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miércoles, 3 de marzo de 2021

JULIO FERRERAS: “HAY QUE REEDUCAR A LA SOCIEDAD” - EUROPA LAICA - ESCUELA PÙBLICA Y LAICA - DEMOCRACIA - TOTALITARISMO E INTEGRISMO - SISTEMA PATRIARCAL AUTORITARIO - CIENCIA CLÀSICA MECANICISTA - SE EDUCA A CONSUMIDORES NO A PERSONAS - EDUCACIÒN NO ES UN MEDIO DE UN PARTIDO PARA IMPONER SUS IDEAS - PACTO NACIONAL DE LA EDUCACIÒN - VICTIMAS DEL CONSUMO - CRISIS DE LA EDUCACIÒN - VIDA COMO VALLE DE LAGRIMAS - LA VIDA ES MARAVILLOSA - TRANSFORMAR EL MUNDO - PODER DE LA MÙSICA DE TRANSFORMAR AL HOMBRE -

 



JULIO FERRERAS: “HAY QUE REEDUCAR A LA SOCIEDAD”

Publicado 24/12/2015 17:14:20

Entrevista al escritor Julio Ferreras: 

“La educación actual es heredera de la Revolución Industrial. Las escuelas parecen fábricas”. 

“El sistema educativo español necesita un gran pacto entre los principales partidos”. 

“La música es arte, es ciencia y es magia”. 

Comentaba al terminar nuestro encuentro con Julio Ferreras, que cuando un periodista está entrevistando a alguien siempre hay un momento en el que al escucharle se ilumina una luz interior que dice que has encontrado el titular. 

A Julio le confesé que durante la más de media ahora que estuvimos hablando esa sensación la tuve, como mínimo, diez veces, y que me lo había puesto muy difícil. 

Él me contestó, que “a veces son buenos los retos”. 

Pues bien Julio, no he conseguido superar el desafío que me propusiste. No podría incluir en un único titular y un par de subtítulos todo lo que puede ser de interés para el lector de Diario Digital de León (España). Por ello, lanzaremos la entrevista en dos entregas. Esta primera más orientada a la cuestión de la educación, al ciclo de conferencias que ha iniciado en la Biblioteca Pública de León y a su trayectoria en el mundo de la música. 

Para quien no conozca a Julio Ferreras, lo mejor es que le lea. Autor de Hacia una nueva humanidad libre y responsable, ha dedicado su vida a la enseñanza y a la música, llegando a ser el director del Conservatorio de León. En la entrevista que hemos tenido con él, y de la cual a continuación os reproducimos la primera parte, hemos hablado de temas tan dispares como educación, religión, política, humanismo, filosofía o literatura. Espero que la disfruten tanto leyendo, como nosotros haciéndola. 

-¿Qué valoración hace de la primera charla del ciclo de conferencias “Una visión del mundo y de la educación en el siglo XXI”? 

Estuvo muy bien, de la mano del presidente de Europa Laica, una persona entregada al tema del laicismo, una asignatura pendiente en nuestro país. La palabra laico, es casi sinónimo de demócrata, al venir del griego “laikós”: alguien del pueblo. En este sentido, analizó que en nuestro país no ha habido un pasado de escuela pública laica, salvo con la Institución Libre de Enseñanza de Giner de los Ríos, a finales del siglo XIX. La escuela pública y laica es la de democracia, como sucede en los países más desarrollados del planeta. 

El laico no es un ateo, es alguien que siente un profundo respeto por todas las creencias. Un país progresa en la medida que posea una escuela pública y laica, y si no la tiene no lo hará. 

Si domina el totalitarismo y el integrismo, la sociedad no progresa y se enfrenta. La escuela pública laica es abierta y nadie la puede controlar. Es de todos y caben todos. 

-La temática general de las conferencias es la educación ¿Cuál es el diagnóstico que hace de la salud del sistema educativo en nuestro país? 

Pues no es muy bueno. Es algo que no solo lo saben las personas que están en la educación, sino también los padres y la sociedad, en general. 

El fracaso escolar, el acoso escolar y demás problemas son hereditarios del sistema patriarcal autoritario y de la ciencia clásica mecanicista. 

Es una educación heredera de la Revolución Industrial, en la que lo importante es producir. No hay nada más parecido a una fábrica, que la escuela de hoy. 

Parece que se trata de hacer personas para el consumo, no educar a personas. Eso no interesa al sistema neoliberal. 

Educar a consumidores, y no a personas, es algo que está condenado al fracaso. Los niños y los jóvenes de hoy tienen conciencia de que esto no funciona y, por ello se revelan. 

Por medio de la ONG a la que pertenezco, Amnistía Internacional, doy charlas en colegios e institutos y compruebo el tremendo malestar que hay entre ellos. Se han dado cuenta de que son números y no personas. Hay que cambiarlo de raíz. 

-¿Alguna solución posible? 

La solución posible es reeducar a la sociedad. Desde los gobernantes tiene que haber un pacto social. 

La educación no puede ser un medio de un partido para imponer sus ideas particulares. Es algo de Estado, muy serio. Los verdaderos estadistas, hombres de Estado y no de partido, siempre llegan a acuerdos para todos. 

-¿Entonces es necesario un gran pacto nacional en materia educativa entre los partidos políticos mayoritarios? 

