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jueves, 16 de enero de 2025

LUIS ENRIQUE RAMÍREZ - ALGUNAS REFLEXIONES EN UN AÑO ELECTORAL






ALGUNAS REFLEXIONES EN UN AÑO ELECTORAL

Por Luis Enrique Ramírez

 

Contra muchos pronósticos pesimistas (me incluyo), Javier Milei finaliza su primer año de gobierno con una buena imagen e, incluso, con el apoyo de un gran sector de la población. Paradójicamente, después de haber aplicado un

ajuste económico salvaje, que, a pesar de sus promesas, recayó especialmente sobre las espaldas de los sectores más vulnerables, como la clase pasiva, los laburantes y la mayoría de las minorías sociales. Y a pesar, también, de su manifiesto desprecio por las reglas de juego republicanas y

democráticas, que no se esfuerza por ocultar.

 

Tampoco parece haberle hecho mella su exótica (por ser indulgente) personalidad, su mesianismo, sus reiteradas groserías, su violencia verbal, su egocentrismo desaforado, etc., etc.

 

Es cierto que es muy difícil estar en contra de algunas de las banderas que levantó, especialmente en la macroeconomía.

--- ¿Quién puede estar en contra de bajar la inflación a niveles aceptables, o de tener equilibrio comercial y fiscal?

--- ¿Quién no quiere que haya un cierto orden social, sin un ejercicio (supuestamente) abusivo del derecho a la protesta? Supongo que casi nadie.

 

Así que el verdadero debate debería girar sobre el tremendo costo social del ajuste y sobre el reparto de las cargas y beneficios, que todo modelo económico naturalmente genera. Es decir, en resumen, que el debate debería centrarse en la política.

 

Sin embargo, no es casualidad el feroz ataque de Javier Milei a los políticos, metidos todos en la bolsa de una supuesta “casta”, que es una forma no muy sutil de atacar por elevación a la política. Pero, mientras discutimos sobre economía, dónde hoy por hoy Milei se siente fuerte, nos escamotea el verdadero debate político.

 

No ignoro que los fracasos notorios de los gobiernos anteriores, especialmente en el terreno económico, que opacan algunos éxitos en otros temas, como en los claros avances que hubo en nuestro país en materia de derechos humanos, han generado una situación social absolutamente inédita: que en el marco de un ajuste económico despiadado e insensible, Argentina vivió un fin de año sin conflictos, ni piquetes, ni bloqueos, ni saqueos o reclamos a los supermercados para pedir bolsones de comida.

 

No tengo dudas que la brutal represión de la protesta social y el miedo, es una parte de la explicación, pero no toda la explicación.

 

Si el gobierno logra que el debate siga girando sobre los aciertos o desaciertos de sus medidas económicas, estoy absolutamente convencido que se encamina a un sonoro triunfo en las próximas elecciones. En las que seguramente será votado por muchas de las víctimas del ajuste. Los que han sido, son y serán ajusticiados, votarán a sus verdugos. ¡Increíble!

 

Y eso ocurrirá porque, creo, no se detienen a pensar qué clase de sociedad está construyendo Javier Milei, y qué lugar tendrán en ella. Lo que me llama poderosamente la atención es que es demasiado claro y evidente que se tratará de un orden social en el que imperará la ley del más fuerte, la ley de la selva, en la cual una mayoría de esos votantes no serán depredadores, sino presas de ellos.

 

Me parece obvio que esos “logros” en la macroeconomía sólo son la base para la construcción de un orden social determinado, pero nada aseguran sobre sus características, ni, fundamentalmente, sobre quienes serán los ganadores y

quienes los perdedores.

 

Sería lógico pensar que aquellos que integrarán este último grupo, si votan a sus verdugos, lo harán por haber sido engañados y estar confundidos.

 

¿Quién en su sano juicio vota en contra de sus intereses?

 

Alguno me podrá decir, con justa razón, que la oferta electoral es o será mala, incluso, horrible. Pero, en tal caso, se puede votar a candidatos testimoniales, o votar en blanco, o no votar, pero no apoyar a quienes te dicen en la cara que vienen por tus derechos o tus esperanzas.

 

Sin embargo, la explicación del votante engañado o confundido es insostenible.

 

Javier Milei ha sido clarísimo respecto a su pensamiento íntimo y a lo que pretende hacer.

--- En su modelo de sociedad, la Justicia Social, la que pretende una equitativa distribución de la riqueza y la protección de los débiles y de los desfavorecidos, “es un concepto aberrante”,

--- el artículo 14 bis de nuestra Constitución Nacional “es un cáncer”,

--- los Derechos Humanos “son un curro” y el Estado debe prácticamente ser destruido y desaparecer.

 

Como he dicho en otras oportunidades, en un país como el nuestro, con una enorme desigualdad social, sólo el Estado puede intervenir para evitar que los poderosos abusen de los débiles. Pero justamente por eso, en el modelo de sociedad de Javier Milei el Estado debe ser destruido.

 

Sería bueno que aquellos que piensan votar a sus candidatos, previamente se pregunten, por ejemplo, en todas mis relaciones sociales

--- soy empresario o empleado,

--- inquilino o propietario,

--- banquero o cliente,

--- obra social prepaga o paciente,

--- laboratorio medicinal o enfermo,

--- supermercado o consumidor,

---empresa de servicios públicos o usuario, etc.

Y, entonces, reflexionar sobre quien, si no es el Estado, podrá defenderme de sus comprobados y conocidos abusos.

 

Aviso: el Chapulín Colorado es un personaje televisivo, no existe.


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