POBREZA Y MARGINALIDAD
¨{Trabajo presentado en Mesa Debate de la UNCA - Facultad de Ciencias Economicas}
AUTOR: EDUARDO ALFONSO DEPETRIS ¨{Marzo 2006}
Voces:
Pobreza, marginalidad, causas, degradaciòn ambiental, F.M.I., ajuste, deuda externa, agroquimicos - Desocupaciòn, precarizaciòn laboral, descenso social, marginalidad - Frustracion y pobreza - Sustentabilidad social - Vivienda digna - Cultura de la pobreza - cìrculo vicioso de la pobreza - Marginalidad ecologica - Villas Miseria: racismo, ausencia del estado, desigualdad social - Inseguridad: economica, social y fisica - Clientelismo politico - Funcion del Estado: estado semi-benefactor, estado penal - Violencia y Pobreza: movilidad social, colectiva, individual, ascendente y descendente - Economìa subterranea, trafico de drogas, cultura del terror, violencia estructural - Represiòn - Estigmatizacion de la pobreza y la exclusiòn -
RESUMEN:
Respecto de la pobreza y la marginalidad, se nos ocurre que no se trata de una cuestión individual, de éxito o fracaso individual, tal como pretende el neoliberalismo, sino de una fatalidad colectiva, de un destino colectivo, del que excepcionalmente se puede salir solo.
PRELUSIÓN
Tal como lo aconseja Pierre Bourdieu en el libro colectivo que dirige "La Miseria en el Mundo", para analizar estos temas es aconsejable basarnos en el precepto Spinoziano: "No lamentar, no reir, no detestar, sino comprender".
De lo contrario si nos preocupamos y lamentamos, padeceremos subjetivamente, mas el problema en forma objetiva persistirá; si nos reimos de la miseria y sus consecuencias, estas persistirán y se incrementarán con el agravio de nuestra repudiable actitud, al igual que si la detestamos; ahora bien si la comprendemos podremos analizarla sin preconceptos y ayudar a su solución.
Nos parece que el segundo paso para introducirnos al análsis de esta temática creemos debe estar guiado por el concepto de que: "Todos los fenómenos sociales son, hasta cierto punto, la obra de la voluntad colectiva, y ésta implica la elección entre diferentes opciones posibles [...] El ámbito de lo social es el ámbito de la modalidad.
La pobreza y la marginalidad son fenómenos sociales, en consecuencia, obra de la voluntad colectiva, la que en paises subdesarrollados se encuentra muy sesgada por las decisiones de los grupos que detentan el poder real, o sea el poder económico, y las clases dirigentes -políticas, empresariales, gremiales, etc... que dependen de ellas; sus consecuencias tal como el clientelismo político; las estrategias internacionales de los paises centrales y la empresas multinacionales; la desnacionalización de la economía y de los centros de decisión, etc... .-
El problema de la libertad de decisión de los que padecen la pobreza y la marginalidad, es un elemento que tampoco debe estar ausente de nuestro análisis. "Al ser arrojado a la existencia en medio del espacio cósmico, el hombre no elige familia, raza, cualidades, sexo, sociedad nacional, posición de poder o dispoder.
Antes bien, sufre tal destino. A partir de allí, comienza la aventura de la libertad. El sistema societal suele, por ideología, intereses, comodidad, agravarla posición desfavorable, con lo cual al destino añade la injusticia... Considerando especialmente el elemento económico, la posición se tipifica como suficiente o hiposuficiente, de acuerdo a la posibilidad de cada hombre para desarrollar su proyecto vital sin mayores ataduras (suficiencia como posición activa) o con pesadas trabas (hiposuficiencia como posición pasiva)
Desde el ángulo del trabajo, la posición suficiente está dada a quien puede lograr los frutos del desarrollo sin necesidad de trabajar para otro. Al contrario, la hiposuficiente es sufrida por quien necesita prestar servicios a otro, mediante una remuneración.-
"La situación laboral aparece como vínculo existencial entre dos posiciones, la suficiente del empleador, la hipo/suficiente de los tabajadores.-" 2
Esta posición, que compartimos, nos lleva a analizar dos cuestiones del problema:
a} La pobreza y la marginalidad, no solo se trata de una cuestión individual, de éxito o fracaso individual, tal como pretende el neoliberalismo, sino de una fatalidad colectiva, de un destino colectivo, del que excepcionalmente se puede salir solo.
b} Deja correctamente planteadas las limitaciones a la libertad de quienes se encuentran en esta situación social, y con ello la limitación al ejercicio de sus más elementales derechos ciudadanos.
Todo esto imbrica el problema de la probreza y la marginalidad dentro de los derechos humanos.
Amén de ello, en nuestro país amerita tener en cuenta que como consecuencia de la aplicación del plan de convertibilidad, que fue una de las herramientas usadas para implementar la filosofía neoliberal, se produjo el fenómeno de que grandes capas de la sociedad en conjunto decayeran en su status en la sociedad, en su capacidad de consumo, etc... y que el ciclo social ascendente del que participaban, por razones ajenas a su voluntad y capacidad, se convirtiera en un ciclo descendente, lo que hizo decir al sociólogo francés Robert Castel: "...hay un rasgo que aparece en forma muy clara, aun para un observador externo, y es el agravamiento de las desigualdades. No se ve simplemente un avance de la pobreza, sino que lo que se observa es que capas enteras de la población argentina, que durante muchos años participaban en procesos de ascenso social, primero sintieron que este proceso comenzaba a detenerse, e inmediatamente comenzaron a sufrir una experiencia de descenso, de retroceso, que aproxima a esta gente a grupos sociales que nunca habían despegado, a grupos sociales que habían estado siempre en situaciones de precariedad.
"Es un hecho que afecta a categorías sociales enteras. Y si no me equivoco mucho, es un fenómeno que merece reflexión, y que es diferente a lo que ocurre en otros contextos." 3
El hundimiento social de los estratos medios e inferiores se combina con el giro parasitario, gangsteril, de porciones crecientes de las élites nacionales, en correspondencia con la dominación planetaria de las redes financieras, cuyo ritmo y potencia de desarrollo genera estructuras mafiosas que mezclan negocios especulativos legales e ilegales.
Por otra parte, no es un problema a estudiarse y solucionarse unilaterlamente, sino que merece un enfoque multidisciplinario, de lo contrario, se verán solo facetas del mismo.-
I.CAUSAS
Luego de más de una década de experiencias neoliberales las sociedades latinoamericanas se encuentran ante una situación grave. Abrumadoras marginalidad y pobreza; caos urbano; expansión del endeudamiento externo; degradación del Estado y de las élites locales aparecen como los resultados visibles de una globalización que prometía milagros y que ahora sólo ofrece ajustes cada vez más duros.
En Argentina el proceso neoliberal comienza con el golpe de Estado de 1976, y la imposición del plan económico de Martínez de Hoz, que luego seguido con diferentes matices se sigue profundizando, hasta que logran la implantación del plan de convertibilidad.
El limitado y dependiente régimen fordista de nuestro país, caracterizado por la producción industrial estandarizada, el consumo interno cuasi masivo y un contrato social keynesiano que vincula ambos aspectos bajo la tutela de un nunca logrado Estado de bienestar; fue de esta forma desarticulado -paso a paso- por el establecimiento de políticas económicas especulativas, que eran instrumentos de de la ideología neoliberal.
Esto es corroborado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) , donde la ONU afirma que el neoliberalismo degradó a América latina y al mundo.
En esa investigación este organismo concluyó que, en la década del 90, el planeta y la salud de sus habitantes sufrieron un serio deterioro, y que América latina fue una de las regiones más perjudicadas.
Agregan que en los últimos 30 años el planeta y la salud de sus habitantes se degradaron trágicamente. La caída en picada se registró en la década del 90 y ciertamente no es ajena a esa catástrofe la adopción de la economía de mercados no regulados en gran parte del mundo.
El dogma neoliberal, al privilegiar el desarrollo económico por sobre cualquier costo social o ambiental, y al propiciar el retiro del Estado, dejó en manos privadas áreas sensibles y de gran trascendencia que eran obligaciones estratégicas de los gobiernos.
El resultado es obvio por que –al menos en teoría– las compañías privadas están centradas en su propio beneficio mientras los Estados deben velar por el bien común: con los cambios de los 90, se desprende que "ganaron las empresas pero perdió la Naturaleza".
El director del Programa, Ricardo Sánchez Sosa, afirma categóricamente:
"El informe revela que nuestra región pasó por una década de crecimiento en los '70 pero en los años 90, con el cambio de modelo económico, aumentó la pobreza y la inequidad; creció la deuda externa y la degradación ambiental y empeoró la vida tanto en las ciudades como en el campo".
Ponen como ejemplo que entre 1960 y 1980 la pobreza disminuyó del 51% al 40,5% pero, según el informe del PNUMA, esa cifra volvió a crecer en los 90 y hoy el 44% de los latinoamericanos (o sea 225 millones de personas) son pobres, la mitad de ellos, niños o jóvenes. 4
Es así que el año 2000 finalizó en América Latina marcado por el salvataje financiero a la Argentina encabezado por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Desde 1976 en forma directa o indirecta el FMI impuso sus recetas económicas y especialmente después de los noventa esa institución orientó la política económica argentina, a traves de la semidolarización (convertibilidad) hasta la privatización-desnacionalización de casi todas las empresas estatales, pasando por una desregulación y una apertura salvajes.
Argentina que había cumplido al pie de la letra con todas las imposiciones de este organismo Internacional, a la que había calificado como su alumno modelo, se precipitó ruidosamente a la bancarrota.
El enorme volumen de la deuda externa frena las inversiones productivas, deprime y desestructura los mercados internos e impone recesiones prolongadas, ya que porciones crecientes del ingreso son destinadas al pago de los préstamos.
En los 90 la deuda externa latinoamericana creció a un promedio de más del 5% anual, mientras el PBI real por habitante lo hizo en apenas 1,1% (en los ´60 llegó al 2,5% y en los ´70 al 3,5%).
"El saldo de la deuda se incrementó 21 veces, en 30 años, pasando de 46.300 millones de dólares en 1971 a 982.000 millones en 1999." América latina tiene el 38% de la deuda mundial.
La transferencia de dinero al Norte es brutal: 45% de los ingresos en concepto de exportaciones se van como pago de intereses. "El informe muestra así una cadena dramática en la que la deuda externa genera pobreza; luego la pobreza aumenta la ignorancia y el desinterés, lo que causa un mayor deterioro ambiental, que a su vez abrirá la puerta a más enfermedades y epidemias, todo en un sin fin intrincado donde ya no se puede percibir qué es la causa y qué la consecuencia. "La degradación es igualmente preocupante porque el avance de la desertificación de los suelos podría provocar –si no se atiende al problema– una severa escasez de alimentos y hasta hambrunas.
