Editorial
EL DERECHO COMO CONDUCTA HUMANA.
Entender el derecho como conducta humana conduce a relativizar la dogmática jurídica, sin dejar de respetar.
Conecta al saber jurídico con la historia, la sociología, la economía y la política.
Permite entender los valores culturales que lo construyen y lo sostienen.
Uno puede ajustar el lente del microscopio, afinar la observación y reducir las relaciones humanas a los vínculos de energía (poder) y hacer de lo humano un simple principio físico.
Pero suponiendo que exista ese poderoso lente no alcanzaría para entender hasta donde el vínculo da sentido a la energía, la orienta, la conduce. Sirve.
Es entonces que se descubre, reduciendo la graduación del lente, que para observar se necesita la luz de la moral.
Sin principio y fin la energía, (el poder), se reduce a transformarse locamente en la esfera propia de un agujero negro.
El poder que importa a los humildes seres humanos, regulado, traducido a vínculos intersubjetivos, tiene la extraña característica de subsistir y recrearse en la medida en que se lo ejercita sin agotarlo.
La gestión de la cosa pública, legislación y jurisprudencia son ejercicio permanente y necesario en la práctica existencial de los pueblos y los hombres.
El vínculo tiene vida en la medida en que el tiempo se la da. A esto se puede asomar uno por medio de la antropología jurídica. Y entonces puede llegar a entender cómo funciona el sistema de regulación del poder que se nutre en el saber jurídico.
En nuestra civilización, puede ser resumido y explicado, en las tres reglas de Ulpiano. Vivir honestamente, no dañar a los demás, y dar a cada uno lo suyo.
A esto se reduce lo que estamos obligados a hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario