ALIENACIÓN, SALUD MENTAL Y TRABAJO: MARX, BYUNG CHUL HAN, FOUCAULT Y BAUMAN
Alienación, salud mental y trabajo: Marx, Byung Chul Han, Foucault y Bauman
Fuente: Pixabay
En el siguiente artículo repasamos los conceptos base de cuatro
filósofos; Marx, Byung Chul Han, Foucault y Bauman, aproximándonos
hacia sus postulados, los cuales presentan reflexiones teóricas muy
interesantes que pueden ayudarnos a entender dicha problemática.
En primer lugar, si nos adentramos en el pensamiento de Marx,
observamos la necesidad de vincular los problemas de salud mental con las
condiciones laborales del capitalismo.
Es absurdo hablar de alguien que sufre de depresión o ansiedad
sin tener en cuenta su contexto laboral.
Karl Marx desde su visión más filosófica puede servir para
hacernos entender esta relación entre salud mental y trabajo:
Para Marx, el acto de producir al más puro estilo
clásico de "el carpintero que construye una mesa", es un acto
fundamental que conforma nuestro "ser" (en el sentido más
filosófico del término).
Así pues, cuando un carpintero fabrica una mesa, en cierta manera
la mesa pasa a ser una parte del carpintero, ya que existe una relación
directa entre lo que producimos a través del trabajo y lo que somos como
"ser".
De este modo, en el mismo acto de trabajar y producir las
personas objetivamos nuestro ser y lo colocamos en el producto que
realizamos. No somos indiferentes a lo que producimos.
Es más, el trabajo para Marx es la dimensión que más afecta a
nuestra existencia como seres humanos.
El sistema capitalista propicia que nos veamos extrañados
con nuestro trabajo, que no nos reconozcamos en él.
Esto es demoledor, pues cuanto más se difumina la conexión
entre lo que producimos y el trabajo que realizamos más fácilmente se
podrán apropiar de nuestro propio trabajo.
En esta reflexión podríamos hablar de lo psicológicamente insano
que es directamente que un ingeniero, un enfermero, un biólogo... no se
dedique a trabajar de la profesión que ha trabajado.
Pero no vamos a entrar en utopías que defiendan que todo el mundo
tiene que trabajar de lo que le gusta (estamos muy lejos de algo así).
No obstante, simplemente el hecho de que ya de por sí, como he
explicado, nos veamos extrañados de nuestro trabajo, es algo
negativo para reconocernos a nosotr@s mismos ¿Cómo debemos sentirnos cuando trabajamos de algo que no nos
gusta y para lo que no nos formamos? ¿Cómo se supone que nos tenemos que sentir cuando trabajamos en
un empleo poco cualificado, que no nos llena, mal pagado, precario, con bajos
salarios, con estrés, mecanizado...?
A veces parece que el sano o el fuerte es el que no tiene
ansiedad o depresión o no necesita una pastilla para poder dormir, pero si nos
paramos a pensar lo planteado por Marx, es posible que lo más
natural del mundo sea sentirse enajenado, extraño y no reconocerse a
uno mismo en un contexto laboral que ya no solo trunca nuestra vocación y
aísla nuestro ser sino que no respeta nuestros derechos más básicos. |
Existe una correlación directa entre desigualdad y prevalencia de enfermedades mentales. Autor: Richard G Wilkinson y Kate Pickett, 2013. Fuente: www.equalitytrust.org. Licencia: CCO |
EL FILÓSOFO BYUNG CHUL
HAN REFLEXIONA SOBRE LA ALIENACIÓN A TRAVÉS DE UNA REVISIÓN DE LA
CONCEPCIÓN FOUCAULTIANA DE PODER
En el siguiente texto Byung Chul Han analiza la
concepción de poder de Foucault para entender el poder en el
capitalismo neoliberal.
