LOS SESGOS LOS
SESGOS COGNITIVOS
ETHIC /
El pensamiento
heurístico es útil, pero también puede llevar a distorsiones o a errores
sistemáticos de juicio. Eso son los sesgos cognitivos.
POR: Mariana Toro Nader
Al cerebro le
encantan los atajos. Dado que debe tomar decisiones constantemente —a veces con
información incompleta o bajo presión—, nuestro cerebro utiliza heurísticas,
es decir, formas de razonamiento rápido y práctico que le ayudan a resolver
problemas sin que tenga que analizar toda la información disponible.
Según el
psicólogo Daniel Kahneman,
Premio Nobel de Economía en 2002,
los seres humanos
creemos que tomamos decisiones porque tenemos buenas razones para hacerlo, pero
lo cierto es que es al revés: creemos en nuestras razones porque ya hemos
tomado la decisión.
El pensamiento
heurístico es útil y ágil, pero también puede llevar a distorsiones o a
errores sistemáticos de juicio. Eso son los sesgos cognitivos.
EFECTO
DUNNING-KRUGER
Cuanto menos sabes,
más confiado eres. Esa es la base de este sesgo cognitivo al que, de forma
coloquial, algunos han denominado «el síndrome del
cuñado».
Los investigadores
David Dunning y Justin Kruger descubrieron que
las personas
incompetentes sobreestiman sus capacidades, al tiempo que las más competentes
tienden a subestimar sus conocimientos.
Así, quienes tienen
un conocimiento limitado sobre un tema no solo llegan constantemente a
conclusiones equivocadas, sino que, además, se consideran superiores a personas
más inteligentes y preparadas que ellos.
El problema es que
su propia incompetencia les impide darse cuenta de que están en el error.
EFECTO DE ARRASTRE
Seguir al rebaño.
También conocido como efecto bandwagon,
este sesgo hace que las personas opinen o hagan algo solamente porque esa
es la opinión o el comportamiento de la mayoría.
Se basa en la idea
de que si algo es popular es porque debe ser bueno. Así, se forma una especie
de comportamiento gregario en el que no se cuestiona de forma
racional una determinada idea o conducta, sino que simplemente se apoya porque
muchos más lo están haciendo.
SESGO DE
CONFIRMACIÓN
En época de redes
sociales, uno de los sesgos cognitivos más extendidos es el sesgo de confirmación,
también conocido como cherry picking. Debido a este,
el cerebro separa de
forma selectiva las evidencias y confía solo en la información que reafirma sus
creencias, ignorando o incluso rechazando aquella que las contradice.
De esta manera, se
generan cámaras de eco, en las que las personas solo se exponen a los
datos y argumentos que retroalimentan sus propias creencias y opiniones.
Los expertos afirman
que esto está contribuyendo significativamente a la polarización y que puede
incrementar el extremismo.
Las personas
incompetentes sobreestiman sus capacidades
EFECTO ZEIGARNIK
A nuestros cerebros
no les gusta quedarse a medias. Este fenómeno cognitivo recibe su nombre de
Bluma Zeigarnik, la primera psicóloga que observó que es más fácil para el
cerebro recordar lo incompleto.
Las tareas
inconclusas o que han sido interrumpidas en su proceso tienden a prevalecer en
la memoria, a diferencia de las tareas que sí han sido finalizadas. Esto genera
tensión cognitiva y favorece la memorización.
El efecto Zeigarnik
es ampliamente utilizado en marketing y comercio electrónico, por ejemplo
cuando se recuerda a los usuarios que tienen artículos en su carrito de compras
o presentándoles ofertas «por tiempo limitado».
SESGO DE AUTORIDAD
Describe la
tendencia a dejarse influenciar por las opiniones de figuras que se consideran
de autoridad —como personajes públicos o superiores jerárquicos— sin cuestionar
si la información que están dando es correcta.
