“Polvo y Ceniza”, de Eliécer Cárdenas
Colección “Antares” - Editorial “Libreza” -ISBN. 2230 925 2525
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“Polvo y Ceniza”, nos lleva a la esencia de lo que somos después
de esta vida, “Polvo y Ceniza”, todos iguales, los ricos y los pobres en el
cementerio.
El más rico del cementerio es igual que el más pobre, pero todos
pasamos por este mundo, algunos como ricos y otros como pobres e impotentes por
tazar nuestro destino, impotentes de realizar nuestro proyecto de vida que
queda sujeto a los mandatos del Sr. rico; de ello y de las reacciones que
tenemos frente a este fenómeno trata la obra.
Las frases en el pórtico del libro, de Jorge Carrera Andrade y
Jorge Luis Borges, nos introducen en la profundidad del libro que tenemos en
frente para leer, nos adelantan que nos enfrentaremos a la eternidad, lo
transitorio, las miserias triviales, el olvido; en síntesis, los problemas
ontológicos de la vida.
El Obispo:
“Se fue erguido. Viene encorvado”
El exilio todavía guardaba una esperanza de que el poder, la
capacidad de imponer sus criterios e intereses todavía estuviera vivo.
“Viene encorvado”, el peso de los años, las frustraciones, la
pérdida del poder, de la omnipotencia, encorvan.
Ninguna de las maldiciones que el Obispo “al irse” predijo,
porque el había perdido el poder, se concretó.
Todo siguió igual, los hacendados siguieron explotando a los
pobres agricultores; “pero, esa no era una maldición: era la vida
misma”.-
Triste resignación de los sometidos.
¿Te gusta esta vida?, pregunta el Obispo, y el humilde asombrado
de pregunta tan tonta, se responde que la vida no es cuestión de gustos o
elecciones, a uno lo paren, simplemente;... resignación.
Cuando le confiesa al Obispo que su hijo ante el hambre y la
necesidad ha robado, este le contesta “...dile al muchacho que está perdido,
que más le valiera no haber nacido...”
El evangelio leído con los ojos del poder, no perdona, juzga; no
comprende, castiga; no derrama lágrimas ante el dolor de los que sufren hambre
y pretenden -ante la impotencia- hacerse de justicia, los castiga.
No importa que los perros del patrón coman mejor que los hijos
de los pobres.
El Evangelio leído desde los ojos de los pobres busca soluciones
a los problemas de estos en esta vida tanto como en la que viene, derrama
lágrimas ante el sufrimiento, entiende al pecador y tiene piedad de él.
Así lo demuestra el Jesús de los pobres en la obra.
El Obispo de “Polvo y Cenizas”, lee el Evangelio desde el mundo
a cambiar, porque un mundo mejor es posible y podemos construirlo.
El Coronel:
Carece de presente, vive de los recuerdos, vive del bandolero
(justiciero popular) que lo mandaron a matar quienes necesitaban mantener
seguros sus privilegios; vive del orgullo de haber sido usado.
Se revuelve en sus contradicciones, al no comprender por qué el
pueblo le hace canciones, lo ama, etc...., a este asesino, al que después de
muerto ordenó cubrirle el rostro para que el pueblo lo olvidara y no lo
convirtiera en un héroe; y a tono con el Obispo cree que “más le hubiera valido
no nacer jamás”.
Su muerte en vida le hace desear añorar el pasado.
La muerte del Padre:
Naúm Briones (personaje principal), analiza desde sus
meditaciones todo lo que sucede.
La desesperación de la madre en la pérdida de su compañero, con
esa falta de aceptación ante el hecho natural de la muerte, una característica
de nuestra cultura.
El tío Mardoqueo que aprovechando que la madre no sabe leer le
hace firmar un papel y se queda con los bienes; las miserias tan comunes en la
naturaleza humana; en los pobres y en los ricos.
Su último diálogo con el padre, y su concepto del bien, bien que
lo resigna a la miseria, bien que lo convence que el destino no está para
cambiar, que es parte del orden natural de las cosas.
