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sábado, 5 de agosto de 2017

BAYLOS GRAU ANTONIO - VACACIONES - DERECHO A LA DESCONEXIÓN --- MEDIOS DE COMUNICACIÓN DEL PODER ---DERECHO A LA DESCONEXIÓN ---DESENGANCHE MEDIÁTICO ---CAPACIDAD DE INFORMACIÓN ---DESARROLLO ASPECTOS INTELECTIVOS OCULTOS ---OMNIPRESENCIA MENSAJE UNÍVOCO ---DEMOCRACIA DE MOVILIZACIÓN ---ESPEJOS DEFORMANTES INFORMATIVOS ---RÉDITO ELECTORAL Y NOTICIA ---PENSAMIENTO ÚNICO ---OPINIÓN PROPIA ---OPINIÓN MANIPULADA ---ADULTERACIÓN DE LOS HECHOS ---REALIDAD CONSTRUIDA



EN VACACIONES SOLO SE HABLA DE VENEZUELA Y DE CATALUNYA

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Como habrán notado las lectoras y los lectores de este blog, han comenzado las vacaciones de verano. Es un tiempo de paseos, lectura y chapuzones en el agua, sin olvidar desde luego la nutrición exuberante y la ingesta de caldos de cierta calidad. Un requisito fundamental para poder disfrutar de este tiempo de descanso anual obligatorio es el de la desconexión de los potentes medios de comunicación que nos circundan, televisión y periódicos "oficiales", empotrados en el poder económico. 

En efecto, el que se ha denominado "derecho de desconexión" que se aplica concretamente al derecho que asiste a las personas que trabajan de no responder fuera de su horario laboral y en vacaciones a los mensajes de correo electrónico de la empresa - que ya asoma aquí en algún convenio colectivo en el que se pacta que la empresa "reconoce el derecho de los trabajadores a no responder a los mails o mensajes profesionales fuera de su horario de trabajo, salvo causa de fuerza mayor o circunstancias excepcionales" 

(El Convenio de AXA regula el derecho de desconexión) y que ha sido reconocido en normas francesas e italianas, como ha comentado Mari Luz Rodriguez en este didáctico texto desconexión digital via negociación coletiva aparecido en InfoLibre la semana pasada - debería adoptar también una versión ciudadana, ligada a la condición de trabajador y trabajadora que se encuentran en situación de descanso anual, pero ya no respecto de las instrucciones y directivas de sus respectivas empresas, sino de la fuente cotidiana y normal de recoger información. 

Una suerte de desenganche mediático que permitiría a estas personas emprender nuevas vías de información diferentes de las habituales, dedicarse a la lectura de textos no frecuentados, ver películas y leer novelas o ensayos, conocer otros lugares y rellenar las horas de ocio sin la compañía omnipresente del aparato de la televisión o el periódico oficial que se compra rutinariamente por la mañana o se lee en el bar al tomar el desayuno. 

Este desenganche mediático produciría efectos beneficiosos inmediatos tanto desde el punto de vista psíquico como físico, y mejoraría sin duda alguna la capacidad de información del sujeto y la posibilidad de desarrollar aspectos intelectivos hasta el momento ocultos ante la omnipresencia de un mensaje unívoco y machacón que nos circunda a todas horas.

Porque en efecto, los lectores y las lectoras de este blog coincidirán conmigo en que desde las plataformas mediáticas oficiales sólo se reciben informaciones continuas y sobresalientes sobre dos temas, Venezuela y Catalunya, de forma que el resto de los asuntos queda relegado a un lugar muy secundario. 

De Venezuela sabemos todo y a cada instante, en un tremendo torbellino de imputaciones que comparten desde Felipe González, hasta Jose Maria Aznar, y en donde no hay comentarista que no insista en la necesidad de terminar con el Leviatán chavista encarnado en Maduro y su corte de apoyo. 

Hasta en la COPE, cadena de los obispos, hubo de escucharse el jueves un alegato contra el Papa Francisco por su labor de mediación en el pasado y su tibia reacción actual frente a los acontecimientos de aquel país caribeño; nada decimos del ímpetu de tertulianos y expertos en esta materia. 

Sabemos que un 40% del censo electoral ha votado en las elecciones juzgadas incompatibles con la democracia aunque previstas en la Constitución bolivariana, y comprobamos que los juicios sobre la situación venezolana suben de tono y de grado, exigiendo la acción directa, el levantamiento popular y el concurso del Ejército en un golpe de Estado frente al que unánimemente se define como tirano aunque resultara elegido por mayoría popular en elecciones democráticas. 