Un poder que fluye a través de unos dispositivos que van
encaminados a dominar los esquemas mentales del individuo de manera
inconsciente:
"Según Foucault,
desde el siglo XVII el poder ya no se manifiesta como el poder de
muerte de un soberano semejante a Dios, sino como el poder de disciplinar.
“El poder soberano es el poder de la
espada. Amenaza con la muerte. Se hace con el «privilegio de apoderarse de esta
[la vida] para suprimirla».
“El poder disciplinario, por el
contrario, no es un poder de muerte, es un poder de vida cuya función no es
matar, sino la imposición completa de la vida.
El viejo poderío de la muerte cede
ante la «administración de los cuerpos» y la «gestión
calculadora de la vida»
El tránsito del poder soberano al
disciplinario se debe al cambio de la forma de producción, a saber, de la
producción agraria a la industrial.
La progresiva industrialización
requiere disciplinar el cuerpo y ajustarlo a la producción mecánica.
En lugar de atormentar al cuerpo, el
poder disciplinario lo fija a un sistema de normas.
Una coacción calculada atraviesa cada
parte del cuerpo y está presente hasta en el automatismo de las costumbres.
Hace del cuerpo una máquina de
producción. Una «ortopedia concertada».
Las disciplinas son «métodos que
permiten el control minucioso de las operaciones del cuerpo, que garantizan la
sujeción constante de sus fuerzas y les imponen una relación de
docilidad-utilidad».
El poder disciplinario es un poder
normativo. Somete al sujeto a un código de normas, preceptos y prohibiciones,
así como elimina desviaciones y anomalías.
Esta negatividad del adiestramiento
es constitutiva del poder disciplinario. En esto es similar al poder soberano
que se basa en la negatividad de la absorción.
Tanto el poder soberano como el
disciplinario ejercen la explotación ajena. Crean al sujeto obediente.
La técnica disciplinaria opera no
solo sobre el cuerpo, sino también sobre la mente.
El término inglés industry también
significa «diligencia». Y otro significado de Industrial school es
«correccional».
Bentham indica que su panóptico
edifica moralmente a los reclusos. No obstante, la psique no está en el punto
de mira del poder disciplinario.
La técnica ortopédica del poder
disciplinario es muy burda para penetrar en las capas profundas de la psique
con sus anhelos ocultos, sus necesidades y su deseo, y acabar apoderándose de
ellas.
El Big Brother de Bentham también
observa a sus reclusos desde el exterior. Su panóptico está ligado al medio
óptico. No tiene ningún acceso al pensamiento o a las necesidades internas.
El poder disciplinario descubre
a la «población» como una masa de producción y de
reproducción que ha de administrar meticulosamente.
De ella se ocupa la biopolítica.
La reproducción, las tasas de natalidad y mortalidad, el nivel de salud, la
esperanza de vida se convierte en objeto de controles reguladores.
Foucault habla expresamente de la
«biopolítica de la población».
La biopolítica es la forma de
gobierno de la sociedad disciplinaria. Pero es totalmente inadecuada para
el régimen neoliberal que explota principalmente la psique.
La biopolítica que se sirve de la
estadística de la población no tiene ningún acceso a lo psíquico. No provee
ningún material para el psico-programa de la población.
La demografía no es una psico-grafía.
No explora la psique. En esto reside la diferencia entre la estadística y el
Big Data.
A partir del Big Data es posible
construir no solo el psico-programa individual, sino también el psico-programa
colectivo, quizás incluso el psico-programa de lo inconsciente. De este modo
sería posible iluminar y explotar a la psique hasta el inconsciente".
Artículo del filósofo surcoreano, Byung Chul Han, publicado por
primera vez en su libro "Psychopolitik" en el año 2014. Texto
extraído de Bloghemia.
Retrato de Michel Foucault. Autor: Thierri Erhmann. Licencia (CC BY 2.0). Fuente: Flickr |
ZYGMUNT BAUMAN EXPLICA LA ALIENACIÓN A TRAVÉS DE LA SOCIEDAD DE
CONSUMO COMO UN PROBLEMA HUMANO CON CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS NEGATIVAS
Para el pensador polaco, la sociedad de consumo se sostiene en
una eterna y engañosa promesa.