Nada le reprocha porque haya robado para que coma la familia,
guarda silencio en una acción contraria a sus convicciones pero sellada por la
necesidad de subsistir.
En sus meditaciones se imagina las represalias del Sr. feudal
para que ellos paguen las deudas que dejó su padre, y que ya no son más deudas
porque la muerte las borra, mas el sr. las cobra.
Se entremezcla lo que imagina piensa y hace su amor platónico, la
hija de quien los explota, y como debe ignorar las virtudes de su padre arriero
famoso que casi nunca tuvo mulas propias, el olvido pre-anunciado se presenta
sólido.
Los poderosos tienen bronce los que los sirven olvido.
Este amor platónico, de haberse hecho realidad ¿habría permitido
el desarrollo del personaje justiciero que estamos analizando?
¿No habría sido cooptado por el sistema feudal en el que vive,
pero del otro lado del mostrador?
En la obra de Jorge Amado “Cacao”, se da una situación similar,
y ante la oferta concreta de amor que le propone la hija del patrón, el
personaje se niega, invocando que dejaría de ser el mismo y pasaría a defender
los intereses que ahora combate.
Estos personajes son consecuencia de la reacción ante la
no-justicia y la no-potencia para modificar una realidad que no aceptan.
Naúm Briones tiene una reacción violenta, compulsiva, no
elaborada, si se quiere bohemia, pero guiada por el afán de Justicia, al igual
que Pajarito.
En “Cacao”, la reacción es un poco más trabajada, más
intelectualizada, con un esbozo de ideología, por ello surge no un
revolucionario, sino un reformista que pretende cambiar la realidad no-justa a
través de la educación.
Bandolero:
Su encuentro con “Pajarito” el comprensivo, dulce y viejo
bandido, lleva a un análisis de la esencia de la libertad, de la libertad de
los pobres, y de los peligros de esa libertad; a ello Naúm Briones contesta,
que quiere vivir esa libertad miedosa y amarga, ya que los pobres honestos que
respetan lo de los demás nunca tienen nada y que sus hijos solo los recuerdan
para maldecirlos por no haberse atrevido al cambio.
Las meditaciones sobre porque robar a quien y para que, permite
conocer la personalidad de cada uno de los personajes y sus proyectos
inconscientes de vida, y todavía más porque la aproximación se realiza desde la
introspección del sujeto principal y su esfuerzo por des-cifrar lo que piensan
los demás.
La diferencia de los bandoleros con el coronel, es esencial y
queda clara cuando afirman “no es bueno recordar lo que a uno le sucede”.
El recuerdo trasunta la existencia de dos vidas la del recuerdo
y la que vivimos.
Es la diferencia entre vivir y vegetar, ellos viven intensamente,
les molesta recordar, mientras que el coronel necesita resucitar el pasado para
volver a ser.
La mentira de los biógrafos:
Ante la muerte reflexionan, es probable que un hombre ilustrado,
que pronuncia palabras que nadie las usa, en las hojas de un libro te hiciera
vivir de nuevo, y que quienes no te conocieron hablen de ti como si te hubiesen
conocido.
Esa historia es una mentira, porque si el recuerdo propio es una
mentira, con mayor razón lo es el ajeno.
Para ganar renombre se meten en vidas ajenas, queriendo engañar
“al Polvo y la Ceniza” que son puro olvido, ya que nadie engaña a la muerte que
es solo olvido, las cosas pasan sin necesitar recuerdos.
“Nunca quieras que se acuerden de vos. Así las cosas que pasan
han de ser lo que son: puras mentiras”.
Quizás esta afirmación, como consecuencia de la meditación de
los personajes, trate de demostrar que más allá de la verdad objetiva existe
una carga de subjetividad que siempre la empaña, o no permite verla tal como
es, si no solo desde una perspectiva compleja del observador directo o bien
luego de pasar por varios observadores que la recrean, con sus propias
individualidades.
