EL 18 DE AGOSTO DE 1936, FUSILARON DEBAJO DE UN OLIVO, EN
GRANADA A LAS 4:45 DE LA MADRUGADA, AL GRAN POETA ESPAÑOL FEDERICO GARCÍA
LORCA.
Discurso
de Federico García Lorca al inaugurar la biblioteca de su pueblo: Fuente de
Vaqueros (Granada). Septiembre 1931.
MEDIO PAN Y UN LIBRO
"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta
de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda
inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí.
'Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre', piensa, y no
goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía.
Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa,
que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios
y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es
bondad y es serenidad y es pasión.
Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro,
que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta
biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.
No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera
desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro.
Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan
de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones
culturales que es lo que los pueblos piden a gritos.
Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los
hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo
contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en
esclavos de una terrible organización social.
Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no
puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre
fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia
de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros,
libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?
¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a
decir: 'amor, amor', y que debían los pueblos pedir como piden pan o como
anhelan la lluvia para sus sementeras.
Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la
revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado
del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve
infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: '¡Enviadme
libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!'.
Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua:
pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre
del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un
cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma
insatisfecha dura toda la vida.
Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más
verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: 'Cultura'. Cultura
porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se
debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz."
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