LA GENTE NO SE
EQUIVOCA… DEMOCRACIA Y DESIGUALDAD, UNA PAREJA DISPAREJA
DEMOCRACIAS
CAPTURADAS: EL GOBIERNO DE UNOS POCOS – [C.L.A.C.S.O] Capítulo I - - Autora:
ROSA CAÑETE ALONSO
La democracia en
América Latina y el Caribe no parece conseguir que los gobiernos representen
los intereses de la mayoría. El 75% de la población latinoamericana piensa que
se gobierna para unos cuantos grupos poderosos.
Esta idea de que la
democracia funciona solo para unos pocos no ha hecho más que aumentar desde la
crisis financiera de 2008 y en algunos países, como Brasil y México, más de un
90% de su población opina así.
Cuando se gobierna
para los poderosos quiere decir que el Estado está capturado.
El apoyo a la
democracia como la forma de gobierno preferida también ha ido bajando, de forma
lenta pero constante desde 2010. Por otro lado, lo que sí ha aumentado en la
región, son las personas que se sienten indiferentes ante la forma de gobierno
que se adopte.
Un 25% de la
población dice “a la gente como uno le da lo mismo un régimen democrático que
no democrático”. Democracia y desigualdad, una pareja dispareja.
Porcentaje de
personas que piensa que se gobierna para unos cuantos grupos poderosos en su
propio beneficio. Total América Latina
2004 - 2017 - Totales por país 2017 P.
En términos
generales ¿Diría Ud. que (país) está gobernado por unos cuantos grupos
poderosos en su propio beneficio, o que está gobernado para el bien de todo el
pueblo? *Aquí solo “Grupos poderosos en su propio beneficio”
Este es un dato muy
preocupante, puesto que muestra que cada vez hay más gente que entiende que la
democracia no le trae beneficios, es decir, no concreta sus intereses. Un 65%
de los y las latinoamericano/as dicen estar insatisfechos con la democracia.
Asimismo, el
principal conflicto entre grupos que identifica la ciudadanía en la región es
entre pobres y ricos. El 76% de los entrevistados por Latino-barómetro dice que
este conflicto es fuerte o muy fuerte.
Esta percepción casi
no ha variado en el tiempo, y está estancada independientemente de los cambios
vividos en la región con respecto a la desigualdad de ingresos desde comienzos
del Siglo XXI. “Este es uno de los puntos en los cuales América Latina y el
Caribe no logra avanzar, que constituye uno de sus mayores clivajes y explica
en parte el estancamiento de la consolidación de la democracia.
Encontramos sólo 20
puntos de diferencia entre Ecuador, donde un 86% dice que el conflicto es
fuerte y muy fuerte, y 66% en Uruguay, el país que menos declara ese conflicto”.
La gente no se
equivoca… la región de América Latina y el Caribe sigue siendo la más desigual
del planeta en la distribución de su ingreso, pese a los avances de los últimos
años.
La desigualdad es un
importante indicador de la calidad de una democracia, ya que toda democracia
parte del reconocimiento de que todas las personas tienen iguales derechos.
En ese sentido, es
función de los Estados la garantía progresiva de los derechos económicos
sociales y culturales (DESC) a todas las personas por igual.
Lamentablemente,
ciertos modelos económicos parecen funcionar para unos y no para otros, parecen
privilegiar a unos pocos a costa de la mayoría.
La desigualdad sigue
siendo extrema tras la década dorada de América Latina y el Caribe, a
principios de los 2000, cuando se consiguió disminuir la pobreza monetaria y la
desigualdad económica.
Esto no es nuevo y
existen numerosas estadísticas que así lo comprueban: Fuente: Credit Suisse
2017.
Porcentaje de
riqueza por decil en 2017
• En América Latina
y el Caribe el 10% más rico de la población concentra el 68% de la riqueza,
mientras el 50% más pobre solo accede al 3.5% de la riqueza total de la región.
• El 1% más rico de
América Latina y el Caribe concentra el 37% de la riqueza. Esta concentración
ha pasado de ser el 33% en el año 2000 al 37% en el 2019.
• La riqueza de los
89 milmillonarios que aparecen en la lista de Forbes es de 440 mil millones de
dólares. Este monto es mayor al Producto Interno Bruto (PIB) de casi todos los
países de la región.
