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martes, 1 de abril de 2014
RELAJACIÒN - EJERCICIOS DE RELAJACIÒN
Para poder manejar, adecuadamente, nuestras
emociones negativas, necesitamos:
Aceptar que las emociones negativas, tienen una
razón de ser.
Este tipo de emociones, sirven para indicarnos que
algo nos está molestando o interfiriendo con
nuestros deseos, valores, expectativas o actividades.
Nos demuestran, que es necesario hacer algo al
respecto.
Reconocer que algo en nuestro interior o exterior,
nos molesta, disgusta o nos hace sentir mal.
Esto parece obvio, pero no lo es.
La sociedad no nos enseña a estar en contacto con
nuestras emociones, sobre todo a los hombres.
Desde pequeños, cuando algo nos causa dolor, nos
enseñan que con un dulce, un juguete, un beso o
haciendo algo, se nos va a pasar.
Y que mientras más pronto, mejor.
Detectar cuál es el sentimiento.
Hay personas que se sienten enojados, cuando en
realidad están deprimidos, asustados o se sienten
culpables.
Aprender a identificar la emoción, lo antes posible.
Mientras mayor sea su intensidad, menos control
tenemos sobre ella.
Detectar que tipos de pensamientos tenemos
respecto a esa situación, a las personas
involucradas y a nosotros mismos.
Recuerda que, independientemente de la situación,
nuestros pensamientos aumentan y mantienen
nuestros sentimientos.
Practicar algunas técnicas que nos ayuden a
eliminar o disminuir las emociones negativas.
Por ejemplo, cómo reconocer los diferentes estilos
de pensamiento que tenemos, para aprender a
modificarlos, cómo relajarnos, y respirar
adecuadamente, etc.
Si la situación tiene solución, hacer lo necesario
para solucionarla.
Utilizando técnicas de comunicación, manejo de
tiempo, solución de problemas, cómo establecer
prioridades, etc.
Si no la tiene, aceptarla y cambiar nuestra actitud
ante ella.
Aprender a vivir el presente.
Que el pasado nos sirva sólo para aprender de él, no
para vivir en él.
El futuro debe ser sólo una orientación hacia dónde
vamos y cómo queremos llegar.
No para depositar todo lo malo que puede pasar y
que no podemos solucionar.
Empieza por identificar tus emociones.
No estamos acostumbrados a hacerlo, por varias
razones:
Es algo que aprendimos desde pequeños, ya sea
porque nuestros padres lo hacían o porque le
quitaban importancia a nuestras emociones con
comentarios como:
"No llores, eso no puede dolerte tanto.
No debes enojarte con tu hermano.
No tienes porque estar triste, no es más que un
juguete que se rompió".
Creemos, equivocadamente, que si "no sentimos", o
que si nos mantenemos muy ocupados, el dolor va a
desaparecer.
Pensamos que no deberíamos sentirnos así, porque
no está de acuerdo con la imagen que tenemos de
nosotros mismos o con la que queremos dar.
Existen ciertas señales, que pueden indicarnos que
algo nos está afectando, como por ejemplo:
Estar aburridos constantemente, humillar a la
gente, con "bromas" que les molestan,
ver que la gente nos evita, encontrarle defectos a
casi todas las cosas o personas, estar deprimidos,
desganados, sin energía o apáticos, con frecuencia,
tener molestias físicas, problemas para dormir,
etc., sin que sean resultado de alguna enfermedad o
medicina que estemos tomando, dedicarnos a
alguna actividad en exceso, como comer, trabajar,
comprar, hacer ejercicio, ver televisión, etc.
Esto nos indica que hay alguna situación y/o
emoción a la que no nos podemos enfrentar; sin
darnos cuenta de que, escondiéndola, sólo la
ayudamos a tomar más fuerza.
Nuestras emociones se manifiestan en nuestro
cuerpo. Por lo tanto, para aprender a detectarlas,
necesitamos prestar atención a nuestras
sensaciones físicas...
El primer paso es, simplemente, poner atención a
cada parte de nuestro cuerpo y ver qué está
sucediendo....
¿Tenemos tensión o alguna molestia en algún
lado?...
¿Estamos sudando, sin motivo aparente?...
¿Tenemos las manos más frías que siempre y no
hace frío?...
¿Estamos cansados, sin ninguna razón que lo
justifique?
Podemos identificar nuestras emociones,
observando nuestra conducta y los comentarios que
nos hace la gente...
¿Nos da flojera hacer las cosas que tenemos que
hacer?...
¿Estamos sobrecargados de cosas y actividades y
algunas o muchas, no son tan necesarias?...
¿La gente nos pregunta que nos pasa, si estamos
enojados o por qué estamos tristes?
El siguiente ejercicio, te puede ayudar a tomar
mayor consciencia de tu cuerpo.
Cierra tus ojos y recorre con tu mente, lentamente,
todo tu cuerpo.
A medida que vayas pasando por cada, parte
describe que es lo que sientes o percibes.
Por ejemplo: Mis pies están cruzados, los siento
fríos, mi mano derecha está sobre la izquierda, al
respirar siento… etc...
Hazlo sin calificar si está bien o mal, ni calificarte a
ti, por lo que haces o cómo lo haces.
Con los ojos cerrados imagínate o piensa que estás
haciendo algo que no te gusta, que te
molesta...
Piensa en todos los detalles y movimientos que
necesitas hacer, para llevar a cabo esa
actividad...Concéntrate en ellos...
Después de unos minutos, vuelve a recorrer tu
cuerpo, con tu mente y nota que sensaciones tienes
en las diferentes partes del cuerpo...
¿Cómo te está diciendo el cuerpo, que no le gusta
esa imagen?
piensa en algo muy, muy agradable...
En alguna actividad que disfrutes, unas vacaciones
o cualquier otra cosa que haya sido muy placentero.
Concéntrate en recordar la mayor cantidad de
detalles posibles y disfruta de ese recuerdo...
Luego revisa nuevamente todo tu cuerpo y ve que
diferencias encuentras.
Si te cuesta trabajo hacer este ejercicio, pídele a
alguien de confianza, que te vaya dando las
instrucciones o grábalas, pero dándote el tiempo
suficiente, tanto para pensar en cada situación,
como para recorrer tu cuerpo y detectar los
cambios.
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