PENSAMIENTO ÚNICO
Y MODELO DE PAÍS EMILIO PAUSELLI [1 , 2008]
1.
“Más ha hecho la imaginación construyendo sin tregua, que el
cálculo destruyendo sin descanso” - José Ingenieros, El hombre mediocre
En la década de los 90 se comenzó a
denunciar algo denominado “pensamiento único”.
La denuncia tenía un claro sentido:
protestaba contra la falta de alternativas al plan neoliberal. Toda propuesta
diferente era descartada por inviable y, de hecho, la sociedad no acompañó
proyectos que salieran de ese discurso.
Pero, la pregunta es: ¿los hubo? En un
sentido la respuesta es afirmativa.
Muchas expresiones políticas y sociales
anticiparon con lucidez el futuro de pobreza y desarticulación social que tal
enfoque traería aparejado.
Pero es más problemático afirmar que
esas propuestas diferentes estaban construidas sobre una lógica alternativa a
la del “pensamiento único”.
Estas reflexiones, entonces, comenzarán
por señalar algunos rasgos de ese tipo de pensamiento. Luego intentaremos
reflexionar sobre en qué medida los planteos que se oponían al neo liberalismo
participaban parcialmente de las características del “pensamiento único” y si
de alguna manera eso sigue sucediendo actualmente en los grupos y movimientos
que buscan caminos transformadores para la penosa situación que viven nuestros
pueblos.
Finalmente, si algo resulta de todo esto, intentaremos diferenciar
proyecto político de proyecto económico, o, mejor dicho, modelo de país de
estrategia de desarrollo.
¿Qué entendemos por “pensamiento único”?
Las palabras adquieren significados en
determinados contextos y por ello es tan difícil separarlas de su origen. Claro
que luego, en su uso y sometidas a las necesidades del discurso político, van
sumando nuevos matices. Es como que muestran potencialidades que dormían en su
interior y así se adaptan a la inagotable capacidad creadora de los seres
humanos.
Hay coincidencias sobre que es el
conocido artículo de Ramonet [2] el que pone en circulación en la época
contemporánea esa expresión. Por eso comenzamos por su propia definición: “¿Qué
es el pensamiento único?
La traducción en términos ideológicos
con pretensión universal de los intereses de un conjunto de fuerzas económicas,
en particular las del capital internacional” [3] .
Hacemos notar la relación entre
pensamiento y economía, ya que será una de las pistas a seguir.
El concepto de “pensamiento único”
describía así los mecanismos intelectuales que sostenían la propuesta política
neoliberal cuyos componentes señalados en ese artículo eran la primacía de lo
económico sobre lo político, el mercado como regulador social, la competencia
como factor de crecimiento de las empresas, el libre cambio como base del
comercio, la mundialización de la producción y las finanzas, la división
internacional del trabajo, la moneda fuerte como base de la estabilidad, la
eliminación de todo control social sobre [2] esferas de interés de la economía
y desarrollo del mercado de capitales en detrimento de los estados y del
trabajo.
Como bien describe Ramonet este “nuevo
evangelio” definido en Bretón-Woods y sostenido por las grandes organizaciones
económicas –Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Organización de
Cooperación y Desarrollo Económico, otras- se extiende a la producción
académica y se refleja en los medios de comunicación de masas “sabiendo con
certeza que, en nuestras sociedades mediáticas, repetición equivale a
demostración”[4] .
Quizás lo más afligente del pensamiento
único, tal como lo plantea Ramonet, es su eficacia para inhibir, perturbar,
paralizar y ahogar “cualquier razonamiento rebelde”[5].
De ahí su denominación de único: no
parece posible pensar otra cosa. Pero aunque este concepto sea contemporáneo no
quiere decir que no tenga profundas raíces en la experiencia humana.
Y esto en dos aspectos: en un sentido
histórico general y en el origen del contenido que muestra el pensamiento único
como defensa del ideario neoliberal.
En el primero de esos sentidos, parece
que muchas épocas del pasado conocido se han organizado sobre la base de alguna
serie de ideas que jugaban ese papel.
El pensamiento único como ideología –
conjunto de representaciones que organizan una visión del mundo e intentan
hacerlo previsible – resultaría así adecuado para generar una disciplina social
indispensable que se vería afectada sólo en períodos de transición social
profunda.
