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jueves, 2 de enero de 2025

CLAUDIO LOZANO - EL AJUSTE DE MILEI - VOLVER INGOBERNABLE EL AJUSTE…- SOBRE LA CUARTA FASE- RECONFIGURACIÓN DEL CAPITAL- RECONFIGURACIÓN DEL MUNDO DEL TRABAJO- FALSAS EXPECTATIVAS-MILEI LA CUARTA FASE COMO REVANCHA DEL PROYECTO OLIGÁRQUICO- FINAL SICLO ABIERTO EN 2001

 


--- SOBRE LA CUARTA FASE
--- RECONFIGURACIÓN DEL CAPITAL
--- RECONFIGURACIÓN DEL MUNDO DEL TRABAJO
--- FALSAS EXPECTSTIVAS
---MILEI LA CUARTA FASE COMO REVANCHA DEL PROYECTO OLIGÁRQUICO
--- FINAL SICLO ABIERTO EN 2001


VOLVER INGOBERNABLE EL AJUSTE…

  • [diciembre 25, 2024 - By Coyunturas]
  •  

Por CLAUDIO LOZANO 

 

Según nuestra caracterización, la etapa que transitamos es la resultante de dos situaciones históricas centrales:

--- 1) La implementación de la cuarta fase del Proyecto Oligárquico que se pusiera en marcha en 1976;

--- 2) El final del ciclo político abierto en el marco del acontecimiento popular del 2001.

 

1) SOBRE LA CUARTA FASE

 

Al hablar de cuarta fase nos referimos a una etapa de un proceso de la historia reciente donde los sectores dominantes tuvieron un control expreso y orgánico sobre la gestión de gobierno. Aunque con características distintas, esos momentos son la Dictadura abierta en el ´76, el gobierno de Carlos Menem, la gestión Macri y la, todavía en curso, presidencia de Javier Milei.

 

Esta cuarta fase recupera en gran medida el planteo fundacional que se plasmara en los discursos de Videla y Martinez de Hoz y, a diferencia de las dos anteriores (Menem y Macri), hace una clara reivindicación de la experiencia y la represión dictatorial.

 

Es indudable que el proceso abierto por la dictadura y desplegado durante los últimos cincuenta años, tuvo como resultado un fuerte proceso de reconfiguración de la sociedad argentina, la cual vivió el desarrollo de una verdadera estrategia de la desigualdad.

 

A los efectos de pensar desde una perspectiva más estructural la coyuntura, interesa destacar tres rasgos centrales de este proceso.

 

--- a) Cinco décadas de retroceso económico y social

Cuadro 1: Cinco décadas de retroceso en materia económica y social





* La tasa anual de crecimiento per cápita 1974-2024 es de 0,41%

 

Como puede observarse, las cinco décadas analizadas en las variables del cuadro muestran que Argentina es un país prácticamente estancado, con un crecimiento del PBI per cápita de apenas el 0,41 % anual. Este bajo crecimiento se explica, en parte, por una caída de la inversión del 20 %, en un contexto donde los salarios han perdido casi el 70 % de su poder adquisitivo.

 

Durante este período, la cantidad de asalariados no registrados aumentó un 257 %, y la indigencia, que en 1974 no era objeto de seguimiento estadístico (la primera información disponible es de finales de la dictadura), creció un 306 % durante el período de vigencia de las instituciones democráticas.

 

En tanto, la pobreza, que en 1974 afectaba solo al 3,8 % de la población, se expandió un 1.344 % en los últimos cincuenta años, y un 174 % durante la etapa democrática.

 

El último casillero del cuadro destaca el crecimiento de la deuda pública, una característica constante de este período. El endeudamiento del país aumentó de manera sostenida, impulsado por fuertes procesos de valorización financiera acompañados por una fuga de capitales casi equivalente al monto de la deuda. Este fenómeno, articulado con las privatizaciones, potenció la concentración y extranjerización de la economía local, lo que resultó en una caída de la inversión productiva.

 

Es importante destacar que la Argentina de los últimos cincuenta años combina un aumento del endeudamiento superior al 4.800 % con un incremento de la pobreza de más del 1.300 %.

