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sábado, 11 de febrero de 2023

PENSAMIENTO CRÍTICO *** PENSAMIENTO ÚNICO *** NEO-LIBERALISMO *** """PENSAMIENTO ÚNICO Y MODELO DE PAÍS por: EMILIO PAUSELLI [1 , 2008]"""

 



PENSAMIENTO ÚNICO Y MODELO DE PAÍS EMILIO PAUSELLI [1 , 2008]

 

1.  “Más ha hecho la imaginación construyendo sin tregua, que el cálculo destruyendo sin descanso” - José Ingenieros, El hombre mediocre

 

       En la década de los 90 se comenzó a denunciar algo denominado “pensamiento único”.

 

       La denuncia tenía un claro sentido: protestaba contra la falta de alternativas al plan neoliberal. Toda propuesta diferente era descartada por inviable y, de hecho, la sociedad no acompañó proyectos que salieran de ese discurso.

 

       Pero, la pregunta es: ¿los hubo? En un sentido la respuesta es afirmativa.

 

       Muchas expresiones políticas y sociales anticiparon con lucidez el futuro de pobreza y desarticulación social que tal enfoque traería aparejado.

 

       Pero es más problemático afirmar que esas propuestas diferentes estaban construidas sobre una lógica alternativa a la del “pensamiento único”.

 

       Estas reflexiones, entonces, comenzarán por señalar algunos rasgos de ese tipo de pensamiento. Luego intentaremos reflexionar sobre en qué medida los planteos que se oponían al neo liberalismo participaban parcialmente de las características del “pensamiento único” y si de alguna manera eso sigue sucediendo actualmente en los grupos y movimientos que buscan caminos transformadores para la penosa situación que viven nuestros pueblos.

 

       Finalmente, si algo resulta  de todo esto, intentaremos diferenciar proyecto político de proyecto económico, o, mejor dicho, modelo de país de estrategia de desarrollo.

 

       ¿Qué entendemos por “pensamiento único”?

 

       Las palabras adquieren significados en determinados contextos y por ello es tan difícil separarlas de su origen. Claro que luego, en su uso y sometidas a las necesidades del discurso político, van sumando nuevos matices. Es como que muestran potencialidades que dormían en su interior y así se adaptan a la inagotable capacidad creadora de los seres humanos.

 

       Hay coincidencias sobre que es el conocido artículo de Ramonet [2] el que pone en circulación en la época contemporánea esa expresión. Por eso comenzamos por su propia definición: “¿Qué es el pensamiento único?

 

       La traducción en términos ideológicos con pretensión universal de los intereses de un conjunto de fuerzas económicas, en particular las del capital internacional” [3] .

 

       Hacemos notar la relación entre pensamiento y economía, ya que será una de las pistas a seguir.

 

       El concepto de “pensamiento único” describía así los mecanismos intelectuales que sostenían la propuesta política neoliberal cuyos componentes señalados en ese artículo eran la primacía de lo económico sobre lo político, el mercado como regulador social, la competencia como factor de crecimiento de las empresas, el libre cambio como base del comercio, la mundialización de la producción y las finanzas, la división internacional del trabajo, la moneda fuerte como base de la estabilidad, la eliminación de todo control social sobre [2] esferas de interés de la economía y desarrollo del mercado de capitales en detrimento de los estados y del trabajo.

 

       Como bien describe Ramonet este “nuevo evangelio” definido en Bretón-Woods y sostenido por las grandes organizaciones económicas –Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, otras- se extiende a la producción académica y se refleja en los medios de comunicación de masas “sabiendo con certeza que, en nuestras sociedades mediáticas, repetición equivale a demostración”[4] .

 

       Quizás lo más afligente del pensamiento único, tal como lo plantea Ramonet, es su eficacia para inhibir, perturbar, paralizar y ahogar “cualquier razonamiento rebelde”[5].

 

       De ahí su denominación de único: no parece posible pensar otra cosa. Pero aunque este concepto sea contemporáneo no quiere decir que no tenga profundas raíces en la experiencia humana.

 

       Y esto en dos aspectos: en un sentido histórico general y en el origen del contenido que muestra el pensamiento único como defensa del ideario neoliberal.

 

       En el primero de esos sentidos, parece que muchas épocas del pasado conocido se han organizado sobre la base de alguna serie de ideas que jugaban ese papel.

