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jueves, 7 de agosto de 2025

 

Enrique Carpintero: "Antes el fascismo era industrialista y estatista, ahora el neofascismo es financiero y neoliberal"

El escritor y psicoanalista dijo que el gobierno de Javier Milei representa un modelo de "autoritarismo neoliberal y neofascista" que provoca un "proceso de desarrollo de la violencia destructiva y autodestructiva".

Enrique Carpintero, autor de “La tentación neofascista”
Enrique Carpintero, autor de “La tentación neofascista” | Redes sociales

Enrique Carpintero, psicoanalista y autor de “La tentación neofascista”, analizó el ascenso de los modelos neofascistas en el mundo y dijo que se apoyan en el “auge del capital financiero” y en la aplicación de una política basada en el odio y el miedo. “Hoy nos encontramos con un autoritarismo neoliberal y neofascista representado por Javier Milei”, agregó en Modo Fontevecchia, por Net TVRadio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).

Enrique Carpintero es psicoanalista, doctor en Psicología, ensayista y editor argentino. En 1991 fundó la célebre revista Topía, que se ha consolidado como una de las voces más lúcidas en la articulación entre psicoanálisis, política y crítica cultural. Su trabajo se enfoca en el análisis de los procesos de subjetivación del capitalismo tardío, el impacto de las políticas neoliberales en la salud mental y la emergencia de formas neofascistas en este contexto de crisis. Entre sus libros más destacados se encuentran “El erotismo y su sombra” y “El amor como potencia de ser”. En julio de este año publicó “La tentación neofascista”.

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Me gustaría que hiciera una síntesis didáctica de su último libro, “La tentación neofascista”, que me parece absolutamente interesante y muy oportuno para tratar de divulgarlo lo máximo posible.

El libro está dividido en dos partes. La primera es el sujeto como portador de la cultura. Es decir, cuando hablo de cultura habló de civilización. Y destaco cómo la cultura actual está basada en lo que yo llamo "un exceso de realidad” que produce monstruos. Exceso de realidad no es más realidad, sino todo lo contrario. Es una realidad que excede nuestras posibilidades de simbolización y a lo que los psicoanalistas llamamos pulsión de muerte, que es la violencia destructiva y autodestructiva.

Hoy, no solamente acá sino en el mundo, se asientan determinado tipo de políticas que yo llamo neofascistas. Hoy nos encontramos con un autoritarismo neoliberal y neofascista representado por Javier Milei. Tenemos que diferenciar al neofascismo de lo que realmente se consideraba el fascismo clásico, que es el fascismo de los años 30, en Europa, de Mussolini y Hitler. Eran políticas estatistas y nacionalistas, y la violencia iba dirigida hacia el otro, básicamente socialistas y comunistas, los cuales se dedicaban a atacarlos. Antes el fascismo era industrialista y estatista, ahora el neofascismo es financiero y neoliberal. Hoy es todo lo contrario.

Las políticas neofascistas autoritarias están basadas en una política neoliberal. Y, así como el fascismo clásico se apoyaba en el capital industrial, hoy el fascismo neoliberal se apoya en el auge del capital financiero. Desde ahí se basa generando una ilusión en la cual, desde este individualismo, donde el neofascismo no solamente plantea un neoliberalismo en el plano económico, sino como sentido de vida. Esto ya lo decía una de las fundadoras del neoliberalismo, que era Margaret Thatcher, quien decía que no había sociedad, lo que había eran sólo los individuos, y que teníamos que llegar al alma y al corazón de cada una de las personas.

Enrique Carpintero
“La tentación neofascista”, el nuevo libro de Enrique Carpintero.

Creo que, en este sentido, hoy el neoliberalismo funciona como un sentido de vida, donde acá vale el “sálvese quien pueda” y un determinado proceso de desarrollo de la violencia destructiva y autodestructiva. Esto ha generado un traumatismo social generalizado muy claro, que nos lleva a que haya índices muy altos de depresión, angustias, y suicidios. En especial en toda la franja de adolescentes y de jóvenes, algo de lo que se habla muy poco.

Hoy nos encontramos con 27 suicidios por día, de los cuales el 80% son adolescentes y jóvenes. Hay zonas, como por ejemplo toda la zona de la costa, en donde se ha declarado casi una pandemia, es decir, de salud mental. Yo me paré en poder escribir este libro en el sentido de que es un desafío ético, porque en tanto psicoanalista yo trabajo con la pulsión de vida y me encuentro con un gobierno cuyos efectos están ligados a la pulsión de muerte.

Déjeme hacer una comparación. Es correcto lo que usted dice de que el fascismo de los años 30 se apoyaba en el industrialismo. Mientras que el neofascismo del siglo XXI, en el caso de Argentina pareciera tener más bien apoyo en la cuestión financiera. Pero no así en Trump, que plantea una industria como un regreso a los 30 de Estados Unidos, un industrialismo. ¿Qué diferencia encuentra usted en el carácter entre Trump y Milei?

