Doctor Rodolfo Capón Filas ha señalado que:
*** "la globalidad de la Aldea es un nuevo mito de una
civilización tecnológica superior que pretende imponer por la fuerza o por el
discurso una hegemonía útil a los intereses de las grandes empresas
transnacionales.
Mientras entendemos por "cultura" el conjunto de
creencias, valores, símbolos, lenguaje, normas, obras, con las que funciona una
sociedad determinada; por "civilización" entendemos el conjunto de
recursos, conocimientos y actividades que caracterizan a un pueblo en el
esfuerzo por asegurarse los recursos necesarios para su subsistencia a corto,
medio y largo plazo.
Ambas se compenetran dando como resultado el conjunto total de
las prácticas humanas, económicas, políticas, científicas, jurídicas,
religiosas, discursivas, comunicativas, sociales en general.
En lenguaje contemporáneo, ambas vertientes del espíritu
confluyen en el desarrollo, concebido en "Populorum Progressio" como
"paz", o bien como "libertad" en el concepto de Amartya Sen
(en "Desarrollo y Libertad", Planeta, Buenos Aires, 2000, p. 32) …
La respuesta que se puedan dar a los problemas actuales
dependerá del lugar desde donde nos preguntemos.
Es decir, considerar la ética (como lo hace Emanuel Lévinas, en
"Entre nosotros. Ensayos para pensar en otro", Pre-Textos, Valencia,
2001) como una óptica que nos permite mirar la realidad desde el rostro del
otro…
Ya Víctor Hugo (en "Los miserables") había denunciado
la existencia de dos mundos que no se rozan: el de los ricos, el de los pobres,
lo que nos mueve a preguntarnos si no será ésa la realidad de la tímidamente
denominada "sociedad dual".
Por su parte, Amartya Sen (obra ya citada) demuestra que la pobreza y la miseria no proceden de la insuficiencia de recursos o de medios, sino de la injusta distribución de los mismos.
No es una cuestión económica sino política. La economía se presenta como la única ordenadora de la sociedad, como "partera de la Historia", pero no para todos, sino para pocos, generando productos y desechos…
Este diseño se apoya en la represión simbólica, mediante mensajes desactivadores de cualquier intento de resistencia… a modo de ejemplo, disciplinando a los trabajadores por el temor al desempleo y cooptando casi todos los cuadros gremiales, emitiendo un mensaje claro, cuasi cuartelero: "orden y obediencia"…
Pero lo cierto es que como la historia avanza
en espiral, con logros y retrocesos, pero siempre hacia adelante y hacia
arriba, es posible buscar la solución en un proyecto de sociedad inclusiva, que
diseñe democráticamente el mundo que se quiere.
La democracia debe cumplirse tanto en el orden social como en el
político, en el que la justicia como fuente de paz y fraternidad, se impone
como un deber para todo hombre.
No en vano la Declaración Universal de los Derechos Humanos se
debió, fundamentalmente, a su prédica y a su presencia…" (cfe. Rodolfo
Capón Filas, "La cultura en una sociedad plural", en "Derecho
del Trabajo y derechos humanos", Luis Enrique Ramírez Coordinador,
Editorial B de F, págs. 34 a 44).
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