ANALISIS DEL DISCURSO DE MILEI EN DAVOS
Por: CLAUDIO LOZANO
El mundo se enteró, y los multimillonarios constataron que el
nuevo Presidente que gobierna la Argentina es una especie de fanático al que su
fanatismo lo conduce rápidamente al delirio y a la pérdida de conexión con la
realidad.
Circunstancia esta que lo lleva a sostener sandeces, confundir
las etapas históricas, citar cifras y comparaciones imposibles de sostener,
todo para llegar al objetivo de plantear que los multimillonarios y las grandes
corporaciones son los verdaderos héroes de la humanidad.
Así, cual guerrero olvidado en la selva, que desconoce que la
guerra terminó, y sigue buscando a los enemigos, comenzó diciendo que occidente
está en peligro porque los líderes europeos, así como todas las ideologías
menos la de él, han sido cooptadas por el pensamiento marxista y socialista.
Este disparate continuó con la referencia histórica a la
Argentina donde, en su cabeza afiebrada, el modelo de la libertad puesto en
marcha a partir de 1860 nos habría transformado en la primera potencia mundial.
Absurdo histórico que prescinde del dato elemental de que, en
aquel tiempo, el PBI de la Argentina era apenas el 5% del PBI de los Estados
Unidos.
Prescinde también de que en aquellos tiempos Argentina fue una
sucursal de la City de Londres y que cualquier medición sobre la evolución del
PBI per cápita (un promedio que elude las desigualdades), pasa por alto los
profundos desequilibrios sociales y regionales que produjo la asociación con el
imperio británico que dominó aquella época.
A punto tal que ya en los años ‘30 cuando Roca (hijo) toma el
gobierno, las palabras del Lord inglés Walter Runciman refiriéndose a la
Argentina decían lo siguiente: "la piedra más preciosa de la corona de su
majestad".
Por otra parte, el modelo del primer Roca, un verdadero satélite
del capital financiero británico de aquella época no estuvo exento de colapsos.
Así ocurrió con la crisis
de los ‘90. Resultado de una gigantesca operación de endeudamiento sostenida en
un régimen de libre circulación de monedas emitidas por Bancos privados.
Crisis de los ‘90 que dio lugar a un ajuste brutal y que obligó
a un millón de inmigrantes a retornar a sus países de origen del cual habían
emigrado huyendo del hambre.
El Presidente en su fanatismo transforma los años del
liberalismo en una ficción carente de base histórica.
Sus increíbles afirmaciones que dicen basarse en estadísticas
que fueron capaces de medir el PBI per cápita desde el año cero, en realidad
niegan lo que él pretende afirmar.
Su objetivo que es decirnos que "el Estado bloquea los
incentivos”, se cae a pedazos al observar que la evolución favorable de las
fuerzas productivas expresadas en las tasas de crecimiento desde la revolución
industrial hasta nuestros días, son simultáneas a una mayor presencia del
Estado.
Por ejemplo, en sus mismos datos, para el período 1950-2000 que
incluye el auge del Estado de Bienestar, la tasa de crecimiento multiplica por
tres a la obtenida entre 1900 y 1950.
La ceguera asociada a su fanatismo le impide comprender que hay
un maridaje histórico entre el Estado y el Capitalismo.
Podría hasta decirse que el Estado es un producto capitalista.
Que exhibe funcionalidades importantes para con los capitalistas.
Se encarga de promover y asegurar negocios, practica políticas
anticíclicas que aminoran los momentos de crisis e incluso sabe intervenir
socializando pérdidas y privatizando ganancias en las crisis más profundas.
También el Estado, al construir legitimidad política (empujado
por los trabajadores y los sectores postergados), lleva adelante estrategias
que limitan el proceso permanente de incremento de la desigualdad que resulta
de la creciente concentración que el propio Milei alaba.
Tema este que siempre ha puesto en tensión a los procesos de
democratización con los avances del capital.
Esta relación contradictoria (de amor y odio) de los liberales
con el Estado desaparece en el relato de Milei.
Pero todo su delirio alcanza el cénit al pretender incluir entre
los cooptados por el socialismo a la propia teoría neoclásica.
Su planteo de que no hay fallas de mercado, y que por lo tanto
no es necesaria la regulación, tiene por único objeto la reivindicación expresa
de los monopolios a los que transforma en héroes de la humanidad.
Su alegato favorable a la concentración de los mercados basado
en el carácter voluntario de las transacciones de mercado, elude que dicha
concentración destruye capitales y amplía desigualdades, lo cual hace que lo
voluntario se transforme en imposición.
Y que por distintos mecanismos (sobre-oferta y sub-consumo)
termina afectando las tasas de ganancia de los capitales, promoviendo crisis y
deteriorando condiciones de vida.
Todas las barbaridades que el mundo escuchó de este personaje
que de no ser nuestro presidente podría ser actor de algún comic, su
cuestionamiento al feminismo y al ambientalismo y la fidelidad a los planteos
de Von Hayek de defensa de los monopolios le dan a Milei un rol muy singular y
casi inexistente en el escenario mundial.
Los multimillonarios y las grandes corporaciones que se dan cita
en Davos anualmente, han encontrado un "loco" que es capaz de
transformarlos en héroes y que puede dar la vida por ellos.
Y esto es lo preocupante, lo que no hay que perder de vista,
porque es lo mismo que siente hoy el poder económico en nuestro país.
Sienten que hay un Kamikaze dispuesto a dar todo por
salvaguardar y promover a los dueños del capital.
Y aunque sepan que parece difícil que la sociedad argentina
banque semejante demolición de ingresos y tan brutal expropiación de derechos,
están dispuestos a explorar el camino de la brutalidad hasta donde dé, para
consolidar su esquema de negocios.
Los históricos defensores de la República, la división de
poderes y la democracia frente a los gobiernos populares, hoy callan o apoyan
abiertamente las políticas de un Milei que mientras en Davos sostuvo que frente
a los dirigistas, hay que proponer gobiernos limitados, aquí pretende
delegación absoluta de facultades y gobernar por decreto para defender a los
héroes de la humanidad.
Las grandes corporaciones trasnacionales, los monopolios y los
multimillonarios.
El Parlamento, el Poder Judicial, el sistema institucional en su
conjunto y la calle, estamos obligados a frenar ya esta peligrosa deriva
reaccionaria.
#Milei
#Davos
#Disparate
#AjusteBrutal
#Fanatismo
#Delirio
#Desigualdad
No hay comentarios:
Publicar un comentario