No es muy comprensible este empecinamiento en el país caribeño, ni siquiera porque a cada noticia sobre él se insista en recordar los lazos entre el chavismo y los dirigentes de Podemos como el pecado original imborrable de esta formación política. 

Este ligamen Venezuela / Podemos es demasiado burdo y además Unidos Podemos ha sabido reaccionar eficientemente frente al mismo. Sería sin embargo más útil para la información de todos desconectar los diferentes telediarios, no consultar las primeras páginas de todos los diarios oficialistas y proceder a leer, por ejemplo el libro de Albert Noguera recién publicado en Trotta, "El Sujeto constituyente entre lo viejo y lo nuevo", para poder opinar sobre el modelo de "democracia de movilización" que supone la constitución bolivariana y la relación dialéctica que ésta quiere incorporar entre el líder y la masa y las dificultades y críticas que este modelo institucionalizado plantea. 

Y no digamos nada del otro gran tema, el de Catalunya, en donde el nacionalismo español se expande de manera inmediata sobre un nacionalismo catalán que se contrae en la misma dirección y viceversa, con afirmaciones grandilocuentes y amenazantes que son especialmente administradas por el gobierno del Estado español en el sentido de negar validez y legitimidad no sólo al referéndum del 1 de octubre, sino a cualquier iniciativa política que defienda la posibilidad de una consulta popular en Catalunya. 

Las noticias sobre este tema que se reiteran desde el establishment mediático son especulares respecto de las de Venezuela, donde el conglomerado político defensor del "si" ocupan el lugar reservado en la historia a la bellaquería y a la villanía, y a su vez, en un nuevo reflejo de estos espejos deformantes, desde los medios fieles a la gobernación catalana, ese mismo lugar se retiene para todo aquel que ponga en duda o entienda incorrecta la llamada a preservar la identidad nacional en el referéndum. 

Lo que sabemos es que para el Partido Popular el combate contra Catalunya le proporciona inmensos réditos electorales como defensor de la unidad nacional y le permite asimismo que no se hable de Gürtel ni de las incoherencias de fondo de la deposición del presidente del gobierno en este proceso, ni en general de las consecuencias importantes que la corrupción está generando en la forma de administrar los asuntos públicos en aquellos lugares  - tan numerosos - en donde el Partido Popular ha gobernado. 

Entender que el inmovilismo del PP se obstina en impedir el derecho a decidir en Catalunya pero que el referéndum organizado por la Generalitat tiene importantes carencias en orden a garantizar la decisión real del censo electoral en esa comunidad autónoma y por tanto no puede ser apoyado, es una forma de ver la problemática en juego que resulta incompatible con el pensamiento único que desde el nacionalismo español y, especularmente, desde el nacionalismo catalán, se reitera y se recalca machaconamente. 

Un momento importante lo constituirá la manifestación del 11 de septiembre, pero se tiene la impresión de que se está conduciendo a un a gran parte de la población catalana hacia un objetivo imposible, del que puede derivarse una gran sensación de frustración y de rabia cuya traducción política es incierta, más allá del cálculo electoralista inmediato que pueda efectuarse.

En resumen, comienzan las vacaciones. Y hagamos que éstas sean realmente tales mediante el desenganche informativo oficialista. 

Abrir espacios a una manera de ser informados para lograr una opinión propia y no determinada por manipulaciones y prejuicios, desconectar del ruido ambiental de una masa mediática que irrumpe y adultera los hechos producidos, dejar tiempo para leer, escuchar música y ver teatro y películas y cualquier manifestación artística que permita abrir la mente y dejar atrás por un tiempo la presión y el agobio de una realidad construida apresuradamente para que ninguno pueda exigir que le informen sobre las cosas que más interesan: por qué la patronal española se niega a permitir que suban los salarios, por qué aumentan significativamente las muertes en el trabajo desde hace dos años, cuál es la razón por la que no se cree más empleo que temporal y a tiempo parcial, cómo es posible que sigan muriendo cientos de personas por huir del hambre y de la miseria en el mar que les separa de Europa, por qué se ocultan las propuestas concretas de mejora de las condiciones de trabajo, de una mejor seguridad social, de una asistencia sanitaria más completa, plenamente pública y eficiente. 

Si es posible hablar de otra Europa sin reducirlo a un planteamiento de choque entre populismos, qué capacidad tenemos como colectivo para comprender que la democratización de la Unión Europea es el único modo de preservarla, que iniciativas son plausibles en un mundo global hegemonizado por la rapiña de las empresas y corporaciones transnacionales.

Estas son las cosas que en vacaciones se deben ir aclarando. Y para ello, desde luego, hay que desconectar del discurso monótono que reitera Venezuela y Catalunya como los únicos puntos de análisis y de la preceptiva política. Felices vacaciones.

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