Buscar este blog

jueves, 26 de diciembre de 2019

WALTER BENJAMÍN - RESEÑA: PARA UNA CRÍTICA DE LA VIOLENCIA Y OTROS ENSAYOS. ILUMINACIONES - Autora: CRISTINA MARTÍNEZ ---VIOLENCIA COMO FUNDADORA Y CONSERVADORA DE DERECHOS ---VIOLENCIA INDIVIDUAL Y OTRAS VIOLENCIAS ---DESARROLLO DE LA TÉCNICA Y SU USO BÉLICO ---LENGUAJE HUMANO ---COMUNICACIÓN ESPIRITUAL ---IMPOSIBLIDAD DE NARRAR ---COTIZACIÓN DE LA EXPERIENCIA ---LA FILOSOFÍA VENIDERA

Resultado de imagen para walter benjamin frases celebres

RESEÑA: PARA UNA CRÍTICA DE LA VIOLENCIA Y OTROS ENSAYOS. ILUMINACIONES IV de Walter Benjamin. 

(Introducción y selección de Eduardo Subirats. Traducción de Roberto Blatt. Taurus, Madrid, 2001) Autora: CRISTINA MARTÍNEZ 

RESUMEN: 

El trabajo presenta una reseña crítica del libro de Walter Benjamin conocido como “Iluminaciones IV” que incluye ensayos sobre temáticas diversas escritos por el autor entre 1914 y 1936. 

Palabras clave: historia- política – literatura – filosofía CONEXIÓN, Revista de Investigaciones y Propuestas Educativas N° 14. 2017 Instituto de Enseñanza Superior Nº 28 “Olga Cossettini, Rosario. ISSN: 2362-406X 93 

Reseñar un libro de Walter Benjamin es iniciar un viaje donde sabemos que debemos partir ligeros de equipaje ya que al final traeremos mucho más de lo que nos llevamos. 

Es un viaje diferente ya que, como sugiriera León Wieselter en el Prefacio a Iluminaciones I (New York, Harcourt, Brace & World, 1968) Benjamin es un escritor disperso tanto en su mentalidad como en su propia historia. 

También es diferente el viaje porque la transtextualidad benjaminiana no nos dará respiro: haremos muchos viajes en cada tramo, iremos y volveremos a retomar los caminos escritos por otrxs... 

Iluminaciones, en sus cuatro tomos, constituye colecciones de ensayos escritos a lo largo de su corta vida. 

El título mismo es un vínculo a otra obra: “Las iluminaciones” es un poema de Rimbaud, escritor surrealista con quien nuestro ensayista compartía visiones y acciones. 

Iluminaciones IV, obra que hemos elegido reseñar, incluye ensayos escritos desde 1914 hasta 1936. 

Si bien las “Tesis sobre la filosofía de la historia” fueron escritas unos pocos años después de los textos incluidos en esta antología, muchas de las concepciones expuestas en forma impar allí van prefigurándose en menor o mayor medida en los ensayos: como telón de fondo aparecen la crítica al progreso capitalista, la interpretación no-lineal, de la historia, la posibilidad de una emancipación de lxs oprimidxs y la redención de lxs olvidadxs. 

Los textos que forman parte de este volumen recorren las temáticas de la estética, de la historiografía, de la epistemología y de la teología, si bien sería difícil ordenar cada ensayo solamente bajo una sola de ellas en tanto el pensamiento benjaminiano hace trama sobre los textos y resiste una clasificación rigurosa, más allá de los esfuerzos de rotulación de sus obras en “literarias”, “filosóficas” o “teológicas”, entre otras etiquetas. 

Un breve recorrido por los ocho ensayos, comentados breve y críticamente por Eduardo Subirats, irán completando nuestra metáfora inicial: llevarnos mucho más de donde estábamos al principio. Los números entre paréntesis corresponden a las páginas correspondientes a la edición reseñada. 

