ELITES Y CAPTURA DEL
ESTADO CONTROL Y REGULACIÓN EN EL NEOLIBERALISMO TARDÍO
Por: LUIS ALBERTO
QUEVEDO Buenos Aires, octubre de 2018.
PRÓLOGO:
CLAVES PARA VOLVER A
PENSAR NUESTRA REGIÓN.
América Latina está
viviendo hoy un nuevo ciclo político y económico y, sobre todo, en varios
países de la región se intenta dar por finalizada una etapa en la que ciertos
gobiernos trabajaron de manera coordinada (por ejemplo, para afianzar una nueva
institucionalidad regional) y que han sido diagnosticados como “populistas”.
Estamos entonces
ante una nueva dirigencia en la región, que sustenta ideas y formas de gestión
que se contraponen con las de las últimas dos décadas y que se propone como una
alternativa ideológica y un nuevo modelo de gestión estatal.
En varios países se
constata además la presencia de una nueva elite política cuyos méritos
provienen, fundamentalmente, de la gestión empresarial y que se presenta a sí
misma como una alternativa a “las viejas formas” de hacer política.
El centro de las
críticas a la etapa anterior no radica en poner en cuestión sus políticas
sociales que tenían como objetivo la inclusión de los sectores más postergados,
o en el regreso a manos del Estado de algunos servicios que se habían
privatizado en la década de los noventa.
Tampoco en poner en
debate el tema de la ampliación de derechos de última generación (que en
algunos países se sumaron al reconocimiento de derechos de los pueblos
originarios) que impulsaron distintos gobiernos a partir de la primera década
de este siglo, o las distintas formas en que se pensó un modelo alternativo de
industrialización para nuestros países que han sido siempre exportadores de
productos primarios.
Nada de esto forma
parte del centro del debate público, sino que toda la carga se pone en un
elemento que se transformó en un arma regional de desprestigio para todos los
gobiernos populares: la corrupción.
La corrupción fue y
es el fantasma que recorre nuestro continente. Es también la explicación de
todos los males que aquejan a nuestras sociedades y es lo que justifica el
castigo mediático y judicial al que son sometidos los acusados de corruptos,
sean o no culpables de delitos que ciertamente merecen el castigo de la ley,
pero que solamente se los busca en quienes fueron los responsables de la
gestión pública de los gobiernos populares.
Además de la
construcción de este fantasma político, prolijamente alentado por los medios
hegemónicos regionales, que además seleccionan cuidadosamente a sus víctimas y
que explican de manera simple y unívoca el objetivo que perseguían estos
gobiernos, es también la explicación directa para todos los fracasos personales
o colectivos que viven nuestras sociedades: la corrupción es el origen de todos
nuestros males.
Este fenómeno político-cultural,
al mismo tiempo que aniquila cualquier revisión o debate sobre nuestro pasado
reciente (en términos de confrontación de proyectos) es el que alimenta una
nueva forma de segregación social, de repudio del otro y también una nueva
forma de estigmatizar a la política misma.
El odio es más
poderoso que la razón y el rechazo a los corruptos más eficaz que la seducción
que pudieran ejercer en tiempos electorales los integrantes de la nueva elite
político-empresarial.
Frente a esta
simplificación del pensamiento político, aparecen las nuevas promesas: diseñar
un nuevo rol para el Estado (basado en un modelo de administración que se
conoce como la Nueva Gestión Pública, que incorpora procesos y herramientas que
tuvieron éxito en el sector privado), prometer honestidad y transparencia en la
gestión pública en contraste con lo que se hizo en el ciclo anterior, retirar
las regulaciones que entorpecen la acción de los mercados, flexibilizar los
dispositivos que regulan los flujos financieros, favorecer a los grandes grupos
concentrados vinculados al comercio exterior (en el caso argentino, disminuir o
eliminar las retenciones a los productos agrícolas tradicionales y a la
minería).
Estas y otras
políticas, en términos generales, producen un cambio en el sentido de las
transferencias de ingresos: dejar de favorecer a los sectores más postergados y
al desarrollo de políticas de equidad para favorecer ahora a los sectores más
ricos y poderosos de la sociedad en términos económicos.
Este giro en las
políticas tiene además dos componentes que son tan necesarios como
insoslayables.
--- Uno es el
desarrollo de una nueva matriz cultural, esto es, la pretensión de consolidar
un nuevo sentido común que desarticule la idea de ciudadanía y de derechos que
acompañaron a los gobiernos de corte popular para reemplazarla por un modelo de
ciudadano emprendedor, competitivo, deslocalizado, poco demandante en materia
de intervención del Estado y que repudie a la política como forma de cambiar la
realidad social.
--- El otro
componente es quizás más estratégico para esta etapa: se trata de la creación
de una elite política que provenga enteramente del mundo de las empresas (sobre
todo trasnacionales) y que se comprometa con una gestión de lo público que solo
favorezca la acción de los grandes jugadores del mercado.
Ninguna de las dos
ideas es novedosa (de hecho, tenemos varios experimentos que se realizaron a lo
largo y ancho de la historia argentina), pero sí es novedosa la forma en que se
pretende implementarla en este siglo XXI.
Pues bien, este
libro pretende retomar en términos actuales una problemática que es clásica en
las ciencias sociales: mostrar con precisión los antecedentes, las
continuidades y discontinuidades que se vinculan con la etapa actual y que
involucra a muchos procesos que vive la región, pero, en este caso, centrada en
la historia argentina.