Hay autores que creen que “prácticamente
todas las sociedades humanas tuvieron un conjunto de verdades socialmente
sancionadas y de obligada creencia y cumplimiento”[6] . Por ejemplo, los mitos
sobre el origen en las sociedades gentilicias o la religión cristiana en la
edad media europea parecen haber jugado ese papel.
En el segundo de los sentidos indicados
– los antecedentes del contenido del pensamiento único que impone el modelo de
socialización neoliberal – diversas corrientes han dado forma a este
pensamiento.
La sociología de Compte y el pensamiento
económico de Adam Smith están con seguridad entre las fuentes más directas de
este pensamiento [7].
Las ideas predominantes en la economía
como disciplina en la segunda mitad del siglo XX y cierta desconfianza de época
sobre el rol de los Estados son con seguridad parte también del panorama
intelectual en que han crecido esas ideas en el último cuarto del siglo XX.
Ahora, si en vez de mirar hacia el
pasado rastreamos el uso que la categoría de “pensamiento único” ha sufrido
después de acuñada, realmente veremos cómo se han extendido sus aplicaciones
iniciales.
Llamativamente ha comenzado a ser usada
por representantes de la derecha política para referirse justamente a su
oposición [8] . Hay algo en el concepto de pensamiento único, del orden de lo
incuestionable, que parece hacerlo posible.
El propio pensamiento conservador
comienza a cuestionar la primacía de lo económico sobre lo político. Quizás la
declaración más impresionante en este sentido haya sido la de Sarkozy al asumir
la primera magistratura de Francia, al indicar que “el pensamiento único es el
pensamiento de quienes lo saben todo, de quienes se creen no sólo [7] intelectualmente
sino también moralmente por encima de los demás” [9] .
Así, al pensamiento único no se le puede
oponer una “voluntad” distinta. Claro que, en este caso, su voluntad es
revertir el mensaje libertario del Mayo Francés, restaurar el autoritarismo y
la xenofobia.
Pero esas categorías forman parte de un
modelo que se intenta asociar a un “mundo mejor” no desde el punto de vista
económico sino desde el punto de vista humano.
Es probable que en la “derechización”
del pensamiento político de distintos contingentes sociales haya una gran
responsabilidad de los medios masivos de comunicación – grandes empresas
controladas por los poderosos – y en la dificultad que encuentran grandes
grupos humanos hambreados y marginados para transformarse en sujetos políticos,
pero no habría que subestimar la iniciativa de la derecha en haber vuelto a
plantear el debate de cara a la sociedad en el terreno de la política, o sea,
de los valores.
También algunas corrientes marxistas
creen que el pensamiento único es el resultado de la o las corrientes
filosóficas denominadas postmodernas [10]. Estas habrían antepuesto los
“discursos débiles” a un discurso fuerte como el del marxismo que, así
debilitado, dio paso al pensamiento único. El postmodernismo habría recluido a
la persona en su individualidad y lo habría desanimado de participar en
acciones que tiendan a cambiar la sociedad [11].
No escapa a nuestra comprensión las
dificultades de fundamentación que esta posición tiene, pero resulta
especialmente interesante porque señala otra posibilidad de la categoría
“pensamiento [9]
Extraño marxismo, que cree que las ideas
desgarran la realidad y no que son el reflejo de una realidad desgarrada.
También puede servir para designar
aquello que no nos gusta o que va en contra de nuestras creencias. De este
breve recorrido por algunos de los conceptos relacionados al término de
pensamiento único nos va a interesar conservar los siguientes predicados.
El pensamiento único sería una
ideología, con pretensiones de universalidad, antepone la economía a la
política, se impone desde la autoridad incuestionable y es algo no deseable.
Los corolarios de esos predicados serán
los siguientes:
*** está constituido por un
conjunto de representaciones que interpretan el mundo,
*** expresa una verdad
equivalente a una verdad natural,
*** la economía es la ciencia
natural de la sociedad,
*** se sostiene por la acción
continuada de instancias de poder simbólicas y materiales,
*** lo no valorado del pasado
será su antecedente y lo no deseado del futuro su consecuencia.
PAPEL DE LA IMAGINACIÓN EN EL
DESARROLLO HUMANO
Uno de los principales logros del
“pensamiento único” es haber desplazado la discusión política desde el terreno
de lo deseable hacia el terreno de lo posible.
