miércoles, 29 de marzo de 2017
EL FUTURO DEL TRABAJO QUE QUEREMOS
(En la foto de arriba. intervención de acogida de la Ministra de Empleo, en la posterior, asistentes cualificados a la Conferencia. En la foto de final, una instantánea de los ponentes en la intervención de la mañana)
La OIT prepara su centenario impulsando un gran debate entre las partes sociales que la componen y la sociedad en su conjunto sobre el futuro del trabajo que queremos. Ante los cambios producidos en el trabajo y en los medios de trabajo, la inminencia de la robotización y la incidencia de la digitalización, junto con la transformación del espacio de la comunicación y de los medios de información y con ello de los modos de relación social y la construcción de culturas, se plantean numerosos interrogantes sobre las consecuencias laborales y sociales que este horizonte de cambios puede producir. Esta discusión se ha querido trasladar a los estados miembros y en España la oficina de la OIT, dirigida por Joaquin Nieto, ha organizado una Conferencia Tripartita para el 28 de marzo con el objetivo de analizar este tema, el futuro del trabajo que los sujetos económicos y sociales y las Administraciones públicas contemplan como posible.
Como acto institucional, la Conferencia contaba con la presencia valiosísima de Guy Ryder, el Director General de la OIT, y simbólicamente el gobierno español quiso darle un tono elevado al invitar al monarca a su inauguración, que naturalmente concitó la presencia de los dirigentes de las organizaciones empresariales y de los dos sindicatos más representativos a nivel estatal junto con la de la Ministra de Empleo (ya no de Trabajo desde el gobierno del PP de noviembre de 2011).
Los trabajos de la conferencia se estructuraban en torno a cuatro “conversaciones”, cada una de ellas con un contenido temático.
La primera ponía en relación el trabajo y la valoración que este ocupa en la sociedad, su relevancia política, económica y democrática.
La segunda rescataba el concepto de trabajo decente como un mínimo común denominador para todo tipo de trabajo en cuanto a la regulación de las tutelas de estas actividades.
Estas dos conversaciones preliminares desembocaban en otras dos que implicaban un esfuerzo de concreción mayor, la primera relativa a los cambios en la organización del trabajo y la producción que la robotización y la digitalización van a inducir en las empresas y centros de trabajo, y por tanto a las condiciones en las cuales se presta la actividad de los trabajadores, su adecuación a los esquemas clásicos de encuadramiento en el ordenamiento laboral, y la segunda dedicada a la “gobernanza” del trabajo, es decir al dominio de las reglas que han de ordenar esta nueva situación, complicada con el carácter multiescalar – global, supranacional, internacional, estatal – de los distintos planos de emanación de normas y decisiones políticas sobre la dirección que ésta va a adoptar.
Naturalmente los sujetos especialmente convocados para este debate eran los interlocutores sociales, los sindicatos y los empleadores.
En el supuesto madrileño, CCOO y UGT han presentado una contribución conjunta que aborda de manera transversal las cuatro conversaciones y que ha sido publicada en la página web de la Oficina de la OIT en Madrid (se encuentra aquí : http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---europe/---ro-geneva/---ilo-madrid/documents/genericdocument/wcms_548990.pdf ).
CEOE y CEPYME por el contrario han optado por referirse a un documento de la Organización internacional de Empresarios – The Voice of Business – en inglés que coloca su posición en un plano más general, sin referencias concretas al caso español.
Pero en la organización concreta de esta conferencia ha tenido también mucha importancia la llamada de la Oficina de la OIT de Madrid al mundo académico en forma de contribuciones que luego habrían de ser publicadas en la página web.
La respuesta a esa invitación a colaborar ha sido muy importante, más de 38 textos han acudido desde muy diferentes universidades.
La Universidad de Castilla La Mancha ha presentado seis contribuciones correspondientes a los profesores Aparicio Tovar, Baylos Grau, Mora Cabello de Alba, Olmo Gascón, Rodriguez Fernández y Trillo Párraga que, junto con la de la profesora de la Universidad de La Laguna Ramos Quintana, integrarán un volumen conjunto titulado precisamente así, “El futuro del Trabajo” al que prologará el director de la oficina de la OIT de Madrid, Joaquín Nieto.
Como sucede en estos casos, hay una gran disparidad entre las contribuciones presentadas, tanto por el objeto que estudian como por la orientación de las mismas, aunque ciertamente entre ellas hay algunas muy valiosas, además de las citadas.
En cualquier caso, pueden consultarse todas ellas en la página de la OIT de Madrid : http://www.ilo.org/madrid/fow/lang--es/index.htm
El discurso sobre el futuro del trabajo tiende a desarrollarse en términos economicistas o tecnicistas, acentuando las consecuencias venideras de la introducción de nuevos paradigmas técnicos y culturales que reforzarán el poder económico en manos de unos pocos y que acrecentará la dependencia de grandes corporaciones y de los circuitos de financiación, de lo que se induce enormes pérdidas de puestos de trabajo, polarización de los empleos en alta y nula cualificación, que a su vez produce una cierta depauperación salarial – incremento de los trabajadores pobres – transformación del grueso de los asalariados en autónomos económicamente dependientes y quiebra de la Seguridad social que genera una protección social asistencialista mínima y con amplios sectores excluidos.
El futuro es una línea no muy bien definida pero siempre en el inmediato porvenir, que por tanto se reviste de tremendos tintes amenazadores, generando oscuros temores de que todo se derrumbe salvo la economía y la técnica, que se impone como un destino a la acción de las personas.
Esta deriva del discurso no es la que quiere la OIT. De hecho en los documentos preparatorios e incluso en los preparados mediáticos para informar de ello a la población el relato es muy diferente.
Quiere problematizar en efecto una realidad ya de por si suficientemente compleja y en cambio, que debería ser (re)conocida en una buena parte de sus aspectos, a menudo contradictorios, para a partir de allí, poder desplegar las diferentes opciones políticas sobre la regulación y el gobierno de ese “futuro que queremos”.
Y que por consiguiente no acoge un solo diagnóstico ni expresa una sola patología, sino que presenta una realidad muy compleja y ambivalente, en la que los ciudadanos y las organizaciones que representan el trabajo tienen necesariamente que intervenir y mediar en la resolución de los conflictos de intereses que surgen de ella.
Una situación que además es líquida en el sentido que ya ha comenzado y hay importantes rasgos de lo que se piensa para el futuro que ya están aquí presentes y frente a los cuales se están arbitrando determinadas medidas, no necesariamente incorrectas.
La unilateralidad en el gobierno de la crisis, la imposición de una política sobre otras posibles y negociadas, son sin embargo, errores seguros y no abren vías practicables para un cierto acuerdo social de futuro sobre aspectos importantes de ese mismo futuro que queremos.
El proceso de discusión y de debate está comenzando. Ha sido un inicio interesante, pero ahora es oportuno que esta temática se recoja en otros campos, como el de la discusión y del análisis de los iuslaboralistas, o encuentros tripartitos organizados académicamente.
Es además una línea de discusión que corre paralela a otra ya señalada también en estas páginas, la referida al debate sobre el Pilar Social Europeo que converge de manera clara con ésta en cuanto a la necesidad de fijar como marca infranqueable del trabajo decente a nivel global como paradigma de los que puede significar el trabajo en este siglo XXI, junto al esfuerzo por definir nuevos instrumentos que puedan ir apareciendo y redefinir antiguas técnicas de tutela y de protección social.
A ello nos dedicaremos en próximas intervenciones.
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