En “Para una crítica de la violencia”(1921) Benjamin plantea a la violencia como fundadora y como conservadora de derecho. 

Esto es así en tanto y en cuanto “Fundación de derecho equivale a fundación de poder, y es, por ende, un acto de manifestación inmediata de la violencia” (40). 

Concentra su análisis en la etapa histórica de la primera post guerra. 

Presenta un contrapunto entre la violencia individual y otras violencias como las que están presentes en la lucha de clases, a partir del derecho de huelga, en los conflictos bélicos, en la pena de muerte (donde la violencia no tiene carácter de sanción, sino de refuerzo del derecho mismo) y en la policía. 

La resolución no violenta de los conflictos se daría, según Benjamin, a partir del lenguaje. 

El segundo ensayo “Teorías del fascismo alemán” (1930) es, como el mismo autor indica una Reseña de la colección de ensayos “Guerra y guerreros” editada por Ernst Jünger en 1930, a la cual define como “folleto publicitario, fraseado en clave ideológica”( 55). 

Benjamín discurre acerca de la relación entre el desarrollo de la técnica y su uso en la máquina de guerra: como la técnica no encuentra una armonía con la realidad social, con lo “considerado espiritual” (47) entonces halla su espacio para expandirse en lo bélico. 

Critica duramente la posición adoptada por Jünger que intenta en su ensayo travestir la derrota alemana en la primera guerra en un acto de heroísmo patriótico que llevará a Alemania “ de una realidad incompleta a una realidad plena: de la Alemania temporal a la eterna”(53). 

Benjamin vislumbra claramente el perfil fascista de estas afirmaciones. 

Concluye que “Las guerras ya no son dirigidas, son administradas” (52) y profetiza que si Alemania no consigue eludir estas “maniobras de medusa” que la están envolviendo, sacrificará su porvenir” (57). 

Reuniremos ahora tres de los ensayos que, a nuestro criterio, tienen un aire de familia: “Sobre el lenguaje en general y sobre el lenguaje de los humanos” (1916), ”La enseñanza de lo semejante”(1933) y “El narrador”(1936). 

Los tres ensayos ponen de relieve la importancia del lenguaje humano en los campos epistemológicos, filosóficos y teológicos. 

En primer lugar, para Benjamin toda comunicación espiritual se da en un lenguaje y no a través de él. 

El lenguaje no habla de las cosas sino que comunica a los hombres consigo mismos, es acción divina de crear: el soplo original de Dios en la creación otorgó a los hombres vida, espíritu y lenguaje, elevándolo por sobre la naturaleza. 

"El lenguaje es, por lo tanto, hacedor y culminador: es palabra y nombre. En Dios el nombre es creador por ser palabra y la palabra de Dios es conocedora porque es nombre”(67); “Dios descansó cuando hubo confiado al hombre su mismidad creativa”(67). 

Refiere también al lenguaje como imitación, como mimésis, una facultad humana que va perdiéndose porque el hombre se aleja de la naturaleza, pero que está presente en su perfil onomatopoético, que es pura imitación no mediada. 

Cerrando esta suerte de trilogía “lingüística” “El narrador” es un ensayo fundador: inaugura una tradición que intentará describir sujetos sin voz, enmudecidos ante los horrores de los conflictos bélicos del siglo XX. 

Este enmudecimiento, esta imposibilidad de “narrar” (“la facultad de intercambiar experiencias”(112)) lleva a la desaparición de la sabiduría, del necesario consejo, de lo compartido, y este “olvido” conduce a repetir las violencias. 

La narración tenía entre los antiguos un carácter fuertemente pedagógico, de transmisión de saberes, nos dice Benjamin, y reitera una idea ya expuesta en “Experiencia y pobreza”(1933): “la cotización de la experiencia ha caído y parece seguir cayendo libremente al vacío”(112). 

Su rescate del escritor Lesskow como narrador, es ilustrativo de su postura. 