Las miserias Humanas:
Tan sofisticadas y tan bien disimuladas entre los ricos; la
necesidad la muestra más cruel y descarnada entre los que nada tienen y nunca
tuvieron ni tendrán nada, pero la miseria humana es la misma, tiene su misma
esencia, su misma naturaleza, y en ambos casos surge al momento de repartir el
botín.
También la padecen estos hombres que recuperan de los ricos lo
que les tomaron, a ellos, a sus padres, a sus ante-pasados y no se trata solo
bienes materiales, sino también segmentos de libertad, de dignidad, de amor, de
sueños; no-conscientes pero reales proyectos de vida y hasta la vida misma en
su totalidad o solo parcelas de ella.
Frente a estas miserias, da sentido a la rebelión inconsciente
la voz del conductor que les señala: no robamos para enriquecernos, sino para
darlo todo a los que nada tienen, aunque puedan delatarnos y traicionarnos; de
lo contrario seremos como los ricos y nosotros no somos bandoleros por vicio,
porque nos gusta o por maldad como dicen las autoridades los doctores o los
curas.
Naúm Briones, más allá de los hechos tiene clara su misión en la
vida, lo que da sentido a sus acciones y la de sus compañeros, por ello, ante
la tentación humana se impone y los saca de la miseria devolviéndoles el
paradigma por el que viven, paradigma no elaborado intelectualmente, mas
cruelmente afirmado en su subconsciente y compulsivamente vivido, lo que es más
valioso que su comprensión y descifrado filosófico.
Desigualdad entre los Hombres, igualdad ante la Divina presencia
de Dios:
El Sr. espera impávido, digno (como si nada en el mundo
importara), despectivo; caparazón que visten frente al temor por sus vidas, y
desde esa atalaya que recuerda a la muerte del conde en "El
Gatopardo" de Lampedusa, que hasta desafía a Dios; increpa a Naúm indicándole
que no importa lo que le roban, porque muertos las joyas nada valen, todo
perece, termina por no valer nada.
Desde la certeza de sus fuertes y sufridas vivencias Naúm
Briones plantea que mientras cruzamos por el mundo debemos sobrevivir, bien o
mal, que Dios ha dicho que somos todos iguales y tenemos todos los mismos
derechos.
Frente a la humilde pero segura y fuerte exigencia de igualdad,
responde la violencia de las ideas de quien justifica su privilegio y poder
afirmando que hay quienes nacen para disponer, mandar y otros para ser mandados
y servir, “Uds. nacieron para servir, para vivir por voluntad de otros”.
Sin entender el sentido de la rebelión se imputa haber robado,
matado, saqueado con el solo objeto de ser iguales que ellos los ricos, sin
entender que las jerarquías, el orden, son eternos y que sin ellos la humanidad
perecería; porque los hombres son iguales ante su divina presencia, pero no
entre los hombres.
El viejo argumento que sirve como justificativo filosófico del
statu-quo, el realismo paralizante (oportunismo) que justificando los
privilegios pretende que nada cambie, ya que de cambiar y permitir la igualdad
entre los hombres corren el riesgo de tener que distribuir algo de la riqueza
que formalmente simulan despreciar.
El Poeta:
Frente al Justiciero impulsivo, intuitivo, nacido en la
no-Justicia del sistema social al que fue lanzado y le toca padecer, se
presenta el poeta, su admirador, para quien la poesía golpea el alma con la
realidad dejando moretones y despertando la memoria de lo perdido y nunca
encontrado, haciéndonos mejores cuando la escuchamos.
Reconoce la diferencia de la poesía frente a los libros siempre
abiertos y buenos de la vida que lee Naúm Briones, que se maldice por estos
hombres que nunca piensan en ellos mismos, siempre lo hacen en los demás.
El poeta está convencido de que su ídolo es el símbolo de los
pobres, los que quieren ser como él, quieren tener su libertad feroz y la
pureza de sus “sentimientos anchos”.