Nuestra región tiene la mayor reserva de tierra cultivable del planeta: 576 millones de hectáreas, el 30% del total mundial.
Pero la tierra está siendo dañada por el uso de agroquímicos, la salinización y la erosión (notable en Argentina, Brasil, Chile, Cuba, México y Perú).
Hoy la desertificación afecta a 313 millones de hectáreas causando pérdidas que ascienden a 2.000 millones de dólares anuales.
La incidencia que el modelo neoliberal tuvo en este proceso de degradación del medio ambiente fue enfatizado por el director de PNUMA.
"El modelo se basó en un uso intensivo de recursos naturales y es obvio que así no se puede seguir creciendo porque se agotan", dijo.
"Lamentablemente el modelo que se implantó favoreció las asimetrías a favor de los países desarrollados que protegieron su agricultura y a muchos de sus sectores de su economía en detrimento de las ventajas comparativas de los países más pobres". 5
Todo lo antes narrado ha provocado una desocupación estructural, una precarización de las relaciones de trabajo, una limitación de la capacidad negocial de los trabajadores y una caida en picada de los puestos de trabajo disponibles, todo ello acompañado por un fuerte proceso de descenso social de altas capas de la sociedad, no solo trabajadora, sino también de la llamada clase media. Todo ello en un contexto mundial traspasado por una demanda laboral polarizada, caracterizada por un abismo creciente entre los puestos calificados y con altos salarios y los empleos de horarios variables y escasa paga, que brindaban pocos beneficios y ninguna seguridad.
Este cambio de estructuras del mundo del trabajo a nivel mundial y local no fue motivado por ninguna modificación inevitable y tecnológicamente predeterminada, sino que fue la consecuencia de decisiones de las grandes empresas monopólicas de favorecer las estrategias de rentabilidad y acumulación de corto plazo por medio de una reducción de sus erogaciones salariales y costos operativos.
Las nuevas tecnologías a su vez provocaron un cambio ocupacional respecto de los puestos de trabajo que requieren educación superior restringiendo las posibilidades de empleo por la falta de preparación y al desentenderse tanto las empresas, como los Gobiernos, del estado de preparación de los más débiles y desamparados de la sociedad.
También influyó tanto la retirada del amparo del estado a los trabajadores, pobres y marginales; como su comportamiento a favor de los sectores empresariales del stablishment a los que socorrió permanentemente y siempre con el justificativo de la creación de mayores puestos de trabajo.
Esta conducta es otra causa política fundamental del deterioro de las oportunidades de vida de los trababjadores, pobres y marginales.
"...Las nuevas formas de búsqueda de productividad y rentabilidad en la alta tecnología degradaron la industria manufacturera, los sectores de servicios empresarios y financieros que impulsan el capitalismo de fin de siglo dividen la fuerza de trabajo y polarizan el acceso al empleo duradero las retribuciones procuradas por él... "
"...la modernización postindustrial se traduce en la multiplicación de puestos altamente calificados para el personal profesional y técnico con formación universitaria y, por el otro, en la descalificación y la eliminación lisa y llana de millones de empleos para los trabajadores sin preparación.
"...la producción y el crecimiento sin empleos en muchos sectores económicos no es en la actualildad una posiblidad utópica sino una agridulce realidad.
Cuanto más avanza la economía capitalista remodelada, más amplio y profundo es el alcance de la nueva marginalidad y más concurridas las filas de las personas arrojadas a la agonía de la miseria sin tregua ni remedio, aun cuando caiga el índice oficial de desocupación y aumente el ingreso en el pais..." 6
II.LA POBREZA
Al definir pobreza podemos decir que un individuo que la sufre es aquel que no puede satisfacer las necesidades básicas que todo ser humano se merece.
Se puede también afirmar que la pobreza es la circunstancia económica en la que una persona carece de los ingresos suficientes para acceder a los niveles de atención médica, alimento, vivienda, vestido y educación.
Se puede determinar si un hogar es pobre o no de acuerdo al nivel de ingreso per cápita (por persona) familiar. Mediante este procedimiento se determina el nivel de ingreso mínimo per capita que una familia tipo necesita para acceder a un nivel de vida decente.
Se puede dividir la pobreza en relativa y absoluta y así tenemos que pobreza relativa es la experimentada por personas cuyos ingresos se encuentran muy por debajo de la media o promedio en una sociedad determinada y pobreza absoluta es la experimentada por aquellos que no disponen de los alimentos necesarios para mantenerse sanos.
En Argentina se dispone de los tres indicadores de pobreza, medidos periódicamente en el Gran Buenos Aires a través de la Encuesta Permanente de Hogares.
Por tal motivo, se toma como indicador general el comportamiento del Gran Buenos Aires para analizar la evolución de la pobreza en la presente década.
Sin embargo, en el cálculo de la pobreza según los ingresos, hay que tener en consideración otros elementos esenciales que contribuyen a una vida sana. Así, por ejemplo, los individuos que no pueden acceder a la educación o a los servicios médicos deben ser considerados en situación de pobreza.
O sea que se pueden utilizar dos enfoques alternativos para clasificar a los hogares pobres.
Por un lado, el enfoque de la línea de la pobreza que pretende determinar si un hogar es pobre o no de acuerdo al nivel de ingreso per capita familiar. Mediante este procedimiento se determina el nivel de ingreso mínimo per capita que una familia tipo necesita para acceder a un nivel de vida decoroso. Este enfoque toma en cuenta las necesidades del hogar del tipo alimentarias, en base a éstas, construye una canasta alimentaria y una canasta total (la cual incluye además otras necesidades).
De esta forma, como ya lo señalamos, si el ingreso corriente per capita de la familia no alcanza para adquirir esta mencionada canasta alimentaria básica, el hogar queda por debajo de la línea de indigencia. En cambio, si a pesar de cubrir esta canasta básica alimentaria, sus ingresos no son suficientes para la canasta total, se dice que el hogar se encuentra por debajo de la línea de pobreza.
Por otro lado, el enfoque de las necesidades básicas insatisfechas apunta hacia aquellos hogares que sufren situaciones críticas en cuanto a la privación de bienes, recursos u oportunidades que posibilitan la subsistencia y el desarrollo en condiciones mínimas de acuerdo a la dignidad humana.
El indicador de las NBI muestra el porcentaje de hogares que poseen al menos una de las siguientes características:
a) más de tres personas por cuarto (hacinamiento crítico),
b) habitan en viviendas inadecuadas (tipo de vivienda),
c) carecen de baño con arrastre de agua (condiciones sanitarias),
d) algún niño entre 6 y 12 años no asiste al colegio (asistencia escolar) o
e) que en el hogar haya 4 o más personas por miembro ocupado y cuyo jefe tenga bajo nivel de educación (capacidad de subsistencia).
Este enfoque no depende de las variaciones del nivel de ingreso corriente como la línea de pobreza, sino que apunta a la dimensión estructural de la misma y permite analizar la problemática a largo plazo.
En estos aspectos entran en juego una gran cantidad de variables tales como el nivel educativo, el acceso a servicios de salud y saneamiento, las oportunidades laborales, etc.
Una de las formas de definir la pobreza, más sencilla y más clara y sobre la que puede haber un consenso más generalizado, es aquella que hace referencia a la falta de elementos básicos para la vida integra del ser humano, como son salud, educación, cultura, desarrollo del ocio, vida social etc. Un decálogo de elementos que constituirían los derechos básicos de cualquier ser humano: Acceso a agua limpia y potable, vivienda digna, alimentación suficiente para una nutrición adecuada, un entorno y medio ambiente seguro, protección contra la violencia, igualdad de oportunidades, tener derecho a opinar sobre su propio futuro, acceso a medios para el sustento cotidiano, salud, educación.
Estos diez puntos constituirían un decálogo de derechos básicos a tener en cuenta, y cuando estos no se dan en su integridad, o alguno de ellos está ausente, podríamos hablar de pobreza.
Así pues, podríamos hablar de la pobreza como algo multidimensional, definiendo tres ejes:
a) La pobreza material, aquella que hace referencia a la ausencia de bienes y servicios básicos.
b) La pobreza intelectual, aquella que condiciona el desarrollo cultural, ideológico, de pensamiento y político de las personas.
c) La pobreza social, aquella que afecta a la integración dentro de un colectivo referencial con plenos derechos, la participación dentro de la sociedad, la identidad diferenciada y respetada dentro del colectivo de inserción.
Por lo tanto, cuando hablamos de la multidimensionalidad de la pobreza hay que tener en cuenta su diversidad y complejidad, de forma que cuando se aborde la lucha contra la misma, se haga desde esta misma multidimensionalidad.
El ciclo de la vida exige de condiciones especiales, diferenciadas conforme se evoluciona biológica, humana y espiritualmente. El ser humano es un ser completo y complejo. Por lo tanto no se le puede tratar reducidamente, como un mero factor económico, un ente biológico o puramente individual.
Por lo general los sistemas sociales no consideran las diferentes dimensiones de la vida humana, acentuando un aspecto parcial de su condición.
Cuando estas condiciones faltan, el ser humano no puede desarrollar todas sus potencialidades, se queda a medio camino, individual y socialmente incompleto.
Los pobres son seres humanos frustrados en sus posibilidades de desarrollo integral.
El empobrecimiento abarca los aspectos físicos, biológicos, habitacionales, recreativos, culturales, económicos, sociales, políticos espirituales y afectivos que configuran la vida social.
Al fijarse metros cuadrados habitables por personas, en el fondo se parte de una condición habitacional requerida por una persona para desenvolverse físicamente.
Es decir, la cantidad de metros cuadrados de habitación corresponde a una concepción de calidad habitacional.
Los pobres tienen lo mínimo, en el espacio físico mínimo, en la vivienda mínima, para un individuo considerado también mínimamente. La reducción del espacio habitacional a un mínimo, reduce también a un mínimo las posibilidades de movimiento y de vida al interior de la vivienda, limita gravemente las posibilidades de convivencia familiar; impide el crecimiento individual de cada miembro de la familia, dado que la individualidad subjetiva requiere de un espacio propio para cultivarse y crecer y, de esta manera poder relacionarse adecuadamente con el resto. En el fondo, la reducción del espacio habitacional impide que se desarrolle el conjunto de la comunidad familiar.
Más aún, el hacinamiento facilita la promiscuidad y la violencia intrafamiliar.
Por otra parte, la monotonía y la uniformidad de la construcción, lo repetitivo, hace homogéneo el paisaje de los pobres, los empobrece estéticamente.
