HAY UNA MURALLA QUE PROTEGE EL PODER ECONÓMICO ARGENTINO
ALEJANDRO OLMOS GAONA:
Alejandro Olmos Gaona es historiador, especialista en derecho
internacional, y asesor del senador nacional Fernando Pino Solanas.
Designado por Rafael Correa, integró la comisión que auditó la
deuda externa ecuatoriana, un proceso sin antecedentes en todo el territorio
latinoamericano.
Por: Rodrigo Fedele* Y Mauro Miguez**
La historia familiar
de nuestro entrevistado está teñida por la actividad política: un abuelo
gobernador de Tucumán en 1904; dos bisabuelos presidentes del Paraguay (uno en
1904, el otro en 1910 y 1920).-
Su progenitor,
Alejandro Olmos, un periodista y político nacionalista que se diferenció de su
estirpe y fue partícipe activo de las agrupaciones vinculadas al histórico José
Luis Torres.
Gracias al informe
que Olmos presentó antes de su muerte, en el 2000, el 13 de julio del mismo año
la justicia federal pudo comprobar más de 477 actos fraudulentos en la
adquisición de deuda externa durante la última dictadura militar argentina
(1976-1982).
***¿Por qué decidiste continuar con las investigaciones que
inició tu padre?
En 2000, cuando
salió la sentencia, fui a agradecer al juez Ballestero por su colaboración.
Entonces el
secretario, un ex-policía y abogado que había hecho mucho para motivar la poca
actuación del magistrado durante el proceso, me dice:
“¡Qué lástima que
esto se acaba ahora que murió su padre!”.
En aquellos tiempos
yo me dedicaba a otras cuestiones históricas y siempre tenía fuertes
discusiones con mi viejo porque pensaba que su investigación no servía para
nada.
Pero en ese momento,
justo en medio de los quilombos por el blindaje financiero, dije “¡Qué se
vaya al diablo, voy a hacerme cargo del asunto!”.
Todavía faltaba
investigar la deuda de la década del ’90.
***¿Analizar la deuda te ayudó a descifrar algún mecanismo de la
realidad argentina?
Comprendí por qué el
tema de la deuda sigue siendo tabú.
Hoy vemos todo el
montaje mediático en torno a los cuadernos, y sí, robaron unos cientos de
millones de dólares.
Pero en la deuda
privada se afanaron 23 mil millones de dólares sólo entre 1980 y 1984.
Si actualizamos todo
al día de hoy, estamos arriba de los 70 mil millones. Una verdadera
monstruosidad. De eso nadie dice nada.
En el Banco Central
no habían dejado rastros, pero existían auditores que poseían copias de los
originales y aceptaron ir a declarar a tribunales sobre los movimientos del
Grupo Macri, Rocca, Perez Companc, los grandes empresarios del país.
El fiscal Federico
Delgado y yo hemos presentado documentos innumerables veces. El problema es que
el juez nunca quiso ahondar en eso.
*** ¿A qué atribuís esa falta de voluntad en la justicia?
Aquí se puede
investigar lo chico, pero no lo grande. En junio de 2001 estuve con Elisa
Carrió en su propia casa y le llevé los documentos de la auditoría del Banco
Central.
Cuando ella presentó
su informe por lavado de dinero, anexó lo que yo le había compartido. Después
no hizo nunca más nada. Y ahora, por supuesto, mucho menos.
Le escribí a
Cristina Fernández de Kirchner cuando era presidenta y me contestó que no se
podía hacer más de lo que estaban haciendo.
Hay una muralla que
protege al poder económico argentino y no se puede horadar para llegar al
núcleo.
Además, tenemos una
justicia cómplice que no sirve para nada.
Por eso, es
necesario saber distinguir la corrupción coyuntural de López o Báez de la estructural,
que es intocable.
A estos tipos no los
tocaron nunca. Incluso con el trabajo más que loable que se ha realizado contra
los militares en materia de derechos humanos, durante la época de los Kirchner,
en materia civil y económica no se avanzó en juicios de responsabilidad a todos
los que manejaron el país y fueron autores intelectuales.
*** ¿Encontrás correlatividades entre los participantes de la
deuda en los ’70 y en la actualidad?
Los mismos bancos,
siempre. Además, ¿cómo es posible que hoy la Argentina siga teniendo los
abogados que contrató Carlos Menem en 1989?
Cavallo llamó a los
acreedores para que le dijeran cuánto había que pagar.
Siempre están las
mismas personas involucradas en el proceso.
Cuando fue lo de los
Panamá Papers encontré otras off shores de la familia Macri.
Me puse a revisar
los papeles y noté que una empresa auditada en el Banco Central, Omexil S.A.,
había intervenido en una operación trucha por cerca de 15 millones de dólares a
principios de los ’80 (deuda que luego le transmitieron al estado).
De eso participaron
Socma y Cristiano Rattazzi, presidente de Fiat Argentina.
Además, esa
sociedad, que seguía vigente cuando presenté los documentos hace un año y
medio, perdió casualmente una caja codificada con documentos en el incendio de
Iron Mountain.
Cuando el fiscal
Delgado y el juez Casanello nos aceptaron, Franco Macri se presentó a pedir la
nulidad aduciendo que mi actuación y la de Pino Solanas podían afectar la
igualdad en el proceso.
El juez se la
rechazó y apelaron a la Cámara Federal, que revocó el fallo del juez y me
apartó de la causa.
*** ¿Hay otras posibilidades para la investigación cuando cambia
el signo político del gobierno?
En 2003, Kirchner
emitió un decreto de acceso a la información pública que nunca se cumplió y la verdad
es que la justicia siempre persigue a los gobiernos que se fueron.
En cuanto al signo
político, mirá, en 2013 Cristina Kirchner firmó dos contratos: uno con Chevron,
otro en el que entregaron la segunda reserva de gas en Vaca Muerta.
Cuando se pidió el
contrato, no quisieron compartirlo. El 15 de noviembre de 2015, la Corte
Suprema los obligó a mostrarlo.
Después, subió Macri
y dio la orden de no enseñarlo, otra vez.
Entonces hicimos un
recurso de amparo. La jueza María José Sarmiento ordenó que se mostrara el
contrato, YPF apeló y ahí está en la cámara, esperando.
Lo que llama la
atención es que el abogado de YPF, Luis Rodolfo Bullrich (pariente de Esteban y
de Patricia) fue designado durante el gobierno de los Kirchner.
Entonces parece que
en estas cuestiones estructurales hay muchas similitudes.
El gobierno de
Alfonsín, por ejemplo, sólo refinanció y renegoció la deuda.
Al único ministro
que se opuso a eso, se enfrentó al FMI y quiso hacer una auditoría de la deuda,
Bernardo Grinspun, lo eyectaron al año.
Pero, ¿qué país
serio paga deuda sin saber qué paga? Porque acá siempre se informó que no había
registros de la deuda sino solamente simples anotaciones.
Cuando Kicillof
estaba negociando con el Club de París, pedimos información sobre la deuda al
Ministerio de Economía, deuda que en un 65% era de la dictadura por compra de
armamentos e importaciones no declaradas.
En el Ministerio
decían que la información la tenía el Banco Central, y viceversa.
Tiempo después me
informaron que “efectivamente, en algún momento, el Banco central había
mandado algo y que me lo reenviaban” (sic).
Era una hoja con los
nombres de los acreedores y los montos, nada más.
Hay negligencia,
irresponsabilidad, precariedad de información.
*** ¿Pensás que existió un momento histórico en el que se pudo
haber terminado con estas relaciones tóxicas?
La gestión de Néstor
Kirchner, justo cuando él asume y se visualiza el poder de la deuda. Ahí había
que hacer un default completo, no selectivo como el que había hecho Rodríguez
Saa en el que se le seguía pagando a organismos internacionales.
Barajar y dar de
nuevo. A partir de ahí, investigar la deuda y pagar estrictamente lo que
correspondiera. Y si no, que hicieran lo que quisieran.
Como hizo Correa
cuando vio que no tenía forma de impugnar todo. Dijo: pago el 30%; si no lo
aceptan, que ejecuten al país, ya veremos cómo defendernos.
