ASÍ
FUNCIONA LA DESINFORMACIÓN EN WHATSAPP
Hoy en una
céntrica calle de Madrid ha aparecido una curiosa instalación. Las personas que
se acercaban a ella veían un mensaje muy poco lógico: vota lo contrario
de lo que piensas.
¿Por qué
habrían de hacer tal cosa? Precisamente en las elecciones se trata de
visibilizar la voluntad popular.
Unos pasos
más adelante tenían la respuesta. Al acercarse a la instalación podían ver por
fin el mensaje completo: ahora se podía leer
“Vota con conciencia, de lo contrario, cualquier bulo de
internet podría alterar lo que piensas”.
Efectivamente,
la democracia visibiliza la voluntad popular, pero para que la ciudadanía pueda
ejercer su derecho de elegir a sus representantes, es fundamental que esté bien
informada.
Y la
información está ahora amenazada por el auge de las noticias falsas y los
bulos que circulan por WhastApp y otras redes sociales.
EL PROBLEMA DE LA DESINFORMACIÓN
Estamos en
la época de la «posverdad», en la que la realidad se relativiza en función de
los intereses de los propietarios de los medios de comunicación y redes
sociales o creencias de la audiencia. Nada nuevo… o sí.
En momentos de descrédito de las instituciones y medios de
comunicación tradicionales, la viralidad de las redes sociales está ocupando un
rol de suma relevancia, dejando campo abierto a la siembra de mentiras y bulos,
noticias falsas o verdades a medias que intoxican el debate público y generan
polarización social, comprometiendo en nuestras sociedades las cualidades
democráticas más básicas, como son la elección libre e informada o la capacidad
de diálogo en la diversidad.
En ese
caldo de desinformación y desasosiego se han fraguado las victorias del Brexit,
o de Trump y Bolsonaro, cuyas políticas ponen nuestras vidas y el planeta al
servicio de los mismos intereses que nos llevaron a la crisis ambiental y
social que actualmente recorre el planeta.
MANOS A LA
OBRA: ANALIZAMOS LOS BULOS DE WHASTAPP
Para
analizar el impacto y el tipo de mensajes de desinformación hemos
mirado dentro de WhatsApp, la app de mensajería donde más se han compartido
bulos en los últimos meses.
¿Por qué
WhatsApp? Porque es el canal preferente
para comunicarse para el 95,1% de la población española. Lo preferimos
por encima incluso de hablar cara a cara.
Al amparo
de este crecimiento, WhatsApp también se ha convertido en una poderosa
herramienta que contribuye a viralizar y propagar mensajes falsos, porque
llega a más gente que las redes sociales y facilita su difusión sin control ni
réplica.
Por ello
nos hemos propuesto echar una mirada a la desinformación en Whastapp. Su mayor
problema es precisamente que no es una red pública, de modo que es muy difícil
saber qué se mueve en ella y qué impacto tiene: no hay cifras de me gustas o
veces compartido. Hay que arremangarse, meterse en ella e investigar
manualmente.
Es lo que
hemos estado haciendo los últimos meses con la ayuda de nuestro voluntariado. Investigación: La desinformación en WhatsApp
WhatsApp
ha pasado de ser una aplicación de mensajería a convertirse en un potente
‘medio de comunicación’ que llega a más gente que las redes sociales, pero en
la que no hay control ni réplica a diferencia de estas.
Todas las
personas que usamos WhatsApp podemos ser víctimas de la desinformación y de
contenidos que fomentan el odio y que modifican nuestra intención de voto.
Hemos
investigado qué bulos han circulado por WhatsApp durante la campaña electoral,
dónde han puesto el foco y cuál ha sido su origen.
Hemos
estudiado más de 300 mensajes «desinformativos», que hacían referencia a cinco
grandes temas: partidos políticos, nacionalismos, xenofobia, género,
islamofobia, ONG y sistema electoral.
¿QUÉ ES LA
DESINFORMACIÓN?
La desinformación no es nueva. A lo largo de los siglos los
estamentos de poder han promulgado información más conforme a sus intereses que
a la realidad.
Pero la
facilidad de creación y difusión de información en internet ha hecho de ella un
verdadero problema.
Un ejemplo
de desinformación es el de las brujas de Salem de 1688. Samuel Parris, padre de
Betty Parris, la primera niña que parecía estar poseída por el diablo, había
sido elegido pastor de esta localidad, colonia británica en el actual
Massachusetts (EE.UU.).
Durante
los años siguientes tuvo una fuerte oposición, tanto que muchos de sus
adversarios se negaron a pagar las tasas con las que se sufragaba su sueldo.
Parris descartaba dimitir, así que decidió utilizar el comportamiento extraño
de su hija para elaborar y difundir el relato de que el diablo estaba
atacando a la comunidad.
De esta
manera consiguió
desplazar la atención de su persona y crear un enemigo común contra el que tenía que luchar toda la comunidad.
Hoy la desinformación opera de manera similar. Dirige el
pensamiento de la población hacia determinados temas, y añade datos
erróneos de manera malintencionada.
Como en el
caso de las brujas de Salem, siempre suelen tener un objeto de odio:
personas migrantes, partidos políticos, sus votantes o representantes, el
colectivo feminista o de personas LGTBIQ+, etc.
La
desinformación no son solo noticias falsas. También
pueden ser imágenes manipuladas, memes con datos erróneos, cadenas de WhastApp
con mensajes fraudulentos, declaraciones equívocas de políticos, etc.
Incluso las noticias falsas no tienen por qué ser enteramente
falsas: a menudo simplemente eligen poner el foco en aspectos intrascendentes,
o cargan con subjetividad un hecho verídico.
