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lunes, 5 de septiembre de 2016

JEAN PAUL SARTRE - LA MENTIRA - LA MALA FE ES UNA FORMA DE MENTIRA - SER RADICALMENTE LIBRES - DUEÑOS DE NUESTRA DECISIÒN - TRATARSE COMO COSA - NO SER SUJETO - AUTOR DE SI MISMO - VALORACIÒN DE LO QUE SOMOS - NUESTRAS ELECCIONES - LO QUE SOMOS ES UNA CONSECUENCIA DE NUESTRA DECISIÒN - FILOSOFIA DE LA ACCIÒN - SITUACIÒN ADVERSA - RESPONSABILIZAR A OTROS - ELEGIR NO ELEGIR -




JEAN PAUL SARTRE -
LA MENTIRA -

La mala fe es una forma de mentira. 

Sartre nos pide que distingamos dos tipos de mentiras:
---la “mentira a secas”: 

es el engañar a los demás, es la mentira relativa al mundo de las cosas; este tipo de mentira puede sernos útil en nuestro trato con las cosas;

---la mala fe: 

es la mentira inmanente, el autoengaño; en ella nos engañamos a nosotros mismos.
Con esta conducta nos intentamos ocultar el hecho insoslayable de nuestra libertad, el ser radicalmente libres, el hecho de que lo que hacemos y lo que somos es siempre consecuencia de nuestra decisión. 

La conducta de mala fe es la conducta por la que nos tratamos como cosas: el rasgo fundamental de las cosas es el de no ser sujetos, el de ser lo que son como consecuencia de algo ajeno a ellas mismas, el no ser dueñas o autoras de sí mismas, y así precisamente nos tratamos cuando vivimos en la mala fe. 

Cabe destacar dos importantes ámbitos de la conducta de mala fe: el ámbito de la valoración de lo que somos y el ámbito de nuestras elecciones.
Para entender la presencia de la mala fe cuando valoramos lo que somos hay que recordar la tesis esencial del existencialismo: lo que somos es una consecuencia de nuestra decisión, hemos elegido ser como somos y tener lo que tenemos. 

Sartre propone una filosofía de la acción: nuestro ser se agota en lo que hacemos, no existe en nosotros potencialidad alguna, ni talentos ocultos que hayamos desperdiciado porque las circunstancias han sido adversas. 

Este pensamiento puede ser muy difícil de aceptar, particularmente cuando las cosas no nos salen como esperábamos. 

Para aliviar nuestra conciencia podemos hacer a los demás responsables de lo que nos pasa, podemos creer que era inevitable –física, psicológica o socialmente inevitable– ser como somos o tener lo que tenemos; al valorar nuestra existencia podemos alegar que ha sido el destino, o nuestra circunstancia, o la propia sociedad la responsable de lo que somos; cuando hacemos esto, cuando “nos buscamos excusas” para hacer más llevadero nuestro presente, tenemos conducta de mala fe.
La mala fe también se muestra en la elección: cuando elegimos no elegir, cuando renunciamos tomar una decisión, o nos excusamos indicando que no podemos menos de hacer lo que hacemos, nuestra conducta es de mala fe. 

Para ilustrar la mala fe pone en “El ser y la nada” los dos ejemplos siguientes:
---dos jóvenes están sentados en un café; ella sabe que el hombre intenta seducirla, la charla avanza y él toma la mano de la joven. Pero la mujer no responde, deja estar las cosas, ni retira la mano ni confirma la intención del hombre, evita tomar una decisión (aceptar o rechazar la insinuación) dejando su mano en la de él como si realmente no fuese consciente de la situación: se trata a sí misma como un objeto, como algo pasivo, como si no fuese protagonista, como si le ocurriesen las cosas y no fuese propiamente libre;
---un camarero sirve a los clientes con excesivo celo, con excesiva amabilidad; asume tanto su papel de camarero que olvida su propia libertad; pierde su propia libertad porque antes que camarero es persona y nadie puede identificarse totalmente con un papel social.

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