea Scioli como expresión del FpV, Massa del Frente Renovador o las expresiones del FAUNEN encabezadas por Cobos, Sanz y la pléyade de economistas que van desde Prat Gay hasta Lousteau, acompañan la estrategia del ajuste.
Percibo un sistema político que le da las espaldas a las necesidades de la sociedad argentina que tiende a pensar que vivimos en una época de consumo, por lo que un “ajustecito” no produce problemas.
La impresión que tenemos es que el sistema político está comprometido hasta el tuétano con el establishment y baila sobre la cubierta del Titanic.
La Argentina no tiene una historia de bancarse procesos de empobrecimiento sin reaccionar.
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