EL FOTOMONTAJE SOCIAL
Decía Quevedo en el Siglo XVII que "donde no hay Justicia
es peligroso tener razón, porque los imbéciles son mayoría". La frase, por
desgracia, mantiene plena vigencia puesto que si en ese tiempo, esplendoroso en
las artes, existía una sociedad analfabeta, que no tenía acceso a la educación
y la cultura, lo cierto es que en la actualidad aún cuando no se produce esa
carencia, se propicia ese estado de estulticia general a través de la
alineación y manipulación informativa.
A la postre, las mayorías son las que hacen ganar unas
elecciones.
Una sociedad que se cultiva en la cultura del Gran Hermano y que
no reúne capacidad de planteamiento crítico, reconociendo como verdad
intangible y dogma de fe todo lo que se le vende desde la pequeña pantalla y
desde unos medios de comunicación que se convierten en correa de transmisión de
la verdad oficial que diseña el poder político.
Y lo peor de todo no es que se mienta sino que partiendo de una
foto original y auténtica, se le introducen fotomontajes, haciendo desaparecer
aquello que conviene ocultar, maquillando y retocando la imagen que se
transmite hasta ser mera ficción y esperpento de la realidad.
Naturalmente, la gente poco apta para discernir lo real de lo
falso, se termina tragando el camelo, aun cuando ante sus propias narices quede
en evidencia el engaño.
Porque lo cierto es que ya sea por ignorancia, la mayoría de las
veces, o por interés en que prevalezca esa distorsión, al final y a fuerza de
repetirlo, nos terminan convenciendo, incluyendo a los mismos periodistas, que
participan muchas veces de forma ingenua, otras no, en el fotomontaje.
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