Jun Fujita Hirose: "El
capitalismo está en una etapa de destrucción creativa"
La Covid-19 es el virus a través del cual se opera la
"transición hegemónica" de Estados Unidos a China, define el autor de
¿Cómo imponer un límite absoluto al capitalismo? Filosofía política de Deleuze
y Guattari. En este estado "agónico" del sistema, plantea también la
posibilidad de una revolución.
Por María Daniela Yaccar - 11 de septiembre de 2021
Para el filósofo y crítico de cine japonés Jun Fujita
Hirose, en medio de la crisis generada por el coronavirus, el capitalismo se
encuentra en una etapa "agónica" y de "destrucción
creativa".
"En la transición actualmente en curso, el capitalismo
destruye o deprecia los viejos capitales ligados al régimen norteamericano y
petrolero, al mismo tiempo que crea o aprecia los nuevos, ligados al régimen
chino y de metales raros".
Esta es una de las conclusiones de su libro ¿Cómo
imponer un límite absoluto al capitalismo? Filosofía política de Deleuze y
Guattari (Tinta Limón ediciones).
En otras palabras: el nuevo coronavirus es el
"virus de destrucción creativa" con que se opera la "transición
hegemónica" de Estados Unidos a China; el "estallido
definitivo de un régimen de acumulación de capital que estaba en crisis
permanente desde hace 50 años".
Hirose cree que el capitalismo puede haber creado el virus,
haberlo "deseado" para salvarse a sí mismo; o que por lo menos se
hace evidente que está extrayendo "beneficios" de él.
"En los primeros meses de la pandemia, Bolsonaro y Trump no
aceptaban el fenómeno. Tampoco el gobierno japonés.
Había dos campos: uno insistía en que era muy importante y otro
que no. Los corona-escépticos eran los del viejo régimen, el
norteamericano, y el campo-corona era el del chino",
contrasta. Y completa: "Cuando observás lo que está pasando en el mundo te
das cuenta de que tenés que estar del lado chino para seguir tu crecimiento.
Cuatro, cinco meses después del comienzo de la pandemia, Estados
Unidos, Brasil, Japón acabaron por aceptar la existencia del fenómeno. Hay
una formación de consensos de todas las economías del mundo".
A su vez, en el momento actual se están formando "dos
grandes máquinas de guerra en paralelo" y en su alianza el autor
encuentra un potencial revolucionario: se trata de "lxs trabajadorxs
metropolitanxs abandonadxs por los viejos capitales en destrucción y
los pueblos minoritarios en lucha para defender sus
territorios contra las explotaciones neoextractivistas organizadas por
los nuevos capitales en transformación".
A estas conclusiones llega en su nuevo libro después de un
delicado análisis en torno a tres trabajos políticos fundamentales de Gilles
Deleuze y Félix Guattari que contienen la pregunta de cómo
derribar al capitalismo.
En cada texto los filósofos ubican un agente central del proceso
revolucionario: los proletarios en la lucha de clases,
en El anti-Edipo (1972); las minorías en
su lucha en torno a los axiomas, en Mil mesetas (1980);
y el hombre, el ciudadano ante lxs marginadxs, en ¿Qué
es la filosofía? (1991).
El japonés actualiza la pregunta y ofrece su hipótesis en un
momento en que el capitalismo (y su posible derrumbe) se ubicó en el centro de los discursos filosóficos, por lo
menos en el mainstream de la disciplina.
Una rareza del pensamiento de Hirose es que él posa su mirada en
Latinoamérica.
En efecto, señala que la alianza de potencial
revolucionario está ocurriendo ahora mismo en Chile.
"Desde la aparición del zapatismo en 1994 hasta el actual
proceso constituyente chileno no cesan de multiplicarse experiencias políticas
verdaderamente innovadoras en América latina", sugiere.
“Hace 20 años que en su país se encarga de "presentar
nuevas prácticas y teorías latinoamericanas, dado que hay muy poca gente que lo
haga".
Junto al colectivo Situaciones publicó el único libro en japonés
sobre el desarrollo de "los nuevos movimientos en Argentina en la primera
mitad de los años 2000"; y es el autor del primer texto en japonés
sobre Ni Una Menos.
Aprendió español en París, cuando vivía en una residencia
universitaria junto a estudiantes mexicanos.
"Lxs trabajadorxs metropolitanxs devienen-revolucionarios
cuando entran en alianza con los pueblos minoritarios, dado que la formación de
los nuevos capitales corresponde perfectamente al interés de clase de lxs
primerxs, por cuanto les crea nuevos empleos", asegura el profesor de la
Universidad Ryukoku (Kioto).
"El actual proceso constituyente chileno está acompañado de
la formación a nivel nacional de una alianza muy parecida a la que acabo de
dibujar de manera hipotética, y es un devenir-mujer transversal
el que la posibilita."