Aparece así como un pensamiento de
madurez, como un neo pragmatismo que sin hacer honor a sus ilustres
antecedentes filosóficos, considerará que sólo se puede aspirar a lo realizable
y que, lo realizable, es aquello que permite la economía ya que el bienestar
será equivalente a la capacidad de creación de bienes y servicios.
Como bien dijera Marx “el desarrollo de
las fuerzas productivas constituye una premisa práctica absolutamente
necesaria, porque sin ella sólo se generalizaría la escasez y, por lo tanto,
junto con la pobreza comenzaría de nuevo la lucha por lo indispensable y se
recaería necesariamente en toda la miseria anterior” [12] .
El engaño es sutil. Se trata sólo de la
modificación del valor semántico de un condicional.
Esta
forma gramatical y lógica es permanentemente utilizada por todos nosotros y
tiene la inmensa potencia de unir presente con futuro o de expresar las
consecuencias de diversos sucesos de la vida.
Se trata de todas las expresiones que
indican que si algo sucede entonces ocurrirá tal o cual cosa.
· “Si llueve entonces mejorarán
las cosechas”; “si hay recesión mundial entonces caerán los precios de las
producciones primarias”; “si se aprueba la ley de salud reproductiva entonces
nos espera un futuro de libertinaje”.
Todas estas expresiones que contienen el
“si” y el “entonces” las llamamos condicionales.
En lógica a la primer parte de la
expresión – “si ocurre tal cosa”- se la llama antecedente y a la segunda
–“entonces sucederá tal otra”- se la llama consecuente.
La visión ‛madura’ de la realidad diría
aproximadamente así: si la economía funciona de esta manera entonces la vida
humana debe ser organizada de determinada forma. Otra pretensión es ilusoria,
son buenos deseos sin fundamento; en el mejor de los casos se trata de
populismo cuando no de demagogia.
El ‘estado de bienestar’ no respetaba la
evidencia de este razonamiento y por eso no pudo sostenerse en el tiempo. El
socialismo tampoco y así le fue.
La manera en que funcionan estas
expresiones tiene que ver con el lugar desde donde se dicen, con la situación y
con los intereses de cada grupo social.
Bajo la apariencia asertiva que estas
frases parecen traer consigo se esconden un sin número de posibilidades
alternativas.
Para tomar los ejemplos señalados,
también se podría decir que “Si llueve entonces se inundarán los barrios más
humildes y las personas deberán ser evacuadas”; “si hay recesión mundial
entonces el peso de la [12] crisis caerá sobre los más débiles”; “si se aprueba
la ley de salud reproductiva entonces mejorará la planificación familiar”.
La lluvia, la recesión mundial y la ley
de salud reproductiva son las mismas, lo que varía son las consecuencias que
imaginamos que ellas tendrán.
En este terreno se han movido muchas de
las corrientes que se opusieron al avance del neo-liberalismo en estos años.
Negaron con valentía –aunque sin creatividad- que las consecuencias esperadas
del desarrollo económico fueran inalterables.
La expresión programática de esta
impugnación se expresa en las propuestas de redistribución del ingreso.
Mientras que el neoliberalismo insistió en “la teoría del derrame” – una vez
que el capital vea compensada su inversión comenzaría a derramarse la riqueza
al resto de la sociedad – sus oponentes sostienen que la sociedad tiene derecho
a decidir cómo se utilizan los excedentes de la riqueza creada.
La
discusión se centró en el contenido del consecuente: cuál era la vida posible
de acuerdo al desarrollo económico.
Pero el denominado “pensamiento único”
no debe su fortaleza al contenido de su antecedente o de su consecuente: la
capacidad que tiene de anular toda crítica dentro del paradigma lo obtiene
porque ha invertido el antecedente y el consecuente. Y, en términos generales,
la crítica al neoliberalismo no ha impugnado esa alteración.
La expresión que indica que de acuerdo
al desarrollo económico alcanzado es el tipo de vida que se puede llevar a cabo
va a contramano de toda la experiencia humana.
Si aún no estamos en cuclillas a la
orilla de un arroyo esperando atrapar un pez con nuestra mano es porque
imaginamos [13] que otra cosa era posible.