De neto corte filosófico, en “Sobre el programa de la filosofía venidera” (1918) se expone, en palabras del propio Benjamin que “La filosofía venidera es la de extraer y hacer patentes las más profundas nociones de contemporaneidad y los presentimientos del gran futuro que sea capaz de crear, en relación al sistema kantiano”(75). cuestionando en principio la idea de una certeza duradera a partir de la experiencia, concepto este último muy ligado al conocimiento en las ciencias naturales. 

Explica que Kant interpela este tipo de experiencia, ampliándolo como marcó la Ilustración, a una experiencia como concepción del mundo. (95)

Agrega, de acuerdo a lo sostenido por Kant en los Prolegómenos, que la experiencia como fundamento del conocimiento” tiene su poder universal de ligar inmediatamente la experiencia con el concepto de Dios a través de las ideas”(80), lo que implica entonces no solo una experiencia lógica sino religiosa. 

La intención de Benjamin no es demostrar nada sino proponer un programa de investigación y se alinea con la tradición filosófica que, en sus propias palabras definirá a la filosofía moderna “como ciencia que busca sus propios principios constitutivos” ... “tal filosofía se constituiría... , de por si en teología”(84). 

Finalmente, podemos colocar los textos restantes en el estante de la literatura: “Dos poemas de Hölderlin” (1914-15) y “Franz Kafka” (1934). 

No se trata, por supuesto, de textos orientados a la crítica literaria tradicional. Después de todo, es el escalpelo benjaminiano el que se anima a penetrar en el “cuerpo” de ambos autores. 

Con respecto a Friederich Hölderlin, poeta romántico alemán, de quien Benjamin va a analizar pormenorizadamente dos poemas (“El arrojo del poeta” y “Disparate”), la propuesta es utilizarlos como base para avanzar con dos conceptos: el de” lo poetizado”, que define como “la unidad sintética del orden espiritual y concreto”(92) y que “garantiza la unidad fundamental de forma y material en sí mismo” (92) y la “ley de identidad”: “la forma en que los elementos concretos y la sensibilidad tienen funciones esenciales, primarias e infinitas”(94). 

En Hölderlin, Benjamin describe el vínculo del poeta con la vida, el pueblo, los dioses, la nostalgia por la vida pasada (tema preferido de los románticos y no menos de Benjamin) y, finalmente, su muerte. 

En el caso de Kafka, Benjamin recorre varios de sus cuentos y novelas haciendo hincapié en las temáticas subyacentes desde un punto de vista filosófico e incluso, diríamos, etnográfico. 

El escritor polaco piensa en las “edades del mundo”(136) con una concepción del tiempo con la que el mismo Benjamin estaría de acuerdo: no un tiempo cronológico y lineal, sino uno que “constela” pasados con presentes y futuros. 

El mundo familiar, el mundo de la burocracia, un mundo femenino muy particular, el mundo de los “asistentes” que merodean las obras de Kafka son descriptos con concisión pero de un modo incisivo como acostumbra Benjamin: “para los pequeños, para los incompletos e incapaces, existe la esperanza” (140). “La redención no es un premio a la existencia sino el último recurso de un ser humano” (148). 

Fin de este breve pero intenso viaje. Con nuestras valijas llenas de desazón, tristeza, nostalgia pero junto con ellas, cuidadosamente doblada para ser desplegada cuando haga falta, la potencia mesiánica del mensaje benjaminiano que no insta a una teología contemplativa sino a una del puro hacer, de la pura política: no se trata de mirar al cielo y esperar un mesías salvador que tomará en sus manos nuestra historia, se trata de abrazar al Angel de la Historia, y con él a lxs caídxs, lxs hundidxs, lxs salvadxs, para erradicar de su mirada el espanto porque está en nuestras manos cambiar la historia. 




Resultado de imagen para walter benjamin frases celebres

No hay comentarios:

Publicar un comentario