-¿Puede explicar esta idea?
-Por un lado, desde mediados de los años 2010, el feminismo
constituye el movimiento social y político más potente en el ámbito
metropolitano en muchas partes del mundo y en América latina en particular.
Por otro lado, las mujeres indígenas y afrodescendientes
latinoamericanas luchan contra el colonialismo neoextractivista bajo el lema:
“¡No se puede descolonizar sin despatriarcalizar!”.
En Chile, lxs metropolitanxs devienen-mujer al aire de Lastesis,
al mismo tiempo lo devienen los pueblos indígenas.
A través del devenir-mujer lxs metropolitanxs se componen con
los pueblos indígenas en un gran movimiento destituyente y constituyente.
En Mil mesetas Deleuze y Guattari dicen que
“todos los devenires comienzan o pasan por el devenir-mujer” (una forma del
devenir-minoritario, en la cual los hombres se arrancan junto con las mujeres
de la binaridad patriarcal de lo masculino-mayoritario y lo
femenino-minoritario).
Todo esto explica cómo lxs chilenxs llegaron a elegir a una
mujer mapuche, Elisa Loncon, como presidenta de su asamblea constituyente.
-La idea de un potencial revolucionario
para cambiar el sistema suena esperanzadora. Pero incluso usted advierte en el
libro cómo las revoluciones pueden quedar integradas al capitalismo. ¿Por qué
en este caso habría una diferencia?
-Es muy difícil contestar ese tipo de cuestión. No tengo respuesta. Una crítica
muy común a Delleuze y Guattari consiste en decir que no se puede
devenir-revolucionario sin la revolución. Pero cuando vemos lo que está pasando
en Chile podemos invertir esta crítica para decir que no se puede hacer una
revolución sin devenir-revolucionario.
En Mil mesetas los autores se preguntan qué
pasará cuando la máquina de guerra sea vencida por el aparato del Estado. Y
dicen que sobrevive en el interior de los individuos y como una especie
de sociedad secreta. Mantiene siempre su potencia para poner en cuestión al
Estado.
-¿Cómo sería una revolución en el contexto actual?
-Si actualmente la supervivencia del capitalismo depende de la formación de
nuevos capitales industriales y ésta última depende del desarrollo de
explotaciones extractivistas, su pregunta se puede traducir en la de cómo
impedir que se lleven a cabo los proyectos extractivistas en todas partes del
mundo.
Esos proyectos no se realizan cuando rechazamos todxs trabajar
para ellos. ¿Cómo podemos llegar a
tal rechazo generalizado?
Cuando liberamos nuestro deseo de su subordinación a la lógica
del interés, es decir, cuando todxs devenimos-revolucionarios. Es esa
subordinación la que nos hace desear entrar o quedarnos en las relaciones
salariales con el capital.
En resumen, la revolución no se hace sin nuestro
devenir-revolucionario.
-¿Cómo se vivieron las restricciones por la Covid-19 en la
sociedad japonesa?
-Frente a la extraña coexistencia de los Juegos Olímpicos con la pandemia (y,
además, con una central nuclear accidentada que sigue emitiendo radioactividad
en el aire, en el suelo y en el mar), creo que muchxs habitantes en Japón se
dieron cuenta de hasta qué punto Deleuze y Guattari tenían razón al definir
el capitalismo como “axiomática”, es decir, un conjunto abierto de
axiomas.
En matemáticas se llama “axioma” a una proposición
independiente, mientras que un “teorema” es una proposición que depende de un
axioma o de otro teorema.
Lo que la situación japonesa nos muestra bien es el hecho de
que las políticas sanitarias son axiomas capitalistas que pueden
coexistir con todos los otros axiomas capitalistas completamente
indiferentes a la cuestión sanitaria, como aquellos con los cuales se
celebran los Juegos Olímpicos.
En su última colaboración Deleuze y Guattari dicen de los
derechos humanos que son axiomas capitalistas que pueden coexistir --y
coexisten de hecho-- con aquellos genocidiarios.
Podemos decir lo mismo en lo que respecta a la cuestión
medioambiental: los acuerdos internacionales de protección ambiental pueden
perfectamente coexistir con las actividades que los ponen en suspenso o
ignoran, tales como las explotaciones extractivistas en el sistema capitalista.
Definiendo el capitalismo como axiomática, Deleuze y Guattari lo
presentan como un conjunto de problemas para los cuales no hay soluciones
más que creativas.
Lxs humanitarixs, por ejemplo, deben hacer un esfuerzo más, el
cual consistirá en crear una solución más general que la de la universalización
de los derechos humanos.
Lo mismo para lxs ecologistas, que deben ir más allá de su lucha
por los axiomas verdes y crear una solución más general, capaz de imponer un
límite absoluto a la axiomática capitalista misma.
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