Se trata de poner el
foco en el análisis del ascenso de las elites económicas al poder político y
entender sus formas de actuar en el campo de las políticas estatales en este
siglo.
Como dijimos antes,
esta experiencia no constituye una novedad histórica, pero sí requiere una
actualización para comprender cómo está operando hoy, en nuestro tiempo
presente.
Cuenta con
antecedentes y experiencias previas que nos permiten identificar algunas líneas
de continuidad con otras etapas económicas y con otros tiempos políticos de la
historia argentina, pero también podemos afirmar que la emergencia de la
denominada “CEOcracia” comporta novedades e innovaciones tanto en materia de
actores como en lo relativo a sus prácticas que son necesarios deconstruir y
analizar desde diversas perspectivas.
Interpretar la
lógica neoliberal actual a la luz de toda su complejidad es realmente un
desafío para la academia. Al mismo tiempo, ella misma no puede sino
pronunciarse al respecto para mostrar un problema, interpretar sus derivas,
identificar su singularidad, iluminar un rumbo e interpretar las consecuencias
para los sectores más desfavorecidos de la historia.
Este libro, que es
resultado de una investigación del Área Estado y Políticas Públicas de la
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) Argentina, se ha
propuesto contribuir a dilucidar los aspectos más sobresalientes del ascenso de
las elites económicas al Estado y mostrar muchas claves de su accionar.
Los autores que aquí
se han convocado son todas voces reconocidas en estos temas ya que cuentan con
vastas investigaciones y trayectorias académicas. En una clara revisión de la
bibliografía clásica pero también contemporánea sobre los distintos mecanismos
de acceso al poder, entre estas páginas, se ofrecen revisiones teóricas,
interpretaciones de las prácticas y novedades conceptuales sobre tan complejos
procesos.
Cartografiando un
estado del arte resignificado, esta compilación analiza las condiciones de
posibilidad de la transparencia en la gestión pública con relación a su
reverso: la corrupción clásica y la estructural.
Ya no la corrupción
como discurso del enriquecimiento ilícito de funcionarios públicos (que merecen
la persecución de la justicia y la denigración mediática), sino de una forma
estructural y sostenida en el tiempo de funcionamiento del capitalismo periférico.
En ese marco
general, este libro se inicia analizando el poder de las elites en el contexto
de la globalización financiera actual.
En la primera parte
se ofrecen distintos análisis del ascenso de las elites económicas al poder
político, incluyendo para ello indagaciones sobre el tipo de modelo económico,
la promesa de transparencia, la modernización, entre otros, que son tan solo algunas
de las características de la nueva dirigencia gubernamental.
Las interpretaciones
allí reunidas dialogan entre sí al tener en común la preocupación por las
características de las elites de poder, sus prácticas y las consecuencias para
el Estado y para la democracia en tiempos de capitalismo financiero.
El análisis de la
denominada pos-democracia constituye así el telón de fondo y el suelo donde
estos problemas y estas prácticas tienen lugar.
La segunda parte del
libro se focaliza en las prácticas concretas de las elites. En ese sentido, se
ofrece un análisis de la articulación de las elites económicas con las elites
políticas en el gobierno de Mauricio Macri en la Argentina.
Asimismo, se propone
la denominación homo corporativo para las elites estatales en el contexto del
neoliberalismo tardío.
También se brinda un
balance en materia de riesgo fiscal y captura de la obra pública en el caso de
los Programas de Participación Público Privadas.
Sin duda, un
análisis de la política agropecuaria actual muestra otra dimensión de la
vinculación entre poder empresario y política pública.
Como así también, la
problemática de los intereses en conflicto que lleva a la propuesta de una
revisión de un nuevo régimen legal en materia de ética pública.
Finalmente, la
tercera parte de este libro se estructura alrededor del tema del endeudamiento,
la fuga y el rentismo de las elites tanto en la Argentina en particular como en
América Latina. En esa dirección, se sugieren análisis de corte económico-políticos
tendientes a mostrar las intenciones de la gestión Cambiemos hacia la
inserción de la Argentina en el mundo de cara a las nuevas exigencias del
capitalismo financiero.
La consolidación del
neoliberalismo tardío se vincula a la fuga de capitales como una de las vías
predilectas de la acumulación de riqueza de las elites nacionales y
latinoamericanas.
Como podemos ver de
manera anticipada, es decir, antes de leer las páginas que siguen, este libro
es el resultado de investigaciones, análisis, miradas y voces distintas
reunidas bajo una misma necesidad:
ofrecer
interpretaciones sobre el tiempo de las elites económicas devenidas en elites
políticas, sobre sus principales características y sus prácticas, pero
principalmente en torno a su legado social para los tiempos venideros.
Sin lugar a dudas,
más publicaciones e investigaciones como esta son necesarias para obtener de
ellas nuevas herramientas para analizar de mejor manera este tiempo distinto e
intrincado.
Celebro entonces
este libro y deseo que sea el primero de muchos otros sobre este tema complejo
y central para la historia reciente de la Argentina y de nuestra región.
Celebro también que
haya sido escrito por investigadoras e investigadores que forman parte de un
nuevo pensamiento de las ciencias sociales en América Latina: traen una aire
nuevo y fresco a un mundo de ideas que tanto lo necesita. Y, ante todo, tengo
la certeza de que los capítulos que aquí están compilados resultarán un aporte
sustantivo al debate político en el que nos vemos obligados a intervenir desde
las ciencias sociales.
Para la FLACSO
Argentina esto ha sido, es y será siempre un verdadero motivo de celebración.
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