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domingo, 12 de enero de 2025

PENSAMIENTO CRÍTICO - FALACIAS LÓGICAS Y ARGUMENTATIVAS -ARGUMENTOS Y RAZONAMIENTOS CONTRADICTORIOS CON LA LÓGICA: ¿CÓMO IDENTIFICARLOS? - Por: ADRIAN TRIGLIA

 




LOS 14 TIPOS DE FALACIAS LÓGICAS Y ARGUMENTATIVAS

ARGUMENTOS Y RAZONAMIENTOS CONTRADICTORIOS CON LA LÓGICA: ¿CÓMO IDENTIFICARLOS?

Adrián Triglia

9 agosto, 2016 - 21:57 — Actualizado 3 octubre, 2024 - 16:00 CEST

 

La filosofía y la psicología se relacionan entre sí de muchas maneras, entre otras cosas porque ambas abordan de una u otra forma el mundo del pensamiento y las ideas.

 

Uno de estos puntos de unión entre ambas disciplinas se encuentra en lo relacionado con las falacias lógicas y argumentativas, conceptos utilizados para referirse a la validez (o a la falta de la misma) de las conclusiones a las que se llega en un diálogo o debate.

 

Veamos con más detalle en qué consisten y cuáles son los principales tipos de falacias.

 

¿Qué son las falacias?

 

Una falacia es un razonamiento que a pesar de parecerse a un argumento válido, no lo es.

Se trata, por tanto, de una línea de razonamiento que es errónea, y las inferencias que se presenten como producto de estas no pueden ser aceptadas. Independientemente de si la conclusión a la que se llega a través de una falacia es verdadera o no (podría serla por pura casualidad), el proceso por el cual se ha llegado a este es defectuoso, porque vulnera al menos una regla lógica.

 

Las falacias y la psicología

 

En la historia de la psicología casi siempre ha existido una tendencia a sobrevalorar nuestra capacidad para pensar racionalmente, estando sujetos a unas reglas lógicas y mostrándonos coherentes en nuestra manera de actuar y argumentar.

 

Hasta la aparición del conductismo y de las corrientes psicológicas asociadas al psicoanálisis fundado por Sigmund Freud, se ha dado por supuesto que el ser humano adulto y sano obra de acuerdo a una serie de motivos y razonamientos que pueden ser expresados textualmente con facilidad, y que normalmente entran dentro del marco de la racionalidad.

 

Los casos en los que alguien se comportaba de manera irracional se interpretaban bien como una muestra de debilidad o bien como un ejemplo en el que la persona no sabe identificar las verdaderas razones que motivan sus actos.

 

Ha sido en las últimas décadas cuando se ha empezado a aceptar la idea de que la conducta irracional está situada en el centro de nuestras vidas, que la racionalidad es la excepción, y no al revés. Sin embargo, hay una realidad que ya nos venía dando una pista de hasta qué punto nos movemos por emociones e impulsos poco o nada racionales. Este hecho es que hemos tenido que desarrollar una especie de catálogo de falacias para intentar que estas tengan poco peso en nuestro día a día.

 

Porque las falacias suelen pasar desapercibidas, al adoptar la apariencia de razonamientos válidos sirviéndose de asociaciones de ideas que están muy conectadas entre sí. O sea, que se utilizan ciertos atajos del pensamiento aprovechando que los conceptos, desde el punto de vista de la psicología, no están clasificados siguiendo categorizaciones totalmente racionales.

 

Por ejemplo, durante siglos la fealdad se ha asociado a la estupidez, por lo que mucha gente se ríe de la apariencia las personas cuyos argumentos quieren "refutar", sabiendo que aunque sobre el papel no hayan refutado nada, en la práctica sus oponentes quedarán aparentemente desacreditados (al menos, a los ojos de quienes no hayan detectado la falacia).

 

El mundo de las falacias pertenece más al mundo de la filosofía y la epistemología que al de la psicología, pero mientras que la filosofía estudia las falacias en sí mismas, desde la psicología se puede investigar el modo en el que se utilizan. El hecho de ver hasta qué punto los falsos argumentos están presentes en los discursos de personas y organizaciones nos da una idea del modo en el que el pensamiento que hay detrás de ellos se ciñen más o menos al paradigma de la racionalidad.

 

Los principales tipos de falacias

 

El listado de falacias es muy largo y posiblemente haya algunas de ellas que aún no se han descubierto por existir en culturas muy minoritarias o poco estudiadas. Sin embargo, hay algunas más comunes que otras, así que conocer los principales tipos de falacias puede servir como referencia para poder detectar vulneraciones en la línea de razonamiento allí donde se den.

 

A continuación, puedes ver una recopilación de las falacias más conocidas. Como no existe una sola manera de clasificarlas para crear un sistema de tipos de falacias, en este caso se clasifican según su pertenencia a dos categorías relativamente fáciles de entender: las no formales y las formales.

 

1.Falacias no formales

 

Las falacias no formales son aquellas en las que el error del razonamiento tiene que ver con en el contenido de las premisas. En este tipo de falacias lo que se expresa en las premisas no permite llegar a la conclusión a la que se ha llegado, independientemente de si las premisas son ciertas o no.

 

Es decir, que se apela a ideas irracionales sobre el funcionamiento del mundo para dar la sensación de que lo que se dice es cierto.

 

1.1.     Falacia ad ignorantiam

 

En la falacia ad ignorantiam se intenta dar por hecha la veracidad de una idea por el simple hecho de que no se puede demostrar que es falsa.

 

El famoso meme del Monstruo Espagueti Volador se basa en este tipo de falacia: como no se puede demostrar que no existe un ente invisible formado de espaguetis y albóndigas que además es el creador del mundo y sus habitantes, debe de ser real.

 

1.2.     Falacia ad verecundiam

 

La falacia ad verecundiam, o falacia de autoridad, vincula la veracidad de una proposición a la autoridad de quien la defiende, como si eso proporcionase una garantía absoluta.

 

Por ejemplo, es corriente argumentar que las teorías de Sigmund Freud sobre los procesos mentales son válidas porque su autor era neurólogo.

 

1.3.     Argumento ad consequentiam

 

En este tipo de falacia se intenta hacer ver que la validez o no de una idea depende de si aquello que se puede inferir a partir de ella resulta deseable o indeseable.

 

Por ejemplo, un argumento ad consequentiam sería dar por hecho que las posibilidades de que el ejército dé un golpe de estado en un país son muy bajas porque el escenario contrario supondría un duro golpe para la ciudadanía.

 

1.4.     Generalización apresurada

 

Esta falacia es una generalización no fundamentada en datos suficientes.

 

El ejemplo clásico lo encontramos en los estereotipos acerca de los habitantes de ciertos países, que pueden llevar a pensar falazmente, por ejemplo, que si alguien es escocés debe de caracterizarse por su tacañería.

 

1.5.     Falacia anecdótica

 

Tal y como su nombre indica, en la falacia anecdótica el problema está en que partimos de observaciones anecdóticas para llegar a conclusiones. Aquí el problema no es tanto la falta de información, tal y como ocurre en la generalización apresurada, sino más bien la mala calidad de la información de la que se parte.

 

Por ejemplo, cuando intentamos estimar la eficacia de un tipo de psicoterapia basándonos en nuestra experiencia personal, estamos cayendo en este tipo de falacia, ya que ni siquiera hemos adoptado una metodología científica para extraer información de manera sistematizada acerca de la eficacia de ese procedimiento, ni hemos tenido en cuenta nuestros sesgos.

 


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