La vivienda constituye un factor esencial en el momento de marcar el límite de la pobreza. La carencia de vivienda otorga al afectado el denigrante sello de vagabundo, mendigo, por lo general asociado a otras carencias - trabajo, educación, alimentación, ingresos estables - patentiza de manera dramática una condición de absoluta vulnerabilidad individual y social.
La carencia habitacional, la condición social de sin techo, implica el total desarraigo territorial, significa la falta de un lugar físico y geográfico donde instalarse humanamente, para construir identidad personal y ser reconocido por la comunidad como un sujeto concreto, existente y provisto de una dirección territorial y vecinal. La carencia habitacional atenta contra el desarrollo de la subjetividad y de la ciudadanía.
La falta de acceso a la educación y cultura constituye otro factor que bloquea el desarrollo del potencial humano y ciudadano moderno que toda persona representa de por si. En la época moderna la educación y la cultura proporcionan al individuo herramientas fundamentales para la autoemancipación y el desarrollo de la individualidad.
No sólo el acceso a los medios de producción transforman en señor, también la cultura - sobre todo cuando no se posee bienes de capital - contribuye al ascenso social.
No sólo la economía es un factor de poder, también el dominio de conocimientos, la acumulación de información y saber. Y quien no posee medios de producción ni bienes culturales es víctima de una doble marginación social.
Los sectores medios en las sociedades modernas logran, precisamente, movilidad social, gracias al control profesional de medios informativos y conocimientos. El poder actual de la tecnocracia, de la burocracia y de los profesionales atestiguan esta afirmación, poder que se extiende a diferentes esferas de la vida económica, social, política y cultural.
No se trata por cierto de aumentar la escolaridad cuantitativamente, sino de ofrecer una educación de calidad, capaz de proporcionar competencias profesionales, culturales y sociales que hagan de los pobres personas cultas, provistas de igualdad cultural, indispensable para la acción e interacción social en grupos y en sociedad.
La afectividad es otro factor significante en la construcción de la relación humana, en el habla, en la consideración y respeto mutuo. La carencia de afectividad, de amor, disminuye la autoestima y destruye la identidad individual. El desarrollo de la afectividad requiere de la existencia de condiciones de convivencia humana, propicias para el surgimiento del equilibrio y la armonía. La afectividad se cultiva desde la infancia y constituye para la vida cotidiana una energía indispensable para el desarrollo y la felicidad humana.
Los pobres tienen la misma capacidad afectiva que otros sectores sociales. Sin embargo, la dureza de la condiciones de vida, el hacinamiento, la falta de privacidad, la carencia de espacio, los golpes, la desinformación, la represión, tabúes e inseguridades a que se encuentran permanentemente sometidos, dificultan enormemente el ejercicio libre y pleno de la afectividad.
La sustentabilidad social es una realidad compleja que abarca importantes y vitales aspectos del desarrollo de la vida humana.
La estratificación histórica de las sociedades han mostrado como realidad constante la existencia de un segmento de población pobre, el que se ha reproducido históricamente dentro de limites impuestos por la demarcación cuasi estamental de las clases. Se nace, crece, envejece y muere en el estrato marcado por la pobreza. La pobreza constituye una especie de submundo que establece fuertes condicionamientos estructurales a las personas que por desgracia social les corresponde desenvolverse en dicho medio.
En este sentido, la pobreza es un mundo cerrado, un círculo autoreferido y autoalimentado por profundas falencias y precariedades económicas, nutritivas, emocionales, culturales, intelectuales, políticas, sociales, ambientales, temporales y espaciales.
La pobreza tiene una larga historia, en la que unos pobres van heredando los problemas y la pobreza de otros.
Se dice son el producto del costo social de las transformaciones económicas, políticas, sociales y culturales que vive una sociedad en su trayecto histórico; más que ello son la imprevisiones, y las irresponsabilidades de esas transformaciones, realizadas en beneficio de un grupo sin tener en consideración al resto que también son seres humanos, hijos de Dios.
La pobreza tiende además a perpetuarse en si misma, generando lo que se ha venido en denominar, la cultura de la pobreza, que tiende a transmitirse de generación en generación haciendo cada vez más difícil la salida de la misma.-
Es por ello que el pobre, en una sociedad sin movilidad ni equidad social, es socializado para que se acostumbre a vivir en su estado de pobreza, la pobreza es una condición social, los pobres son por lo general hijos de pobres, los que a su vez, probablemente producirán otros pobres y otros pobres...
La pobreza es todo un entorno, es todo un medio ambiente, es un conjunto de condicionantes que impiden el desarrollo de personas concretas, que acostumbramos a llamar pobres.
La pobreza no es el cúmulo de los sujetos que la padecen, es decir, los pobres, sino que es el entorno donde un conjunto de personas se desenvuelven y viven. Se aprende a ser pobre, como una condición cuasi natural. Quien vive largamente en un sistema termina por habituarse a él. El sistema lo habitúa, lo obliga a aceptar las reglas del juego, sus normas, sus pautas de conducta y sus valores, sus formas de ser, de relacionarse, su lenguaje y formas de entendimiento, su violencia y sus conflictos.
Estas relaciones están fundadas en la precariedad del suelo y del techo compartido, en la estrechez habitacional, en la falta de recursos y dinero, en el terrible y limitado aquí del vivir cotidiano, en la imposibilidad de romper este círculo vicioso del ser pobre.
Ello nos lleva afirmar que la pobreza no es tener poco, la pobreza es esencialmente el conjunto de barreras que hacen indigna la vida humana y en esencia es consecuencia de una relación injusta entre grupos humanos.
El círculo vicioso de la pobreza es un proceso intergeneracional, en el que los bajos ingresos y las altas tasas de natalidad son obstáculos a las posibilidades de progreso educativo de los niños pobres.
Los menores logros educativos juegan un rol decisivo en la posterior inserción laboral y las posibilidades de ascenso en este mercado, además de determinar el nivel de ingresos. Los trabajadores pobres realizan en general tareas no calificadas y poco remuneradas, con menores oportunidades de insertarse fuera del mercado informal o de empleos precarios.
"...los estudios sobre pobreza en la Arg. aparecen dominados por las metáforas geométricas (la caida, la rodada, la cuesta abajo).
La doxa académica queda así atrapada en una suerte de aritmética de la miseria en el sentido que la discusión siempre gira alrededor de los mismos temas: cuánta gente cayó por debajo o trepó por arriba de la línea de pobreza, cuantos hogares tienen necesidades básica insatisfechas.
"La línea nada nos dice, sobre la duración en el tiempo, la suficiencia de los recursos en términos de satisfacer necesidades básicas, la variedad de procedencia sociales y demográficas y otros aspectos que son considerados necesarios a los efectos de identificar y entender la probreza.-... subestima el impacto negativo de la gran inestabilidad social y del aislamiento.
Al equiparar la pobreza con los bajos ingresos la línea de pobreza termina oscureciendo las características específicas de los procesos de marginación y la cadena de eventos y condiciones que han llevado a la exclusión social.- 7
Este concepto nos hace ver la utilidad de que diferenciemos la pobreza estructural de los nuevos pobres, fenómeno este último muy común en Argentina, desde que ingresaron amplios sectores de la clase media en la espiral descendente dentro de la sociedad.
La primera expresión abarca normalmente a franjas de población que han estado históricamente excluidas del mundo del trabajo, como no sea en actividades de baja remuneración e inestables. La situación típica se aplica a aquéllos que transitaron desde empleos rurales a situaciones de marginalidad urbana, en las que se reprodujo la precariedad de su inserción al mundo del trabajo.
La marginalidad ecológica, la aparición de hábitats que les son propios, no es sino generalmente una consecuencia de su carácter de superpoblación en relación a la acumulación capitalista, una superpoblación estancada de la cual el mercado de trabajo primario monopólico u oligopólico, de alta productividad puede en principio prescindir. Hace ya tiempo que se afirmó que la masa marginal (no requerida por la marcha de la acumulación capitalista, ni siquiera en períodos de expansión de la producción) excedía en mucho el contingente de los pobladores de asentamientos precarios y más en general, los límites de lo que ahora suele denominarse pobreza estructural, situación que, tres décadas después de aquel premonitorio análisis, se torna visible en la emergencia de la nueva pobreza.
Como datos básicos de la pobreza en el mundo, tenemos que una cuarta parte de la humanidad vive en estado de pobreza absoluta, es decir más de 1.000 millones de personas no pueden adquirir el alimento necesario para llevar una vida activa; 35.000 niños mueren cada día por causas directamente relacionadas con la pobreza; 130 millones de niños no reciben educación básica (de éstos el 70% son niñas); 1.300 millones de personas no tienen acceso al agua potable (el 80% de las enfermedades del mundo se deben a beber agua no potable).
La distribución de la riqueza en el mundo es terriblemente injusta: un 15% de la población posee el 79% de la riqueza mundial y el 85%, el 21 % restante.
Un informe de las Naciones Unidas afirmaba que en 1960 la proporción entre ricos y pobres era de 1 a 30 (un norteamericano o europeo valía lo que 30 haitianos); 40 años después, sin comunismo, con avances democráticos y el todopoderoso y todo prometedor capitalismo neoliberal, la proporción no ha disminuido, ni siquiera se ha mantenido, sino que ha pasado a ser de 1 a 60.
Y si se compara los más ricos de los ricos con los más pobres de los pobres esta proporción es de 1 a 180.
La decadencia de la vida social es uno de los aspectos más visibles de la realidad latinoamericana, como demuestran los indicadores laborales, sanitarios, educativos, de pobreza y marginalidad, de corrupción política y desorden administrativo, de delincuencia empresaria, etc.
Algo menos de la mitad de la población sobrevive por debajo de la llamada línea de pobreza (menos de dos dólares de ingreso diario). Hacia fines de los ´90, el 24% de la población de Brasil disponía de menos de un dólar por día; el 47% en Honduras, el 15% en México, el 44% en Nicaragua el 26% en Panamá.
Los pobres y marginales latinoamericanos son cada vez más, tanto en términos absolutos como relativos. El proceso de concentración de ingresos impulsó el fenómeno: En el Gran Buenos Aires la pobreza abarcaba al 9% de la población en 1980; al 26% en 1998.
