«EL VIRUS PONE DE MANIFIESTO LA QUIEBRA DEL PROYECTO
IDEOLÓGICO DEL NEOLIBERALISMO»
por Víctor Saura - 18/05/2020
Henry Giroux considera que
la pandemia de la Covid19 es más una crisis política que sanitaria o económica,
ya que la ineficacia de los Estados ante el virus responde a cuarenta años de
políticas mercantilistas y privatizadoras.
La sanidad pública saldrá
reforzada de esta crisis, opina Giroux, quien cree que es el momento de
plantear una auténtica reestructuración, que no reforma, del sistema
capitalista
Contactamos con Henry Giroux mientras se encuentra confinado en
su casa de Hamilton (Ontario) corrigiendo exámenes de sus alumnos de la
Universidad de McMaster.
El coronavirus llegó a Canadá a finales de enero, casi un mes
antes que a España, pero la situación parece más tranquila, con una cifra de
contagiados y muertos mucho más baja en términos absolutos y relativos.
Para este intelectual, referente mundial de la pedagogía
crítica, la Covid19 en realidad está poniendo en evidencia la destrucción del
neoliberalismo desde la época de Reagan y Thatcher, y por eso, sostiene, cuando
todo esto acabe habrá que plantear una auténtica reestructuración, que no
reforma, del sistema capitalista.
--- ¿Cómo está llevando
esta situación?
--Al igual que muchas personas, estoy intentando cumplir las
reglas que evitan la propagación del virus y al mismo tiempo tratando de
comprender el contexto político más amplio en el que se desencadenó la
pandemia.
---¿Qué lecciones
deberíamos extraer como sociedad de esta crisis?
--La primera lección es que un sistema político social
construido sobre la codicia, el beneficio, la mercantilización y la
privatización de todo no puede abordar una crisis de esta magnitud.
Además, durante los últimos cuarenta años, el neoliberalismo
global ha minado y debilitado estas instituciones, como la sanidad pública, que
son fundamentales para afrontar una crisis de este calibre.
Es importante entender que no sólo estamos lidiando con una
crisis sanitaria, sino también con una crisis política e ideológica.
El virus del neoliberalismo, con su racismo, sus noticias
falsas, sus políticas de austeridad y su desigualdad masiva en riqueza y poder,
junto con la destrucción del estado de bienestar, es una fuerza letal muy
poderosa que ataca la sociedad.
Algunas personas ven esta
crisis como una cura de humildad de la que debe surgir una sociedad más
solidaria con un mayor espíritu comunitario.
Pero otras voces intuyen
que quien saldrá reforzado será el autoritarismo, ya que, por ejemplo, por
razones sanitarias aceptaremos estar geolocalizados.
---¿Cómo lo ve usted?
--Ciertamente, una crisis de esta magnitud arroja luz sobre
estas fuerzas ocultas que la propia crisis ha intensificado, como la expansión
de los poderes policiales, el hecho de culpar del virus los migrantes, el
cierre de fronteras y, como hemos visto en Hungría, las amplias restricciones
de las libertades democráticas.
Todas estas fuerzas nos transmiten la posibilidad de que, cuando
la crisis retroceda, habrá una avalancha de gobiernos autoritarios que asumirán
más poder, al convertirse en permanentes muchas de las actuales restricciones.
En otras palabras, el estado de alarma ya no será, en palabras
de Giorgio Agamben, un estado de excepción.
En algunos casos, se intensificará lo que se ha llamado fascismo
neoliberal, una combinación de crueldad basada en el mercado y las formas
explosivas de racismo y limpieza racial.
Pero, por otro lado, una crisis también puede servir para airear
la corrupción y los poderes fácticos opresores, y para abrir la posibilidad de
apostar por cambios radicales como una renta básica universal, la creación de
un sistema de atención médica gratuita de calidad, una guerra contra los
movimientos acientíficos, y una renovada preocupación por la justicia
ambiental.
Con suerte, se evidenciará la barbarie y las patologías que hoy
en día definen muchas sociedades y se impondrá un nuevo lenguaje y un sentido
de responsabilidad y solidaridad colectiva.
Me temo que, cuando la pandemia retroceda, la elección que
tendremos que tomar en muchos países será entre el totalitarismo, en sus formas
suaves y fuertes, o el empoderamiento ciudadano y una llamada radical a la
solidaridad global.
