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sábado, 1 de abril de 2017

NEO-LIBERALISMO - *** LA DICTADURA Y EL OCASO DEL BIENESTAR *** - Por: GUSTAVO ALFREDO LAZARTE (Vicedecano Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad Nacional de Catamarca (Unca)) *** - TEORIA ECONÓMICA ORTODOXA - ARGENTINA PAIS PROSPERO - SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES - MERCADO INTERNO - ROL DEL ESTADO - HOMOGENEIDAD SOCIAL - MOVILIDAD SOCIAL ASCENDENTE - EMPATE SOCIAL - DESEMPLEO IRRISORIO - AMPLITUD CLASE MEDIA - OBREROS CALIFICADOS - FUGA DE CAPITALES - DICTADURA (1976) IMPUSO MODELO NEO-LIBERAL - RODRIGAZO - PRIMACÍA DEL MERCADO - DURACIÓN CONDUCCIÓN ECONÓMICA - REFORMA FINANCIERA (1977) - DESREGULACIÓN ACTIVIDAD FINANCIERA - AGONÍA ECONOMÍA REAL - ESPECULACIÓN - APERTURA ECONÓMICA Y CRISIS INDUSTRIA LOCAL - AUMENTO EXTRAORDINARIO DEUDA EXTERNA - DEUDA EXTERNA COMO MECANISMO DISCIPLINADOR - CONTROL OLIGOPOLICO DEL MERCADO - ELIMINACIÓN CONQUISTAS DE LOS TRABAJADORES - REGRESIVIDAD DISTRIBUTIVA - MUTACIÓN PAUTAS INCLUSIÓN Y EXCLUSIÓN SOCIAL - ELIMINACIÓN DISCURSOS ALTERNATIVOS -

OPINIÓN

La dictadura y el ocaso del bienestar

Publicado diario el Esquiú de Catamarca

La dictadura y el ocaso  del bienestar
"La teoría económica ortodoxa es peligrosa, porque sustenta las políticas económicas de los gobiernos  conservadores y reaccionarios, que son enemigos del bienestar de la gente común”.
Mario Bunge.

Con las vicisitudes propias de cualquier país y aún con sus crisis recurrentes, Argentina fue durante muchas décadas un país próspero, modelo en el que querían reflejarse los hermanos latinoamericanos, al que numerosos especialistas auguraban futuro de país desarrollado. 

En rigor, ese modelo de país se caracterizaba por una concepción del desarrollo vinculada a la etapa de sustitución de importaciones y la estrategia mercado-internista, donde el Estado cumplía un rol fundamental, con  una tendencia a la homogeneidad social, visible en la incorporación de una parte importante de la clase trabajadora, así como la expansión de las clases medias asalariadas luego afianzadas económicamente y convertidas en actores centrales del proceso de modernización cultural.

Aquí existía lo que se conoce como movilidad social ascendente, donde cada generación superaba a la anterior y  la expresión "m’hijo el dotor”  era una realidad cada vez más frecuente y eso significaba, por caso, que el hijo de un humilde trabajador sin instrucción podía llegar a ser un destacado profesional.

En este país se daba lo que la sociología llama "empate social”, lo que implicaba pujas sociales, económicas y políticas entre distintos actores y sectores sociales, y no la enorme asimetría que se vería después entre los sectores concentrados y las clases medias y bajas. 

Un país que tenía un desempleo irrisorio del 2.3% y en donde la brecha entre los ingresos del 10 %  más rico y el 10% más pobre era de 12 veces, distancia que fue progresivamente incrementándose hasta llegar a las 29 veces en 2004. 

Una Argentina que se distinguía por la amplitud de sus clases medias y por tener, entre sus clases trabajadoras, un número elevado de obreros calificados. 

Un país  cuyos sectores dominantes tenían en el extranjero capitales por menos de 3.500 millones de dólares, contra más de 400.000 millones de dólares de la actualidad. 

Un país, al fin de cuentas, que había vivido con casi virtual pleno empleo, con altos niveles de protección laboral y bajísimos niveles de pobreza y desigualdad de ingresos, como expresiones de una sociedad con mayor capacidad de integración social. 

Todo eso fue aniquilado por la dictadura.