"El final del siglo XX presencia una trascendental transformación de las raíces, la composición y las consecuencias de la pobreza urbana en la sociedad occidental. Junto con la modernización económica acelerada, provocada por la reestructuración global del capitalismo, la cristalización de una nueva división internacional del trabajo (fomentada por la velocidad frenética de los flujos financieros y los trabajadores a través de fronteras nacionales porosas) y el desarrollo de nuevas industrias de uso intensivo del conocimiento, basadas en revolucionarias tecnologías de la información y generadoras de una estructura ocupacional dual, se ha producido la modernización de la miseria: el ascenso de un nuevo régimen de desigualdad y marginalidad urbanos. 8
"Mientras que antaño, en las metrópolis occidentales, la pobreza era en gran medida residual o cíclica, estaba fijada en comunidades de clase obrera, era geográficamente difusa y se la consideraba remediable mediante una mayor expansión del mercado, hoy parece ser cada vez de más largo plazo si no permanente, y está desconectada de las tendencias macroeconómicas y establecida en barrios relegados de mala fama en los que el aislamiento la alienación sociales se alimentan uno al otro, a medida que se profundiza el abismo entre las personas allí contenidas y el resto de la sociedad.- 9
III. LA MARGINALIDAD
La marginalidad, es una situación de aislamiento y exclusión de personas o grupos en un sistema social del que no participan, ni gozan de los privilegios de los demás miembros.
La marginación puede estar asociada a situaciones de pobreza. La marginalidad es una consecuencia estructural que afecta a grupos víctimas de las crisis económicas y sociales.
La exclusión se sitúa en un contexto de empobrecimiento y debilitamiento de la posición social de vastos sectores de la población, frente a un núcleo que se fortalece y a una pluralidad de grupos afectados en distintos grados y formas.
En el barrio aparecieron fenómenos de urbanización que no conocíamos como los guetos. Y esto no es por mayor pobreza.
También existen guetos para ricos, barrios cercados. El country, por ejemplo, es un fenómeno moderno y tremendamente agresivo en términos sociales.
El viejo barrio policlasista donde todo el mundo se encontraba más allá de sus diferentes niveles de ingreso, se apoyaban mutuamente, se conocían y extendían lazos sociales que después duraban toda una vida; se encuentra en vías de extinsión ya que los estratos sociales basados en las diferencias de ingresos, en esta sociedad salarial, al decir de Robert Castel se están separando en el tejido urbano y están levantando barreras entre sí.
Marginalidad siempre hubo, pero era una marginalidad ligada a una imposibilidad de acceder a ciertos niveles de bienestar material. Era una marginalidad que se confundía con el problema de la pobreza y con la falta de recursos. Hoy en día, la marginalidad moderna, creciente en nuestra sociedad, es un problema de des-integración social, que se manifiesta en los sectores de menores ingresos.
La cuantificación del fenómeno es importante, sin embargo su comprensión no puede agotarse con la misma, ya que por una parte existen elementos no monetarios (difícilmente medibles) que inciden en el bienestar de las familias y las personas y, por otra, aspectos culturales, territoriales y políticos que inciden en su configuración.
A su vez, desde esta perspectiva, y en este escenario emergen crecientemente durante la década de los noventa, diversas manifestaciones de segmentación y fragmentación socioeconómica y cultural.
Así por ejemplo, surgen nuevos perfiles de marginalidad y pobreza (inserción laboral precaria, insuficiencia de ingresos, movilidad descendente y violencia), que asociados a pautas de segregación residencial y educativa, acentúan la desintegración y segmentación social.
La nueva marginalidad urbana es el subproducto de una doble transformación de la esfera del trabajo.
Una es cuantitativa y entraña la eliminación de millones de empleos simi-clasificados bajo la presión combinada de la automatización y la competencia laboral extranjera.
La otra es cualitativa que implica la degradación y la dispersión de las condiciones básicas de empleo, remuneración y seguridad social para todos los trabajadores, salvo los más protegidos.
"...una fracción significativa de la clase obrera se ha convertido en superflua constituye una población excedente absoluta que probablemente nunca vuelva a encontrar trabajo"
"....considerando los aumentos de productividad posibilitados por la automatización y la computación, ni siquiera índices milagrosos de crecimiento podrían reintegrar a la fuerza de trabajo a quienes han sido desproletarizados, es decir, duradera y forzosamente expulsados del mercado de trabajo asalariado para ser reemplazados por una combinación de máquinas, mano de obra inmigrante barata y trabajadores extranjeros.
El carácter mismo de la relación salarial cambió en las dos últimas décadas de una manera tal que ya no otorga una protección a toda prueba contra la amenaza de la pobreza, ni siquiera a quienes están incluidos en ella.
"...el mismo contrato salarial se ha convertido en una fuente de fragmentación y precariedad, y no de homogeneidad y seguridad sociales para quienes están confinados en los segmentos periféricos de la esfera del empleo.10
La nueva marginalidad urbana no es la resultante del atraso, la ociosidad o la declinación económica, sino de la desigualdad creciente en el contexto de un avance y una prosperidad económica global..
El atributo más enigmático de la nueva marginalidad posiblemente sea, en efecto, el hecho de que se difunde en una era de caprichoso pero resuelto crecimiento que provocó una espectacular mejora material para los miembros más privilegiados de las sociedades del Primer Mundo.
A pesar de las reiterativas y recurrentes menciones rituales de la crisis, a la que permanentemente echan mano los economistas, empresarios y políticos, todos los grandes países capitalistas experimentaron una expansión de su PBI y un rápido aumento y concentración en pocas manos de la riqueza colectiva en las últimas décadas.- La opulencia y la indigencia, el lujo y la penuria, la abundancia y la miseria van de la mano.
"La marginalidad avanzada parece haberse desacoplado de las fluctuaciones cíclicas de la economía nacional. La consecuencia es que las alzas en la ocupación y el ingreso agregados tienen pocos efectos benéficos sobre las posibilidades de vida en los barrios relegados de Europa y EEUU,..."
"...Si esta desconexión no se remedia de algún modo, un mayor crecimiento económico generará inevitablemente más dislocación urbana y depresión entre quienes han sido empujados hacia el fondo del orden urbano emergente y están atrapados en él.11
"Los signos reveladores de la nueva marginalidad son: hombres y familias sin hogar que bregan vanamente en busca de refugio; mendigos en los transportes públicos que narran extensos y desconsoladores relatos de desgracias y desamparo personales; comedores de beneficencia rebosantes no sólo de vagabundos sino de desocupados y sub-ocupados; la oleada de delitos y rapiñas, y el auge de las economías callejeras informales (y la más de las veces ilegales), cuya punta de lanza es el comercio de la droga; el abatimiento y la furia de los jóvenes impedidos de obtener empleos rentables, y la amargura de los antiguos trabajadores a los que la des-industrialización y el avance tecnológico condenan a la obsolescencia; la sensación de retroceso, desesperación e inseguridad que gana las barriadas pobres, encerradas en una espiral descendente de ruina aparentemente imparable, el crecimiento de la violencia etnorracial, la xenofovia y la hostilidad hacia los pobres y entre ellos. 12
IV. LAS VILLAS MISERIA
La ciudad latinoamericana también es una ciudad empobrecida. En América Latina los pobres en los años noventa se concentran en las ciudades. Fenómeno nuevo y creciente, que ha ocurrido en los últimos veinte años. Esa masa de aproximadamente 250 millones de pobres latinoamericanos, más del 80% reside en ciudades.
El proceso de urbanización de la pobreza es uno de los rasgos distintivos de la región: en las ciudades latinoamericanas vivían en el 2000 unas 380 millones de personas contra 127 millones en el campo.
Cerca del 50% de la población urbana latinoamericana es pobre, una buena parte se agolpa en villas miseria, un porcentaje creciente vive y muere en las calles o en tugurios infrahumanos.
En Lima, más del 40% de la gente vive en asentamientos ilegales; en Quito la cifra supera el 50%; en Recife la población favelada se acerca al 50% del total. Si en 1970 en las áreas rurales se encontraba el 63 por ciento de los pobres de América Latina, hoy el 59 por ciento de ellos está en áreas urbanas.
En cifras absolutas significa que el número de personas pobres que habitan en las ciudades ha pasado de 44 millones a 115 millones de personas (Cepal 1994:157).
Esta concentración de pobreza en las áreas urbanas crea nuevas y crecientes demandas por suelo urbano, vivienda, infraestructura, servicios, integración y participación, demandas a menudo no satisfechas por las autoridades.
Actualmente la situación social en las áreas urbanas es más compleja que en décadas anteriores.
La mayor concentración de pobreza a la que se hizo referencia es, además, de carácter heterogéneo y ligada a factores diversos y cambiantes, con una mayor desigualdad en la distribución del ingreso.
La concentración de la pobreza en las ciudades ha cambiado su geografía, reforzando la tradicional segregación espacial hasta alcanzar situaciones en que es difícil seguir hablando de una sola ciudad, ahora que los grupos segregados tienen diferentes vidas, confinadas a diferentes límites espaciales.
Es necesario resistirse a considerar la villa como un espacio ajeno, a ver sólo lo que es diferente en él; sus moradores no son una raza distinta de hombres y mujeres necesitados de una denominación especial; son personas comunes y corrientes que tratan de ganarse la vida y mejorar su suerte lo mejor que pueden en las circunstancias desusadamente oprimentes y deprimidas que se les han impuesto.
"...al gueto debemos concebirlo como un sistema de fuerzas dinámicas que entrelazan a agentes situados en el interior y en el exterior del perímetro. Nuestros focos empíricos deben ser las formas, no los porcentajes (de segregación, destitución, desempleo, etc.), las conexiones, no las condiciones. 13
De ello debemos deducir que el análisis de las villas miseria no solo debemos realizarlas solo desde adentro o desde afuera de las mismas y alejado de todo contexto, sino que debe serlo teniendo en consideración todos los factores internos y externos que influyen sobre la conformación de ellas, de allí que el análisis debe ser multidisciplinario y no descuidando ninguno de los factores que inciden en su conformación.
"la noción de figuración como una trama extendida de personas e instituciones inter-dependientes, vinculadas simultáneamente en varias dimensiones nos invita a eludir el fraccionamiento analítico favorecido por el análisis social centrado en las variables. Sostener que, a los efectos de investigar procesos interdependientes, uno debe necesariamente seccionarlos en sus componentes es una superstición científica. 14
"....Ofrece un modelo de transformación social que abarca y une varios niveles de análisis que van desde organizaciones de gran escala del poder político y económico, pasando por las relaciones sociales institucionales, hasta los patrones de interacción de los tipos de personalidad.