Un sistema político social construido sobre la codicia, el
beneficio, la mercantilización y la privatización de todo no puede abordar una
crisis de esta magnitud
---¿Se fortalecerán aún
más los pilares básicos del estado de bienestar, como los sistemas de salud y
educación pública?
--Será muy difícil volver a estas políticas de austeridad que
debilitaron los pilares del estado de bienestar, como la salud pública, aunque
creo que otros bienes públicos como la educación, si no hay una transformación
radical alejada del capitalismo, seguirán como están o incluso involucionar
hacia una mayor represión.
Algunas reformas esenciales no suponen un peligro para la
derecha, porque no socavan el estado neoliberal. Otros no serán toleradas.
--- A ver si lo entiendo,
fortalecer la sanidad pública no es una amenaza para el estado neoliberal pero
fortalecer la educación pública sí lo es? Me cuesta mucho imaginar una
política presupuestaria expansiva en sanidad y regresiva en educación.
--Lo que digo es que el hechizo de la era Reagan-Thatcher se ha
roto.
Este sistema aísla las personas, desprecia cualquier forma
viable de solidaridad, promueve un individualismo rabioso y una forma de
competencia similar a una jaula y, al hacerlo, produce grandes niveles de
pobreza, destrucción ambiental, inseguridad, sufrimiento y precariedad.
El estado deberá reinventarse al servicio de la atención, la justicia
y la compasión, y esto sólo sucederá si las personas pueden imaginar una forma
de vida diferente, una forma diferente de organizar la sociedad.
Pero recordemos que esta lucha por una sociedad más justa
surgirá de una catástrofe y de sus inimaginables consecuencias.
No hay garantías sobre lo que surgirá. Se ampliarán algunas
instituciones, como la salud pública, se debatirán algunas políticas, como el
salario universal, y se repensará la educación en función de su propósito y de
cómo se organizará.
Y, desde mi punto de vista, de todas las políticas que serán
objeto de debate, la educación será la más volátil, porque no trata únicamente
de proporcionar beneficios importantes, de preparar a los jóvenes para el
trabajo, sino también de la formación de valores, deseos, voluntades e
identidades.
La educación se volverá más virtual y se moverá en gran manera
en línea. Este será un territorio inexplorado y corre el riesgo de desautorizar
aún más a los claustros, debilitar sus filas y convertir la educación simplemente
en un sistema de entrega definido en términos completamente técnicos e
instrumentales.
El legado de la reforma educativa bajo el neoliberalismo ha sido
terrible, nos ha dejado la estandarización, las pruebas y otras formas
represivas de pedagogía.
Por lo tanto, este legado volverá para vengarse, por lo que
habrá que luchar para repensar el significado y el propósito de la educación en
términos críticos, cívicos y emancipatorios.
Los niños y adolescentes
pasarán meses sin abandonar sus hogares o ver a sus compañeros; pero hay
personas que advierten que, si bien esta situación es soportable para los niños
de las clases altas y medias, debe ser muy insoportable para aquellos que viven
en condiciones más precarias.
--- ¿Cómo tendremos que
enfrentar el retorno a la ‘normalidad’ en estos casos? ¿Están teniendo ese
mismo debate en Estados Unidos?
-- Este debate es importante, porque el virus afecta más
agresivamente aquellas poblaciones consideradas prescindibles, que eran
invisibles en el pasado.
Y esto ya no es cierto, porque su presencia está relacionada con
la posible propagación del virus, que puede infectar a cualquier persona, y por
tanto no pueden ser ignoradas.
Lo que hay que recordar es que la cuestión sobre quién muere y
quién vive es un tema político nuclear que nos define como sociedad. Esto es
particularmente así para los niños y los ancianos.
Y lo que está claro es que la mayoría de las sociedades
capitalistas ni están proporcionando un futuro a sus jóvenes ni están
protegiendo a sus mayores, o a sus personas con discapacidad, especialmente
aquellas que viven en residencias o que son pobres.
El coronavirus no afecta a todas las personas
indiscriminadamente.
En realidad, los pobres, los viejos y las personas racializadas
soportan la carga de los efectos de este virus como ningún otro grupo,
especialmente en Estados Unidos. Este es un tema político.
Estos niños que pertenecen a las llamadas poblaciones
excedentarias deben ser amparados por los poderes públicos; de lo contrario,
existe la posibilidad de infecciones masivas y también de protestas masivas
contra la crueldad y exclusiones del sistema.
