NEOLIBERALISMO Y SUBJETIVIDAD
25 de mayo de 2024 - 19:54}
I
El neoliberalismo no es sólo una ideología que defienda la
retirada del Estado, su desmantelamiento a favor del mercado, o un dejar hacer
a la “mano invisible” del capitalismo financiero.
Tal como ya lo ha demostrado Michel Foucault, en “ el nacimiento
de la “biopolítica”, y actualmente Christian Laval y Pierre Dardot, el
neoliberalismo, a diferencia del liberalismo clásico o el neoconservadurismo,
es una construcción positiva, que se apropia no sólo del orden del Estado, sino
que es un permanente productor de reglas institucionales, jurídicas y
normativas, que dan forma a un nuevo tipo de “racionalidad” dominante.
Esta racionalidad actualmente se ha adueñado de todo el tejido
institucional de la llamada Unión Europea, en la consumación final de su
estrategia de dominación.
El neoliberalismo no es sólo una máquina destructora de reglas,
si bien socava los lazos sociales, a su vez su racionalidad se propone
organizar una nueva relación entre los gobernantes y los gobernados, una
“gubernamentabilidad” según el principio universal de la competencia y la
maximización del rendimiento extendida a todas la esferas públicas,
reordenándolas y atravesándolas con nuevos dispositivos de control y
evaluación: como insistió Foucault, explicando la génesis del neoliberalismo,
es la propia población la que pasa a ser objeto del saber y el poder.
II
Remarcando entonces el carácter “constructivo” del
neoliberalismo y no sólo su faz destructiva, o insistiendo en el orden que se
pretende hacer surgir a partir de sus destrucciones, se puede mostrar que las
técnicas de gobernación propias del neoliberalismo tienen como propósito, en
consonancia con la racionalidad que lo configura, producir, fabricar, un nuevo
tipo de subjetividad.
A diferencia del sujeto moderno, diferenciado en sus fronteras
jurídicas, religiosas, institucionales, etc., el sujeto neoliberal se
homogeneiza, se unifica como sujeto “emprendedor”, entregado al máximo
rendimiento y competencia, como un empresario de sí mismo.
Un empresario de sí mismo que, a diferencia de los “cuidados de
sí” clásicos o modernos que apuntaban, en el caso clásico, a protegerse de los
excesos, en el caso moderno, a buscar la mejor adaptación o alienación
soportable, el empresario de sí, el sujeto neoliberal, vive permanentemente en
relación con lo que lo excede, el rendimiento y la competencia ilimitada.
III
Las técnicas de gestión, los dispositivos de evaluación, los
coach, los entrenadores personales, los consejeros y estrategas de vida son el
suplemento social del sujeto neoliberal producido por los dispositivos de la
racionalidad neoliberal.
El sujeto neoliberal, viviendo fuera de su límite, en el goce de
la rentabilidad y la competencia y estableciendo consigo mismo la lógica del
emprendedor está a punto de fracasar a cada paso.
El stress, el ataque de pánico, la depresión, “la corrosión del
carácter”, lo precario, lo líquido y fluido, etc., constituyen el medio en que
el sujeto neoliberal ejerce su propio desconocimiento de sí, con respecto a los
dispositivos que lo gobiernan.
Esos dispositivos que le reclaman que sea “el actor de su propia
vida”, el que racionaliza su deseo en la competencia y en la técnica de
conducirse a sí mismo y a los demás; este es ahora el verdadero “management del
alma” del que habló Lacan en los ’50 y ahora se consuma.
IV
El neoliberalismo se propone como la racionalidad actual del
capitalismo.
Podemos afirmar que su racionalidad cumple con lo analizado por
Heidegger con respecto a las “estructuras de emplazamiento” del ser propias de
la técnica, que provocan en el ser humano una presentación de su existencia en
forma de cálculo de sí, o con lo planteado por Lacan en el Discurso
Capitalista, donde el sujeto ya sólo está condicionado por la “plusvalía” de
goce.
El fin último del neoliberalismo es la producción de un sujeto
nuevo, un sujeto íntegramente homogeneizado a una lógica empresarial,
competitiva, comunicacional, excedida todo el tiempo por su performance.
Sin la distancia simbólica que permita la elaboración política
de su lugar en los dispositivos que amaestran su cuerpo y su subjetividad.
V
¿Pero se puede producir enteramente al sujeto?
¿Tienen los dispositivos el poder y la fuerza material para
secuestrar al sujeto y volverlo un “neo-sujeto” emprendedor de sí?
He aquí uno de los grandes debates contemporáneos:
… ¿el sujeto es meramente una producción histórica efectuada por
los dispositivos del poder y el saber, como piensan los foucaultianos?
O, como han pensado Freud, Heidegger y Lacan, hay ciertos elementos en la propia constitución estructural del sujeto, que nin
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