 

Estos cincuenta años de infortunio, limitados al proceso institucional iniciado en 1984, reflejan que, a pesar de la lucha del pueblo argentino por la ampliación de derechos, no se logró evitar el retroceso económico y social. Este deterioro destruyó el sueño alfonsinista que acompañó la recuperación democrática, resumido en el lema: «Con la democracia se come, se educa y se cura».

 

B) RECONFIGURACIÓN DEL CAPITAL

(Evolución y composición de las ventas de las 200 empresas de mayor facturación según tipo de capital. 1975-2018.)



*Las empresas estatales incluyen a YPF
Fuentes: 1975. «Estudios de historia económica argentina». Eduardo Basualdo. Elaboración propia en base a Revista Mercado

 

En este cuadro puede observarse el cambio en la cúpula empresarial de Argentina entre 1974 y la actualidad.

 

El primer dato relevante es la pérdida de importancia del Estado en dicha cúpula. A través de procesos de desguace y privatización, el Estado, que en 1974 representaba el 35,6 % de las ventas de las principales empresas del país mediante sus propias compañías, hoy solo alcanza el 10,8 %. Este porcentaje está compuesto principalmente por YPF, que actualmente es una sociedad anónima (S.A.), donde el 49 % de su accionariado pertenece a fondos de inversión, petroleras y otros capitales. Estos actores, al demandar altas rentabilidades, limitan la capacidad de utilizar la renta hidrocarburífera de Argentina en función de los intereses nacionales.

 

Por otro lado, los grupos económicos locales y las empresas de capital nacional representaban en 1974, en conjunto, el 28 % de las ventas. De este modo, entre el Estado y el capital nacional más importante se controlaba el 63 % de las ventas. En contraste, los grupos y empresas transnacionales representaban el 36 % de la facturación de las primeras 200 empresas, lo que reflejaba una cúpula empresarial resultado del desarrollo industrial orientado predominantemente al mercado interno.

 

Aunque significativa, la presencia del capital extranjero era minoritaria en la facturación de la cúpula empresarial, e incluso las empresas públicas, por sí solas, igualaban en actividades relevantes el porcentaje de participación del capital extranjero.

 

En la actualidad, se observa un fuerte crecimiento de la extranjerización, evidenciado en el incremento de la participación de los conglomerados y empresas extranjeras, que hoy alcanzan el 59,3 % de las ventas.

 

Además, considerando el proceso de internacionalización que han experimentado los grupos económicos locales en el marco de los ciclos de endeudamiento, valorización financiera y fuga de capitales, la lógica transnacional se extiende prácticamente al 78,8 % de las ventas. Esto ocurre en un contexto donde el Estado no solo ha perdido influencia, sino que, en el caso más relevante, YPF, además de ser una S.A. con fines comerciales, está actualmente dirigida por funcionarios vinculados al Grupo Techint.

 

C) RECONFIGURACIÓN DEL MUNDO LABORAL

(Los cambios en el mundo del trabajo. 1970-2024.)



 A la reconfiguración del capital y de la estructura productiva le sigue una profunda transformación en el mundo laboral.

Al comparar la población activa de 1970 con la actual, se observa un crecimiento de 12.119.577 personas. Sin embargo, el dato más relevante es que el 72 % de este incremento (8.725.667 personas) se distribuye en un 37 % de trabajadores asalariados no registrados, un 22,8 % de cuentapropistas y un 11,9 % de desocupados. Esto significa que, de la nueva población trabajadora, 7 de cada 10 han engrosado los niveles de precarización e informalidad laboral.

 

Lo anterior permite afirmar que esta cuarta fase del proyecto oligárquico opera en un marco donde las transformaciones de los últimos 50 años han alterado profundamente los rasgos de la sociedad argentina y han modificado sustancialmente los actores sociales y la institución estatal.

 

En otras palabras, la matriz de construcción política resultante de la experiencia peronista —que promovía la alianza entre trabajadores formales organizados y empresarios nacionales en un contexto de un Estado activo para desarrollar un capitalismo de producción y distribución— está destruida. Intentar reconstruirla sin tener en cuenta las modificaciones estructurales vividas lleva inevitablemente a falsas expectativas y a importantes fracasos.

