11 de abril de 2021
EL INCREMENTO DE PRECIOS ES ANTERIOR AL DE LA RETRIBUCIÓN AL
TRABAJO
EL SALARIO: VÍCTIMA O VICTIMARIO DE LA INFLACIÓN
Los análisis
convencionales de los procesos inflacionarios se realizan a partir del salario
y se marginan de esa evaluación los demás precios/costos naturales.
Se hace muy poca
mención al beneficio y renta cuando se examina el fenómeno de inflación.
Por Joaquín Belgrano *
El índice general de precios subió más que el salario, en
consecuencia, el salario se deterioró.
El vínculo entre aumento de salarios e inflación suele
establecerse como una transitividad incuestionable.
Se considera que la
retribución al trabajo es una valía crucial a la hora de determinar los precios
finales de los bienes y servicios que consume el ciudadano de a pie.
Veamos si la dinámica
salarial es un factor categórico del aumento de precios o si el salario es el
martirizado de otros tantos precios que no se debaten, pero existen.
UN POCO DE HISTORIA
En 1776, el
escocés Adam Smith escribe
una de las obras fundacionales en materia económica: Investigación
acerca de la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones. En la obra
aparecen diferentes capítulos con el
tema precios. En uno hace mención al “precio natural”.
Para el considerado
"padre de la libertad económica", este precio estaba constituido
por las retribuciones al capital,
la tierra y el trabajo; a saber, el beneficio, la renta y el
salario.
Como podrá observarse,
no solamente el salario forma parte del “precio natural”, sino también existen algunos otros precios/costos que
podrían hacer variar el precio de los bienes o servicios.
Hay precios/costos que
se omiten que, por suerte, Smith no los excluyó del análisis.
ARGENTINA 2021
Muchos especialistas
en la materia atribuyen el
problema inflacionario al salario.
Alegan que la
tendencia alcista del salario traerá aparejado un final poco feliz en la
escalada inflacionaria.
Claro está que se
están refiriendo a lo que llamamos inflación
por costos que, por supuesto, no es la única causa.
Ahora bien, si esto
fuera verdad, la pregunta es la siguiente:
*** ¿ cómo es posible
que el salario sea unos de los principales impulsores de inflación por costos
si entre principios de 2016 y finales del 2020 los mismos se redujeron en
términos adquisitivos en aproximadamente 17 por ciento?
Vale recordar que el
acumulado de inflación en el mismo período estuvo en el orden del 195 por
ciento.
El índice general de precios subió más que el salario, en consecuencia, el
salario se deterioró.
Eso significa que los
otros dos precios -beneficio y renta- constitutivos del “precio natural
smithsoniano” aumentaron en términos relativos en relación al salario. Caso
contrario el índice no se hubiese elevado.
Las cuentas nacionales
revelan que la participación del beneficio -llamado técnicamente excedente
bruto de explotación- en el valor agregado estuvo en franco crecimiento en el
período de análisis, pasando de 39,2 por ciento en 2017 a casi 43,2 por ciento
en 2020 (promedio de los primeros trimestres en ambos casos).
Es decir, aumentó 9,2
por ciento. Esto fue en el lapso que contempla crisis económica mundial
covid-19 y prepandemia.
EL SALARIO COMO COSTO Y LOS OTROS
La estructura de costos de una empresa es compleja. Hay muchos más
costos que los señalados por Adam Smith, pero sus sucesores modernos aplican un
principio que señala que para producir cualquier bien o servicio es necesaria
la combinación de mínimamente dos factores: el capital y el trabajo.
Cuando se habla
de capital y trabajo, en términos remunerativos, se
lo hace en relación al beneficio y
al salario.
Tanto los empresarios
como los asalariados intentan aumentar sus ingresos con el objetivo de
incrementar su riqueza y, asimismo, no perder poder adquisitivo.
Entonces, por qué se responsabiliza al salario cuando
existen otras variables, en este caso el beneficio, a la hora de determinación
del "precio natural".
Acaso el beneficio,
¿no es un costo más que contribuye al aumento del "precio natural"?
SALARIO – BENEFICIO - INFLACIÓN
Siempre al salario se lo determina en
función de la variable productividad.
La consigna de la
ortodoxia es que nadie puede obtener un ingreso mayor a lo que produce porque
ello acarrearía inflación.
Más allá del cómo,
quién y dónde se calcula la productividad, al trabajo se lo remunera en función
del cuánto produce.
Nadie pagaría a otro
por algo que no genera. Pues entonces,
*** ¿cómo el salario
podría ser el causante del aumento de precios si está acorde a lo que produce?
Respuesta inmediata: las
negociaciones paritarias.
Si el poder sindical
desvincula el cuánto se produce con la retribución salarial, ésta podría
"descollar" al beneficio.
Ningún empresario
estaría dispuesto a producir cuando su ingreso es superado por otro. Si se otorga un incremento de salario es
porque en términos relativos el beneficio es o será mayor al salario.
Quizás por razones de
coyuntura y oportunidad el salario supere parcialmente al beneficio, pero esto
no se podría alargar en el tiempo dado que llevaría a la desaparición de la
unidad de producción.
Las negociaciones paritarias están desacopladas de la inflación. Por lo general, los
acuerdos se cierran entre abril y junio. El incremento de precios es anterior al de los salarios. Por lo
tanto, las remuneraciones al
trabajo intentan recuperar poder adquisitivo perdido como
consecuencia del aumento de precios que se ha producido con anterioridad.
Además, el precio de
los bienes finales que perjudican al salario quién los determina. Respuesta: el
mercado. Este último constituido por productores y consumidores, pero con una
particularidad insoslayable: su alta
concentración en la producción y comercialización de bienes y servicios.
¿EL HUEVO O LA GALLINA?
Se juzga como
incuestionable que el alza del salario es disparador del aumento de precios.
Hay situaciones macroeconómicas como la de pleno empleo en donde la puja por el
factor trabajo, por situaciones de escasez, genere inflación. No es el caso de
la Argentina.
Actualmente el desempleo ronda el 11 por ciento y
el uso de la capacidad instalada en la industria fue de 57,2 por ciento en
enero pasado. O sea, en términos macroeconómicos sobra fuerza de trabajo, y la
regla del mercado dice que cuando algo abunda, su precio baja. Por lo tanto, el
salario no podría ser precio alto, menos aún si se lo calcula en dólares.
Los análisis
convencionales se realizan a partir del salario y se marginan los demás
precios/costos naturales.
Llama poderosamente la
atención que se haga muy poca
mención al beneficio y renta cuando se examina el fenómeno de inflación.
Cuando un bien o
servicio sale al mercado lo hace por lo que vale, es decir un precio que paga
“(…) la renta de la tierra, los salarios de la mano de obra y los beneficios
del capital invertido (…)” según Adam Smith. Sin embargo, sólo se señala el
salario.
Justamente el salario es el precio de mayor certidumbre dado
que se acuerda en una paritaria, que no hace más que recuperar terreno perdido
respecto a los demás precios de factores, bienes y servicios. Entonces, ¿cómo puede ser victimario de la inflación?
Por último, gracias
a Adam Smith se puede recordar que el "precio natural" está constituido por otros precios,
más allá del salario, que pueden ser causa de inflación por costos. Sería
conveniente que sus discípulos (especialmente monetaristas y libertarios) se
informen de la existencia del tal concepto. Es lo que esperan quienes cultivan
la pasión por la economía política.
* Profesor de Economía y Miembro del Observatorio de Comercio
Internacional del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional
de Luján.
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