BYUNG CHUL HAN: “EL SUJETO SOMETIDO NO ES CONSCIENTE DE SU SOMETIMIENTO” - ENERO 28, 2021
Nacido en Seúl en
1959, Byung Chul Han estudió
Filosofía, Literatura y Teología en Alemania, donde reside, y desde hace algún
tiempo se posiciona como una de las mentes más innovadoras en la crítica de la sociedad actual.
Según afirma el
filósofo contemporáneo más leído del mundo, nuestra vida actual se ve
impregnada de hipertransparencia e
hiperconsumismo, con un exceso de información que nos vuelve inconscientes de
nuestro propio sometimiento.
Creemos que hoy
somos más libres cuando en realidad, hemos ‘internalizado’ un poder vigilante que disciplina nuestras
conductas.
Según él, la única diferencia entre la sociedad actual y la pasada, es que esta última se sabía sometida y por lo tanto, podía hacer algo al respecto.
Hoy en cambio, nos sometemos al entramado de poder que nos
des-iguala creyendo que de esta manera, alcanzaremos realizarnos personal y
profesionalmente.
Pero que mejor que
el propio Byung Chul Han para ayudarnos a reflexionar al respecto. Sin más
preámbulos, te compartimos un texto de este maravilloso pensador, publicado por
primera vez en su libro Psycopolitik.
“El
sujeto sometido no es siquiera consciente de su sometimiento. El entramado de
dominación le queda totalmente oculto. De ahí que se presuma libre”.
– Byung Chul Han
Por: Byung Chul Han
El poder tiene
formas muy diferentes de manifestación. La más indirecta e inmediata se
exterioriza como negación de la
libertad. Esta capacita a los poderosos a imponer su voluntad
también por medio de la violencia contra la voluntad de los sometidos al poder.
El poder no se
limita, no obstante, a quebrar la resistencia y a forzar a la obediencia: no
tiene que adquirir necesariamente la forma de una coacción.
El poder que depende de la violencia no representa el poder
supremo. El solo hecho de que una voluntad surja y se oponga al poderoso
da testimonio de la debilidad de su poder.
El poder está
precisamente allí donde no es tematizado. Cuanto mayor es el poder, más silenciosamente actúa. El poder
sucede sin que remita a sí mismo de forma ruidosa.
El poder, sin duda, puede exteriorizarse como violencia o
represión. Pero no descansa en ella. No es necesariamente excluyente,
prohibitorio o censurador. Y no se opone a la libertad. Incluso puede hacer uso de
ella.
Solo en su forma negativa, el poder se manifiesta como violencia negadora que quiebra la voluntad y niega la libertad.
Hoy
el poder adquiere cada vez más una forma permisiva. En su
permisividad, incluso en su amabilidad, depone su negatividad y se ofrece como
libertad.
El sujeto sometido no es siquiera consciente de su sometimiento.
El entramado de dominación le queda totalmente oculto. De ahí que se presuma
libre.
Ineficiente es el
poder disciplinario que con gran esfuerzo encorseta a los hombres de forma
violenta con preceptos y prohibiciones.
Radicalmente más
eficiente es la técnica de poder que cuida de que los hombres se sometan por sí
mismos al entramado de dominación. Quiere activar, motivar, optimizar y no
obstaculizar o someter.
Su particular eficiencia se debe a que no actúa a través de la
prohibición y la sustracción sino de complacer y colmar. En lugar de
hacer a los hombres sumisos, intenta hacerlos dependientes.
El poder inteligente, amable, no opera de frente contra la voluntad de los sujetos sometidos, sino que dirige esa voluntad a su favor.
Es más afirmativo que negador, más seductor
que represor. Se esfuerza en generar emociones positivas y en
explotarlas. Seduce en lugar de prohibir. No se enfrenta al sujeto, le da
facilidades.
El poder inteligente
se ajusta a la psique en lugar de disciplinarla y someterla a coacciones y
prohibiciones.
No nos impone ningún silencio. Al contrario: nos exige
compartir, participar, comunicar nuestras opiniones, necesidades, deseos y
preferencias; esto es, contar nuestra vida.
Este poder amable es
más poderoso que el poder represivo. Escapa a toda visibilidad. La presente
crisis de libertad consiste en que estamos ante una técnica de poder que no
niega o somete la libertad, sino que la explota. Se elimina la decisión libre
en favor de la libre elección entre distintas ofertas.
El poder
inteligente, de apariencia libre y amable, que estimula y seduce, es más
efectivo que el poder que clasifica, amenaza y prescribe. El botón de me gusta es su signo. Uno se
somete al entramado de poder consumiendo y comunicándose, incluso
haciendo clic en el botón de me gusta.
El neoliberalismo es
el capitalismo del me gusta. Se diferencia sustancialmente del capitalismo del
siglo XIX, que operaba con coacciones y prohibiciones disciplinarias.
El poder inteligente
lee y evalúa nuestros pensamientos conscientes e inconscientes. Apuesta por la
organización y optimización propias realizadas de forma voluntaria. Así no ha
de superar ninguna resistencia. Esta dominación no requiere de gran esfuerzo,
de violencia, ya que simplemente sucede.
Quiere dominar
intentando agradar y generando dependencias. La siguiente advertencia es
inherente al capitalismo del me gusta: protégeme de lo que quiero.
Publicado por “bloghemia”
Coincido en un todo con el filosofo. Ahora percibimos ( con suerte) la dominacion como un beneficio o, en el mejor de los casos, como una vision conformista de la realidad. " Es lo que hay" se suele decir. A mi entender, una de las muestras mas recientes de la inconciencia de la dominacion, es el denominado " Teletrabajo" o sera la modernizacion de la esclavitud..., si bien, dicho sistema está recientemente regulado, pero ya sabemos la distancia que hay entre la ficcion juridica y los hechos.
ResponderEliminarVICTOR DARIO NOVIC ES EL AUTOR DEL COMENTARIO QUE ANTECEDE - AUTORIZO SU PUBLICACIÓN - Un gusto estimado Dr. Desde luego que esta usted autorizado para publicarlo donde estime corresponder o, donde pueda ser de alguna utilidad. Un fuerte abrazo!!.
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