La mayoría de las sociedades capitalistas ni están
proporcionando un futuro a sus jóvenes ni están protegiendo a sus mayores, o
las personas con discapacidad, especialmente aquellas que viven en residencias
o que son pobres
Pero estamos viendo cómo
caen enfermas personas ricas y famosas. Por ejemplo, Boris Johnson, que tuvo
que pasar por la UCI de un hospital público. Esto debería ayudar a valorar la
sanidad pública…
El hecho de que los ricos y famosos contraigan el virus no
significa que el virus no afecte a diferentes poblaciones de maneras muy
desiguales.
En Estados Unidos, el número de negros pobres que contraen y
mueren a causa del virus es muy desproporcionado respecto a su peso relativo en
la población.
Muchas personas no pueden autoaislarse porque son pobres, sin
hogar y viven en condiciones miserables y abarrotadas.
El virus se está propagando rápidamente entre los internos de
las cárceles, que en su mayoría son personas pobres de piel oscura. En la
ciudad de Nueva York, los pobres contraen el virus y mueren en tasas
desproporcionadas.
Estas poblaciones no cuentan con una atención médica adecuada y
sufren incidencias desproporcionadas de presión arterial alta, diabetes,
estrés, aislamiento y falta de acceso a una educación de calidad. Es importante
tener en cuenta que muchas comunidades negras y latinas viven en áreas
desatendidas y contaminadas, y son mucho más vulnerables ante el virus.
Este es un tema político y económico vinculado a políticas de
racismo, pobreza y desigualdades masivas en riqueza y poder. El virus puede
infectar a cualquier persona, pero algunas están más protegidas que otras y
tienen acceso a redes de seguridad social, atención médica de calidad,
medicamentos y otras salvaguardas, y esto no es simplemente un problema médico
sino un problema político e ideológico.
Como John Gray ha señalado, el virus ha expuesto algunas de las
debilidades fatales del capitalismo al tiempo que deja en evidencia la
situación de quiebra en la que se encuentra el proyecto intelectual e
ideológico del neoliberalismo, pero una cosa es arrancar la ropa del emperador
y otra reestructurar el sistema, en vez de simplemente reformarlo.
Piense en la respuesta de Trump a la pandemia, que equivale a un
rescate empresarial y políticas que sugieren que está más interesado en la
economía que en la vida humana.
La sensación de ansiedad y fragilidad que experimenta la gente
no ofrece garantías políticas, pero abre nuevas posibilidades para una visión y
un mundo alternativo.
El Estado deberá ser repensado, deberá renacer en cuanto a sus
funciones protectoras y en el centro de este reto está la creación de un
sistema educativo que pueda educar a una generación de jóvenes para asumir este
desafío. Esta será la gran lucha del siglo XXI.
--- ¿Le preocupan las
consecuencias económicas de esta crisis? En España, el primer impacto, en
cuanto a personas que han perdido sus empleos, es peor que en 2008.
--La gran cantidad de personas que cada vez más pierden sus
trabajos o trabajan en condiciones extremadamente peligrosas pone de manifiesto
la naturaleza tóxica de la relación capital-trabajo.
En primer lugar, en Estados Unidos el consumismo impulsa el 70%
de la economía. Termine con él y la economía entrará en colapso.
En segundo lugar, este tipo de desempleo crea una crisis
ideológica y política que revela cómo en el seno del capitalismo neoliberal
coexisten una crisis de legitimación y una crisis de conciencia.
Esta situación es explosiva, las personas no morirán de hambre
si pueden luchar y combatir un sistema que no ha conseguido satisfacer sus
necesidades humanas básicas.
El desempleo crea una crisis ideológica y política que revela
cómo en el seno del capitalismo neoliberal coexisten una crisis de legitimación
y una crisis de conciencia
---Se ha referido varias
veces a la renta básica universal. Entiendo que una medida de este estilo
la consideraría en la dirección correcta…
--Absolutamente, es esencial. Pero es sólo un paso en la
reestructuración de sociedades que se preocupan poco por las necesidades
humanas y priorizan la acumulación de capital por encima de todo lo demás.
La clave para entender esta crisis es que debemos repensar el
hecho de que el capitalismo y la democracia no son lo mismo, y que ya es hora
de que un nuevo lenguaje, visión y movimiento de masas den sentido a un futuro
en el que la justicia, la igualdad y la libertad se unan en la forma de una
sociedad socialista democrática, una que vaya más allá de las fronteras para
abrazar un nuevo reinado de democracia global.
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