El genial vate Francisco de Quevedo y Villegas (1580 – 1645) se ocupó también de la equívoca conducta de ciertos jueces, y les dedicó un soneto que mantiene una asombrosa actualidad.
(7/4/2014)
A un juez mercader
Las leyes con que juzgas, ¡oh Batino!,
menos bien las estudias que las vendes;
lo que te compran solamente entiendes;
más que Jason te agrada el vellocino.
El humano derecho y el divino,
cuando los interpretas, los ofendes,
y al compás que la encoges o la extiendes,
tu mano para el fallo se previno.
No sabes escuchar ruegos baratos,
y sólo quien te da te quita dudas;
no te gobiernan textos, sino tratos.
Pues que de intento y de interés no mudas,
o lávate las manos con Pilatos,
o con la bolsa ahórcate con Judas.
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