 

       El pensamiento único como ideología – conjunto de representaciones que organizan una visión del mundo e intentan hacerlo previsible – resultaría así adecuado para generar una disciplina social indispensable que se vería afectada sólo en períodos de transición social profunda.

 

       Hay autores que creen que “prácticamente todas las sociedades humanas tuvieron un conjunto de verdades socialmente sancionadas y de obligada creencia y cumplimiento”[6] . Por ejemplo, los mitos sobre el origen en las sociedades gentilicias o la religión cristiana en la edad media europea parecen haber jugado ese papel.

 

       En el segundo de los sentidos indicados – los antecedentes del contenido del pensamiento único que impone el modelo de socialización neoliberal – diversas corrientes han dado forma a este pensamiento.

 

       La sociología de Compte y el pensamiento económico de Adam Smith están con seguridad entre las fuentes más directas de este pensamiento [7].

 

       Las ideas predominantes en la economía como disciplina en la segunda mitad del siglo XX y cierta desconfianza de época sobre el rol de los Estados son con seguridad parte también del panorama intelectual en que han crecido esas ideas en el último cuarto del siglo XX.

 

       Ahora, si en vez de mirar hacia el pasado rastreamos el uso que la categoría de “pensamiento único” ha sufrido después de acuñada, realmente veremos cómo se han extendido sus aplicaciones iniciales.

 

       Llamativamente ha comenzado a ser usada por representantes de la derecha política para referirse justamente a su oposición [8] . Hay algo en el concepto de pensamiento único, del orden de lo incuestionable, que parece hacerlo posible.

 

       El propio pensamiento conservador comienza a cuestionar la primacía de lo económico sobre lo político. Quizás la declaración más impresionante en este sentido haya sido la de Sarkozy al asumir la primera magistratura de Francia, al indicar que “el pensamiento único es el pensamiento de quienes lo saben todo, de quienes se creen no sólo [7] intelectualmente sino también moralmente por encima de los demás” [9] .

 

       Así, al pensamiento único no se le puede oponer una “voluntad” distinta. Claro que, en este caso, su voluntad es revertir el mensaje libertario del Mayo Francés, restaurar el autoritarismo y la xenofobia.

 

       Pero esas categorías forman parte de un modelo que se intenta asociar a un “mundo mejor” no desde el punto de vista económico sino desde el punto de vista humano.

 

       Es probable que en la “derechización” del pensamiento político de distintos contingentes sociales haya una gran responsabilidad de los medios masivos de comunicación – grandes empresas controladas por los poderosos – y en la dificultad que encuentran grandes grupos humanos hambreados y marginados para transformarse en sujetos políticos, pero no habría que subestimar la iniciativa de la derecha en haber vuelto a plantear el debate de cara a la sociedad en el terreno de la política, o sea, de los valores.

 

       También algunas corrientes marxistas creen que el pensamiento único es el resultado de la o las corrientes filosóficas denominadas postmodernas [10]. Estas habrían antepuesto los “discursos débiles” a un discurso fuerte como el del marxismo que, así debilitado, dio paso al pensamiento único. El postmodernismo habría recluido a la persona en su individualidad y lo habría desanimado de participar en acciones que tiendan a cambiar la sociedad [11].

 

        No escapa a nuestra comprensión las dificultades de fundamentación que esta posición tiene, pero resulta especialmente interesante porque señala otra posibilidad de la categoría “pensamiento [9]

 

       Extraño marxismo, que cree que las ideas desgarran la realidad y no que son el reflejo de una realidad desgarrada.

 

       También puede servir para designar aquello que no nos gusta o que va en contra de nuestras creencias. De este breve recorrido por algunos de los conceptos relacionados al término de pensamiento único nos va a interesar conservar los siguientes predicados.

 

       El pensamiento único sería una ideología, con pretensiones de universalidad, antepone la economía a la política, se impone desde la autoridad incuestionable y es algo no deseable.

 

       Los corolarios de esos predicados serán los siguientes:

*** está constituido por un conjunto de representaciones que interpretan el mundo,

*** expresa una verdad equivalente a una verdad natural,

*** la economía es la ciencia natural de la sociedad,

*** se sostiene por la acción continuada de instancias de poder simbólicas y materiales,

*** lo no valorado del pasado será su antecedente y lo no deseado del futuro su consecuencia.

 

       PAPEL DE LA IMAGINACIÓN EN EL DESARROLLO HUMANO

 

       Uno de los principales logros del “pensamiento único” es haber desplazado la discusión política desde el terreno de lo deseable hacia el terreno de lo posible.