Este modelo nos exhorta a mantener conceptualmente juntos la más macro de las macroestructuras y la más micro de las microtransformaciones -llegando hasta la constitución biopsicosocial del individuo....porque la sociogénesis y la psicogénesis son dos lados de la misma moneda de la existencia humana, y cambios en la una no pueden sino repercutir en la otra. 15
Elias ubica la violencia y el miedo en el epicentro de la experiencia de la modernidad: juntos forman el nudo gordiano que vincula las operaciones del Estado con la más intima conformación de la persona; de allí su influencia en la formación de las villas miserias. La ausencia del Estado con su consecuente desinversión social y lo que es más la falta total de políticas sociales, acelera la descomposición de la infraestructura institucional de las villas; facilita la generalización de la violencia y alimenta el clima de temor entre sus propios habitantes y los ajenos a ellas; esto también trae como consecuencia el florecimiento de la economía informal dominada por el comercio de drogas.
Como vemos la marginalidad no es promovida desde el interior mismo de las villas, sino que en realidad está sobre-determinada y sostenida desde afuera por el brutal y desparejo movimiento de retirada del Estado de semibienestar.-
Son esenciales para el análisis de las villas:
a) La función del Estado, ausente frente a las necesidades de los más desprotegidos y presente como lobbista de los más granado del stablischment -amparando sus intereses- y de allí las consecuencias que en la cadena causal explica la perpetuación y la agudización de la privación material y la de la marginación económica de estos sectores;
b) El espacio como elemento central en los procesos de destitución social, como vaciadero de los que no necesita más la sociedad, situación que nos convoca a mirar cuidadosamente la concentración geográfica de la pobreza, la acumulación de distintos tipos de privación en otros territorios de relegación;
c) La desconexión de la villa del crecimiento económico, los vínculos funcionales que solían unir a la población de estos enclaves con el resto de la sociedad vía su participación intermitente en el mundo de trabajo y en el sistema escolar.
d) Que el nacimiento de esta configuración socio espacial es el producto de una particular interacción entre fuerzas macroestructurales, políticas estatales, y el compromiso activo de los villeros -tanto en cuanto individuos como a través de sus organizaciones colectivas- con esas presiones externas.
e) Que si bien muchas de las villas han sido testigos de mejoras significativas en su infraestructura urbana (pavimiento, iluminación, desagüe); estos parches no han cambiado las causas estructurales de su marginación que siguen subsistentes, por lo que están prácticamente en la misma situación (siguen tomando agua contaminada, se siguen inundando, siguen hacinados y estigmatizados, ...etc..-).
f) Que la separación de la villa del resto de la sociedad sólo es aparente se trata de dos mundos interrelacionados, existen entre ellos vivencias comunes, el cartonero se cruza día a día con cada uno de nosotros, en cada esquina un niño nos pide una moneda o nos quiere limpiar el vidrio del auto, ergo, existen relaciones concretas entre los ocupantes de esta ciudad dual que se mueve a dos velocidades.
g) También debemos tener en consideración que hay nexos causales y funcionales profundamente arraigados entre la transformación de las villas y los cambios en la estructura de la economía, la sociedad y el gobierno, la cultura, etc...
h) Los factores económicos, sociales, culturales y políticos que se combinan para transformar las villas nos hacen ver que no se trata de entidades sociales autónomas que contengan en si mismas el principio de su origen, reproducción y cambio.- Su composición interna muta junto con su medio ambiente y los procesos institucionales que simultáneamente lo encadenan al resto de la sociedad y aseguran su ubicación dependiente y marginal dentro de ella.
i) Para comprender la existencia y la razón de las villas hay que reconstruir las relaciones conexas entre la transformación de la vida cotidiana y las relaciones sociales dentro del núcleo urbano, por un lado, y la reestructuración del sistema de fuerzas -económicas, culturales, y políticas- que explican su configuración particular, por lo tanto, el punto principal de este análisis será el de los factores externos que reconfiguraron el territorio social y simbólico dentro del cual los residentes de la villa se redefinen y hacen lo propio con la colectividad que forman.
j) El problema racial, si bien no tiene la importancia que en los guetos norteamericanos también lo tiene en nuestras villas; de allí que sea necesario tomar seriamente la raza, el espacio y el Estado en el estudio de la marginación urbana.-
Esta circunstancia, nos permite ver las maneras diferentes en las que el discurso dominante racializa a la población villera.-
Es así que los elementos centrales del discurso racial se ponen en juego cada vez que se habla de la población villera. Esta racialización (discursiva y práctica) de la población villera se conjuga y refuerza con su extranjerización.-
Así, el villero, sea boliviano, paraguayo o provinciano (pero, siempre no de aquí) termina siendo (constituido como) el otro repugnante y nocivo. Esta racialización, es importante destacar no se restringe al punto de vista oficial. Las reacciones de los vecinos de clase media frente al traslado de los negros villeros -acusación que combina el estigma de clase, lugar y color- a zonas cercanas a su hogares.
En síntesis, junto con Wacquant debemos entender a la villa como una relación entre la economía, el descuido estatal y la acción de los actores políticos dentro y fuera de la ella; al decir de este autor:
"...la realidad del gueto como un lugar físico, social y simbólico se decide en gran medida -se impone, en rigor- desde afuera, dado que sus residentes están cada vez más desposeidos de los medios de producir sus propias identidades colectivas e individuales.-"
"...la metáfora de la ciudad dual para describir los efectos que la polarización económica ha tenido y tiene en la geografía y ecología urbanas...,la virtud de dirigir nuestra atención hacia las nuevas desigualdades que, provocadas en parte por la eliminación de miles de puestos de trabajo y por la retirada del Estado en función del welfare, no sólo caracterizan a las ciudades post-industriales como N.Y. o Chicago sino también a las ciudades del antes llamado Tercer Mundo, como Bs.As..
"En la Argentina, así como en el resto de Latinoamérica, a estos crecientes extremos de pobreza y riqueza se suman la multiplicación de las desigualdades entre las cada vez más extensas metrópolis, las pequeñas ciudades y los pueblos rurales. ...La lujosa riqueza de la burguesía presuntamente cosmopolita le da a Bs. As. la apariencia de otras ciudades globales.-..."..convive con villas en las que más de la mitad de sus habitantes tienen necesidades básicas insatisfechas (pobres estructurales), y aproximadamente el 75% tiene ingresos por debajo de la línea oficial de pobreza. El desempleo es su característica definitoria más importante. En la actualidad, el 62% de la población de entre 18 a 60 años está desempleada o subempleada. El desempleo permanente es generalizado: más de la mitad de los desempleados no han tenido trabajo durante doce meses consecutivos. 16
Cincuenta años después del surgimiento de las villas en el paisaje urbano como un fenómeno transitorio típico de una etapa de desarrollo, se han convertido en una parte permanente de la geografía de la mayoría de las ciudades latinomaricanas.
En nuestro país estos enclaves han experimentado los efectos acumulativos de las desventajas económicas desde su origen. Durante los años treinta y cuarenta, al acelerarse el proceso de industrialización, Bs.As., Córdoba, Rosario, comenzaron a recibir masivos contingentes migratorios desde las provincias. La vivienda era escasa y cara para estos migrantes devenidos en proletarios. Zonas cuasi desiertas y no aptas para el poblamiento urbano se transformaron en los lugares donde los migrantes construyeron sus moradas. Desde entonces, la villa ha sido un área de pobreza concentrada y crónica.-
Con posterioridad, y especialmente desde 1976, con la implementación de la filosofía económica neoliberal y su profundizaciòn en la dècada de 1990 mediante el plan de convertibilidad; estas zonas sufrieron el efecto devastador del masivo crecimiento del desempleo y del subempleo (y del consecuente crecimiento en la vulnerabilidad de sus habitantes) durante los ochenta y los noventa.
De esta forma y presionadas por factores externos, las villas y los otros enclaves de pobreza urbana dejaron de ser los lugares en los que los sectores más frágiles del mundo del Trabajo se reproducían, lugares transitorios en un proceso de movilidad ascendente de las clases trabajadoras, para convertirse en espacios permanentes de supervivencia de aquellos relegados.-
Pero las villas de emergencia, no son simplemente un lugar en el que existe una agregación de familias e individuos pobres sino que tienen una forma institucional, de contención particular y colectiva, basada en el espacio, en mecanismos de encierro y en un autocontrol interno.-
La villa puede caracterizarse como una formación socio-espacial restringida, que abarca a sectores marginados de la sociedad, especialmente expulsados del sistema productivo por políticas económicas que los excluyeron, con componentes raciales y con una sub-cultura incipiente; fundada en la relegación forzada de una población negativamente tipificada, en un territorio reservado en el cual esa población desarrolla un conjunto de instituciones específicas que actúan como sustituto funcional y escudo protector de las instituciones dominantes de la sociedad general.-
No obstante ello, los moradores de las villas no forman parte de un grupo separado y de algún modo amputado del resto de la sociedad, pertenecen, más bien, a fracciones no calificadas y socialmente descalificadas de la clase obrera, cada vez más descalificada debido a su falta de posibilidades de ejercer como miembros de la clase trabajadora. La perversa combinación de abandono y represión construye (bajo regímenes autoritarios o democráticos) a la villa como un espacio de contaminación, como una otredad radical.-
La cada vez más dificil posibilidad de salir del círculo vicioso de la pobreza y la marginalidad hace que las villas ya no sean un reservorio de los trabajadores disponibles, sino un mero lugar de desecho para las numerosas categorías de las cuales la sociedad circundante no incluye ni política ni económicamente. Y estan saturadas de una sistemática inseguridad económica, social y física, debido a la erosión del mundo del trabajo asalariado y del apoyo estatal, erosión que se refuerza mutuamente.
"...los regímenes de marginalidad urbana son bestias complejas y caprichosas; están compuestos por conjuntos imperfectamente articulados de mecanismos institucionales vinculantes de la economía, el Estado, el lugar y la sociedad que no evolucionan al unísono y, por otra parte, difieren de manera significativa de país en país, según las concepciones e instituciones nacionales de la ciudadanía..." 17
V. MARGINALIDAD Y CLIENTELISMO POLÍTICO
Las prácticas clientelísticas constituyen en la actualidad uno de los mayores obstáculos al desarrollo de una democracia sustancial y no formal y sobre todo fundada en principios de equidad.
Los sectores pobres y marginales que encuentran en los vínculos clientelísticos una esperanza de acceso a bienes y servicios que no pueden obtener por sus propios medios y en forma digna, son el elemento propicio de esta perversa práctica política.
El clientelismo es una relación social caracterizada por la asimetría. En uno de sus extremos, el titular de la riqueza, del poder; en el otro el careciente, caracterizado generalmente por su falta de trabajo y marginalidad.