Para ser más preciso, el modelo neoliberal empezó a configurarse en 1975 con una experiencia breve pero muy traumática que fue el programa de ajuste implementado por Celestino Rodrigo mediante una brutal devaluación y ajuste tarifario y de combustibles que terminó profundizando la desbordante inflación aunque la implantación definitiva de un nuevo modelo económico, basado en la primacía de mercado, llegaría a partir del 24 de marzo de 1976.

Los dos problemas más acuciantes que tenía Argentina al momento del Golpe eran los mismos de hoy en día -aunque mucho más agravado en aquel momento-: una altísima inflación y un insostenible déficit fiscal. 

¿Qué hizo, entonces, el equipo de Martínez de Hoz  para que las estructuras económicas cambiaran para siempre y este país nunca más fuera el mismo en términos de bienestar económico?

En una época en que los ministros de economía duraban muy poco en sus cargos, Martínez de Hoz, cerebro y estratega, lo primero que planteó fue que la conducción económica debía durar en el poder un tiempo suficientemente prolongado, para que los cambios fueran irreversibles.

A partir de eso, las decisiones más perniciosas que condicionarían a las futuras generaciones se pueden sintetizar en  las siguientes:

1) La Reforma financiera de 1977, que implicó la desregulación de la actividad, la liberación de la tasa de interés y un régimen para compensar a los bancos, que originó el déficit cuasi fiscal; en el sector financiero se concentraron los beneficios. 

Mientras crecía el mercado financiero el sector real agonizaba; las altas tasas de interés eran inconciliables con las tasas de beneficio, de modo que ninguna actividad era rentable ni podía competir con la especulación.

2) La apertura económica y la progresiva eliminación de los mecanismos clásicos de protección de la producción local: se disminuyeron los aranceles y con la posterior sobrevaluación del peso (consecuencia de la célebre tablita cambiaria), la industria local debió enfrentar la competencia avasallante de una masa de productos importados a precio ínfimo.

3) El efecto más profundo y permanente de la política económica fue el aumento extraordinario de la deuda externa que deterioró sustancialmente la capacidad financiera y operativa del Estado que, además, asumió gran parte de la deuda privada, beneficiando a grupos económicos que se habían endeudado en el exterior. 

Al final del Proceso, la Argentina era uno de los países más endeudados del mundo y los acreedores externos empezaron a poner condiciones; la deuda externa ocupó su lugar como mecanismo disciplinador.

4) Crecimiento de grupos económicos y concentración del capital: los capitales –nacionales o extranjeros- que controlaban la propiedad de múltiples empresas, en una diversidad de actividades económicas, aumentaron su poder económico y, a la vez, el control oligopólico que ejercían sobre los distintos mercados. 

Estos grupos pudieron crecer sin riesgos, al amparo del Estado. Acumularon una fuerza tal, que en el futuro resultaría muy difícil revertir las condiciones en que actuaban, y junto con los acreedores externos se convirtieron en los nuevos tutores del Estado.

La dictadura impuso a sangre y fuego la eliminación de las conquistas de los trabajadores y una inédita regresividad distributiva que de allí en más se instaló como un hecho estructural. 

Las transformaciones que arrancan en 1976 y que finalmente se consolidaron a lo largo de la década del 90, implicaron una mutación de las pautas de inclusión y exclusión social,  y trajeron consigo una nueva matriz social, caracterizada por la polarización y la heterogeneidad.

Esta vasta transformación se apoyó en el neoliberalismo, nueva creencia colectiva que logró instalarse en el sentido común de la sociedad. Su avance ha sido arrollador desde 1976: en esos años aprovechó la eliminación de otros discursos alternativos, realizada por la última dictadura militar,  que con frecuencia eliminó también a sus emisores. 

Ante el avance neoliberal cayeron el discurso del Estado de bienestar y sus valores de equidad y justicia social.
Cuando se analiza este período oscuro de nuestra historia, pocas veces se tratan las cuestiones económicas, tal vez porque no son fáciles de asimilar. Pero siempre tengo presente lo que sostiene una destacada intelectual argentina: "Es más importante entender que recordar, aunque para entender sea preciso, también, recordar”.

Por Gustavo Alfredo Lazarte
Vicedecano Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad Nacional de
Catamarca (Unca)
Email: fredylaz@yahoo.com.ar

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