 

       Aparece así como un pensamiento de madurez, como un neo pragmatismo que sin hacer honor a sus ilustres antecedentes filosóficos, considerará que sólo se puede aspirar a lo realizable y que, lo realizable, es aquello que permite la economía ya que el bienestar será equivalente a la capacidad de creación de bienes y servicios.

 

       Como bien dijera Marx “el desarrollo de las fuerzas productivas constituye una premisa práctica absolutamente necesaria, porque sin ella sólo se generalizaría la escasez y, por lo tanto, junto con la pobreza comenzaría de nuevo la lucha por lo indispensable y se recaería necesariamente en toda la miseria anterior” [12] .

 

       El engaño es sutil. Se trata sólo de la modificación del valor semántico de un condicional.

 

       Esta forma gramatical y lógica es permanentemente utilizada por todos nosotros y tiene la inmensa potencia de unir presente con futuro o de expresar las consecuencias de diversos sucesos de la vida.

 

      Se trata de todas las expresiones que indican que si algo sucede entonces ocurrirá tal o cual cosa.

·       “Si llueve entonces mejorarán las cosechas”; “si hay recesión mundial entonces caerán los precios de las producciones primarias”; “si se aprueba la ley de salud reproductiva entonces nos espera un futuro de libertinaje”.

 

       Todas estas expresiones que contienen el “si” y el “entonces” las llamamos condicionales.

 

       En lógica a la primer parte de la expresión – “si ocurre tal cosa”- se la llama antecedente y a la segunda –“entonces sucederá tal otra”- se la llama consecuente.

 

       La visión ‛madura’ de la realidad diría aproximadamente así: si la economía funciona de esta manera entonces la vida humana debe ser organizada de determinada forma. Otra pretensión es ilusoria, son buenos deseos sin fundamento; en el mejor de los casos se trata de populismo cuando no de demagogia.

 

       El ‘estado de bienestar’ no respetaba la evidencia de este razonamiento y por eso no pudo sostenerse en el tiempo. El socialismo tampoco y así le fue.

 

       La manera en que funcionan estas expresiones tiene que ver con el lugar desde donde se dicen, con la situación y con los intereses de cada grupo social.

 

       Bajo la apariencia asertiva que estas frases parecen traer consigo se esconden un sin número de posibilidades alternativas.

 

       Para tomar los ejemplos señalados, también se podría decir que “Si llueve entonces se inundarán los barrios más humildes y las personas deberán ser evacuadas”; “si hay recesión mundial entonces el peso de la [12] crisis caerá sobre los más débiles”; “si se aprueba la ley de salud reproductiva entonces mejorará la planificación familiar”.

 

       La lluvia, la recesión mundial y la ley de salud reproductiva son las mismas, lo que varía son las consecuencias que imaginamos que ellas tendrán.

 

       En este terreno se han movido muchas de las corrientes que se opusieron al avance del neo-liberalismo en estos años. Negaron con valentía –aunque sin creatividad- que las consecuencias esperadas del desarrollo económico fueran inalterables.

 

      La expresión programática de esta impugnación se expresa en las propuestas de redistribución del ingreso. Mientras que el neoliberalismo insistió en “la teoría del derrame” – una vez que el capital vea compensada su inversión comenzaría a derramarse la riqueza al resto de la sociedad – sus oponentes sostienen que la sociedad tiene derecho a decidir cómo se utilizan los excedentes de la riqueza creada.

 

       La discusión se centró en el contenido del consecuente: cuál era la vida posible de acuerdo al desarrollo económico.

 

       Pero el denominado “pensamiento único” no debe su fortaleza al contenido de su antecedente o de su consecuente: la capacidad que tiene de anular toda crítica dentro del paradigma lo obtiene porque ha invertido el antecedente y el consecuente. Y, en términos generales, la crítica al neoliberalismo no ha impugnado esa alteración.

 

       La expresión que indica que de acuerdo al desarrollo económico alcanzado es el tipo de vida que se puede llevar a cabo va a contramano de toda la experiencia humana.

