LOS 14 TIPOS DE FALACIAS LÓGICAS Y ARGUMENTATIVAS
ARGUMENTOS Y RAZONAMIENTOS CONTRADICTORIOS CON LA LÓGICA: ¿CÓMO
IDENTIFICARLOS?
9 agosto, 2016 - 21:57 — Actualizado 3 octubre, 2024 - 16:00 CEST
La filosofía y la psicología se relacionan entre sí de muchas maneras, entre otras cosas porque ambas abordan de una u otra forma el mundo del pensamiento y las ideas.
Uno de estos puntos de unión entre ambas disciplinas se
encuentra en lo relacionado con las falacias lógicas y argumentativas, conceptos
utilizados para referirse a la validez (o a la falta de la misma) de las
conclusiones a las que se llega en un diálogo o debate.
Veamos con más detalle en qué consisten y cuáles son los
principales tipos de falacias.
¿Qué son las falacias?
Una falacia es un razonamiento que a pesar de parecerse a un
argumento válido, no lo es.
Se trata, por tanto, de una línea de razonamiento que es
errónea, y las inferencias que se presenten como producto de estas no pueden
ser aceptadas. Independientemente de si la conclusión a la que se llega a
través de una falacia es verdadera o no (podría serla por pura casualidad), el
proceso por el cual se ha llegado a este es defectuoso, porque vulnera al menos
una regla lógica.
Las falacias y la psicología
En la historia de la psicología casi
siempre ha existido una tendencia a sobrevalorar nuestra capacidad para pensar
racionalmente, estando sujetos a unas reglas lógicas y mostrándonos coherentes
en nuestra manera de actuar y argumentar.
Hasta la aparición del conductismo y de las corrientes
psicológicas asociadas al psicoanálisis fundado por Sigmund Freud, se ha
dado por supuesto que el ser humano adulto y sano obra de acuerdo a una serie
de motivos y razonamientos que pueden ser expresados textualmente con
facilidad, y que normalmente entran dentro del marco de la racionalidad.
Los casos en los que alguien se comportaba de manera irracional
se interpretaban bien como una muestra de debilidad o bien como un ejemplo en
el que la persona no sabe identificar las verdaderas razones que motivan sus
actos.
Ha sido en las últimas décadas cuando se ha empezado a
aceptar la idea de que la conducta irracional está situada en el centro de
nuestras vidas, que la racionalidad es la excepción, y no al revés. Sin
embargo, hay una realidad que ya nos venía dando una pista de hasta qué punto
nos movemos por emociones e impulsos poco o nada racionales. Este hecho es que
hemos tenido que desarrollar una especie de catálogo de falacias para intentar
que estas tengan poco peso en nuestro día a día.
Porque las falacias suelen pasar desapercibidas, al adoptar la
apariencia de razonamientos válidos sirviéndose de asociaciones de ideas que
están muy conectadas entre sí. O sea, que se utilizan ciertos atajos del
pensamiento aprovechando que los conceptos, desde el punto de vista de la
psicología, no están clasificados siguiendo categorizaciones totalmente
racionales.
Por ejemplo, durante siglos la fealdad se ha asociado a la
estupidez, por lo que mucha gente se ríe de la apariencia las personas cuyos
argumentos quieren "refutar", sabiendo que aunque sobre el papel no
hayan refutado nada, en la práctica sus oponentes quedarán aparentemente
desacreditados (al menos, a los ojos de quienes no hayan detectado la falacia).
El mundo de las falacias pertenece más al mundo de la filosofía
y la epistemología que al de la psicología, pero mientras que la filosofía
estudia las falacias en sí mismas, desde la psicología se puede investigar el
modo en el que se utilizan. El hecho de ver hasta qué punto los falsos
argumentos están presentes en los discursos de personas y organizaciones nos da
una idea del modo en el que el pensamiento que hay detrás de ellos se ciñen más
o menos al paradigma de la racionalidad.
Los principales tipos de falacias
El listado de falacias es muy largo y posiblemente haya algunas
de ellas que aún no se han descubierto por existir en culturas muy minoritarias
o poco estudiadas. Sin embargo, hay algunas más comunes que otras, así
que conocer los principales tipos de falacias puede servir como
referencia para poder detectar vulneraciones en la línea de razonamiento allí
donde se den.
A continuación, puedes ver una recopilación de las falacias más
conocidas. Como no existe una sola manera de clasificarlas para crear un
sistema de tipos de falacias, en este caso se clasifican según su pertenencia a
dos categorías relativamente fáciles de entender: las no formales y las
formales.
1.Falacias no formales
Las falacias no formales son aquellas en las que el error del
razonamiento tiene que ver con en el contenido de las premisas. En este tipo de falacias lo que se expresa en las premisas no
permite llegar a la conclusión a la que se ha llegado, independientemente de si
las premisas son ciertas o no.
Es decir, que se apela a ideas irracionales sobre el
funcionamiento del mundo para dar la sensación de que lo que se dice es cierto.
1.1. Falacia ad ignorantiam
En la falacia ad ignorantiam se intenta dar por hecha la
veracidad de una idea por el simple hecho de que no se puede demostrar que es
falsa.
El famoso meme del Monstruo Espagueti Volador se
basa en este tipo de falacia: como no se puede demostrar que no existe un ente
invisible formado de espaguetis y albóndigas que además es el creador del mundo
y sus habitantes, debe de ser real.
1.2. Falacia ad verecundiam
La falacia ad verecundiam, o falacia de autoridad, vincula la
veracidad de una proposición a la autoridad de quien la defiende, como si eso
proporcionase una garantía absoluta.
Por ejemplo, es corriente argumentar que las teorías de Sigmund
Freud sobre los procesos mentales son válidas porque su autor era neurólogo.
1.3. Argumento ad consequentiam
En este tipo de falacia se intenta hacer ver que la validez o no
de una idea depende de si aquello que se puede inferir a partir de ella resulta
deseable o indeseable.
Por ejemplo, un argumento ad consequentiam sería dar por hecho
que las posibilidades de que el ejército dé un golpe de estado en un país son
muy bajas porque el escenario contrario supondría un duro golpe para la
ciudadanía.
1.4. Generalización apresurada
Esta falacia es una generalización no fundamentada en datos
suficientes.
El ejemplo clásico lo encontramos en los estereotipos acerca de
los habitantes de ciertos países, que pueden llevar a pensar falazmente, por
ejemplo, que si alguien es escocés debe de caracterizarse por su tacañería.
1.5. Falacia anecdótica
Tal y como su nombre indica, en la falacia anecdótica el
problema está en que partimos de observaciones anecdóticas para llegar a
conclusiones. Aquí el problema no es tanto la falta de información, tal y como
ocurre en la generalización apresurada, sino más bien la mala calidad de la
información de la que se parte.
Por ejemplo, cuando intentamos estimar la eficacia de un tipo de
psicoterapia basándonos en nuestra experiencia personal, estamos cayendo en
este tipo de falacia, ya que ni siquiera hemos adoptado una metodología
científica para extraer información de manera sistematizada acerca de la
eficacia de ese procedimiento, ni hemos tenido en cuenta nuestros sesgos.
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