Claro, el Gobierno
de Ecuador tenía atrás toda una investigación de auditoría que acá nunca se
hizo.
Correa subió sin
estar atado a ninguno de los dos partidos tradicionales, eso le permitió hacer
lo que hizo. Lo mismo Chávez.
En Argentina nunca
ocurrió. Macri no hubiera conseguido la presidencia sin los radicales. El
bipartidismo condiciona cualquier posibilidad política relativamente
autónoma.
Si en Argentina se
argumenta que no se quería entrar en conflicto con el FMI y los organismos
internacionales, ¿por qué no se llamó a los empresarios argentinos a los que el
estado argentino les pagó una deuda fraudulenta para que devolvieran la plata?
Macri, Calcaterra, Lacroze de Fortabat, Rocca, Papel Prensa.
*** ¿Cuáles son las razones por las que nunca termina
liquidándose la deuda, incluso en los gobiernos de corte progresista?
Si decimos “no
podemos”, estamos perdidos y tenemos que seguir este camino de decadencia
en el que estamos.
Claro que esas
empresas pueden desestabilizar el país, pero así como se hizo una cadena
nacional en torno a Papel Prensa y sus manejos irregulares, escrachándolo en
todos los medios, se podría haber hecho también con las deudas de las otras
empresas, hablarle al pueblo argentino con transparencia.
Pero, además de la
falta de voluntad, un factor clave es cómo operan los servicios de
inteligencia. Saben vida y milagro de los que manejan el poder para atacar
cuando sea necesario.
Jaime Stiuso es un
gran ejemplo de eso. Estuvo en la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE)
desde el ‘78 y se fue en el último año del gobierno de Cristina. Es un tipo que
debe tener un archivo inmenso de senadores, ministros, diputados.
En el Ecuador, el
proceso de endeudamiento fue igual al de la Argentina: deuda de la dictadura,
reestructuración en democracia, Megacanje, Plan Brady. Los mismos bancos, los
mismos acreedores, los contratos eran idénticos.
Allá, pude acceder a
todos los documentos; acá, la información es secreta. Entonces me salen con el
argumento de la relación de fuerzas. Claro, en un país como Ecuador, enfrentar
todo el poder financiero es complicado, pero Argentina no es Ecuador, Brasil no
es Ecuador, Venezuela no es Ecuador.
Sin embargo, Correa
terminó volviendo a negociar con el fondo, a emitir bonos de deuda. Me cuesta
entender su cambio. Terminó convirtiéndose en un tipo muy autoritario, no
aceptaba críticas de ninguna naturaleza y, a pesar de todo, tenía un trasfondo
de gran admiración por los Estados Unidos.
Una vez escuché una
frase que decía “si querés conocer a alguien, dale poder”.
Cuando fue la cumbre
del ALBA, en Caracas, Correa contó la experiencia de la auditoría y Chavéz dijo
“hay que empezar por casa”.
En ese momento pensé
“bueno, si empieza Venezuela, esto puede ser un efecto dominó”.
Al finalizar la
reunión, le comenté al ministro de Finanzas venezolano Ariel Rodríguez el
aspecto positivo de lo que había dicho Chávez, pero él de algún modo relativizó
o minimizó las palabras con un “habrá que ver”.
Fue algo que me
llamó poderosamente la atención porque Rodríguez había sido guerrillero,
embajador en Cuba y era un tipo con una reconocida fama de honestidad.
El asunto es que
nunca se hizo la auditoría y yo no me explicaba la razón. Finalmente, en 2012,
comprendí que Venezuela financiaba los planes sociales con emisión de bonos de
deuda sometidos a la jurisdicción y la legislación de los Estados Unidos.
Luego se los daban
para negociar a los mismos bancos de siempre. Una cosa son los discursos y otra
las realidades.
*** ¿Cuáles son nuestras posibilidades, entonces?
Para comenzar, es
necesario afianzar la unidad latinoamericana, que existe en cuestiones
políticas, pero no económicas.
Fuera de los
discursos, no hay tal unidad. Por ejemplo, el principal obstáculo para
concretar el Banco del Sur fue Brasil, con Lula y con Dilma.