Según Zygmunt Bauman, la sociedad de consumo
actual nos promete satisfacer los deseos humanos como ninguna otra
sociedad lo había hecho anteriormente (aunque esta promesa sea falsa).
De esta manera, paradójicamente, la sociedad de consumo
tiene su mayor logro en no cumplir lo que promete.
Si fijáramos unas expectativas bajas respecto al
consumo, unos límites objetivos a nuestros deseos, si intentáramos
autorrealizarnos de otra manera que no fuera a través del acto
consumista, sería el fin para la vida de consumo actual.
Si pusiéramos límites a los deseos, si no hubiéramos
interiorizado aquella premisa de todo se puede lograr, todo se
puede desear, todo se puede comprar, el motor que mueve la economía actual
se pararía en seco.
Así pues, la sociedad de consumo consigue que la
insatisfacción sea la norma permanente en nuestros deseos.
Para Bauman, una de las maneras que la sociedad de consumo usa
para lograr esto es a través de la denigración inmediata de los productos;
algo que era maravilloso ayer es inservible mañana, un residuo, desfasado,
pasado de moda.
El hecho de intentar paliar todas aquellas ansiedades e
inseguridades a través del acto consumista actual, acaba por generar una rueda
interminable de necesidades, deseos, carencias y nuevas necesidades.
Por tanto, buscar solucionar nuestros problemas en un
centro comercial se ha vuelto lo habitual. Acto confirmatorio de que la
sociedad de consumo está insertada en nuestra psique tanto colectiva como
individual.
Juanki Pamies Alcubilla. Fuente: Flickr. Licencia: (CC BY NC 2.0) |
De esta forma, lo descrito en el apartado anterior nos lleva a
una terrible consecuencia; la problemática de la identidad.
Según Bauman, es altamente difícil poder generar una
identidad como sujeto de manera estable.
Sobre todo, si estamos sometidos por el propio sistema social a
un reacondicionamiento, renovación y reciclaje constante y forzoso.
Así pues, la vida líquida es una vida devoradora. En la vida líquida
actual, todos los objetos del mundo que la componen (tanto seres
vivos como inertes) son objetos de consumo, y, por tanto, objetos que son
usados y tirados cuando pierden su utilidad.
Esto genera una vida social en la cual estamos
permanentemente persiguiendo una meta inalcanzable.
Precisamente esto es la clave de que funcione tan bien la
sociedad de consumo.
“””Hablar de una sociedad de consumidores… Significa decir,
además, que la percepción u el tratamiento de la práctica totalidad de las
partes del escenario social… Tienden a estar guiadas por un síndrome
consumista.
“””Así, la política de la vida… Tiende a ser reconfigurada a
imagen y semejanza de los medios y de los objetos de consumo y siguiendo las
líneas implícitas en ese síndrome
consumista (Zygmunt Bauman, Vida Líquida, p. 112).
CONCLUSIONES
En conclusión, el aumento de la ansiedad, la depresión, los
suicidios y demás problemáticas evidentes en esta etapa del capitalismo están
ligados a un término concreto; la enajenación/alienación.
Es decir, la extrañeza de nuestra propia identidad, la fragmentación
del sujeto y la pérdida de sentido vital dentro de la maquinaria capitalista.
Para Marx es el
trabajo capitalista industrial, para Foucault y Byung Chul Han los
dispositivos de poder y la mercantilización del individuo, para Bauman
la sociedad de consumo y sus lógicas establecidas como regidoras de la
vida social y la identidad individual.
Sea cual sea la visión, todas son complementarias y nos ayudan a
comprender los retos y los problemas a los que se enfrenta la clase
trabajadora en el capitalismo actual.
Problemas y retos que nos generan angustia, depresión,
ansiedad u estrés y no solo desde un punto de vista filosófico
precisamente.
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