 

--- Falsas expectativas

 

La primera de estas falsas expectativas es creer que el acceso al Estado garantiza un poder suficiente para cambiar el rumbo.

 

La pérdida de incidencia estatal en el proceso de acumulación ha sido tan significativa que cualquier estrategia que busque acceder al Estado debe partir de una decisión de refundar su institucionalidad, orientándola estratégicamente hacia una articulación con la participación organizada de la comunidad.

 

Esta nueva orientación debe permitir nuevas formas de intervención y regulación para disciplinar el comportamiento de los capitales más concentrados, con el objetivo de promover un desarrollo endógeno, ambientalmente sustentable, con distribución equitativa de ingresos y riqueza, y con equidad de género.

 

Suponer que con el Estado actual es posible alcanzar estos objetivos solo conduce al fracaso y a la subordinación, o incluso a la asociación con los poderes dominantes.

 

La segunda expectativa que inevitablemente lleva al fracaso es intentar encontrar un empresariado nacional en los grandes grupos económicos. Aunque tienen origen local, estos grupos, por las transformaciones de las últimas décadas, despliegan estrategias de carácter transnacional, estrechamente vinculadas a la lógica financiera global, con una orientación que prioriza la exportación por sobre el mercado interno.

 

Esta cúpula empresarial, resultado del proceso de reconfiguración del capitalismo argentino iniciado con la apertura comercial y financiera en 1976 y profundizado hasta la actualidad, se caracteriza por potenciar el endeudamiento, los procesos de valorización financiera, la fuga de capitales, la desinversión, la búsqueda de rentas extraordinarias mediante el control de recursos naturales, el aprovechamiento de posiciones dominantes, la remarcación de precios para proteger márgenes de beneficio frente a intentos distributivos, la demanda de subsidios y la reticencia a realizar aportes impositivos.

 

En este contexto, la dinámica económica que predomina en Argentina responde a un proceso de acumulación incapaz de retener el excedente.

 

Las caracterizaciones que señalan el carácter bimonetario de la economía argentina reflejan los efectos de una causa más profunda: la «descomunal extranjerización» experimentada en los últimos cincuenta años.

 

Este proceso ha transformado por completo el carácter productivo y comercial de la restricción externa. Hasta mediados de los años 70, dicha restricción era predominantemente comercial y productiva, interrumpiendo los procesos de crecimiento debido al faltante de divisas asociado al aumento de importaciones necesarias para el crecimiento industrial.

 

Actualmente, la restricción externa ha pasado de ser cíclica a permanente, con un componente financiero predominante, marcado por el endeudamiento, la fuga de capitales y la extranjerización, que constituyen la causa principal del faltante estructural de divisas.

 

Un análisis del período 2003-2023 muestra que, aunque Argentina obtuvo un saldo comercial superavitario de 267.319 millones de dólares, durante ese tiempo se pagaron 122.621 millones de dólares en intereses de deuda, 32.153 millones de dólares en utilidades de empresas extranjeras y se fugaron 194.431 millones de dólares, sumando un total de 349.205 millones de dólares. Este monto supera con creces el saldo comercial y obliga a un nuevo endeudamiento.

 

Así, la búsqueda de una «burguesía nacional» en los grandes grupos locales conduce a implementar estímulos que priorizan una estrategia exportadora y favorecen actores que no solo exportan, sino también importan, se endeudan, remiten utilidades al exterior y fugan capitales. Esto evidencia que no existen socios en la cúpula empresarial dominante para un proyecto de desarrollo sustentable en términos sociales y ambientales.

 

Por último, la idea de construir un proyecto político basado en el sujeto trabajador formal organizado ignora la monumental fragmentación, atomización, informalización e individualización de los procesos laborales, que afectan al menos a la mitad de la fuerza de trabajo.

 

Además, priorizar la relación política con la conducción formal de una CGT dominada por estructuras sindicales con carácter empresarial y fuertes vínculos con los actores del poder económico limita significativamente la capacidad de articular un proyecto popular.