Totalmente. Es uno de los primeros pasos y, en ellos, deben estar los grandes educadores. Y no solo de España, porque sabemos que la educación funciona en otros países. En el mundo de la empresa primero se observa lo que se hace en otros países para aprender y luego se aplica. Esto es lo que habría que hacer, por ejemplo fijarnos en Finlandia, que en educación es un país a imitar. Los países nórdicos son ejemplos de escuela pública y laica. En esos países casi no existe escuela privada, por algo es. 

-No obstante, las cifras de suicidio en los países nórdicos son más alarmantes… 

Es un sistema que también tiene sus fallos. Son sociedades que son víctimas del consumo. En la esfera de la educación son un ejemplo, pero eso no significa que sean ideales. El mundo occidental está muy influido por el consumo y lo material, eso es parte del ser humano. Somos mente y cuerpo, espíritu y materia. La educación debe encaminarse a compaginar estos dos aspectos del ser humano, en un equilibrio. Algo que quizá en Finlandia no hayan conseguido del todo y puede que de ahí venga esa marginación. 

-¿Es más importante la educación en los centros académicos o fuera de ellos, es decir, en la casa y la familia? 

La educación, tal y como lo han entendido siempre los grandes educadores como Rousseau, Pestalozzi o Montessori, ocupa toda la vida. Empieza con el nacimiento y termina con la muerte. La etapa primaria y secundaria pone las bases, pero eso no significa que termine la educación. 

La crisis de la educación precisamente reside en que se cree que es como formar a un obrero, en un período que lleva una preparación concreta. 

La educación es algo mucho más profunda, por ello, educadores y seres humanos deben estar aprendiendo siempre. 

La educación no formal, fuera de los colegios, es tan importante como la que se pueda dar en los centros. 

-Las conferencias están diseñadas en base a la temática de su libro “Hacia una nueva humanidad libre y responsable” ¿Cómo presentaría su obra”? 

El subtítulo “Una visión del mundo y la educación en el tercer milenio” da las claves. Todos sabemos que vivimos en un mundo nuevo. En crisis, pero los períodos en crisis son tránsitos de una época a otra, de ahí radica su importancia. Son pasos. 

La humanidad ha estado muy dominada por el capitalismo de occidente, por sistemas totalitarios y por religiones llenas de negatividad, que pintan la vida como un valle de lágrimas. Pero no es eso, hay que pensar que la vida es maravillosa si se sabe entender. 

-“Hacia una nueva humanidad libre y responsable” es su primer libro ¿Por qué ha decidido dar el salto a la literatura una vez concluida su etapa como docente? 

Más que dar un salto a la literatura, al acabar mi etapa como educador en los centros me di cuenta que tenía todavía mucho por enseñar a los demás. Me gusta mucho el sistema oriental, concretamente el hindú, que tiene un principio que dice que todo lo que recibe un individuo es para darlo. Es decir, estamos dentro de un todo. 

En este libro he querido plasmar lo que es la educación, cómo la entiendo y lo que pienso que es el mundo en el que estamos viviendo que es necesario transformar. 

Entonces, no es que haya dejado de lado la educación por la literatura. He escrito el libro como consecuencia de mi pasado y de mi presente, no como escritor en sí. 

-Los derechos de autor de su libro están destinados íntegramente a colaborar con la financiación de proyectos educativos de organizaciones humanitarias ¿Por qué optó por tomar esta decisión? 

Esto es consecuencia de mi manera de ver el mundo. Si hablo constantemente de la solidaridad y la colaboración, tengo que ser consecuente con ello. Vivo de mi pensión de funcionario, no tengo la necesidad de ganarme la vida económicamente la vida con el libro que he escrito. Me interesa su aspecto humanitario, no económico. 

-Su segunda obra tendrá temática musical y usted siempre ha confesado que sus pasiones son la educación y la música. Ha llegado incluso a ser director del Conservatorio de León ¿Cómo ha desarrollado esta trayectoria a lo largo de su vida? 

Puedo decir que yo me siento músico desde que nací. Mi padre era un tamborilero de pueblo, que sentía y vibraba con la música. Yo lo heredé y una gran parte de lo que soy se lo debo a la música. Estoy escribiendo este libro porque es un deber para mi. La música es otra gran desconocida y hay mucho que decir de ella, como de la educación. 

En todos los sitios que he estado, de España y de fuera, he terminado dando clases de música, por diversas circunstancias. Soy catedrático de francés, pero he dado tantas clases de francés como de música. 

-¿Y en qué sentido está enfocada esta segunda obra? 

Pues os adelanto que el título será algo parecido a “Música, conciencia y vida”, algo que creo que es muy indicador. En el libro hablo del poder de la música de transformar al hombre. La música es arte, es ciencia y es magia. 

La música sirve para transformar una sociedad. Hay dichos como “allí dónde oigas cantar, no temas”. Sería maravilloso que en nuestros parlamentos tuvieran un coro y un rato para cantar. Sería muy difícil que luego se enfrentaran, ya que la música une. Es un lenguaje universal. 

-Usted ha estado a lo largo de su vida como educador en el extranjero ¿Cómo fueron aquellas experiencias? 

Estuve como profesor de hijos de los inmigrantes, a principios de los años ochenta. Primero estuve en París y, luego, en una ciudad del exilio como lo es Toulouse. Fue una experiencia muy interesante. España en las horas difíciles de su historia siempre ha mirado a Francia, siendo un país en el que hemos encontrado el consuelo. Para mi dar clases a personas españolas que habían tenido que huir del país, fue algo muy interesante.

 

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