Las claves
del éxito: novedad, indignación y sorpresa
Estos
bulos [léase rumores o noticias falsas,
generalmente divulgadas con el propósito de engañar o causar confusión. Estos
pueden ser difundidos de manera intencionada o sin verificar su veracidad. Por
ejemplo, los "bulos" son muy comunes en redes sociales, donde se
propagan rápidamente sin que se compruebe su autenticidad] calan muy bien entre la población, en primer lugar, porque la mayoría no sabe que
existen. Además, porque refuerzan nuestras creencias preexistentes con
sentencias contundentes que nos dan la razón, por lo que estamos
mucho más dispuestos a confiar en ellas.
Por otra
parte, porque al no tener que sustentarse en la veracidad, las noticias pueden
jugar en un terreno mucho más libre para impactar a quien las
recibe.
Esta combinación de novedad, indignación y sorpresa hace
que sean compartidas de forma meteórica.
Durante la
campaña electoral de Donald Trump en Estados Unidos en 2016, las 20 noticias
falsas más populares tuvieron más interacción que las 20 noticias más populares
de grandes medios.
Esto es,
claro, un grave problema para la democracia.
Por una parte
--- , porque genera un ambiente de odio y crispación;
--- por otra porque impide que la ciudadanía elija con
conciencia a sus representantes políticos.
--- Y lo que es peor, que no sea consciente de ninguna
de las dos cosas.
Muchos
partidos políticos se han dado cuenta de este filón electoralista y lo usan
para sus propios fines, junto a páginas web que parecen medios de
comunicación. Es hora de frenar la desinformación.
¿CÓMO
PUEDES PROTEGERTE CONTRA LA DESINFORMACIÓN?
El control
de WhatsApp de forma externa es complicado ya que supone acercarse a un ámbito
muy privado. Por eso cada persona tiene que estar atenta a qué recibe para que
no «nos la cuelen».
El propio
WhatsApp ha planteado iniciativas para frenar la desinformación, como limitar
el reenvío de mensajes y eliminar cuentas que violen sus términos y condiciones
de uso.
Por su
parte, la Unión
Europea también ha instado a WhatsApp y
otras plataformas a elaborar códigos de buenas prácticas que eviten la
desinformación.
También
hay iniciativas privadas que verifican la información y la desmienten, lo que
se conoce como “fact-checking”. Y se están incluyendo asignaturas en los
institutos sobre periodismo y fake news.
Pero como
WhatsApp pertenece al ámbito privado, es en el ámbito privado donde más se
puede luchar contra la desinformación.
En
resumen,
evaluar la información que recibes depende de ti.
Para ello
te damos algunas recomendaciones:
SI ES
DEMASIADO COLOQUIAL, DESCONFÍA
--- A
menudo las noticias falsas tienen titulares llamativos o sensacionalistas.
--- Utilizan
adjetivos o calificativos, mayúsculas e incluso signos de exclamación.
--- Cuanto
más coloquial sea el lenguaje más probabilidad de que sea falsa.
SI NINGÚN
OTRO MEDIO LA REPRODUCE, DESCONFÍA
Identifica
los bulos pegando el titular o texto en Google para ver cuántas entradas
existen y qué medios o webs hablan del tema. Si es verídica la encontrarás en
más medios y en prensa escrita independiente.
SI DAN POR
ACTUAL UNA NOTICIA VIEJA, DESCONFÍA
Mira la
fecha, divulgar noticias antiguas en un nuevo contexto también es
desinformación porque no está actualizada. El lugar o las cifras también son
fáciles de corroborar.
SI NO
CONOCES LA FUENTE, DESCONFÍA
La fuente
es clave. Distingue opinión de información, si se trata de un tuit mira el
perfil del autor en Twitter, si es un texto de WhatsApp sin enlaces o pidiendo
difusión tiene todas las papeletas para ser falso, aunque te lo envíe una
persona de confianza.
SI LA
FUENTE ES TENDENCIOSA, DESCONFÍA
Desconfía
si viene de plataformas que ya hayan sido acusadas de difundir noticias falsas.
CHEQUÉALA
CON UNA PLATAFORMA DE VERIFICACIÓN
Existen
plataformas de fact-checking que ya pueden haber desmentido
esa información.
En España,
Newtral o Maldita, forman parte de la International Fact-Checking Network, una
red que promueve la verificación no partidista. Para temas de ecologismo o
medio ambiente consulta la biblioteca
de desmentidos de Greenpeace.
SI
REFUERZA TUS CREENCIAS, DESCONFÍA
Sé
crítico/a. A menudo es muy apetecible leer cosas que atacan a nuestros «adversarios»,
pero en esos momentos es donde somos más vulnerables a creernos información
falsa. Ten en cuenta tus creencias y prejuicios a la hora de evaluar las
noticias que «te dan la razón».
COMPRUEBA
LAS IMÁGENES
Comprueba
si una imagen ha sido manipulada, retocada o desviado su origen usando “images.google.com”
o haciendo clic derecho en esa imagen (en Chrome) y seleccionando “Buscar
imagen en Google”.
COMPRUEBA
LOS AUDIOS Y VÍDEOS
Para
audios y vídeos tendrás que sintetizar su mensaje y buscar también por palabras
clave. Si su intención es humorística o alarmista, analiza qué sensaciones
despierta en ti (risa, odio, violencia) y si es algo a tomar en serio.
SI DUDAS,
NO COMPARTAS
Así no
contribuyes a su difusión ni a viralizar mensajes que muchas veces se comparten
con el conocimiento previo de que son falsos.
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