 

En este contexto, marcado por el avance del proyecto oligárquico, el fracaso de la institucionalidad democrática para alinear derechos y discursos con la realidad, y los límites de las experiencias populares al intentar reeditar lo que ya no existe o promover un neodesarrollismo exportador que repite la lógica del derrame, resulta necesario reflexionar sobre las perspectivas del primer año de gobierno de Milei.

 

Este contexto obliga a repensar estrategias que enfrenten la captura de rentas extraordinarias por parte de los principales capitales y articulen un desarrollo verdaderamente inclusivo y sustentable.

 

2) LA CUARTA FASE COMO REVANCHA DEL PROYECTO OLIGÁRQUICO

 

El primer año de Javier Milei evidencia un monumental proceso de redistribución regresiva de los ingresos, reflejado en la caída de los salarios formales e informales, tanto privados como estatales, así como en las jubilaciones.

 

Este panorama se agrava con el derrumbe de la actividad económica, el cierre de más de 16.000 empresas, el aumento de la desocupación y el crecimiento de las changas como alternativa laboral frente al colapso generalizado.

 

El resultado es claro: más del 50 % de la población de Argentina vive por debajo de la línea de pobreza, y casi el 20 % se encuentra en situación de indigencia.

 

Estos efectos son consecuencia de una devaluación brutal, acompañada por un fuerte proceso de desregulación de los mercados, que permitió una remarcación salvaje de precios sin la compensación correspondiente en los ingresos de la mayoría de la población.

 

A esto se suma un severo ajuste del gasto público, reducido en un 27 %, que impactó negativamente en jubilaciones, obra pública y salarios, además de recortar subsidios que derivaron en tarifazos en servicios esenciales como agua, gas y electricidad.

 

Este ajuste también provocó la asfixia financiera de muchas provincias.

 

La redistribución regresiva de los ingresos y el ajuste fiscal han llevado al colapso de la actividad económica, en un contexto donde se promueve la apertura al ingreso de productos importados.

 

Sin embargo, como suele ocurrir, las pérdidas de ingresos de muchos se traducen en ganancias para unos pocos. Los estudios disponibles sobre los balances de las principales empresas que cotizan en la Bolsa revelan que, en promedio, estas han incrementado sus rentabilidades netas en más de un 400 % durante este período.

(Evolución de la rentabilidad neta por sector de actividad de las grandes empresas que cotizan en Bolsa. Acumulado al 3er trimestre 2024 vs 2023.)



Fuente: Elaboración IPyPP en base a los balances presentados en la Bolsa de Comercio.

(Evolución de la rentabilidad neta de las grandes empresas que cotizan en Bolsa. Acumulado al 3er trimestre 2024 vs 2023.)



Fuente: Elaboración IPyPP en base a los balances presentados en la Bolsa de Comercio.

 

La demolición de las condiciones de vida de gran parte de nuestra población es el resultado de una redistribución de ingresos y riqueza en favor de las rentabilidades de las principales corporaciones locales y extranjeras, así como de las grandes fortunas concentradas en manos de un minúsculo porcentaje de la población. Situación que este gobierno no hace más que agravar.

 

La información reciente de la revista Forbes es elocuente: en una Argentina donde más del 50 % de la población vive en situación de pobreza y 3.600.000 niños están en situación de indigencia, existen 50 personas cuyas fortunas representan el 13 % del PBI, estimadas en 78.000 millones de dólares. Estas fortunas han crecido un 68 % desde 2020, evidenciando cómo han logrado desvincular su destino de la realidad que enfrenta la mayoría de los habitantes de este país.

 

Ante estos hechos, es necesario apartar el enfoque del histrionismo, lo caricaturesco o los aspectos psiquiátricos del actual presidente de la Nación, Javier Milei. Es aquí donde debe señalarse que estamos frente a una verdadera revancha oligárquica, expresada en la ocupación de posiciones centrales en el gabinete nacional por representantes directos del capital financiero internacional, en articulación con los principales grupos empresarios.

 

Estudios recientes indican que, de un total de 185 funcionarios políticos de la administración centralizada, 55 registran 182 participaciones en 172 sociedades comerciales que operan en 17 sectores de actividad económica más concentrada. Estas participaciones incluyen roles como presidir o integrar directorios, ser socios o actuar como representantes.