En esta relación que se activa a través de un intermediario, generalmente un caudillo político que convence al cliente de que es el único camino para acceder a los bienes y/o servicios de los que carece, ya que tiene acceso a los mismos o al mundo que los provee.-
La contraprestación que se espera del cliente, es la lealtad, que suele ser político-partidaria, aunque puede ser de otra índole; la falta de ella le vale el estigma de traidor, sobre todo en provincias con estructuras económicas y políticas feudales.-
Estas prácticas no solo son factibles sino que se potencian en contextos de inequidad y exclusión. La asimetría en los recursos y el carácter personalizado de las relaciones son propios de estos vínculos, cuyo eslabón más débil son los sectores más pobres y marginados de la sociedad.
Para poner coto a estas prácticas seria aconsejable reemplazar los mecanismos de asignación de recursos basados en lealtades personales por una asignación de recursos universalista, basada en el reconocimiento de los derechos ciudadanos, que respete la dignidad de los menos pudientes.-
El concepto de ciudadanía supone la existencia de un espacio de igualdad. Considerada como ciudadanía política, la noción comporta un principio de exclusión (la nacionalidad) pero en su interior reconoce la creación de un área de igualdad en el que, los derechos corresponden en cuanto ciudadanos, y no en función de atributos individuales, de clase, étnicos, etc.
Para ejercer los derechos que nos competen en tanto que ciudadanos, como mínimo debemos tener conciencia de ser titulares de tales derechos, y para ello concebirnos en un espacio de iguales, dentro de cuyos límites los derechos no son reconocidos en función de atributos individuales, sino en función de pautas universales.
Atento a que las prácticas del clientelismo político desde el punto de vista estructural se asientan sobre un mecanismo de exclusión conectado a la concentración y centralización capitalistas, es útil explorar el lado de la formación de la conciencia subjetiva, ya que la estructura y formación de la subjetividad son dos caras de un mismo proceso.-
Con relación a este segundo aspecto conviene tomar en consideración qué contenidos de conciencia son menester para el ejercicio pleno de la ciudadanía, y, en el otro extremo, qué tipo de identidades emergen con más frecuencia en contextos de exclusión.-
La situación de marginalidad acota enormemente las posibilidades del individuo de construir un tipo de identidad, (es decir, un complejo de significados acerca de sí mismo y de su lugar en el mundo) que lo coloque en posición de exigir, en un contexto de recursos insuficientes, el ejercicio pleno de sus derechos ciudadanos, ya que sus posibilidades de afirmación de la identidad están fuertemente acotadas por circunstancias estructurales.-
No se puede hablar ni de igualdad ni de titularidad de derechos entre los hiposuficientes (léase pobres y marginados) y los suficientes.-
La cultura de la pobreza, da a los pobres y marginados una fuerte carencia de confianza en si mismos y una estrecha dependencia del individuo o grupo respecto de lo significados socialmente dominantes, y por ende, del poder extrínseco (la mirada de los otros) y del poder estructural.-
VI. ESTIGMATIZACIÓN
Ser pobre y más todavía marginal significa algo más que una mera condición social; no sólo son aquellos que carecen de los medios necesarios para subsistir, sino que además constituyen una especie de mal social, una enfermedad que corroe las bases de la sociedad sana, de los hombres honestos.
Los pobres y marginales son apuntados con el dedo, como seres diferentes, carentes de las cualidades y virtudes que se supone al ciudadano integrado. Son los otros que además de vivir en carencias, no están en condiciones de valerse por sí mismos.-
El estigma en algunos casos se relaciona con la conducta conflictiva de determinados sectores de pobres, conflictividad que surge de sus propias necesidades y desperación al no poder darle solución a las mismas; o bien porque estas circunstancias lo impulsaron al delito.-
El estigma reproduce pobreza en la conciencia del que ya es pobre, al depositar culpabilidad sobre la condición de pobre sobre el mismo afectado.- Estamos ante una sociedad más compleja y diferenciada, pero sobre todo fragmentada.
El tema hoy no es la dicotomía pobres-ricos sino incluidos-excluídos, ciudadanos con futuro o sin él. Entre los pobladores de asentamientos precarios particiones como él de adentro y él de afuera de la villa (que tienen cierta inmediatez respecto de sus vivencias cotidianas) suelen cuestionar principios de identificación más amplios, y, desde luego, entran en abierta colisión con una idea de igualdad que pudiera transmitírseles en abstracto.-
Sin embargo, la contradicción entre sus vivencias cotidianas, y la efectiva estigmatización que se opera sobre ellos, por un lado, y lo que la sociedad dice de sí misma y refleja sobre los excluidos (no trabaja el que no quiere, etc.), no puede resolverse sin ambigüedad.
Como lo ha señalado, entre otros, Touraine esta población "vive la contradicción entre su propia experiencia y el sentido que la clase o el orden dirigente da a la misma experiencia". El resultado es una oscilación entre una visión basada en su experiencia cotidiana que raramente llega a elaborarse sistemáticamente como alternativa a la que les es impuesta desde afuera, y la asunción lisa y llana de los significados socialmente dominantes (incluidos aquellos que sé vehiculizan a través de intervenciones estatales asistencialistas y clientelísticas), con todo lo que éstos comportan de menosprecio de su propia capacidad.
Un penetrante estigma territorial recae firmemente sobre los residentes de estos barrios de exilio socioeconómico y suma su peso a la mala fama de la pobreza y el prejuicio renaciente contra estas minorías, que están dejando de ser tales.-
Acompaña a la estigmatización territorial una pronunciada disminución del sentido de comunidad que solía caraterizar a las antiguas localidades obreras. En la actualidad, el barrio ya no representa un escudo contra las inseguriades y las presiones del mundo exterior, un paisaje familiar y reafirmante imbuido de significados y formas de mutualidad colectivos. Se convierte en un espacio vacío de competencia y conflicto, un campo de batalla lleno de peligros para la lid diaria de la supervivencia y la huida.-
A fin de poder justificar ideológicamente la estigmatización de la pobreza y la marginalidad se recurre a la transformación de las condiciones sociológicas de carácter estructural que los tienen inmersos en esa situación por rasgos psicológicos, que permiten una valoración peyorativa de la situación, sin su compresión, y por supuesto menos su solución.
Es así que se crea la doctrina de la infraclase que pone su acento en los defectos individuales de los marginados, y no observa las cuestiones de tipo externo, tales como las políticas económicas, sociales, culturales, la ausencia del estado frente a las necesidades de los menos poseidos, etc.
Este status de infraclase se establece por completo desde afuera y con el objeto de controlarlos y disciplinarlos socialmente, cuando no hacerlos chivos expiatorios de los males y padecimientos sociales e individuales.-
"...El grave error de las teorías sobre los barrios bajos urbanos ha sido transformar las condiciones sociológicas en rasgos psicológicos e imputar a las víctimas las características distorsionadas de sus victimarios.- 18
"...la detestable imaginería de la infraclase [underclass], un término que pretende señalar un nuevo segmento de los pobres de las minorías, presuntamente caracterizados por las deficiencias comportamentales y la desviación cultural, una amenazante hidra urbana personificada por el pandillero desafiante y agresivo y la madre adolescente de la seguridad social, disoluta aunque pasiva, dos figuras emblemáticas cuyo comportamiento (auto)destructivo representa, según se dice, en un caso una amenaza física y en el otro un ataque a la moral a la integridad de los valores estadounidenses y a la vida nacional. "...el punto central de la investigación social se trasladó ...a los defectos individuales de los negros pobres, del gueto como mecanismo de dominación racial y opresión económica...." 19
"...el status de infraclase se establece por completo desde afuera (y desde arriba) y los especialistas en producción simbólica -periodistas, políticos, académicos y expertos gubernamentales- lo asignan a la fuerza a sus miembros putativos, con finalidades de control y disciplinamiento y sin la menor preocupación por la idea que tienen de si mismos quienes son arbitrariamente amontonados en esta ficción analítica..." 20
El lenguaje de la infraclase es una etiqueta despectiva, fuertemente peyorativa, una identidad que nadie reivindica excepto para adjudicarla a otro.
La calidad de pobre en nuestra sociedad no solo significa carecer de un mínimo de bienes materiales, culturales y sociales suficientes para poder desarrollarnos dignamente, sino que a los ojos del resto de la sociedad entraña una anomalía social, una minusvalia individual y colectiva.
Para los residentes en las villas resulta muy poco probable pasar por alto el desprecio de que son objeto, dado que la mancha social de vivir amontonados en asentamientos precarios, que han llegado a asociarse estrechamente con la pobreza, el delito y la degradación moral, afecta todos los ámbitos de la existencia.-
"...los poderosos estigmas territoriales que se asocian a la residencia en un área públicamente reconocida como un vaciadero para pobres, hogares obreros de movilidad descedente y grupos e individuos marginales. Con demasiada frecuencia, la pobreza se asimila (erroneamente) a la falta de bienes materiales o los ingresos insuficientes.
Pero, además de estar privado de condiciones y medios de vida adecuados, ser pobre en una sociedad rica entraña tener el status de una anomalía social y carecer de control sobre la representación e identidad colectivas propias..." 21
La mirada de los otros, de los extraños a la villa es siempre desdeñosa, al igual que adversa la realidad y deprimidas la situación economía y la ecología local, todos elementos que ejercen efectos fuertemente deprimentes y desmoralizadores.-
Querer salir, una utopía irrealizable, ya que los elementos estructurales que rodean la condición de pobre y marginal y la cada vez más descendente situación social, les hace imposible la acumulación de recursos para preparar una movilidad ascendente, recursos que por otra parte son siempre insuficientes para la subsistencia diaria.-
La estigmatización también conlleva a las prácticas de diferenciación y distanciamiento sociales internos, de los que siendo miembros de la villa quieren no serlo, o al menos no parecerlo, frente a los otros de fuera de la villa; rompiendo los necesarios lazos de solidaridad y valores positivos que pueden ser parte de la solución para salir del encierro con dignidad.-
"...el principal efecto de la estigmatización consiste en estimular prácticas de diferenciación y distanciamiento sociales internos que contribuyen a reducir la confianza interpersonal y socavar la solidaridad social local. Para recuperar algo de dignidad y reafirmar la legitimidad de su status a los ojos de la sociedad, los residentes de la cité y el gueto suelen destacar en exceso su valor moral como individuos (o como integrantes de una familia) y adhieren al discurso dominante de denuncia de quienes se benefician sin merecerlo con los programas de asistencia social.-" 22
La fuerte mutación padecida por estos enclaves desde la desaparición de la economía keynesiana-fordista, las nuevas tecnologías y la ausencia del Estado que en lugar de bregar por los derechos de los menos poseidos lo hace por los grupos de poder económico se nota en esta descripción:
"Durante las décadas de expansión industrial de la postguerra, por lo general la pobreza se distribuía en las metrópolis a través de los distritos obreros y tendía a afectar una sección trasnversal de trabajadores manuales y no calificados.- En contraste, la nueva marginalidad muestra una tendencia distinta a conglomerarse y acumularse en áreas irreductibles y a las que no se puede ir, que son claramente identificadas -no menos por sus propios residentes que por las personas ajenas a ellas- como pozos urbanos infernales repletos de depravación, inmoralidad y violencia donde sólo los parias de la sociedad tolerarían vivir.
