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martes, 22 de diciembre de 2015

UN MAQUIAVELO MÀS HUMANO - OBRA DE TEATRO-MONOLOGO - Por: FERNANDO CAYO (OCTUBRE 2015) - SER Y APARENTAR - TÈCNICAS DEL PODER - CONVERSAR CON PERSONAJES DE LA ANTIGÛEDAD - REALISTA DEL POLITICA - TEXTOS DE HACE 500 AÑOS PARECEN ESCRITOS ESTAS MAÑANA - ODIO - ANSIA DE PODER - NATURALEZA HUMANA - EL PUEBLO NO ES TONTO - ESTÀ EN NUESTRAS MANOS LA POSIBLIDAD DE TRANSFORMAR EL MUNDO -











Un Maquiavelo más humano

Fernando Cayo da vida al pensador florentino durante la gestación de ‘El Príncipe’


No es necesario que un príncipe sea un dechado de virtudes, pero conviene "que lo aparente". 

502 años después, el pensamiento queNicolás de Maquiavelo (1469-1527) formuló en El Príncipe, un pequeño manual de menos de 30.000 palabras sobre las técnicas del poder, sigue sonando agudo e inquietante. 

Un clásico de vigencia perenne que el dramaturgo cordobés Juan Carlos Rubio (Montilla, 1967) decidió escenificar. 

Tras pasar este verano, con éxito, por festivales clásicos: Alcalá, Olmedo, Almagro… llega a los Teatros del Canal, desde mañana viernes hasta el 8 de noviembre, El Príncipe de Maquiavelo, un monólogo de 70 minutos en el que el actor Fernando Cayo (Valladolid, 1968) encarna al pensador florentino.
Rubio —que asegura que no ha encontrado precedentes en España de un montaje teatral del célebre texto de Maquiavelo— ambienta la acción en los años sesenta del siglo pasado, con el protagonista en el sótano de su casa, donde se mueve entre el tocadiscos, la grabadora y sus libros. 

"Es el Maquiavelo en horas bajas", dice Cayo, del hombre que, tras tocar la gloria del poder, fue encarcelado y destituido de su cargo con la caída de la república. 

De ahí pasó al exilio de su finca en Sant'Andrea in Percussina. 

En 1513, alejado de los palacios de Florencia y con la aburrida ocupación de supervisar los trabajos de los leñadores de un bosque de su propiedad, escribió la obra que le hizo inmortal. 

"Él se veía frustrado y decidió poner por escrito sus experiencias y conocimientos, para liberarse del tormento de no poder ejercer el poder", explica el actor en conversación con su director en un café de Madrid el pasado lunes.

Además de El Príncipe, el montaje de Rubio recoge fragmentos de otras obras de Maquiavelo como Discursos sobre la primera década de Tito Livio, Del arte de la guerra, La mandrágora y correspondencia personal del autor. 

Para que este puzle encajase, el director quitó "muchas referencias históricas a gobernantes y a ejércitos" del original. 

Cuando la voz de Fernando Cayo empezó a ensayar ese texto depurado, prosiguió el refino. 

"Una labor de corta y pega de conceptos para dar sentido a los bloques", añade Rubio.
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Para Cayo, convertirse en Maquiavelo y declamar "sin parecer un conferenciante" supuso "acercarse a la prosodia de frases largas, con muchas subordinadas, que había que deshilvanar para que llegasen al espectador de forma ligera, aprovechando la ironía y el humor negro que, a veces, emplea el filósofo". 

Durante la hora y diez minutos de función, Cayo no para de moverse: de pie, sentado, baila, se pone una máscara, imita, ríe, se desespera… "son acciones destinadas a crear un ambiente cotidiano, como cuando aplasta un azucarillo para mostrar cómo se puede destruir a un personaje". 

El fin es que el espectador vea "a un tipo que se encerraba para leer, hablar solo y conversar con pensadores de la antigüedad. 

Este Maquiavelo humano tiene algo de desagravio hacia él".
Es la quinta ocasión en que Cayo se enfrenta a un monólogo; encarnar a este realista de la política "ha sido un reto físico y emocional, un ochomil de los más complicados que he subido en mi carrera". 

"Memorizar el texto me llevó un mes encerrado en casa. Y luego había que darle carne, relacionar todo lo que se dice con la persona".
Estos textos redactados hace 500 años "parecen escritos esta mañana", subraya Rubio. 

"En todo momento hay un paralelismo entre lo que dice el protagonista y lo que vemos en los medios, en las campañas electorales, la corrupción… porque los seres humanos hemos avanzado en la tecnología, pero el odio y el ansia de poder están desde que el hombre vivía en un árbol".


El actor Fernando Cayo (izquierda) y el director de la obra 'El Príncipe', Juan Carlos Rubio, el pasado lunes en Madrid. / KIKE PARA
Para demostrar esa actualidad, ambos departirán después de la función de los viernes con el público y representantes políticos. 

El primer invitado será Toni Cantó, actor que ahora es el número 2 de Ciudadanos en Valencia. 

"La clase política debe aprender de Maquiavelo que el pueblo no es tonto, que no se puede utilizar a la gente para la crispación y el enfrentamiento gratuitos", sostiene Rubio. 

Sin embargo, no quiere derivar en un planteamiento simple: 

"Esta obra no va contra los políticos. No es un tema de buenos y malos. Ellos se enfrentan a situaciones muy complicadas y no me gustaría estar en su pellejo". 

Mientras, Cayo añade una ventaja de los ciudadanos de hoy con respecto a los de la república florentina: 

"La información, tenemos la oportunidad de saber gracias a los medios para poder decidir quiénes serán nuestros príncipes". 

El actor se queda con un mensaje positivo del texto: "Está en nuestras manos la posibilidad de transformar el mundo".
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