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miércoles, 18 de noviembre de 2015

JEAN PAUL SARTRE - PENSADOR FECUNDO (febrero del 2000) - Por: JUAN JOSÈ SEBRELI - REFERENTE GENERACIONAL - ROBERTO ARLT - INFLUENCIA EN EL PENSAMIENTO ARGENTINO - VUELCO DE SARTRE CON EL ESTALINISMO - SARTRE Y REVISTA SUR - SARTRE Y REVISTA CONTORNO - LITERATURA COMPROMETIDA - ESTRUCTURALISMO - ETAPAS DE LA OBRA FILOSOFICA DE SARTRE - CONCIENCIA - SUBJETIVIDAD - SENTIDO O RACIONALIDAD INMANENTE DE LA HISTORIA - PROBLEMAS FUNDAMENTALES DE LA FILOSOFIA SOCIAL -

Sartre, pensador fecundo

La influencia de la filosofía sartreana se extendió por todo el mundo entre 1940 y 1960, y la Argentina no fue la excepción. Pero más allá del auge y el ocaso del existencialismo, la obra del pensador francés, con sus aciertos y sus errores, conserva hoy una estimulante vigencia.
MIÉRCOLES 16 DE FEBRERO DE 2000

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Es indudable que todos los intelectuales de mediados de este siglo vivimos inmersos en un clima sartreano. 

Cada generación escoge a sus referentes y, así como la generación posterior al sartrismo estuvo influida por los estructuralistas, la nuestra vivió, pensó y escribió al calor de la obra de Jean-Paul Sartre, de Merleau Ponty y de Simone de Beauvoir.

Era el aire de la época. Había un clima sartreano en la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires, en los cafés de la avenida Corrientes y la calle Viamonte, en donde el bar Florida logró consagrarse como la sucursal vernácula del célebre café de Flore de París. 

Leíamos todo lo que citaba Sartre en sus libros y también otros textos que intuíamos cercanos a su obra. Así, en los años 50, recuperamos a Roberto Arlt. La relectura de su obra a la luz de Sartre nos hizo ver en Los lanzallamas, en Los siete locos, la obra de un precursor del existencialismo, de un precursor de la novela sartreana.
Todo esto, por supuesto, constituye apenas el aspecto más superficial del existencialismo, el escenario y la puesta en escena de ese clima: los intelectuales en sus charlas de café, los sweaters negros de cuello alto, el desaliño con que se pretendía sacudir la solemnidad porteña.
Jean-Paul Sartre en París en una célebre fotografía de Cartier-Breson
Jean-Paul Sartre en París en una célebre fotografía de Cartier-Breson.Foto:Henry Cartier-Breson / Magnum Photos
Pero, más allá de ese fervor de época, de esa suerte de religión atea que tenía sus templos, su liturgia y sus ceremonias, el pensamiento existencialista tuvo diversas expresiones en nuestro país. 

En la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, dominaba el existencialismo pero no el sartreano sino el heideggeriano, de Astrada, por un lado, y, por el otro, el existencialismo cristiano, del cura Benítez, el confesor de Eva Perón.
Por supuesto, también los ambientes literarios fueron sensibles a este llamado de la hora, aunque con respuestas variadas. 

Era la época de Sur y de Contorno, esta última, por entonces, una revista menor, pero que fue creciendo. Ambas estuvieron ligadas a la obra de Sartre. 

En 1939, Sur publicó el cuento "El aposento", en una época en que él no era conocido ni en Francia. Pero lo cierto es que ese texto revelaba la faceta más imaginativa de su literatura. 

El resto de la obra de Sartre no concordaba con el espíritu del grupo Sur y Victoria Ocampo llegó incluso a repudiar la publicación de Las criadas, de Genet, que era un autor cercano a Sartre. 

De todos modos, mientras él mantuvo su posición no alineada, en Sur siguieron publicándose sus textos. Fue sólo a partir del vuelco de Sartre hacia el estalinismo que Sur rompe toda relación con el filósofo.
Por el lado de Contorno, en cambio, sí hubo un acercamiento muy estrecho al pensamiento sartreano. Pero esa adhesión se sustentó, más que en el aspecto filosófico, en la teoría de la "literatura comprometida" y en la postulación de una figura de intelectual que habría de ser bandera para muchas generaciones. 

La gente de Contorno, ocupada especialmente en la producción literaria argentina, no podía desoír ese llamado y ¿ Qué es la literatura? se convirtió en un libro faro para los escritores de esa publicación.
Sin embargo, hacia fines de los años sesenta, independientemente de la influencia político-intelectual de Sartre, el auge de su pensamiento filosófico empezó a extinguirse en el mundo entero. Fue un cambio de paradigma: el existencialismo sartreano entró en un largo cono de sombra e hizo su ingreso en la escena filosófica el estructuralismo, decididamente anti sartreano.
La obra filosófica de Sartre registra dos épocas. En la primera, que coincide con la publicación de El ser y la nada y de La náusea, Sartre desarrolla su pensamiento existencialista, de una filosofía centrada en la conciencia. 