Este “sentimientos anchos”, es un ejemplo de una forma
particular del uso de los adjetivos, repetida a lo largo de la obra, que, al
menos a mí, me permite captar con profundidad, desde la belleza literaria, la
idea que el autor pretende transmitirnos.
Discute el poeta sobre su utopía de un gobierno de los pobres,
para que los pobres no necesiten convertirse en bandidos para ser libres, ya
que los verdaderos bandidos son los ricos, y los gobiernos existen para mandar
y castigar a los pobres, congraciarse con los ricos, someter a los que no se
conforman.
El poeta nos da una descarnada y violenta descripción de la
realidad social, la naturaleza del poder, sus consecuencias y subliminarmente
del derecho que dictan los poderosos para justificarlo, convirtiendo en
bandoleros a quienes pretenden la igualdad en este mundo, negándose a solo la
igualdad ente la divina presencia de Dios.
La fuerza violenta de las ideas de los de pobres, marginales y
estos poetas; es consecuencia de la violencia fáctica e ideológica que les
hacen padecer los que los someten.
La tentación y la caída:
Tentado por un miembro de su banda, en un momento de cansancio o
debilidad de nuestro héroe, lo tentó con los beneficios y placeres de la vida
de sus enemigos, y allí comienza Naúm a trabajar para quienes combatió toda su
vida.
Su propia naturaleza y lugar en el mundo lo habían llevado a
tenerlos por enemigos, mas la sutileza de estos grupos lo cooptaron.
Sus nuevos patrones no se privaron de humillarlo, de ubicarlo
debajo de ellos, de demostrarle que era solo un sirviente de los Sres.
Un momento de debilidad, este personaje que no es más que un ser
humano al igual que todos nosotros y cansado de luchar y de sumar frustraciones
quiere la gratificación de una casa, un hijo que lo conozca y una mujer que lo
ame.
Este sueño lo lleva al traspié y a traicionar sus principios.
El Cristo de los Pobres
Es ciego, andrajoso, camina descalzo en el barro y solo ellos lo
ven, les sonríe, no inspira temor, inspira amor y los hace solidarios en su
triste destino, no es implacable ni poderoso, no juzga ni castiga, comprende y
sonríe.
Es diferente al Cristo de los ricos y poderosos tan presto al
castigo de los que no se someten a sus imperativos categóricos, siempre acordes
con los intereses de los que mandan y más tienen.
Los Quiroz:
Son al igual que Naúm Briones resultado de la injusticia que los
llevó a la marginalidad, uno de ellos fue marcado por su patrón como una res, y
entregado como parte de la propiedad, todo lo que lo lleva a una vida triste y
fatigada y a no saber para que nació, para que vino al mundo, cree que su vida
no es digna de un ser humano, ni siquiera de un indio.
Lo sostiene que su Jesús le dijo que está vivo por los asesinos,
los salteadores, los hambrientos, los humillados, los prófugos, los que no
saben qué hacer; por ello vive para matar, para herir, destruir las obras
ambiciosas de los hombres, los lujos de los ricos sin alma, las bellezas
fugaces que rodean a los ricos, las figuras falsas que mandan a pintar y las
casas en las que se refugian y donde dicen vivir.
La reacción es diferente que la de Naúm, su respuesta a su
recuerdo de látigos en la espalda, deudas, servidumbres, etc. se manifiesta en
la destrucción de todo lo construido por los que lo oprimieron, sin ni siquiera
gozar de lo que obtienen, solo destruyen todo aquello que simboliza la opresión
que los llevó a la marginalidad y la servidumbre.
No gozan el símbolo que destruyen porque de hacerlo se
convertirían en lo que combaten.
Con profundidad conceptual Eliécer Cárdenas expresa que:
1/ “...la culpa no la tienen las cosas, sino los hombres que
abusan de ellas...”, mas los Quiros reaccionan visceralmente contra los que
abusaron de las cosas y las cosas que representan a los abusadores.-
2/ “... el odio es planta que crece en cualquier corazón...”,
mas los Quiroz tuvieron fundadas razones para que el odio naciera en el de
ellos, cualquier persona marginalizada, humillada, mal-tratada, es lanzada por
el causante de sus males al odio, y es muy difícil exigirle luego virtud;
virtud que generalmente se la requieren los mismos que dieron razón a ese odio;
virtud que no pasa de ser un respeto por los bienes e intereses terrenales de
los que se privilegian, amenazándolos con el castigo divino.