 

       Si aún no estamos en cuclillas a la orilla de un arroyo esperando atrapar un pez con nuestra mano es porque imaginamos [13] que otra cosa era posible.

 

       Y lo que imaginamos puso en  marcha nuestras capacidades para intentar obtenerlo, y las vuelve a poner en marcha cada día una vez que nos despertamos (y probablemente antes también). Así, en complicidad involuntaria con una interpretación del marxismo [14], pasó desapercibida la profunda alteración que hacía parecer natural la expresión antedicha: si la economía funciona de esta manera entonces la vida humana debe ser organizada de determinada forma.

 

       La expresión humana universal es, en realidad, la que sigue:

***Si queremos que la vida humana esté organizada de determinada forma entonces nuestra organización económica deberá ser de tales y cuales características.

 

       Si bien en el artículo de Ramonet está muy bien señalada la preeminencia de lo económico sobre lo político como una clave del pensamiento único, quizás no se han sacado todas las consecuencias posibles de esa afirmación.

 

       De hecho en la crítica al neoliberalismo muchas veces aparece desdibujada la discusión sobre medios y fines. En las versiones más refinadas de pensamiento neoliberal se aceptará sin inconvenientes que la economía es un medio y no un fin, pero se asegurará que “la economía es como es, no se pueden violar sus leyes”.

 

       Sería como que el hombre quisiera volar – como efectivamente lo hace desde el inicio de la aviación – pero quisiera hacerlo sin respetar las leyes de la física.

 

       La economía en tanto opera con recursos es, efectivamente, una actividad sometida a leyes. La disponibilidad de recursos naturales, técnicos y humanos establecerá posibilidades concretas.

 

       Pero la economía en cuanto actividad social humana está sometida a las decisiones humanas y son estas las que determinan en gran parte lo que está disponible y lo que no.   

 

       En el primer sentido no se podrían fabricar armas a base de kryptonita ya que no disponemos de ese material en el planeta tierra y aún no hemos descubierto dónde está Kriptón – probablemente sea cierto que ha estallado –.

 

       En el segundo sentido la desnutrición no se debe a la inexistencia de alimentos sino a la manera en que estos se producen, apropian y utilizan.

 

       El neoliberalismo utiliza el primero de estos aspectos de la economía para equipararla a una verdad sobre la que es inútil discutir.

 

       Cuando el refinamiento del discurso hace foco en el aspecto social de la misma, la discusión se cancela sobre la base de una supuesta antropología “científica” que indica que “el hombre es como es, un ser que compite por la supervivencia” [15], y eso establecería una legalidad complementaria ante la que es necio rebelarse.

 

       Esta “ciencia” que habla de los recursos, del hombre y de cómo se relaciona el hombre con los recursos, deja en la oscuridad cómo se relacionan los hombres con los hombres.

 

       Este es el terreno propiamente de la política y este debería ser el escenario donde se discute de fines. Pero en ese escenario se discute de “economía”: este es el triunfo del “pensamiento único”.

 

       La expresión completa, entonces, del condicional invertido sobre el que opera el pensamiento único diría algo así como que si la economía de acuerdo a sus leyes produce determinados bienes y servicios entonces la vida humana se organizará de determinada manera, a saber, poniendo en competencia a unos hombres con otros para apropiarse de los medios necesarios para su subsistencia.

 

       Para un rescate de la cultura hay que invertir esa expresión y decir que si queremos vivir de determinada manera, a saber, incluyendo a todas las  personas en el disfrute de los bienes creados por la cultura, entonces hay que organizar la economía para que produzca determinados bienes y servicios.

 

PARA UN MODELO DE PAÍS

 

       Existen descripciones muy completas de lo que es hoy la Argentina. La mitad de la población sumida en la pobreza, una gran parte en la indigencia. Millones de personas sin trabajo o con trabajo precario –cuando son millones no importa el índice–. Aparición y desarrollo de enfermedades que se consideraban erradicadas y, lo peor de todo, la desnutrición que mata miles de niños por año y deja secuelas irreparables en los que siguen vivos.

 

       Como contrapartida la sociedad sigue optando por propuestas que en lo esencial dejan intacta la situación calamitosa heredada de la última dictadura militar.

 

       El país abortado en el 55 se resistió hasta donde pudo: el genocidio de finales de los 70 y la transferencia al capital privado de casi todos los activos de la sociedad fue superior a lo que se podía soportar.

