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viernes, 6 de mayo de 2016

CCYC - NULIDAD ABSOLUTA Y RELATIVA - CRITERIO DE DISTINCIÓN [art. 386 CCyC] - RELACIÓN CON EL CÓDIGO CIVIL - FUENTES DEL NUEVO TEXTO - INTERÉS PREDODMINANTEMENTE PROTEGIDO - JURISPRUDENCIA -

[TOMADO DE UNIVERSOJUS.COM]

CRITERIOS DE DISTINCIÓN ENTRE LA NULIDAD ABSOLUTA Y LA RELATIVA:


ARTICULO 386.-Criterio de distinción:

***Son de nulidad absoluta los actos que contravienen el orden público, la moral o las buenas costumbres. Son de nulidad relativa los actos a los cuales la ley impone esta sanción sólo en protección del interés de ciertas personas..


Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto

El Código Civil sustituido distinguía cuatro categorías de nulidades: (i) nulidad expresa e implícita (art. 1037); (ii) actos nulos y anulables (arts. 1038 y 1046); (iii) nulidad absoluta y relativa (arts. 1047 y 1048); (iv) nulidad total o parcial (art. 1039).


Además, las categorías (ii) y (iii) constituían un sistema cuatripartito, de modo tal que, al superponérselas, resultaba que un acto jurídico podía ser:
nulo de nulidad absoluta, nulo de nulidad relativa, anulable de nulidad absoluta o anulable de nulidad relativa.


El Código abandona la categoría actos nulos y anulables; en consecuencia, también abandona la doble clasificación apuntada y la enumeración de actos nulos y anulables contenida en los arts. 1040 a 1045 del Código Civil sustituido.

Mantiene la categoría nulidad absoluta y relativa de acuerdo al criterio de distinción que se incorpora expresamente (a diferencia también del Código anterior que no lo tenía), receptando la doctrina científica y judicial al respecto, la cual mantiene plena vigencia.

Sobre la caracterización de los actos nulos y anulables, la doctrina nacional en general admitió, con distintos matices, que el criterio de distinción estaba dado, fundamentalmente, por la forma de presentarse el defecto a los ojos del juez.

En los actos nulos, se decía, el defecto se presenta de manera manifiesta; lo manifiesto no apuntaba a la ostensibilidad visual sino a la posibilidad del juez de subsumirlo en una hipótesis normativa prevista sin sujeción a una previa valoración de circunstancias para detectarlo.

En cambio, en los actos anulables, el defecto no aparecía manifiesto, pues el juez para declarar la nulidad debía investigar para descubrir su existencia. A este criterio se adicionaba la rigidez del defecto (en el acto nulo) o su flexibilidad (en el anulable).

El criterio de distinción fue criticado por algunos autores por considerarlo meramente formal al no denotar la sustancia misma de la nulidad, pues las violaciones de la ley que se fulminan con la invalidez no pueden variar de efectos porque sean visibles o estén ocultas (Galli, Buteler Cáceres, Malicki).

Además, las normas del Código sustituido implicadas en esta clasificación (arts. 1038 y 1046) confundían los conceptos de invalidez y nulidad, pues tanto el acto nulo como el anulable eran inválidos y en ambos casos, para llegar a la ineficacia, había que impugnar el acto para dar estado a la declaración de nulidad y, también en ambos casos, declarada la nulidad el efecto era retroactivo.

De allí, que no era ajustado el texto de los mencionados artículos al decir que el acto anulable es válido o se reputa válido hasta la sentencia que lo anula (art. 1046) y que el acto nulo se reputa tal aunque su nulidad no haya sido juzgada (art. 1038).

Por lo demás, la reforma al art. 1051 por la ley 17.711, al asimilar la tutela del subadquirente, fuera el acto nulo o anulable, despojó a la clasificación de la relevancia práctica que se le había atribuido.

El Código también abandona la distinción entre nulidad expresa y virtual, que surgía de la interpretación del art. 1037 del Código sustituido; poniendo fin a un debate doctrinario no siempre real y hasta superado.

En estrictez, no se trataba de una categoría de nulidad, pues mayoritariamente se entendió que la nulidad siempre tiene base legal, pero la sanción puede surgir expresa o implícitamente de la ley; de allí, que el juez no podrá declararla si no está prevista por el ordenamiento legal.

Por último, el Código mantiene la distinción entre nulidad total y parcial (art. 389) respetando el principio de separabilidad ya consagrado en el Código Civil sustituido (art. 1039).
Fuentes del art. 386: Proyecto de 1993 (PEN), art. 695; Proyecto de 1998, art.
383.


II. Comentario

1. Nulidad absoluta y relativa. Criterio de distinción

El art. 386 funda el criterio de distinción entre nulidad absoluta y relativa en el interés predominantemente protegido.

Si los vicios o defectos que padece un acto jurídico afectan intereses generales o colectivos, dados por el orden público, la moral o las buenas costumbres, la nulidad será absoluta.

En cambio, si el interés afectado por el acto es particular, individual de los sujetos del negocio, la nulidad será relativa.

De tal modo, mantiene vigencia la doctrina y jurisprudencia elaboradas en torno a los arts. 1047 y 1048 del Código Civil sustituido para diferenciar esta categoría de nulidad.

Pero adviértase que el tipo de ley que rige el caso no basta para calificar la nulidad, pues hay normas de orden público (v.gr. las que se refieren a la incapacidad) que al ser violadas dan lugar a la nulidad relativa, porque en estos casos el derecho protegido es el del incapaz y no el de la sociedad en general.

III. Jurisprudencia

Si los vicios que padece un acto jurídico atentan contra los intereses generales o colectivos, la nulidad será absoluta. En el supuesto de la nulidad relativa, lo que está en juego es la tutela de los sujetos determinados que padecen el vicio (CSJN, 17/3/1998, Fallos: 321:277).

En consecuencia, es el examen del fundamento y fin de la disposición legal el que permite diferenciar si el acto está afectado de nulidad absoluta o relativa (CSJN, 6/3/1990, Fallos: 313:173).

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