Y lo que imaginamos puso en marcha nuestras capacidades para intentar
obtenerlo, y las vuelve a poner en marcha cada día una vez que nos despertamos
(y probablemente antes también). Así, en complicidad involuntaria con una
interpretación del marxismo [14], pasó desapercibida la profunda alteración que
hacía parecer natural la expresión antedicha: si la economía funciona de esta
manera entonces la vida humana debe ser organizada de determinada forma.
La expresión humana universal es, en
realidad, la que sigue:
***Si queremos
que la vida humana esté organizada de determinada forma entonces nuestra
organización económica deberá ser de tales y cuales características.
Si bien en el artículo de Ramonet está
muy bien señalada la preeminencia de lo económico sobre lo político como una
clave del pensamiento único, quizás no se han sacado todas las consecuencias
posibles de esa afirmación.
De hecho en la crítica al neoliberalismo
muchas veces aparece desdibujada la discusión sobre medios y fines. En las
versiones más refinadas de pensamiento neoliberal se aceptará sin
inconvenientes que la economía es un medio y no un fin, pero se asegurará que
“la economía es como es, no se pueden violar sus leyes”.
Sería como que el hombre quisiera volar
– como efectivamente lo hace desde el inicio de la aviación – pero quisiera
hacerlo sin respetar las leyes de la física.
La economía en tanto opera con recursos
es, efectivamente, una actividad sometida a leyes. La disponibilidad de recursos
naturales, técnicos y humanos establecerá posibilidades concretas.
Pero la economía en cuanto actividad
social humana está sometida a las decisiones humanas y son estas las que
determinan en gran parte lo que está disponible y lo que no.
En el primer sentido no se podrían
fabricar armas a base de kryptonita ya que no disponemos de ese material en el
planeta tierra y aún no hemos descubierto dónde está Kriptón – probablemente
sea cierto que ha estallado –.
En el segundo sentido la desnutrición no
se debe a la inexistencia de alimentos sino a la manera en que estos se
producen, apropian y utilizan.
El neoliberalismo utiliza el primero de
estos aspectos de la economía para equipararla a una verdad sobre la que es
inútil discutir.
Cuando el refinamiento del discurso hace
foco en el aspecto social de la misma, la discusión se cancela sobre la base de
una supuesta antropología “científica” que indica que “el hombre es como es, un
ser que compite por la supervivencia” [15], y eso establecería una legalidad
complementaria ante la que es necio rebelarse.
Esta “ciencia” que habla de los
recursos, del hombre y de cómo se relaciona el hombre con los recursos, deja en
la oscuridad cómo se relacionan los hombres con los hombres.
Este es el terreno propiamente de la
política y este debería ser el escenario donde se discute de fines. Pero en ese
escenario se discute de “economía”: este es el triunfo del “pensamiento único”.
La expresión completa, entonces, del
condicional invertido sobre el que opera el pensamiento único diría algo así
como que si la economía de acuerdo a sus leyes produce determinados bienes y
servicios entonces la vida humana se organizará de determinada manera, a saber,
poniendo en competencia a unos hombres con otros para apropiarse de los medios
necesarios para su subsistencia.
Para un rescate de la cultura hay que
invertir esa expresión y decir que si queremos vivir de determinada manera, a
saber, incluyendo a todas las personas
en el disfrute de los bienes creados por la cultura, entonces hay que organizar
la economía para que produzca determinados bienes y servicios.
PARA UN MODELO DE
PAÍS
Existen descripciones muy completas de
lo que es hoy la Argentina. La mitad de la población sumida en la pobreza, una
gran parte en la indigencia. Millones de personas sin trabajo o con trabajo
precario –cuando son millones no importa el índice–. Aparición y desarrollo de
enfermedades que se consideraban erradicadas y, lo peor de todo, la
desnutrición que mata miles de niños por año y deja secuelas irreparables en
los que siguen vivos.
Como contrapartida la sociedad sigue
optando por propuestas que en lo esencial dejan intacta la situación calamitosa
heredada de la última dictadura militar.
El país abortado en el 55 se resistió
hasta donde pudo: el genocidio de finales de los 70 y la transferencia al
capital privado de casi todos los activos de la sociedad fue superior a lo que
se podía soportar.
Entre el social liberalismo –hoy en el
gobierno– que no tiene en su agenda modificar esas situaciones estructurales y
una oposición neoliberal que, de volver a ser gobierno, agravaría todos estos
males a niveles difíciles de imaginar, la orfandad de alternativas políticas se
hace sentir con crudeza.
