El Instituto de Derecho del Trabajo del Colegio de Abogados de Quilmes EXPRESA su ENERGICO REPUDIO frente a un nuevo y grave AGRAVIO al libre ejercicio de la profesión de abogado contenido en la declaración que la entidad que nuclea a las ART ha difundido días pasados.
La representación corporativa de las ART ha arremetido, una vez más, contra los abogados; no sólo acusándonos de ser los responsables del índice de litigiosidad en materia de daños laborales sino también vituperándonos con calificativos dignos de la peor campaña de desprestigio que se pueda imaginar.
Cabría preguntarse si las propias ART no son las responsables de la situación que, dicen, les preocupa, y también si no estamos frente a una nueva maniobra de distracción con la que se pretende desviar la atención de los verdaderos responsables.
A los abogados laboralistas nos preocupa el absoluto desinterés de las ART por ejercer una verdadera acción en pos de la prevención de los riesgos del trabajo, la falta de control sobre sus asegurados en orden a que se cumplan las normas sobre seguridad e higiene, la absoluta desaprensión por la persona del trabajador dañado, el rechazo masivo de los siniestros denunciados, la mínima calidad técnica de las prestaciones médicas, la proliferación de “10 sesiones de kinesiología” para “curar” cualquier afección osteo articular, la miserabilidad de las incapacidades reconocidas, inveteradamente superiores en sede judicial.
La situación demuestra una vez más el profundo error de concepción del sistema en sí mismo, poniendo al frente del cuidado de la salud a entidades con fines de lucro, en una contradicción basal, que no tiene forma de solución.
La ecuación servicios/ganancias se resolverá siempre a favor de las ganancias y en contra de la persona que trabaja, en una clara violación del derecho humano fundamental a la vida, comprensivo del derecho a la salud y a la integridad psicofísica.
La actual coyuntura demuestra, así, que las ART están más preocupadas por su tasa de ganancia que por la eficaz cobertura de los riesgos, en claro desconocimiento de lo que ordena el Art. 4 de la Ley de Riesgos del Trabajo.
Está claro que aún si se quisiera aceptar el giro lingüístico de la “industria del juicio” tampoco mejoraría la posición “política” de las ART, dado que dicha industria tendría como materia prima fundamental la masiva industria del incumplimiento que ellas protagonizan.
Quilmes, 25 de noviembre de 2015.-
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