 

       Entre el social liberalismo –hoy en el gobierno– que no tiene en su agenda modificar esas situaciones estructurales y una oposición neoliberal que, de volver a ser gobierno, agravaría todos estos males a niveles difíciles de imaginar, la orfandad de alternativas políticas se hace sentir con crudeza.

 

       Estos no son efectos no deseados: es un modelo de país que en la división internacional del trabajo le toca aportar materias primas y mano de obra barata.

 

       ¿POR DONDE EMPIEZA OTRO MODELO DE PAÍS?

 

       En el espíritu de estas líneas, diremos que la diferencia con la situación actual no es un plan económico, este sería sólo el resultado de haber acordado un modelo diferente.

 

       Sólo una definición de un “para qué” puede abrir la puerta a una discusión racional sobre el “cómo”.

 

       Cuando yo intento imaginar otro modelo de país pienso, por ejemplo, en primer lugar en la educación –general, obligatoria, gratuita, igual para todos y de excelente calidad, cogestión educativa con padres y maestros, modificación de los institutos formativos docentes, etc–.

 

       En segundo lugar en la prevención en la salud –los hospitales son campos de exterminio y, crecientemente, las clínicas privadas también–

 

       En tercer lugar en la lucha antimafia –nueva policía no comprometida con el pasado represor, nueva educación para la policía, reforma de todo el sistema penitenciario, disolución de las mafias delictivas comandadas por los comisarios y de la utilización de los menores recluidos en los institutos para delinquir, desmantelamiento de las justicias comprometidas con el poder económico, lucha contra la trata de blancas y el narcotráfico, desplazamiento de la mafia sindical compuesta por personas inmensamente ricas que dicen defender a los trabajadores, etc- ; y así de seguido.

 

       Otras personas pensarán otras cosas, organizarán de otra manera las prioridades. Esa creo que es la discusión que hay que dar sobre el modelo de país.

 

       Y claro, un proyecto económico para ese país de inclusión seguramente hablará de soberanía sobre los recursos naturales, desarrollo de tecnologías propias, redefinición de áreas de inversión, utilización del ahorro interno, etc.

 

       Lo que no se puede es confundir distribución de la riqueza con redistribución del ingreso ya que lo primero se refiere a las posibilidades creativas de los seres humanos mientras que lo segundo sólo a cómo repartir una parte de lo existente sin modificarlo.

 

       Un ejemplo: una educación de calidad es una riqueza, una asignación por escolaridad es un ingreso.

Si la educación presenta el deterioro actual no hay dinero que permita acceder a educación de calidad sencillamente porque no existe. Así se otorgue una generosa asignación por escolaridad a todas las familias del país no se está distribuyendo riqueza, sólo ingreso que no permitirá el acceso a la excelencia educativa ya que esta aún debe ser construida [16] .

 

       Otro ejemplo. Una red ferroviaria que enlace las distintas poblaciones del país es una riqueza y un subsidio por zona desfavorable un ingreso.

       Dicho subsidio podrá permitir la sobre vivencia pero jamás permitirá a las personas el desarrollo de su capacidad creativa y productiva ya que su aislamiento le impide integrar sus valores al mercado [17] .

 

       Otro ejemplo: la salud es una riqueza mientras que la atención gratuita de la enfermedad es un ingreso.

       La primera depende de la educación, la práctica del deporte, la puericultura, la alimentación y la prevención en salud.

       Nadie está más sano por acceder a un hospital cuando se enfermó [18] .

       Dicho de otra manera, lo que incluye no es el dinero, al menos no el dinero obtenido de cualquier forma.

       Por ejemplo, no hay inclusión en un país con programas sociales focalizados que basados en la idea de “discriminación positiva” consideran la pobreza no como un resultado sistémico sino como un defecto de las personas y los grupos sociales.

       Sólo un país rico –en el sentido de riqueza mencionado anteriormente– puede ser un país de inclusión a través del despliegue de políticas universales –o sea, que garanticen el acceso para todos–. [16]

 

       Para los que estén lo suficientemente desinformados para creer que esa excelencia la ofrece la educación privada sólo diremos que aunque así fuera no alcanza para una parte significativa de la población.. [17]

 

       Este ejemplo permite, adicionalmente, comprender lo relativo de los términos “viabilidad” y “sostenibilidad”.