Este sesgo hace que
los individuos deleguen la responsabilidad de la toma de decisiones en otra
persona, y puede llevar a que se sigan consejos e instrucciones equivocadas
solamente porque las ha dicho alguien que se percibe como «autoridad» sin
importar si es realmente experto en la materia.
EFECTO HALO
Este sesgo cognitivo
lleva a que las personas atribuyan cualidades positivas a alguien o algo
basándose simplemente en primeras impresiones.
El cerebro tiende
a inferir destrezas y atributos en personas que considera atractivas, como
pensar que son inteligentes, amables o bondadosas, por el mero hecho de su
apariencia física y sin que esas otras cualidades se hayan demostrado.
Puede surgir
fácilmente en relación con personajes de la farándula o incluso con marcas
célebres.
El cerebro tiende a
inferir destrezas y atributos en personas que considera atractivas
ILUSIÓN DE
FRECUENCIA
«Compré un coche
azul y ahora veo coches azules en todos lados», «ahora todo el mundo habla del
libro que me recomendaste»… No necesariamente. Pero así es como funciona el
efecto Baader-Meinhof, también denominado «ilusión de frecuencia».
Se trata de un sesgo
cognitivo que provoca que nos hagamos más conscientes de algo después de
conocerlo o verlo por primera vez, lo cual nos hace pensar que sucede con más
frecuencia de la que realmente tiene.
FALACIA DEL COSTE
HUNDIDO
Esta falacia hace
que sigamos adelante con algo solo porque ya hemos invertido tiempo, dinero o
esfuerzo en ello —incluso cuando ya se ha hecho evidente que los costes superan
los beneficios—.
Lleva, por ejemplo,
a seguir invirtiendo dinero en una empresa que no despega solo porque se han
empleado muchos recursos en ella, o a permanecer en una relación que no
funciona porque ya se le ha dedicado mucho tiempo y esfuerzo.
FALACIA DEL JUGADOR
«Si ese número no ha
salido en el último sorteo, ahora ya le toca». O, por el contrario, «si ya
salió antes, lo más seguro es que ahora no se repita».
Estas son dos de las
creencias base de la también llamada «falacia de Montecarlo». El sesgo del
apostador lleva a pensar que los resultados aleatorios están influenciados por
sucesos pasados. Así, se tiende a descartar el hecho de que en los juegos de
azar cada sorteo es independiente y la probabilidad de que salga un número
seguirá siendo la misma.
Cuantas más personas
haya en una situación de emergencia, menor será la probabilidad de que alguien
intervenga
EFECTO IKEA
Investigadores de
las universidades de Harvard, Yale y Duke encontraron que tendemos a
valorar más las cosas que hemos hecho nosotros mismos —sin importar si quedaron
bien hechas o no—.
Los consumidores les
otorgan valor de forma desproporcionada a los productos que ellos mismos han
armado. Este efecto está relacionado con la «justificación del esfuerzo»,
que hace que se valoren mucho más las cosas que ha costado lograr o conseguir.
SESGO DE ATRIBUCIÓN
También
llamado «sesgo de correspondencia», es la
tendencia a atribuir
el comportamiento de los demás a rasgos de su personalidad o a su carácter,
mientras que lo propio se atribuye a factores o circunstancias externas.
De esta manera, si
una persona comete un error, se tenderá a pensar que se debe a motivos
personales —por ejemplo, que no sabe hacer las cosas o que es imprudente—. Sin
embargo, si uno mismo comete el mismo error, la tendencia se achaca a motivos
externos —por ejemplo, «la herramienta está fallando», «había mucho tráfico»,
«me explicaron mal», etcétera—.
EFECTO DEL
ESPECTADOR
Cuantas más personas
haya en una situación de emergencia, menor será la probabilidad de que alguien
intervenga.
El efecto del
espectador hace que la gente sea menos propensa a ayudar a alguien en una
situación crítica cuando hay más personas alrededor. Debido a la «difusión de
responsabilidad», se tiende a pensar que alguien más saldrá al rescate.
No hay comentarios:
Publicar un comentario