Estos no son efectos no deseados: es un
modelo de país que en la división internacional del trabajo le toca aportar
materias primas y mano de obra barata.
¿POR DONDE EMPIEZA OTRO MODELO DE
PAÍS?
En el espíritu de estas líneas, diremos
que la diferencia con la situación actual no es un plan económico, este sería
sólo el resultado de haber acordado un modelo diferente.
Sólo una definición de un “para qué”
puede abrir la puerta a una discusión racional sobre el “cómo”.
Cuando yo intento imaginar otro modelo
de país pienso, por ejemplo, en primer lugar en la educación –general,
obligatoria, gratuita, igual para todos y de excelente calidad, cogestión
educativa con padres y maestros, modificación de los institutos formativos
docentes, etc–.
En segundo lugar en la prevención en la
salud –los hospitales son campos de exterminio y, crecientemente, las clínicas
privadas también–
En tercer lugar en la lucha antimafia
–nueva policía no comprometida con el pasado represor, nueva educación para la
policía, reforma de todo el sistema penitenciario, disolución de las mafias
delictivas comandadas por los comisarios y de la utilización de los menores
recluidos en los institutos para delinquir, desmantelamiento de las justicias
comprometidas con el poder económico, lucha contra la trata de blancas y el
narcotráfico, desplazamiento de la mafia sindical compuesta por personas
inmensamente ricas que dicen defender a los trabajadores, etc- ; y así de
seguido.
Otras personas pensarán otras cosas,
organizarán de otra manera las prioridades. Esa creo que es la discusión que
hay que dar sobre el modelo de país.
Y claro, un proyecto económico para ese
país de inclusión seguramente hablará de soberanía sobre los recursos
naturales, desarrollo de tecnologías propias, redefinición de áreas de
inversión, utilización del ahorro interno, etc.
Lo que no se puede es confundir
distribución de la riqueza con redistribución del ingreso ya que lo primero se
refiere a las posibilidades creativas de los seres humanos mientras que lo
segundo sólo a cómo repartir una parte de lo existente sin modificarlo.
Un ejemplo: una educación de calidad es
una riqueza, una asignación por escolaridad es un ingreso.
Si la educación presenta el
deterioro actual no hay dinero que permita acceder a educación de calidad
sencillamente porque no existe. Así se otorgue una generosa asignación por
escolaridad a todas las familias del país no se está distribuyendo riqueza,
sólo ingreso que no permitirá el acceso a la excelencia educativa ya que esta aún
debe ser construida [16] .
Otro ejemplo. Una red ferroviaria que
enlace las distintas poblaciones del país es una riqueza y un subsidio por zona
desfavorable un ingreso.
Dicho subsidio podrá permitir la sobre
vivencia pero jamás permitirá a las personas el desarrollo de su capacidad
creativa y productiva ya que su aislamiento le impide integrar sus valores al
mercado [17] .
Otro ejemplo: la salud es una riqueza
mientras que la atención gratuita de la enfermedad es un ingreso.
La primera depende de la educación, la
práctica del deporte, la puericultura, la alimentación y la prevención en
salud.
Nadie está más sano por acceder a un
hospital cuando se enfermó [18] .
Dicho de otra manera, lo que incluye no
es el dinero, al menos no el dinero obtenido de cualquier forma.
Por ejemplo, no hay inclusión en un país
con programas sociales focalizados que basados en la idea de “discriminación
positiva” consideran la pobreza no como un resultado sistémico sino como un
defecto de las personas y los grupos sociales.
Sólo un país rico –en el sentido de
riqueza mencionado anteriormente– puede ser un país de inclusión a través del
despliegue de políticas universales –o sea, que garanticen el acceso para
todos–. [16]
Para los que estén lo suficientemente
desinformados para creer que esa excelencia la ofrece la educación privada sólo
diremos que aunque así fuera no alcanza para una parte significativa de la
población.. [17]
Este ejemplo permite, adicionalmente,
comprender lo relativo de los términos “viabilidad” y “sostenibilidad”.
La sostenibilidad y viabilidad de
proyectos está en relación directa a la creación y distribución de riqueza. [18]
No creemos que la salud hoy sea
gratuita, los hospitales carecen de insumos y personal y las personas deben
esperar meses para ser atendidas.