       La sostenibilidad y viabilidad de proyectos está en relación directa a la creación y distribución de riqueza. [18]

       No creemos que la salud hoy sea gratuita, los hospitales carecen de insumos y personal y las personas deben esperar meses para ser atendidas.

       Sólo indicamos la diferencia entre la salud como riqueza a construir y el gasto en atender la enfermedad.

 

       Un modelo de país debería indicar qué tipo de riqueza queremos construir. Así como ahora sabemos que no es lo mismo fabricar “acero que caramelos” [19] deberíamos pensar si es posible una sociedad incluyente a base de celulares y servicios financieros.

 

       Las propuestas para ser alternativas a la lógica del pensamiento único no pueden basarse sólo en lo que sabemos de un pasado mejor cuando el reparto entre el capital y el trabajo era más equitativo y, en mi opinión, deben concentrarse en estimular el debate sobre cómo queremos vivir de cara a un futuro problemático.

 

       De cara a ese futuro deberemos asumir la diversidad de identidades de nuestra sociedad – ¿multiculturalidad? – y, en general, hacernos cargo de la diversidad del deseo humano y repensar las condiciones de satisfacción y limitación de los mismos cuando los conceptos de pueblo y nación se han esfuminado para una parte considerable de dicha sociedad.

 

       Décadas pasadas hizo crisis el tema del ingreso –justicia social–, hoy ha hecho crisis también el tema del consumo –modelo de vida humana sostenible–.

 

       Decíamos que el “pensamiento único” se presentó como un pensamiento de madurez, de sentido común.

 

       Lo que se le puede anteponer no es más sentido común sino un pensamiento de buen sentido, como bella aunque quizás equivocadamente lo explicaba Ingenieros:

***…mientras que el sentido común resulta “eminentemente retrógrado y dogmatista” el buen sentido será “innovador y libertario”[20] .

 

NOTAS:

1] Integrante de Red Poleas. Co Fundador del grupo Más de Siete Locos. Coordinador del ciclo Mates Filosóficos.

2] Ignacio Ramonet, en Le Monde Diplomatique, enero de 1995, La pensée unique 3] Ignacio Ramonet, en Le Monde Diplomatique en español, 1996,

4] 4 Idem 5 Idem 6 Hernán Elvira, Pensamiento único, neoliberalismo y mundialización, en http://www.argentina,attac.org

7] Carlos Alvarez de Sotomayor Reina, Qué es el pensamiento único, en http://www.uned.es/ntedu/espanol/master/primero/modulos/tecnologia- y sociedad/pensamiento-unico.htm

8] Esperanza Aguirre, emblemática representante del PP en España y presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid ha indicado que “el pensamiento único es el de la izquierda”.

9] Discurso de Bercy, 29 de abril de 2007. 10 Ver Javier García, Julio 1997, Globalización, post-modernismo y pensamiento único, en http://www.marxismo.org 11

12] Carlos Marx, La ideología Alemana, Capítulo 1.

13] Recomendamos releer con ojos del siglo XXI nuevamente a Cornelius Castoriadis y su tesis de la “imaginación radical”. En “La institución imaginaria de la sociedad” ya presenta, en una nota al pié, la advertencia de que si alguna vez la humanidad aplicara las elaboraciones teóricas de la nueva escuela económica de Chicago –luego los Chicago´s Boy- se pondría en riesgo el desarrollo de la cultura.

14]        Ya en su artículo Ramonet indicaba que “El primer principio del pensamiento único es tan potente que un marxista distraído no lo cuestionaría: ‘la economía supera a la política’ ”.

15] Ver el artículo ¿Pensamiento único o ausencia de pensamiento? , Máximo Sandín, en ttp://www.uam.es/personal_pdi/ciencias/msandin/pensamientounico.htm . Analiza cómo las últimas informaciones obtenidas por la biología terminan con toda fantasía de darwinismo social ya que el cambio en la propia naturaleza no respondería a un paradigma de competencia.

19]  Latiguillo utilizado por los economistas de la dictadura militar argentina que usurpó el poder entre 1976 y 1983. Había que fabricar lo que el mundo compraba, daba igual una cosa que otra. Lo que estaba detrás de esto, como la historia demostró, era un modelo de país factoría sin independencia política.

20] José Ingenieros, 1913, El hombre mediocre, Capítulo 1, I. Tercera Edición de 1917

 


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