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miércoles, 15 de noviembre de 2017
NEO-LIBERALISMO - EL MODELO NEOLIBERAL Y EL RIESGO DE CONVERTIRNOS EN UN PAÍS DUAL - Por Gustavo Alfredo Lazarte --- La “chilenización” de la economía argentina --- CONVERTIBILIDAD --- POLÍTICAS NEO-LIBERALES --- CONSENSO SOCIAL --- PRIVATIZACIONES --- CRECIMIENTO, DESOCUPACIÓN Y POBREZA --- APERTURA ECONÓMICA --- DESREGULACIÓN ECONÓMICA --- DEUDA EXTERNA --- DES-INDUSTRIALIZACIÓN --- GANADORES Y PERDEDORES --- ANÁLISIS ECONÓMICO DE LA REALIDAD --- HOMBRE ES SOLO UN FACTOR DE PRODUCCIÓN --- FINALIDAD DE LA ECONOMÍA --- FUNCIÓN DEL ESTADO --- EMPLEO INSUFICIENTE --- DESIGUALDAD --- TEORÍA DEL DERRAME
EL MODELO NEOLIBERAL Y EL RIESGO DE CONVERTIRNOS EN UN PAÍS DUAL:
La “chilenización” de la economía argentina.
La crisis económica y social más dramática en la historia argentina tuvo su desenlace en diciembre de 2001 cuando el país tocó fondo, luego de una década de aplicación de un programa económico conocido como “Convertibilidad”.
Ese plan ejecutado por el equipo del economista Domingo Cavallo fue la consolidación de la política neoliberal que inició la dictadura y devastó nuestro país.
En sus comienzos la Convertibilidad gozó de un amplísimo consenso en la sociedad, en parte porque el Plan había logrado doblegar uno de los flagelos más brutales de nuestro país luego de la experiencia traumática de la hiperinflación de finales de los años ochenta y también porque la economía crecía a tasas sostenidas mientras ingresaban dólares producto del remate de todo el patrimonio nacional ( el país que más privatizó en el mundo en la década de los noventa superando aún a la “conversa” Europa del Este después de la caída del Muro).
En efecto, en los primeros años se produce la reacción de la economía nacional, llegando a concretar entre 1991 y 1997 una tasa de crecimiento promedio anual de 6,1 % y con la mayor estabilidad de precios en la comparación internacional.
Lo paradójico era que mientras el país crecía y se anclaba la inflación (0.3 % anual en 1996, la más baja en 40 años) el país empezaba a empobrecerse y aparecía un nuevo flagelo: la desocupación (En 1989 el desempleo era 7,1% y en 1997 13,7%).
Argentina fue el mejor ejecutor de las políticas económicas diseñadas por el llamado Consenso de Washington (la definición misma de Neoliberalismo) y que consistían básicamente en apertura comercial (invasión de importaciones, eliminación de retenciones), desregulación económica, privatizaciones, endeudamiento externo y fuga de capitales.
Un rasgo característico en este período fue el deliberado propósito de des-industrialización que implicó la desaparición de las PyMES y la consolidación de los grandes grupos económicos.
A pesar de las advertencias de intelectuales, académicos (los economistas del Plan Fénix) sobre la catástrofe a la que nos estaban llevando, la sociedad continuó legitimando al gobierno neoliberal del menemismo sin darse cuenta que empezaba a conformarse un nuevo modelo de país, de ganadores y perdedores.
Todo modelo neoliberal implica ajustes estructurales; asimismo, supone introducir en la sociedad un impronta economicista, según la cual el hombre es sólo factor de producción y cuyo bienestar ha de surgir de las leyes del mercado sin tener en cuenta que el fin último de la economía nunca pueden ser ni el PBI, ni la eficiencia, ni la competitividad, ni el tipo de cambio. Todos estos elementos son instrumentos al servicio del bienestar de todos los individuos que componen la sociedad.
Estos modelos sostienen la primacía del Mercado sobre el Estado.
Como decía un gran profesor: “un modelo que subestime la importancia del Estado como agente compensador de los disímiles poderes de negociación existentes en la sociedad, no puede más que resultar una frustración colectiva, a pesar de que se tengan como indicadores de éxito a la estabilidad y al crecimiento”
Un modelo que se caracteriza por no crear empleo suficiente no es sustentable socialmente porque deja afuera a una parte de la población
No se conoce modelo neoliberal que haya “derramado” prosperidad económica a las mayorías, por el contrario terminan conformando un modelo de país dual, donde los “ganadores” son una minoría que logaron insertarse en el sistema y el resto, los “perdedores”, estigmatizados por el descenso social y la descalificación laboral.
Se sabe que en Chile Pinochet impuso a sangre y fuego un modelo “exitosamente” neoliberal, lo que significa haber ordenado la economía bajo una impronta de enorme desigualdad.
Yo leo, cada vez con mayor frecuencia, que hay grupos de poder que están muy entusiasmados en la “chilenización” de la economía argentina. Ese es el riesgo y el gran temor porque las consecuencias las conocemos todos.
Por Gustavo Alfredo Lazarte
Vicedecano Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad Nacional de Catamarca (Unca)
Email: fredylaz@yahoo.com.ar
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