"...estos barrios en los que se atrinchera la miseria se han ganado un nombre como depósitos de todos los males urbanos de la época, lugares que hay que evitar, temer y desaprobar...23
VII.FUNCIÓN DEL ESTADO
De acuerdo al discurso neoliberal, en la actualidad, el capitalismo habría soltado sus amarras nacionales definitivamente, sería desterritorializado, transnacional, nómade, ilimitado y carente de identidad.
En consecuencia, el Estado nacional moderno desfallecería.
Convertido en un simple gestor de las exigencias económicas que lo superan, asistiría, impotente, a la inclinación de la relación de fuerzas a favor de los mercados mundializados, de su propia pérdida de consistencia y de una evanescente soberanía.
Dentro de sus fronteras históricas, dejaría de ser el lugar privilegiado del quehacer y la identidad políticos. Ya no formaría el marco estructurante de las solidaridades sociales vigentes, de la vida comunitaria y del bien común. Fuera de aquéllas, sólo conservaría, en la mayor parte de los casos, los atributos formales de la soberanía. En suma, el Estado se habría convertido en el mejor de los casos en un actor banal entre los otros actores (privados) dentro del sistema internacional. En el peor de los casos, habría perdido el control y ya no estaría en condiciones de determinar ni de desviar el curso de los acontecimientos.
Estas afirmaciones no resisten el análisis de la génesis de la mundialización y de las realidades que de ella se derivan. No tiene en cuenta el rol jugado por el Estado en la creación del mercado libre, encubre las finalidades esenciales perseguidas en materia de políticas sociales y desestima la relación de fuerzas interestatales derivada de la mundialización.
Por otra parte lejos de haberse autodisuelto en la nueva utopía mercantil, en Estados Unidos el Estado consolidó su hegemonía y afianzó espectacularmente su soberanía.-
Respecto a Europa, el poder del Estado volvió a desplegarse para entrar en el juego de la mundialización y llevar a cabo la unificación económica del continente. Dentro de la órbita de influencia de esta hegemonía primordial, las otras potencias occidentales participan en distintos niveles en una hegemonía occidental que se afirma frente al Tercer Mundo. Porque la mundialización institucionaliza una nueva relación de fuerzas interestatal que consolida la soberanía de unos y restringe la autonomía de otros.
El mercado libre mundial acentúa la disparidad entre los centros del capital y el resto del mundo: por un lado, los detentadores del saber y del poder que dictan las normas y, por el otro lado, aquellos que están sujetos a éstas. Insertos en una división internacional del trabajo que los obliga a una especialización frecuentemente perversa, los países más vulnerables del Tercer Mundo llegan incluso a perder su soberanía residual.
En cuanto a los países en vías de industrialización, asistieron en los últimos años al acrecentamiento de su dependencia.
Pese a las letanías sobre la impotencia de los gobiernos nacionales reducidos a no administrar más que exigencias externas, vemos a esos mismos gobiernos contribuir plenamente con la elaboración y la puesta en marcha de la nueva economía política hegemónica en la que buscaron participar y no sólo adaptarse. Llegaron a ese punto actuando simultáneamente en los niveles nacional, regional, local y europeo para redefinir las reglas del juego y hacerlas coincidir con la doxa y las prácticas neoliberales.-
Las políticas neoliberales redujeron sensiblemente el papel del Estado como creador de empleos y suministrador de ingresos y servicios a las clases medias y bajas.
La privatización de empresas públicas implicó fuertes pérdidas de puestos de trabajo; la apertura del mercado interno a las importaciones arruinó a un enorme abanico de pequeñas y medianas empresas; la desregulación facilitó la concentración-desnacionalización empresaria y se acentuaron estructuras fiscales regresivas: más impuestos sobre el consumo y menos sobre los beneficios de los grandes grupos, etc.
Todo ello acentuó la desestructuración de tejidos sociales que ya venían sufriendo importantes deterioros desde los años ´70.-
La irrelevancia del Estado Nacional se ha convertido en un lugar común en toda argumentación referida a los problemas sociales, económicos y políticos. Es moda lamentar la incapacidad de las instituciones políticas centrales para poner un freno a las cada vez mayores dislocaciones sociales resultantes de la reestructuración capitalista en la incidencia y persistencia de la pobreza, así como en los niveles de vida.
En los países desarrollados el achicamiento y la des-articulación del Estado de Bienestar son dos de las grandes causas del deterioro y la indigencia sociales visibles en las metrópolis de las sociedades avanzadas; mas en los subdesarrollados que no vivimos el Estado de Bienestar, las causas están dadas por la su ausencia, cuando no por su acción a favor de grupos económicamente concentrados.-
La acción del Estado en el plano económico ( desde 1976 en adelante y en especial en la década de 90 ), se encargó de la aplicación masiva de las recetas neoliberales, que fueron el instrumento de un vasto proceso de recolonización, del que emergió el poder hegemónico de grupos financieros internacionales.
La realidad desmintió la promesa de superar por la vía del mercado libre y globalizado la declinación de los años "80, cuando estalló la llamada "crisis de la deuda", demostración (según el FMI y el Banco Mundial) de la obsolescencia de los esquemas proteccionistas y de redistribución de ingresos calificados de "populistas".- Esta acción del Estado, provocó un incremento de la desocupación, del empleo precario, de la probreza y de la marginalidad, llevando a sectores completos de la sociedad a que habiten por debajo de la línea de pobreza en forma acelerada.-
Este fenómeno llamado eufemísticamente consecuencias no deseadas del plan tuvo al Estado ausente en la política social; pero muy activo en el salvataje de bancos que se habían apropiado de los fondos de sus ahorristas, en la creación del negocio de las jubilaciones y de los accidentes de trabajo, que dejaron de ser una función del Estado para pasar a ser un negocio de grupos financieros internacionales; etc...
La retirada del Estado impacta en las villas no sólo porque reduce los flujos de inversión e ingresos, sino también, y de manera más significativa, porque desteje toda la red de relaciones sociales indirectas sostenida por las instituciones públicas y por las organizaciones privadas que éstas apoyan y porque ayudó a aumentar en forma acelerada el número de sus habitantes.-
Estas políticas llevan directamente al reemplazo del Estado de semi-bienestar por el Estado penal que no hace más que reforzar la misma inestabilidad económica y la violencia inter-personal que se supone debe apaciguar.
Por el contrario en el pasado, tanto el Estado, la acción de los partidos populares y los movimientos sociales trataron de superar los problemas de marginalidad y desigualdad social redistribuyendo, fortaleciendo el ámbito de lo público (educación, salud, infraestructura, equipamiento social, etc,), impulsando reformas agrarias, alfabetizando, ampliando y extendiendo el sistema educacional, profundizando la democracia creando condiciones de movilidad social.
Esto demuestra la responsabilidad del Estado en el incremento de la pobreza, la marginalidad y agravamiento de este problema en general.
"...junto con las fuerzas del mercado, los Estados de Bienestar son grandes productores y modeladores de desigualdad y marginalidad urbanas. Los Estados no sólo despliegan programas y políticas destinados a enjugar las consecuencias más evidentes de la pobreza y amortizar (o no) su impacto social y espacial. También contribuyen a determinar quién queda relegado, como, donde y durante cuánto tiempo.-". 24
VIII. LA VIOLENCIA
Decenas de miles de personas en situación de pobreza fallecen cada año a causa del hambre y la mal-nutrición en todo el mundo. Además, el índice de mortalidad infantil es superior a la media y la esperanza de vida inferior.
Parece inevitable que la pobreza esté, según los criminólogos, vinculada al delito, aun cuando la mayor parte de las personas con muy bajos ingresos no sean delincuentes y estos últimos no suelan sufrir graves carencias.-
Otros problemas sociales, como las enfermedades mentales y el alcoholismo, son más habituales, debido a que son causas y efectos de la escasez de recursos económicos y de una atención médica inadecuada.-
En las ciudades el origen de la violencia puede estar relacionado con una crisis de integración. Los cambios económicos y sociales que están ocurriendo en América Latina significan pasar de sistemas de movilidad social colectiva a sistemas de movilidad social individual.
Ciertamente los valores de un mundo urbano popular, en donde predominaba una cultura obrera, desaparecen con los cambios recientes y por otra parte la espiral social ascendente se ha convertido en descendente y al descenso ingresan sectores completos de la sociedad, al menos en nuestro país.
Dada la incidencia excesiva de los delitos violentos, vivir en una villa entraña un riesgo físico significativo y, como corolario, altos niveles de estrés psiquico que tienden a arrastrar hacia abajo y agotar.-
La existencia se encuentra imbuida de una sensación de abatimiento y fatalidad social que obstruye la visión del futuro y parece condenar a una vida de fracaso y rechazo constantes.-
La preponderancia de la desocupación, precarización laboral y sub-ocupación crónicas entre los residentes de las villas, los fuerza a buscar actividades adicionales de subsistencia, no denunciadas o no denunciables que generen dinero.-
Como se puede observar el crecimiento de la economía informal tiene su origen en la debilidad de la demanda laboral no calificada, y el abandono económico y deficiencias de la cobertura social.
Así las cosas, las estrategias de supervivencia varían en función de los recursos sociales, económicos y culturales, así como de la composición de los hogares pobres, cuando se ven sin fondos; es así que hasta los niños representan importantes recursos y se los somete a presiones constantes para que generen ingresos desde temprana edad.-
La estrategia de supervivencia de último recurso involucra una amplia gama de actividades ilegales, que van desde las apuestas y los asaltos, el tráfico callejero y la venta de mercaderías robadas, hasta los atracos, el robo a mano armada, la prostitución y el tráfico de drogas.
"Para los individuos que son rechazados reiteradas veces del mercado laboral o que se resisten a rebajarse a aceptar trabajos esclavos sin salida que los despojan de su dignidad, ya que implican tareas serviles con salarios de miseria y sin beneficios incluidos, las actividades subterráneas pueden convertirse con facilidad en empleos de tiempo completo.-
"...En el vacío creado por la ausencia de empresas legítimas, las líneas ilegales de trabajo como el robo y el desarme de autos, los hurtos y particularmente el tráfico de drogras pueden desarrollar complejas estructuras organizacionales que son prácticamente un reflejo de las existentes en las compañías de la economía oficial. Además, el comercio de drogas es a menudo la única forma de negocio conocido por los adolescentes del gueto. ... el impacto global de la economía de la droga en las comunidades del gueto es terriblemente destructiva.