Claro, el proyecto
del Banco del Sur hablaba de 20 mil millones de dólares y el Banco del
Desarrollo de Brasil tiene un capital de 150 mil millones de dólares para hacer
negocios en todas partes. ¿Qué les va a interesar?
El problema es que,
si no hay una unidad económica latinoamericana real para enfrentar al sistema
financiero, no hay solución posible.
Países como el
nuestro podrían despojarse tranquilamente porque los contratos son muy truchos,
están sometidos a irregularidades todo el tiempo. Pero es un gigante con pies
de barro que nadie quiere tocar.
En un diálogo, el
abogado de la banca Morgan me dijo:
***«Ustedes saben
quiénes somos nosotros”, como diciendo “vos sos un gil y
nosotros manejamos la guita del mundo, sabemos cómo se hacen los negocios y en
la reestructuración de la deuda siempre terminamos ganando«.
En el caso de
Argentina, somos un país que, a pesar de los default, siempre termina pagando.
Después está la otra
posición, la de la ultra izquierda, “nosotros no pagamos, no debemos”.
Eso no sirve para nada. Es un cliché para una movilización, pero no sirve para
enfrentar a esta gente.
*** ¿Cómo podemos pensar la idea del Estado nación en términos
de mercados tan globalizados?
Hay una
justificación de los últimos gobiernos populares en torno a lo que se podía o
no se podía hacer en el mercado global.
¿Por qué Lula va
preso, Correa se exilia en Bélgica y a los Kirchner les llueven demandas?
Porque dejaron
intacta la estructura que tendrían que haber arrasado. Ese es el problema.
La única manera de
enfrentar el sistema financiero es liquidarlo. Si negociás, estás perdido.
El mundo globalizado
los hace más fuertes a ellos porque se afianzan cultivando la desunión de
nuestros países.
Además, está el
factor popular. En el caso de Ecuador, Correa hizo la auditoría porque se lo
exigieron los movimientos sociales.
Acá muchos están
peleados con los otros, mucha consigna militante y poca realidad. No
enfrentamos las situaciones a través de unidades sino fragmentados y con mucho
discurso.
Está bien, son
coyunturas distintas, pero si Bolívar y San Martín hubieran puesto la excusa de
la relación de fuerzas nosotros aún seríamos parte del Imperio español.
Es evidente que las
presiones de los bancos y los poderes financieros son muy fuertes. Sin embargo,
mirá lo que pasó en Islandia mientras nosotros recibíamos al FMI con bombos y
platillos.
*** Para finalizar, ¿creés que la propuesta de Cambiemos se
corresponde con un proyecto de país o es solo una transferencia de recursos a
los que más tienen?
No hay proyectos a
futuro. La tan criticada generación del ’90, con sus niveles desiguales, sus
visiones europeas elitistas y tantas personas destinadas a la marginalidad,
tenía al menos una idea sólida de país.
Todos se dedicaban a
la política. Más allá de su ideología, no eran grandes empleados de las
empresas que nos privatizan.
Hoy, nuestro mayor
problema es una dirigencia política inculta, mediocre. Legisladores que solo se
dedican al guitarreo y se rodean de montones de asesores.
Por otro lado, el
único proyecto del ejecutivo: que un sector viva a expensas de los demás.
Antes de echar gente
del sector público, hay que apretarles los tornillos a los que más tienen. Y a
todo esto sumale un gobierno integrado por importantes gerentes que trabajaron
toda su vida en el sector privado y… ¿descubrieron el país de golpe?
Mientras tanto, se
tiene imputada a una ex-presidenta por un crimen de lesa humanidad (la causa
Nisman) únicamente por un dictamen trucho de un fiscal muerto. Fiscal que,
además, respondía a la embajada de Estados Unidos y, cuando tomaba una medida
sin pedirles permiso, enviaba notas excusándose. Y un conglomerado de medios de
comunicación responde a todo eso.
Vivimos en un mundo
de ficciones. Es ficción la democracia, es ficción la constitución.
Gracias por este post, espectacular !
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