• El 20% más rico de
la región concentra el 45% de los ingresos totales mientras el 20% más pobre
solo accede al 6%.
• Las mujeres
latinoamericanas ganan en promedio un 16% menos que los hombres, pese a estar
mejor formadas.
• Las mujeres de
América Latina y el Caribe dedican el doble de horas al día que los hombres en
trabajos de cuidado no remunerados.
• El 4.2% de los
trabajadores asalariados de la región se encuentran en indigencia, y 15.6% de
ellos en pobreza monetaria.
• Los habitantes de
zonas rurales viven con privaciones muy superiores a las urbanas. En Perú, en
2017, un 44% de la población rural vive en pobreza mientras en la zona urbana
la pobreza afecta al 15%.
Estos niveles de
desigualdad evidencian que la igualdad de derechos y deberes está aún muy lejos
de ser satisfecha en la región.
Esta igualdad es el
principio fundamental de la democracia y la incapacidad para conseguirla genera
un círculo vicioso, que hace imperante abordar la captura del Estado y sus
políticas públicas por parte de élites como un tema fundamental en la lucha por
la desigualdad.
--- Solo
fortaleciendo la democracia y limitando la captura del Estado por las élites se
puede reducir la desigualdad.
--- Solo reduciendo
la desigualdad, asegurando que las políticas públicas no privilegian a una
élite, podremos tener más democracia.
No es ningún
secreto, sabemos lo que hay que hacer para enfrentar la desigualdad. Durante la
primera década del siglo XXI se aplicaron diferentes políticas que probaron su
efectividad en la lucha contra la desigualdad en la región.
--- El aumento del
salario mínimo,
--- las políticas de
lucha contra la desigualdad de género,
--- el impulso del
empleo y la inversión frente a la acumulación de capital en pocas manos,
--- los impuestos a
la renta y la riqueza,
--- la inversión en
políticas de educación, salud y protección social de calidad
……. han probado que,
combinadas y bien diseñadas, pueden reducir la desigualdad y la pobreza.
La pregunta es, si
sabemos qué tipos de políticas deben priorizarse para enfrentar la desigualdad,
si vivimos gobernados por sistemas democráticos en los que los gobernantes son
elegidos por esas grandes mayorías, ¿por qué son tan difíciles de formular y
poner en marcha estas políticas?
La respuesta no es
tan compleja:
a la hora de
analizar la viabilidad de una propuesta de política pública es necesario saber
quiénes se beneficiarán de ella y quiénes no.
La respuesta a esa
pregunta, entre otras, nos ayudará a entender la economía política de cada
reforma y quiénes la facilitarán u obstaculizarán.
La formulación e
implementación de políticas no se da en el vacío. Usualmente, se da en espacios
donde hay asimetrías de poder.
Cuando el ciclo de
políticas públicas se desarrolla en contextos caracterizados por desigualdades
profundas, suelen ser las élites, aquellos actores que concentran el poder de
influencia sobre el proceso político, las que permean con sus intereses las políticas
resultantes.
Se refuerza así la
cultura de privilegios imperante en nuestra región. Es decir,
las asimetrías de
poder de influencia están detrás de la desigualdad socioeconómica, y viceversa,
ya que hay actores que utilizan ese poder para “capturar” ciertas políticas y,
eventualmente, capturar el Estado.
Por lo tanto,
el valor técnico o
la “justicia” de una política, no es garantía ninguna de que sea llevada a cabo
con éxito.
Por el contrario,
las características del contexto político son un factor clave. Los niveles de
desigualdad y la insatisfacción ciudadana con el funcionamiento de la
democracia nos hablan de
mecanismos en los
que “unas élites cooptan, corrompen o desvirtúan la naturaleza de las
instituciones democráticas para impulsar políticas que mantienen la posición
privilegiada de dichas élites.[…]
Este proceso ha
derivado en sistemas democráticos en los que, en ocasiones,
unos pocos diseñan
las políticas públicas para su propio beneficio, lo que contribuye al círculo
vicioso de la reproducción de las desigualdades y da lugar a desequilibrios en
el ejercicio de los derechos y en la representación política.”
Este fenómeno ha
sido estudiado ampliamente por la academia y diferentes organismos, los cuales
han utilizado diferentes enfoques.
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