En primer lugar, Donald Trump es presidente de la principal potencia mundial, completamente diferente a Argentina. Pero yo creo que él, si bien plantea toda una serie de políticas restrictivas y en relación con la entrada de capitales y a los capitales que van o las mercancías que salen, con grandes impuestos, él no se plantea tampoco una política industrialista, sino que sigue defendiendo las perspectivas neoliberales con las características propias de Estados Unidos y con las características propias de un imperio que está en crisis y necesita ver de qué manera se apropia de sectores de capital.

Milei básicamente toma un modelo que no es el de Trump, sino el de Viktor Orbán, el de Hungría, que está hace 15 años en el poder. Eso es un poco lo que hacen estos neofascismos. Es decir, usan la democracia para subir al poder y luego se dedican, básica y fundamentalmente, a limar todas las libertades civiles, sociales y políticas que se lograron en todos estos años. Hay puntos de coincidencia en los diferentes neofascismos en el mundo, y puntos de divergencia en función de las características propias de cada país. Por ejemplo, un tema central en Europa y en Estados Unidos, es el tema de los inmigrantes, cosa que acá, si bien está más o menos planteado, no es un problema que surja como determinante.

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Entrevistamos a Andrea Colamedici, autor de ese libro “Hipnocracia”, y dijo que su búsqueda inicial era encontrar una palabra que sustituyera a “fascismo”. Se trata de la megalomanía italiana, dado que ellos inventaron el fascismo y el Imperio Romano, entonces también tenían que inventar el nuevo término. Colamedici plantea como carácter de diferenciación esta especie de hipnocracia de las redes sociales y la nueva aristocracia de Silicon Valley. En lugar de industrialismo, lo que hay es inmaterialismo. Y eso es lo que controla las mentes y el dinero. Las inversiones que anunciaron este año las tres grandes compañías de inteligencia artificial de los Estados Unidos son más de 100.000 millones de dólares en desarrollo de inteligencia artificial. ¿Qué ve usted allí de esta inmaterialidad?

Me parece que tenemos que diferenciar el liberalismo clásico, que está basado en toda la perspectiva democrática republicana, del neoliberalismo. Es decir, el neoliberalismo lo iniciaron Reagan y Thatcher, y no dudaron en implementar formas violentas contra los sectores pobres o populares. Después, en América Latina, la base del neoliberalismo está dada en dos dictaduras: la de Pinochet y la de Videla y compañía acá en Argentina. Lo que implica el neoliberalismo es un desarrollo fuerte de las fuerzas productivas que no necesitan de la democracia republicana, sino todo lo contrario. Es decir, molesta la democracia republicana.

En ese sentido, lo que vamos a encontrar es que estos gobiernos liman todas estas libertades democráticas para generar una política basada en el odio y el miedo como una forma de sometimiento. Esa política está metida dentro de lo que se llama la hipnocracia. Es decir, lo que se desarrolla en el libro es cómo las redes sociales lo que generan son procesos de desubjetivación y procesos de desidentificación. Esto lleva a que quedemos atrapados hipnóticamente, como plantea el libro, y desaparecemos como sujeto. Sobre estos procesos de desidentificación y desubjetivación se genera este traumatismo social generalizado, y sobre esa base se asienta este neofascismo. Me parece bien buscar otro término. A mí me parece que el término neofascismo alude a algo que en la conciencia histórica es muy fuerte, que es alertar sobre un gobierno autoritario.

Javier Milei
Carpintero señaló que Javier Milei básicamente toma el modelo de neofascismo de Viktor Orbán.

Las fuerzas de derecha o de extrema derecha también apelan a una conciencia histórica de derecha para poder revitalizar esta perspectiva de derecha, que en nuestro país tiene una historia. Acá, a principios del siglo se hizo el primer y único pogrom en América Latina. Acá se hizo el acto más importante nazi en el mundo, en el famoso acto en el Luna Park. Y después, la dictadura militar, la cual contó con un consenso fuerte. Creo que ellos apelan a esa memoria histórica de derecha, y han hecho un trabajo muy fuerte, porque no vienen del aire. Hubo un fracaso de los sectores de la oposición, en los sectores socialdemócratas en Europa y Estados Unidos, y acá en los sectores progresistas ligados al peronismo o al gobierno K. Lo que se plantearon fue cómo limar los efectos del neoliberalismo sin plantearse un desarrollo industrial de nuestro país.

El otro día leí una frase que me parece buena, que decía: “¿Cómo volvemos a que ser fascista de vergüenza?”. Hoy no solamente no da vergüenza, sino que se ha transformado como una especie de desafío. Me parece importante poner el eje en el tema del fascismo, en tanto implica toda una memoria histórica y todo un corte en relación con aquellos que plantean gobiernos autoritarios y aquellos que planteamos formas democráticas y de desarrollo de la sociedad.


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