NO A LA MEGAMINERIA!!
“Mina es muerte”.
“El agua vale más que el oro”.
“No a la Mina. Sí a la Vida”.
Lemas como estos se repiten en las calles y las
carreteras al atravesar las provincias de San Juan,
Catamarca, La Rioja, Salta, Jujuy.
La megaminería se ha convertido en el principal
foco de las resistencias sociales no sólo en
Argentina, sino en toda la región, porque, como
afirma la investigadora Mariela Spamva, “plantea
un conflicto territorial: compite por recursos,
como la tierra y el agua, y reestructura e influye la
forma de vida de los pueblos”, resume Spamva.
La megaminería amenaza las economías locales
basadas en la agricultura o el turismo, y desplaza a
comunidades enteras de indígenas y pequeños
campesinos, aunque los protegen leyes que son
papel mojado frente a los intereses del capital.
La montaña impone sus tiempos y su silencio.
La cordillera andina, la espina dorsal de una
América Latina con las venas todavía abiertas, se
alza majestuosa, con sus cerros de mil colores,
atravesando el continente suramericano.
En el Paso de Aguas Negras, que comunica Chile
con la provincia de San Juan, a 5.000 kilómetros
de altura, hace frío y calor al mismo tiempo.
Basta permanecer allí un instante para entender,
siquiera un poco, esa idiosincrasia andina que
resiste silenciosa, que conecta con la tierra, que
venera su montaña.
Basta presenciar una sola vez el espectáculo
inefable de la luz del amanecer sobre los cerros
multicolores de Jujuy para escandalizarse ante la
sola idea de que se esté pulverizando la montaña
para extraer las sobras del oro que aún guarda la
montaña en sus entrañas.
Potosí, en Bolivia, es el símbolo del despojo.
De donde brotaban ríos de plata, sólo quedan
ruinas que se alzan como una acusación.
“La perpetuación del actual orden de cosas es la
perpetuación del crimen”, escribió Galeano hace
cuarenta años.
Sus palabras son hoy más oportunas que nunca.
Y el oro sigue siendo la más triste metáfora de la
codicia del hombre blanco, que, cinco siglos
después, sigue sin entender que el oro no se come.
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