Simone de Beauvoir
   Han pasado años desde la muerte de la gran filósofa francesa Simone de Beauvoir. Nació en París, en el seno de una familia burguesa que le inculcó el catolicismo desde bien joven pero que más tarde rechazó. Se graduó en filosofía en la universidad Sorbona de París, y fue allí donde conoció a su pareja intelectual, Jean Paul Sartre.  Juntos representan una de las corrientes filosóficas con más repercusión y quizás de la más conocidas, el existencialismo.
   El existencialismo toma como principio fundamental la libertad en el ser humano.  Sartre hace un gran hincapié en la libertad del individuo para esculpir la obra que sería su vida. Como cuando un artista realiza una estatua, cada movimiento, cada trazo alterará el final de dicha obra, y el culpable de ello será el propio escultor. 
Según Sartre, somos libres y esa libertad nos proporciona el medio, la herramienta para cambiar, pero a la vez nos limita en nuestras decisiones, ya que estamos solos en esta responsabilidad que se nos ha impuesto involuntariamente.
  No podemos hablar de Sartre sin mencionar a Beauvoir, ni viceversa. Pero a menudo, se suele hablar de Beauvoir como «mujer de». Beauvoir fue una filósofa con una obra amplia y rica, y además su pluma está dotada de una narrativa sublime, intima y elegante. 
Beauvoir tiene una forma de ver, más bien de utilizar, la libertad con fines reivindicativos y esto lo refleja en sus obras.
En sus obras veremos como el entorno y el sexo coaccionan nuestra libertad.
Podríamos hablar de Beauvoir como una de las madres del feminismo ya que en El segundo sexo escribió lo siguiente: «No se nace mujer sino que se llega a serlo». 
En sus obras, Beauvoir nos mostrará el resultado de su minucioso estudio sobre la mujer frente a la sociedad, y su libertad de seguir o no, las reglas impuestas por ésta misma. Su estudio es una constante observación de la mujer y su lucha por adaptarse a las normas que se le han impuesto, y que son difíciles de erradicar. Esto se puede observar en obras como El segundo sexo, Una muerte muy dulce o La mujer rota.
La mujer rota es quizás una obra más conocida de Beauvoir y más fácil de leer que El segundo sexo. Está dividida en tres historias a través de las cuales Simone presta su voz a personajes femeninos para expresar así los miedos e inquietudes que experimenta al darse cuenta que ha dedicado parte de su vida a las imposiciones sociales de la época.
«La edad de la discreción» es mi historia favorita dentro de este libro. En ella Beauvoir nos muestra la vida de una mujer jubilada que anteriormente fue profesora de liceo. Esto quiere decir que durante un tiempo pudo elegir y moldear su vida como ella quiso, ser profesora de liceo la alejaba de la sociedad conservadora de su época. No obstante, una vez terminado el liceo, vemos a una mujer cansada, angustiada que se siente desamparada en su vida. Se da cuenta que la labor de madre no es algo que la satisfaga plenamente, tampoco su matrimonio. Este relato podría interpretarse como una crítica a la sociedad por exigir a una mujer ser madre y ser esposa, con todo lo que esto conlleva. Pero además es una crítica a la mujer porque le hace ver que si no hace un uso de su libertad, si se deja coaccionar por la sociedad que la ha heterodesignado de esa manera, será igual que su protagonista. Una mujer anciana, reprimida, y angustiada por no poder cambiar o romper con esos cánones que la sociedad en su día le impuso.
En los últimos años parece que la sociedad ha reaccionado y se ha dado cuenta que las mujeres también deberían tener la libertad que tienen los hombres. Creo que todavía es importante seguir leyendo las magníficas obras que nos dejó Simone de Beauvoir.