Madre. Luis Franco
En Octubre, en Argentina, celebramos el Día de la Madre.
A esta mujer callada, esta mujer oscura,
la alabo, así, vestida de simpleza y cordura.
Su bondad está hilada de consuelo y abrigo
y su corazón lleno de experiencia y de días
es corazón más cándido que corazón del trigo.
Y nada hay tan de madre como sus manos pías,
doctas en la dulzura y en todo noble uso,
que hacen el pan de Dios y hacen rezar el huso,
y criaron con afanes santamente prolijos
las plantas de este huerto de su vida, sus hijos.
Madre, eres esa cosa buena, sencilla y santa,
como el fuego que nunca se apaga en el hogar;
como el agua que riega, abreva, lava y canta;
como el viento que sopla en la era de aventar;
como la hormiga enorme en esfuerzo y paciencia;
como el haza que a un tiempo nos da el pan y la flor;
como el nogal fresquito en estos días de calor;
como esta vieja casa que es nido y es querencia.
Aquí a su lado sueño.
Rezando al tiempo toco
sus cabellos, cenizas del mortal enemigo.
Como siempre los ojos se me han nublado un poco.
De: mi cuaderno de 4to. grado – Escuela Nº 25 /República de Guatemala /Barrio Caballito/ Buenos Aires Ciudad – Año 1969 – Maestra: Sra. Estrella P. de Álvarez (por si pasa por aquí alguien de allí, o de aquellos tiempos)
A esta mujer callada, esta mujer oscura,
la alabo, así, vestida de simpleza y cordura.
Su bondad está hilada de consuelo y abrigo
y su corazón lleno de experiencia y de días
es corazón más cándido que corazón del trigo.
Y nada hay tan de madre como sus manos pías,
doctas en la dulzura y en todo noble uso,
que hacen el pan de Dios y hacen rezar el huso,
y criaron con afanes santamente prolijos
las plantas de este huerto de su vida, sus hijos.
Madre, eres esa cosa buena, sencilla y santa,
como el fuego que nunca se apaga en el hogar;
como el agua que riega, abreva, lava y canta;
como el viento que sopla en la era de aventar;
como la hormiga enorme en esfuerzo y paciencia;
como el haza que a un tiempo nos da el pan y la flor;
como el nogal fresquito en estos días de calor;
como esta vieja casa que es nido y es querencia.
Aquí a su lado sueño.
Rezando al tiempo toco
sus cabellos, cenizas del mortal enemigo.
Como siempre los ojos se me han nublado un poco.
De: mi cuaderno de 4to. grado – Escuela Nº 25 /República de Guatemala /Barrio Caballito/ Buenos Aires Ciudad – Año 1969 – Maestra: Sra. Estrella P. de Álvarez (por si pasa por aquí alguien de allí, o de aquellos tiempos)
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