 

De las 182 participaciones, 106 se concentran en el Ministerio de Economía. Asimismo, de estos 55 funcionarios, 23 se desempeñan en el Ministerio de Economía, mientras que una parte significativa de los restantes está en la Jefatura de Gabinete y el Ministerio del Interior.

 

La presencia de funcionarios vinculados a grupos como Eurnekian y Techint, así como a fondos de inversión y bancos transnacionales, permite afirmar que Milei no es más que el mascarón de proa de una alianza entre el capital financiero y los principales grupos locales, según la cual Argentina puede convertirse en un importante proveedor mundial de commodities agrarias, hidrocarburíferas y minerales.

 

El proyecto que bosqueja el bloque dominante es el de una Argentina exportadora y pagadora de deuda, con un bajo componente industrial, una distribución regresiva de los ingresos y una creciente depredación ambiental.

 

FINAL DEL CICLO POLÍTICO ABIERTO EN 2001

 

La irrupción popular de finales de 2001 y comienzos de 2002 tuvo la suficiente potencia como para abrir, sobre el fracaso de Cavallo, la Convertibilidad y el Consenso de Washington, un tiempo de discusiones, luchas y gestión gubernamental que pusieron en cuestión las verdades del neoliberalismo y que impulsaron avances en el terreno de los derechos humanos, del proceso democrático e incluso en el campo de la recuperación de niveles de actividad económica y de mejoras en la situación social.

 

No obstante, la falta de una construcción política y de una concepción estratégica que asumiera la tarea de comenzar a desmontar los cimientos que la dictadura y los noventa habían instalado, para poder consolidar una hegemonía popular, le abrió la puerta primero al macrismo y luego a una experiencia como la del Frente de Todos que, pese a nacer y crecer canalizando el cuestionamiento a Macri, terminó validando la estafa del endeudamiento y entrampado en un acuerdo con el FMI, confrontando con su propia base electoral.

 

La evidencia de que dos coaliciones de signo diferente (macrismo y Frente de Todos) fracasaran y dieran continuidad a prácticamente una década de estancamiento económico y deterioro de salarios y jubilaciones, crecimiento de la inflación, con aumentos de la pobreza y la indigencia, en un contexto donde los privilegios del sistema político le daban marco al derrumbe de la sociedad, generó condiciones para que la crisis de representación se expresara en el triunfo electoral de Javier Milei.

 

A diferencia del ciclo político que terminó en 2001, donde lo que se derrumbó fue el ideario neoliberal, esta cuarta fase del proyecto oligárquico se instala en el marco del fracaso de la última experiencia progresista.

 

En este contexto de una oposición fragmentada y atravesada por diversas peleas internas, se ha desarrollado la conflictividad social y política de la Argentina durante el año 2024.

 

Experiencias importantes de lucha social han tropezado con los límites que, en términos de legalidad institucional, ha impuesto la crisis de representación política y sindical existente o, lo que es lo mismo, la evidencia de que no existe hoy una fuerza política y social que sostenga y defienda los intereses de la comunidad.

 

El malestar de la sociedad con el pasado reciente, y la capacidad del juego político dominante para desplazar de la centralidad institucional el conflicto y las demandas sociales en favor de los intereses del poder económico y de las necesidades del Ejecutivo Nacional, definen el modo en que termina el año político.

 

El proyecto oligárquico logró consolidar una gobernabilidad precaria fundada en vetos y decretos, mientras se sostiene, con evidentes signos de vulnerabilidad, una experiencia de desinflación y bonanza financiera y cambiaria.

 

En este escenario, el gobierno de Javier Milei ha intentado pasar a la ofensiva de cara a las legislativas de 2025. La pretensión de llevar a sesiones extraordinarias una reforma política y el impulso a acciones institucionales y/o ejecutivas que consoliden un escenario político cuya dicotomía central sea la opción entre Milei y Cristina son las dos claves de la estrategia oficial.

 

En el primer caso, la reforma política supone la eliminación de las PASO con el objetivo central de que La Libertad Avanza pueda terminar de deglutir políticamente al PRO, transformándose en la nueva experiencia institucional del gran capital.