Sólo indicamos la diferencia entre la
salud como riqueza a construir y el gasto en atender la enfermedad.
Un modelo de país debería indicar qué
tipo de riqueza queremos construir. Así como ahora sabemos que no es lo mismo
fabricar “acero que caramelos” [19] deberíamos pensar si es posible una
sociedad incluyente a base de celulares y servicios financieros.
Las propuestas para ser alternativas a
la lógica del pensamiento único no pueden basarse sólo en lo que sabemos de un
pasado mejor cuando el reparto entre el capital y el trabajo era más equitativo
y, en mi opinión, deben concentrarse en estimular el debate sobre cómo queremos
vivir de cara a un futuro problemático.
De cara a ese futuro deberemos asumir la
diversidad de identidades de nuestra sociedad – ¿multiculturalidad? – y, en
general, hacernos cargo de la diversidad del deseo humano y repensar las
condiciones de satisfacción y limitación de los mismos cuando los conceptos de
pueblo y nación se han esfuminado para una parte considerable de dicha
sociedad.
Décadas pasadas hizo crisis el tema del
ingreso –justicia social–, hoy ha hecho crisis también el tema del consumo
–modelo de vida humana sostenible–.
Decíamos que el “pensamiento único” se
presentó como un pensamiento de madurez, de sentido común.
Lo que se le puede anteponer no es más
sentido común sino un pensamiento de buen sentido, como bella aunque quizás
equivocadamente lo explicaba Ingenieros:
***…mientras que
el sentido común resulta “eminentemente retrógrado y dogmatista” el buen
sentido será “innovador y libertario”[20] .
NOTAS:
1] Integrante de Red Poleas.
Co Fundador del grupo Más de Siete Locos. Coordinador del ciclo Mates
Filosóficos.
2] Ignacio Ramonet, en Le
Monde Diplomatique, enero de 1995, La pensée unique 3] Ignacio Ramonet, en Le
Monde Diplomatique en español, 1996,
4] 4 Idem 5 Idem 6 Hernán
Elvira, Pensamiento único, neoliberalismo y mundialización, en http://www.argentina,attac.org
7] Carlos Alvarez de
Sotomayor Reina, Qué es el pensamiento único, en
http://www.uned.es/ntedu/espanol/master/primero/modulos/tecnologia- y sociedad/pensamiento-unico.htm
8] Esperanza Aguirre,
emblemática representante del PP en España y presidente de la Comunidad Autónoma
de Madrid ha indicado que “el pensamiento único es el de la izquierda”.
9] Discurso de Bercy, 29 de
abril de 2007. 10 Ver Javier García, Julio 1997, Globalización, post-modernismo
y pensamiento único, en http://www.marxismo.org 11
12] Carlos Marx, La ideología
Alemana, Capítulo 1.
13] Recomendamos releer con
ojos del siglo XXI nuevamente a Cornelius Castoriadis y su tesis de la
“imaginación radical”. En “La institución imaginaria de la sociedad” ya
presenta, en una nota al pié, la advertencia de que si alguna vez la humanidad
aplicara las elaboraciones teóricas de la nueva escuela económica de Chicago
–luego los Chicago´s Boy- se pondría en riesgo el desarrollo de la cultura.
14] Ya en su artículo Ramonet indicaba que
“El primer principio del pensamiento único es tan potente que un marxista
distraído no lo cuestionaría: ‘la economía supera a la política’ ”.
15] Ver el artículo
¿Pensamiento único o ausencia de pensamiento? , Máximo Sandín, en
ttp://www.uam.es/personal_pdi/ciencias/msandin/pensamientounico.htm . Analiza
cómo las últimas informaciones obtenidas por la biología terminan con toda
fantasía de darwinismo social ya que el cambio en la propia naturaleza no
respondería a un paradigma de competencia.
19] Latiguillo utilizado por los economistas de
la dictadura militar argentina que usurpó el poder entre 1976 y 1983. Había que
fabricar lo que el mundo compraba, daba igual una cosa que otra. Lo que estaba
detrás de esto, como la historia demostró, era un modelo de país factoría sin
independencia política.
20] José Ingenieros, 1913, El
hombre mediocre, Capítulo 1, I. Tercera Edición de 1917
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