No sólo contribuye a minar la disposición de los jóvenes a trabajar por salarios escasos, ya que les brinda oportunidades económicas alternativas aparentemente actractivas, aunque riesgosas. ...en un universo despojado de los recursos más básicos y caracterizado por una elevada densidad de depredadores sociales la confianza no es una opción viable, de modo que todos tienen que protegerse de la violencia y estar listos para esgrimirla". 25
Esta actividad crea un ambiente de mala salud y alto riesgo de muerte a una edad temprana, tensa las relaciones familiares y debilita gravemente la cohesión social local, provoca una violencia galopante y una declinación pronunciada de la seguridad del barrio.
El crecimiento explosivo de esta economía subterránea dominado por el tráfico callejero de drogas contribuye de ese modo a explicar el ascenso de la cultura del terror que campea en las calles.-
"No se puede jugar con la ley de la conservación de la violencia: toda la violencia se paga y, por ej., la violencia estructural ejercida por los mercados financieros, en la forma de despidos, pérdida de seguridad, etc., se ve equiparada, más tarde o más temprano, en forma de suicidios, crimen, delincuencia, adicción a las drogas, alcoholismo, un sin-número de pequeños y grandes actos de violencia cotidiana. 26
Con la implementación del plan de convertibilidad que expulsó a millones de argentinos de sus puestos de trabajo, la flexibilidad laboral que precarizó los puestos de trabajo y creó una gran inseguridad en los trabajadores, más el incremento de la pobreza, la aparición de fenómenos como el de los cartoneros, nuestros sin techo locales, etc...; todo ello trajo aparejada la violencia estructural de que nos habla Pierrre Bourdieu, y con ella el robo armado y los asaltos violentos se han convertido en parte de la vida cotidiana en las villas y fuera de ellas.-
Los habitantes de las villas tienen miedo de sus propios vecinos, sobre todo de los más jóvenes. Víctimas de la marginación económica, social y cultural, estos jóvenes encuentran una manera de contrarrestar, aunque sea simbólicamente, su real vulnerabilidad y redundancia, imponiendo el tono de la vida pública en la villa; la violencia y el aislamiento vienen de la mano.
La violencia de estos jóvenes, así como el vandalismo, debe entenderse como una respuesta a la violencia socio-económica y simbólica a la que se sienten sometidos por estar relegados de ese modo en un lugar denigrado y sin esperanzas de salida. No es sorprendente que entre ellos haya una gran desconfianza y amargura con respecto a la capacidad de las instituciones políticas y la disposición de los dirigentes locales a solucionar el problema.
La furia que muchos experimentan por verse persistentemente marginados de los empleos y sentir que se les niega la dignidad individual que acompaña la autonomía económica, encuentra un salida en un discurso nihilista que glorifica la depredación y la violencia como medios de acceso a la esfera de consumo y que, como no pueden cambiar los mecanismos que los excluyen, se centra en la policía como blanco de la hostilidad, si a esta situación social le agregamos la combinación de la existencia de armas, la exclusión persistente del trabajo asalariado y la penetración del tráfico de drogas, tenemos una mezcla explosiva que potencia la violencia.-
"La invasión de las drogas es, junto con la falta de empleo, la preocupación dominante en las villas de la Cap. Fed. y del Gran Bs. As.. La diseminación de drogas y alcohol alimentan un ciclo de desconfianza y violencia interpersonal; ciclo que, sin orígenes ni propósitos claros, permea toda la atmosfera de la vida villera e impacta en las rutinas básicas.
"El aislamiento (tanto del resto de la sociedad como de sus propios vecinos) y la violencia vienen a intensificar un estigma con el que los villeros se han visto forzados a vivir".-27
Los habitantes de las villas, como parte de su vida cotidiana, padecen no solo estar socialmente aislados, alienados de las instituciones y servicios que las clases medias y altas aun toman por descontados; están también abandonados por el Estado y a disposición de traficantes de drogas que los aterrorizan.-
A todo esto debemos agregar que la violencia estatal aún está presente en las razzias esporádicas y brutales dirigidas a los jóvenes de las villas, cada vez que surge un brote de histeria colectiva por la inseguridad pública.
"...la violencia interpersonal cotidiana, la violencia represiva estatal intermitente, y la violencia estructural del desempleo dictan el ritmo de la vida diaria en las villas y otros tantos enclaves de pobreza en la Argentina actual.- 28
"En la actualidad, la discusión pública sobre la inseguridad recurrentemente menciona a la villa y los villeros (mote que se aplica a toda la gente que vive en zonas pobres, sean éstas villas o no) como una amenaza. En la Argentina fragmentada y polarizada, las villas son zonas que hay que eludir, zonas de crimen a ser temidas y evitadas.
"...En un clima en el cual la seguridad urbana se ha convertido en el tema principal de la prensa y una de las preocupaciones más importantes de la población dada la explosión en las tasas de criminalidad, la villa aparece como el origen desconocido e impenetrable de la actividad criminal.- 29
IX. REPRESIÓN
La situación analizada en los párrafos que anteceden, y el circulo vicioso al que son estructuralmente llevados los pobres y marginales, como asímismo el declinar en el delito, la prostitución etc. analizados desde la perspectiva ideológica de la infraclase hace que se cambie el eje de la discusión y que en lugar de que declaremos la guerra contra la pobreza, declaremos la guerra contra la seguridad social.
Este no es solo un problema de palabras es un problema de contenidos ya que al problema estructural de la conexión social entre, clase, pobreza, marginalidad, abandono del Estado; se lo transforma en un problema de motivaciones personales, de normas familiares y valores grupales de los habitantes de las villas, ergo, se les adjudica rol de villanos, a quienes hay que reprimir, disciplinar.-
De esta forma el Estado en vez erradicar la pobreza, la marginalidad, las causas de la exclusión y la violencia se conforma controlando, reprimiendo y conteniendo estos ruinosos enclaves y encarcelando a sus ocupantes más disociadores .-
Refrenando los desórdenes públicos asociados con la marginalidad aguda causada por la reducción de las políticas económicas, de vivienda y de bienestar social, el Estado, reiteramos, no soluciona el problema, muy por el contrario se ve obligado a incrementar la vigilancia y la presencia represiva en las villas.- Gasta en represión lo que debería gastar en la solución de las causas del problema.-
Los EEUU, como consecuencia de haber asumido una política de represión frente a los problemas sociales están gastando más de doscientos mil millones de dólares al año en la industria del control del crimen.
Pese a los abrumadores costos sociales y fiscales del confinamiento masivo de las poblaciones pobres y desorganizadoras, el encarcelamiento sigue siendo, aun en las sociedades más liberales, una seductora solución temporal al crecimiento de las dislocaciones urbanas.- A pesar de ello la contención punitiva deja intactas las causas que son la raiz del problema social en análisis.-
En nuestro país las causas principales del incremento de la represión y en consecuencia de la población carcelaria son:
a) la dualización del mercado laboral y la generalización del empleo precario, la desocupación, la marginalidad y la subocupación en su extremo inferior.
"..., la mayoría de los países de la Unión Europea presenciaron un crecimiento significativo de su población carcelaria, coincidente con el inicio de la era de desocupación masiva y flexibilización del trabajo;... 30
b) la carencia de programas de asistencia pública para los miembros más vulnerables de la sociedad.-
c) el apartheid económico provocado por la aplicación del plan de convertivilidad que dejó a amplios sectores de la sociedad en forma masiva al márgen de la estructura productiva.-
"...una convergencia descendente de Europa en el frente social, que entrañe una mayor desregulación del mercado laboral y prosiga con el desmantelamiento de la red de seguridad colectiva, dará como resultado ineluctable una convergencia ascendente en el frente penal y un nuevo estallido de inflación carcelaria en todo el continente" 31
Tanto en nuestro país como en europa, EEUU y la generalidad de los Estados Nacionales mundiales, se sabe que quienes figuran entre las categorías más vulnerables, tanto en el mundo laboral como en lo que se refiere al sector asistencial público del Estado, debido a su distribución en las clases bajas y las numerosas discriminaciones que padecen, son quienes están masivamente sobrerrepresentados en la población carcelaria.-
La criminalización de los conflictos sociales tiende, por sus efectos desestructurantes y criminógenos, a coproducir el mismo fenómeno que supuestamente combate.-
Su principal impacto, en efecto, consiste en empujar a las poblaciones que son su blanco hacia una clandestinidad y una ilegalidad más profundas y a alentar la estructuración duradera de redes específicas de sociabilidad y ayuda mutua, así como de una economía paralela que escapa a toda regulación estatal; todo lo que a su vez justifica el accionar represivo.-
X. TEMAS A DEBATIR
Interesa analizar las causas de la pobreza y de la marginalidad, así como el modo de solucionarlas.
Notas
1 Marcel Mauss. Les civilisations Éléments et formes,1929
3 Robert Castel, Empleo, Exclusión y Las Nuevas Cuestiones Sociales, en Desigualdad y Globalización, pág 36, Ed. Manantial
4 Telma Luzzani - CL Zona 04.04.2004
5 Telma Luzzani - CL Zona 04.04.2004
6 Loïc Wacquant, Parias Urbanos, ed. Manantial, pág. 172
7 Javier Auyero, Claves para pensar la marginación, en Parias Urbanos, Loïc Wacquant , pág. 27
8 Loïc Wacquant, Parias Urbanos, ed. Manantial, pág. fs.168
9 op.cit.,pág.169
10 op.cit. pág.74
11 op.cit.pág. 173
12 op.cit.pág. 170
13 op.cit. 107
14 op.cit. pág.108
15 Elias Norbert, What is Sociology?, Nueva York - Columbia University Press -; The Civilizing Process, Oxford, Basil, Blakwell [1937] 1994)
16 Javier Auyero, Claves para pensar la marginación, en Parias Urbanos, pág.11
17 Loïc Wacquant, op.cit. pág. 180
18 op.cit.pág.. 93
19 op.cit. pág. 93
20 op.cit. pág. 42
21 op.cit. pág. 129
22 op.cit pág. 142
23 op.cit. pág. 178
24 op.cit pág. 175
25 op.cit. págs. 65/67
26 op.cit. pág.11
27 Javier Auyero, op.cit. pág. 17/18
28 op.cit.pág. 19
29 op.cit. pág. 20
30 Loïc Wacquant, op.cit. pág. 193.
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EDUARDO ALFONSO DEPETRIS
Año 2006
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