En la segunda época ( critica de la razón dialéctica ), Sartre adhiere a la filosofía dialéctica, que había florecido en Francia por el redescubrimiento de Hegel a través de los célebres cursos de Alexander Kojeve. 

Ambas etapas, sin embargo, que podrían parecer opuestas, se vinculaban por la importancia que la dialéctica le otorgaba también a lo subjetivo, a la conciencia. 

Los estructuralistas atacaron básicamente el concepto de conciencia y de subjetividad porque, para esa escuela, la subjetividad es un producto pasivo de la estructura. 

En realidad, el estructuralismo atacó al primer Sartre porque defendía una filosofía de la conciencia y, al segundo, el de Crítica de la razón dialéctica, porque no sólo no contradecía su primera formulación de la filosofía de la conciencia sino que subrayaba el elemento subjetivo de la dialéctica y rechazaba el materialismo del marxismo no dialéctico.
Los paradigmas cumplen su ciclo. Hoy, a fines del siglo XX, el estructuralismo también está en retirada. Todavía no fue sustituido, pero es su ocaso, justamente, el que le da esta oportunidad de resurrección al existencialismo. 

Era previsible que, después de un silencio de tres décadas, surgiera otro paradigma en el que Sartre también tuviera su lugar. Y esto debe ser así porque el pensamiento sartreano conserva su vigencia. 

Es innegable que la dimensión filosófica de su obra tiene valor y peso suficientes como para perdurar, y es innegable también, ciertamente, que en el terreno político cometió sus más graves equivocaciones.
El aporte más destacable de su pensamiento fue la búsqueda de la racionalidad de la historia. Ese es el punto fundamental. 

El error fue intentar vincular esa concepción filosófica que busca una racionalidad inmanente en la historia, con una realidad histórica particular y concreta. 

Se equivocó trágicamente al identificar el sentido de la historia con el porvenir del proletariado.Se equivocó hasta el absurdo al identificar el proletariado con el totalitarismo estalinista.

Pero no se equivocó, en cambio, y sigue aún teniendo razón pese a sus detractores estructuralistas, posestructuralistas, deconstructivistas y posmodernos, en postular la existencia de un sentido o racionalidad inmanente de la historia y en creer que el hombre sería capaz de conocerlo.
Su pregunta sobre los problemas fundamentales de la filosofía social es otro de sus grandes aportes. 

Sartre intentó explicar cómo es que, de la interacción de una multiplicidad de individuos que se mueven impulsados por sus intereses y sus pasiones, se conforma una comunidad.

Cómo pueden los procesos históricos, atravesados por una multiplicidad de proyectos individuales, que chocan y se contradicen entre sí, producir una acción humana unitaria y racional. 

No dio una respuesta definitiva pero el sólo hecho de haberse planteado ese interrogante con gran osadía intelectual es un mérito importante.
Aunque el mundo político que representaba Sartre ha desaparecido totalmente, las categorías filosóficas con que él quiso interpretarlo no han caducado. 

El olvido o el rechazo en que cayó la pregunta por la racionalidad de la historia, a partir de la década del sesenta, hace que Sartre sea todavía un pensador fecundo.
Por Juan José Sebreli Para La Nación - Buenos Aires- 2000

Claves de un filósofo

 Nacimiento y niñez: Jean- Paul Sartre nació el 25 de junio de 1905, en París.
 Estudios: su interés por el pensamiento germano lo llevó a continuar su formación en Alemania, en 1932. Marcado por el método fenomenológico de Husserl, tomó conocimiento de la obra de Heidegger y cayó bajo la influencia de Kierkegaard. De ese contacto con los pensadores nórdicos y alemanes, nacería más tarde el existencialismo francés.
 Guerra: fue tomado prisionero, pero consiguió quedar en libertad. Integró las filas de la Resistencia y pronto se convirtió en uno de los intelectuales más prominentes después de la liberación de París.
 Simone de Beauvoir: conoce en la década del 30 a la que entonces era una simple profesora. Entre ella y Sartre se estableció una relación sentimental, de una gran libertad y compañerismo, que duró hasta la muerte del escritor. Vivieron siempre en casas separadas y tuvieron numerosos amores paralelos. De Beauvoir relata algunos de ellos en sus memorias.
 Ensayos y novelas: El ser y la nada (quizá su tratado filosófico más importante),El existencialismo es un humanismo Crítica de la razón dialéctica ¿Qué es la literatura? La novela más popular es La náusea ; la más ambiciosa, Los caminos de la libertad . Le consagró ensayos biográficos a Flaubert, El idiota de la familia , a Jean Genet, al que califica de "comediante y mártir", y hace un análisis brillante de Charles Baudelaire como dandy . Su autobiografía, Las palabras , en la que narra la niñez, se considera su obra literaria más perfecta.
 Teatro: Las moscas Muertos sin sepultura A puertas cerradas El diablo y el buen Dios , (que fue prohibida por las autoridades francesas), La mujerzuela respetuosa Kean (basada en una obra de Alejandro Dumas), Nekrasov Los secuestradores de Altona .

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