La violencia de los que sustentan el poder y los beneficios en
la sociedad producen diferentes re-acciones violentas, unas solo destructivas,
como la de los Quiroz, y otras justicieras y re-distributivas como la de Naúm
Briones.
La leyenda:
El pueblo no quiso creer en la muerte del símbolo de su
libertad, por ello creó la leyenda, de que abrazado a un escapulario
desapareció frente a los soldados y luego tuvo una familia, casa, hizo
negocios, se hizo rico, y murió pacíficamente.
El contenido de la leyenda, es nada más y nada menos que el
proyecto de vida del hombre común.
La lógica de la leyenda, surge de la cultura religiosa del
pueblo, religiosidad sencilla, religiosidad rural, impronta cultural inserta en
lo más profundo del subconsciente colectivo.
La Virgen intercede ante Jesús y este ante el trono
resplandeciente de su Padre, pidiendo por la vida del hombre que le recuerda
sus sufrimientos en su paso por la vida terrenal.
Nuevamente el autor define este fenómeno con precisión y
claridad conceptual al expresar: “Y yo también lo creo: me gusta contradecir
las verdades que no vale la pena creer...”
La ingenuidad y el temor de los humildes:
Los humildes creen que los milicos, los doctores comprenderán
que ellos tienen derecho a las tierras que han tomado, porque no tienen otro
destino, otro lugar a donde ir, porque siempre las trabajaron, porque su dueño
viaja por Europa, sin comprender los intereses que guían a aquellos de los que
esperan Justicia.
Temen de que la compañía de Naúm Briones sea motivo para que los
milicos les disparen, y pretenden sacárselo de encima, mas este se queda y les
explica que lo hace porque a él nadie lo hace a un lado y sobre todo porque los
milicos no entienden ni saben de buenas razones, disparan sin averiguar,
obedecen sin chistar ordenes que hay que cumplir.
La ingenuidad es creer que les reconocerán lo que es Justo, lo
que les pertenece y no que deben luchar para ganársela; ya que su Justicia
significa menos privilegios para aquellos de los que esperan reconocimiento.
Su temor es perder lo único que tienen, su vida.
Este parece ser el dilema de los humildes y explotados, por el
que son sometidos permanentemente.
La vida es una herida absurda:
Unos pocos quieren y detentan todo para ellos, los más quieren
igualdad.
Mientras tanto el tiempo que todo lo puede, se acaba para todos,
para los pocos que todo lo detentan y los muchos que igualdad y justicia pretenden;
pero el tiempo es un Sr. que no espera y que todo lo pide (Eliécer Cárdenas
-dixit) y en
“Polvo y la Ceniza” nos iguala.
La igualdad del “Polvo y la Ceniza”, es solo una igualdad en la
resignación, como dice uno de los personajes, falta la igualdad en el mientras
tanto, en el pasaje hacia el “Polvo y la Ceniza”, porque como dice Sócrates
(Platón - Apología de Sócrates), la muerte no sabemos si es mejor o peor que la
vida, no la conocemos.
Si Dios nos puso en este mundo para vivir, nos pedirá rindamos
cuenta de si hemos vivido, y también si hemos dejado vivir a los demás.
“¿Tienes miedo poeta? Pregunta Naúm, y este le contesta: ... no
se trata de miedo, es solo un poco de vergüenza por no haber vivido lo
suficiente, supongo...”
Como dice el tango, la vida es una herida absurda, ya que unos
pocos no permiten que todos cumplamos el designio de Dios, que es vivir en
igualdad y Justicia.-
Esta obra es una cantera de ideas para reflexionar y una
descripción descarnada y profunda de esa herida absurda.
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