 

A la vez, la reforma contiene elementos sumamente restrictivos y proscriptivos que tienden a impedir la aparición y consolidación de nuevas propuestas político-electorales, permitiendo de este modo que la crisis de las estructuras tradicionales se desenvuelva y resuelva sin amenazas externas, a excepción de la que genera la consolidación política de La Libertad Avanza.

 

En el segundo caso, la decisión de generar condiciones para que la contradicción Milei vs. Cristina ocupe el centro de la discusión política pretende mantener en el tiempo la idea de que hay una propuesta (la oficial) que, en tanto novedosa y asociable con los grandes representantes del capitalismo de las plataformas, representa el futuro, versus un intento opositor de volver a un pasado que aparece asociado al fracaso del último gobierno.

 

De más está decir que este intento choca con un sinnúmero de dificultades. De hecho, el oficialismo no ha podido aún convocar a extraordinarias y el conflicto con el PRO de Mauricio Macri ha escalado, erosionando la capacidad parlamentaria del Ejecutivo mileísta, e incluso ha enredado a La Libertad Avanza en internas palaciegas y en un comportamiento de “casta” en el sentido más rancio del término. Los avatares del caso del senador Kueider son solo una expresión de ello.

 

No obstante, las internas surgidas en el campo opositor frente a la decisión de Cristina Fernández de ser la presidenta del PJ, así como los acuerdos velados de carácter superestructural en torno a la integración de la Corte, y la tendencia a mantener cierta cautela en el comportamiento opositor a la espera de que la opinión pública modifique su rechazo al pasado, son aspectos que mejoran la perspectiva gubernamental.

 

La avanzada oligárquica, en el contexto del fin de ciclo y el fracaso de la última experiencia popular, les plantea a las fuerzas populares un doble desafío de urgencia y creación.

 

Urgencia, porque es imprescindible frenar esta avanzada cuanto antes, y esto exige niveles de unidad y amplitud política que permitan lograrlo. Y creación, porque si en ese frente venidero no hay señales claras de que se avanza con liderazgos, conductas y propuestas que marquen autocrítica y distancia con el pasado, la capacidad de alcanzar los objetivos está seriamente puesta en cuestión.

 

En este sentido, el rumbo de una oposición que intervenga en la coyuntura con una visión estratégica requeriría generar condiciones de unidad política en el campo social que profundicen la confrontación y la movilización, con el objeto de participar de la ingobernabilidad del ajuste en curso.

 

A la vez, esta estrategia debería plantearse en el campo político-electoral la conformación de un gran frente amplio donde se integren las distintas fuerzas del campo popular con el objeto de garantizar, en los principales distritos del país, la derrota electoral del oficialismo.

 

Un frente que marque distancia con las últimas experiencias, estableciendo objetivos políticos precisos y niveles de democracia interna que permitan dirimir planteos y posiciones electorales.

 

Un frente que debiera cobijar a todas las corrientes nacionales, populares, de reforma social y de izquierda, bajo tres acuerdos y una prioridad política central capaces de derrotar el proyecto reaccionario de la ultraderecha y frenar su estrategia de consolidación del autoritarismo, el saqueo y la desigualdad.

 

Esta prioridad exige sostener tres acuerdos básicos:

--- a) Defender la Constitución Nacional e impedir el actual ejercicio de gobernar por decreto.

--- b) Impedir todo intento de dolarización de la economía argentina.

--- c) Poner en marcha de manera inmediata políticas que impulsen la recomposición de las condiciones de vida de nuestra sociedad.

 

Transformar en ingobernable el ajuste y derrotar al oficialismo en las elecciones de 2025, ampliando la representación parlamentaria de quienes están dispuestos a frenar la ofensiva de las clases dominantes, son las condiciones para poder impulsar el recurso institucional del que disponemos: impulsar el juicio político por la permanente violación de la Constitución Nacional, el ejercicio de la suma del poder público y la evidente comisión del delito de traición a la patria.

 

Este es el marco en el que deben ubicarse las legislativas de 2025, y la pregunta a hacerse es: ¿qué capacidad tenemos las fuerzas populares de estar a la altura de las circunstancias y desafíos que la coyuntura nos plantea?

 

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